30.3.06

El espejo, la máscara y el punto ciego



Hoy es uno de esos días en que sólo se me ocurren preguntas (lo que hizo que mi clase de la mañana fuera peculiarmente dialógica, por decirlo de algún modo).

Mis preguntas de hoy tienen que ver con las formas en que una persona, o un grupo de personas, pueden reconciliar la práctica creativa con la práctica crítica.

Temprano, encontré, en el blog del poeta Paolo de Lima, un enlace a un ensayo suyo sobre el grupo Neón, del que él mismo formara parte, y al que se representa en el artículo como una instancia crucial --por no decir la instancia crucial--, en la historia de la poesía peruana de los años noventa.

Eso me hizo recordar, de inmediato, la "Conversa sobre poesía peruana de los noventas", en la que los miembros del grupo Inmanencia discuten la importancia inigualada, revolucionaria, de la poesía escrita por ellos mismos (los miembros del grupo Inmanencia) en ese periodo. Como De Lima, Inmanencia tiene, también, presencia académica a través de algunos de sus miembros.

No diré nada acerca del hecho de que a mí la década de los noventa me parece el páramo más seco en el paisaje de la poesía peruana toda, uno en el que los mejores libros correspondieron a autores de generaciones previas. No diré nada sobre eso, digo, porque puede ser una percepción errónea, y estoy dispuesto a modificarla si alguna vez me topo con libros extraordinarios de esos años cuyo valor hasta ahora me haya resultado esquivo.

Aun así, diré que sólo un esfuerzo conmiserativo inusitado me podría hacer pensar que un grupo poético como Neón, conducido por Leo Zelada, pueda tener alguna importancia en una tradición poética tan deslumbrante como la nuestra, como no sea una importancia de valor negativo.
(Y sí, más allá de sus visibles deméritos literarios, estamos hablando, además, del mismo Leo Zelada que meses atrás, en vísperas de su revolucionario viaje a Europa, dejó ridículas amenazas de muerte en este blog para el blogger y otras personas)

Pero vamos a las preguntas: ¿a qué se debe esa profusa vocación autorreferencial que lleva a tantos poetas a escribir ensayos destinados a probar que sus propios compañeros de viaje (y, metonímicamente, ellos mismos) son lo más importante de un momento histórico dado? ¿Cuál es la legitimidad de una práctica crítica destinada a celebrar a los colectivos de los que el mismo ensayista forma parte? ¿Es correcto confundir el espacio de la crítica con el espacio de la referencia intragrupal? ¿No se está utilizando a la crítica para canonizar a un colectivo, en un ejercicio que conducirá probablemente a la propia canonización? ¿Es eso lícito?

No digo que sea necesariamente condenable, en sí mismo, el hecho de tratar en ensayos críticos el tema de proyectos literarios a los que uno está ligado personalmente. Pero sí me pregunto
cuál es la distancia crítica que el estudioso puede tener ante su objeto de estudio, cuando él ha sido parte de ese objeto. Y creo, también, que lo menos que se puede esperar es que el crítico, si lo es con seriedad, empiece por exponer esa cercanía y reflexionar claramente sobre el tema de su propio compromiso. Porque, contra lo que podría suponerse, pertenecer a un proyecto literario no es una ventaja para analizarlo, sino todo lo contrario: el crítico debería tener la capacidad de problematizar su propia relación, hacerla transparente, y preguntarse a sí mismo si la cercanía a su objeto de estudio no le está creando demasiados puntos ciegos que dañen su trabajo. Esto es, si realmente su trabajo busca la elucidación, y no la propaganda.

En resumen, en todo trabajo de crítica literaria, el primer problema a resolver es dónde se sitúa el crítico con relación a su objeto. Cuando esa relación es de una proximidad extrema, plantear tal problema (que no es lo mismo que simplemente reconocer la proximidad) se hace ineludible, tanto por una cuestión metodológica como por una cuestión ética.

Fotomontaje: gfp.

37 comentarios:

José Antonio Galloso dijo...

Estimado Gustavo:
Nunca he estado tan de acuerdo contigo. Es cierto que la ética se balancea en una cuerda floja y que finalmente cae al piso y se despedaza como un Wallenda cholo cuando existe esa tendencia a hacer algo para luego, ante el silencio clarísimo de los otros, proceder al autoelogio. Ese es el gran peligro de los grupos, que finalmente terminan aplaudiéndose entre ellos y, lo más triste, terminan por creer que ellos son lo máximo y que así debe ser escrito. Por otro lado, es cierto que los 90 no le hacen justicia a la tradición poética peruana y que el tiempo se encargara de hacer justicia y poner las cosas en su sitio.

Un abrazo
José Antonio

Anónimo dijo...

Gustavo: estoy de acuerdo en casi todos los planteamientos que haces en tu post, que sumado al que hace unos meses publicara Daniel Salas en su injustamente fenecido blog Qaphqa, termina de definir el magro nivel metodológica del crítico Paolo de Lima.
En lo que me permito discrepar, con el ánimo de seguir la discusión por cierto, es en que la generación de los noventa sea irrisoria dentro de nuestra tradición poética.
Existen esfuerzos individuales muy atendibles, pero lamentablemente opacados por las argollas noventeras, de las cuales participa De Lima en dos líneas: por un lado "levantando" al indefendible grupo Neón, y por otro alimentando la idea de la llamada "generación de la violencia", a partir de la revista Intermezzo Tropical y sus fundadores.
Entre los creadores solitarios yo nombraría a Lorenzo Helguero, Monserrat Álvarez, Alonso Rabi do Carmo y Diego Otero, pero hay más.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Victor:

Entre las personas que mencionas, por cierto, hay excelentes amigos míos (Alonso y Diego), y sé que ellos sabrán entender el alcance de mis palabras: hay buenos e incluso muy buenos libros de poesía en la generación de los noventa (está, por ejemplo, tu propio trabajo, o el de Xavier Echarri), pero, en una tradición como la nuestra, esa década, creo yo, es un periodo que brilla mucho menos que los anteriores.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

He tenido que filtrar y eliminar un mensaje firmado con el seudónimo "Jinetito" porque contenía una serie de alusiones personales (no a mí, por cierto), que no vienen al caso en la conversación.

Elvis Mendoza Martínez dijo...

Escribe Gustavo Faveron en su ultimo post, sobre uno de los ensayos de Paolo de Lima, lo siguiente (y sobre el cual en Moleskine, Iván Thays vislumbra una nueva polémica: "No digo que sea necesariamente condenable, en sí mismo, el hecho de tratar en ensayos críticos el tema de proyectos literarios a los que uno está ligado personalmente. Pero sí me pregunto cuál es la distancia crítica que el estudioso puede tener ante su objeto de estudio, cuando él ha sido parte de ese objeto". Cabria preguntar también ¿cuál es esa distancia crítica que el estudioso puede tener, cuando el objeto es una de las obras de unos de sus amigos? ¿Podemos escuchar la voz del crítico Faveron, al respecto?

Líneas después afirma: "En resumen, en todo trabajo de crítica literaria, el primer problema a resolver es dónde se sitúa el crítico con relación a su objeto. Cuando esa relación es de una proximidad extrema, plantear tal problema (que no es lo mismo que simplemente reconocer la proximidad) se hace ineludible, tanto por una cuestión metodológica como por una cuestión ética".

Por otra parte, sobre un comentario a lo publicado por Faveron, por parte de Victor Coral, éste le responde: "(...)hay buenos e incluso muy buenos libros de poesía en la generación de los noventa (está, por ejemplo, tu propio trabajo, o el de Xavier Echarri), (...)". ¿Cuál será la distancia en este caso?

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Elvis, Elvis. Una vez más lees mal y preguntas peor. Igual te respondo, como siempre.

Paolo de Lima anuncia en su artículo una evaluación del grupo Neón, del cuál ÉL formó parte (no sus amigos). ¿Qué distancia se puede tener en ese caso? Ninguna.

Tú me preguntas qué distancia puedo tener yo para escribir críticas de los libros de mis amigos. Notarás, si puedes, que son dos cosas radicalmente distintas. Aun así, como digo, te respondo: tendría menos distancia de la necesaria. Pero ocurre lo siguiente, mi querido Elvis: yo jamás en toda mi vida he escrito un sólo ensayo de crítica literaria acerca de un libro de un amigo mío. (Motivo por el cual tu pregunta me parece torpemente formulada, por decir lo menos). He escrito, sí, unas tres o cuatro reseñas breves, algunas de ellas tan negativas que han sido un bache en nuestras amistades.

Lo más cerca que he estado de escribir un verdadero ensayo crítico acerca de un amigo fue cuando hice el prólogo para el libro "Cuentos escogidos" de Fernando Ampuero. No sé cuán familiarizado estés con la noción "estudio crítico", pero te puedo decir una cosa: ese prólogo no era uno.

El último párrafo me parece realmente de antología, Elvis: antes que todo, me obligas a aclarar por milésima vez que ni siquiera conozco a Víctor Coral, de modo que tu suspicacia no viene al caso. Pero das en el clavo de carambola: Xavier Echarri sí es un amigo mío, a quien lamentablemente no veo desde hace más de diez años, quizá más. Y por supuesto que digo y repito que me gusta su poesía, que está entre lo mejor de los noventas. Pero ocurre, querido Elvis, que jamás en mi vida he escrito ni una línea sobre la obra de Xavier Echarri.

Y si tuvieras un mínimo de claridad para la lectura, notarías que lo que he dicho en mi post es que la generación del noventa, es decir la de mis amigos Alonso, Diego y Xavier, NO está a la altura de generaciones magníficas como las de los cincuentas, sesentas y setentas. (No veo qué favor le puedo hacer a mis amigos con esa observación).

Anónimo dijo...

Creo que más allá de la crítica que se pueda realizar a las apreciaciones que realiza Paolo de Lima, sobre una periodización (Los noventa) a la que dota de características especiales, para relacionarla con el discurso ideológico - poético del grupo neón, sin embargo creo que su análisis puede ser cuestionado más allá de la posición especial de paolo en relación al grupo neón, por los equívocos que en este desliza:

por ejemplo caracteriza el régimen fujimorista como Neoliberal. Eso no es grosero, sino falso. El liberalismo como pensamiento político, esta en las antípodas de los proyectos autoritarios. Y en la tradición del pensamiento político peruano, salvo algunas excepciones, no ha existido movimientos liberales artículados.

Un ejemplo de pensamiento liberal, es el ejercido por Mario Vargas llosa, eso debiera dejar en claro que no existe fundamento alguno para la tipología utilizada por De lima, para caracterizar un momento politico.


el error de caracterización del momento político, pone en entredicho toda la reflexión posterior y claro sus conclusiones.

Pero además podría discutirse el afan mitificador del ensayo. Creo que la poesía de Carlos Oliva, bien merece una relectura, pero desapasionada, sin perjuicios ni ideológicos ni estéticos. Es discutible transferirle el efecto de las decisiones "el querer" de la conducta de oliva, a la sociedad en que vivía. No negaré la influencia del entorno en cualquier manifestación de voluntad, menos aún en la construcción de un discurso, pero en estos siempre primará las decisiones del propio individuo.

en resumen estimo, que el ensayo de Paolo, quizás merece una reflexión por las cosas que sostiene, y no tanto por quien las sostiene.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

A "No Future": yo no he criticado el ensayo de Paolo de Lima por el hecho de que sea suyo, sino por el error metodológico (por decir lo menos) que supone presentar un análisis crítico de una colectividad poética de la cual el mismo crítico forma parte.

A "Leandro": yo no he pretendido hacer una radiografía crítica de la generación del noventa; he señalado la falta de propiedad del ensayo en función de la forma en que esquiva el problema de la relación entre el crítico y el objeto de estudio. Eso es Introducción a la Metodología.

Dejo tu comentario como muestra de buena voluntad de mi parte, pero está claro que la próxima vez que quieras volver por este blog a dejar insultos se te pedirá que tengas la caballerosidad de identificarte.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Mi comentario inmediatamente anterior, en el primer párrafo. debería decir:

"... por el error metodológico (por decir lo menos) que supone presentar un análisis crítico de una colectividad poética de la cual el mismo crítico forma parte, sin problematizar esa relación".

José Antonio Galloso dijo...

Es cierto decir que en los 90 existen buenos libros y buenos poetas. Pero es cierto también que en los 90 no hay un Washington Delgado, Un Javier Sologuren, un Luchito Hernández, un Heraud, digamos un imprescindible. Y que la poesía pasó por una etapa de confusión, de búsqueda, y en otros casos, de chismorreo y compadrazgo, yo creo que los noventa van a servir como campo de cultivo o como fertilizante para el 2000 o el 2010. Después de todo, el Perú es un país de gran tradición poética y no tiene por qué dejar de serlo. Hay que saber esperar...

Un abrazo
José Antonio

Anónimo dijo...

En cuanto a lo que dice "Leandro": "Sería bueno que en lugar de hacer tantos ascos y fos digan resuelta y transparentemente -dignificando y honrando la honestidad y ética profesional, cuàntos poemarios de los noventa han leído", estoy completamente de acuerdo.

Pero debería empezar el mismo "Leandro" por, "digna" y "honestamente", revelar su identidad y abandonar la triste situación de falso blogger.
Lo mismo vale para la que se hace llamar "Josefa n.", cuyo blog no existe.

Sobre las simplonas tropelías que "Josefa" afirma de mí, debo decir que, en primer lugar, yo no me considero un poeta de los noventa y los poetas de los noventa no me consideran de su generación.
Creo que las cosas están bien así. Sé demasiado bien que mi aporte a la poesía peruana, de existir, no va a depender de formar parte de las ridículas redecillas politiqueras tipo "Generación de la violencia", "Neón" o "Patafísicos".
Si hay algo rescatable en mi poesía, terminará inmponiéndose, tarde o temprano, y no tengo apuro alguno: para mí la literatura es algo muy valioso, un fin en sí mismo, no un medio para hacerme conocido o imponer una ideología.

El blog de Paolo, por otro lado, me parece muy informativo, incluso necesario en algunos aspectos, pero lamentablemente sesgado. Nunca apoyó el proyecto Quipu, nunca reaccionó cuando el blog de Gustavo fue hackeado, no dijo nada de las amenazas de muerte a personas allegadas a Iván Thays.
Nunca da muestras de solidaridad mínima de blogger.
Y he aquí que una falsa blogger viene a reclamar que yo sospeche de la integridad moral de Paolo de Lima.

Cuando surgió la basura de basuras, el blog que quiere confundirse con el de Paolo, yo saqué un comment de Max Palacios evaluando y condenando el problema.
No me puedes pedir más sobre una persona a la cual yo combato ideológicamente (y de frente, no con insultos racistas como hacen en los blogs basura contra mí) y de la cual desconfío por completo en el plano moral y humano.

Por último, si Gustavo Faverón considera que mi trabajo y el de Xavier Echarri son "rescatables" dentro de los noventa, es su lectura.

Yo sigo creyendo que hay más, como por ejemplo el primer libro de Gastón Agurto, o el último de Rafael Espinoza.
Y por supuesto, el trabajo de mis enemigas políticas Victoria Guerrero y Roxana Crísólogo.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Paolo de Lima tiene una manera particular de hacer las cosas, que consiste en no hacerlas de frente. A mi comentario sobre su ensayo, ha respondido con una carta a Iván Thays. No comprendo la lógica de esa triangulación, pero de todas maneras copio aquí el mensaje de De Lima a Iván:

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CARTA DE PAOLO DE LIMA

Estimado Iván,

te escribo con relación a tu post de ayer, “Nueva polémica literaria”, en el que acusas recibo del post “El espejo, la máscara y el punto ciego” publicado también ayer en su weblog por el crítico Gustavo Faverón, el cual toma como base un trabajo mío sobre el grupo Neón y específicamente sobre el tempranamente desaparecido poeta Carlos Oliva (1960 – 1994), a quien está dedicado el ensayo. Antes que nada, y sin ningún ánimo irónico, quiero agradecerles a ti y a Faverón por hacer partícipes a sus lectores (que no son pocos) mi texto a través del enlace electrónico. Utilizando los términos con que, salvando las distancias, Mariátegui en su “testimonio de parte” de 1928 a “El proceso de la literatura” se refiere al movimiento Colónida de 1916, puedo manifestar que en Neón “militábamos algunos escritores adolescentes, novísimos, principiantes”. Con relación al debate, simplemente quiero limitarme a señalar que en el pie de página seis del ensayo manifiesto claramente mi “plena participación en la ‘primera etapa’ de Neón”. Dicha etapa duró entre 1990 y 1993 (así consta también en mi weblog), es decir que ya han transcurrido más de diez años de distancia con relación a mi objeto de estudio, al cual caracterizo (desde el título mismo) con los términos neotribal, atrincherado y balbuceante. Desde el año 93 mi trayectoria, como la de la mayoría de los poetas de Neón, ha sido individual, aunque siempre he estado ligado de una u otra forma al medio cultural, como actualmente tanto a través de Zona de noticias como en mi participación en la revista de literatura Intermezzo tropical, conjuntamente a un grupo de poetas y críticos.

Sin otro particular, y manifestándote mi aprecio,

Paolo de Lima

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Quiero comentar el único párrafo de la carta de De Lima a Iván que se refiere a mi observación.

Dice De Lima lo siguiente:

"Con relación al debate, simplemente quiero limitarme a señalar que en el pie de página seis del ensayo manifiesto claramente mi “plena participación en la ‘primera etapa’ de Neón”. Dicha etapa duró entre 1990 y 1993 (así consta también en mi weblog), es decir que ya han transcurrido más de diez años de distancia con relación a mi objeto de estudio".

Yo quiero recordarle a De Lima y a los lectores de Puente Aéreo que el objeto de estudio del ensayo es el grupo Neón, y que De Lima, en efecto, era parte de ese grupo, cosa que no se modificará con el paso del tiempo. En otras palabras: quizá De Lima sienta que hay una gran "distancia" crítica entre el Paolo que fue y el Paolo que es, pero eso nada tiene que ver con mi comentario: De Lima usa el vehículo de la crítica literaria para construir la leyenda del grupo del cual formó parte, y en ningún momento, ni en su ensayo ni en su blog ni en esta carta problematiza críticamente la relación.

Con ese mismo criterio, podríamos esperar que Paul Auster o José Saramago empiecen a escribir ensayos críticos consagratorios acerca de sus propios proyectos literarios de hace "más de diez años" y que, interrogados sobre la legitimidad de ese ejercicio, declaren que tienen todo el derecho del mundo a hacer lo que hacen porque "ya han transcurrido más de diez años de distancia con relación al objeto de estudio".

Daniel Salas dijo...

Paolo de Lima ha respondido con un email a Iván Thays. ¿Por qué no lo hace directamente en este blog, a fin de evaluar su justificación?

La pregunta es si podemos considerar rigurosos los juicios de críticos que pertenecieron a los grupos que ellos mismos estudian. Que un crítico estudie a su amigo, no tiene nada de extraño y es perfectamente atendible si se escribe la crítica con rigor: recordemos el caso de Oviedo y Vargas Llosa.

Uno de los motivos a los que recurre constantemente Paolo de Lima es la relación entre la poesía y la política institucional. Un caso interesante es su ensayo sobre los poetas de Hora Zero, en donde aplica una desconcertante interpretación de la posmodernidad. El ensayo, en efecto, no es sobre la poesía de Hora Zero, sino sobre sus contradictorias actitudes de los poetas.

Yo lo que veo en ensayos como los de de Lima un desplazamiento cada vez mayor del objeto de estudio (la poesía) hacia asuntos periféricos. El poema termina justificándose sobre la base del supuesto contexto social en el que fue escrito.

Departamento de Literatura de la UNMSM dijo...

Sobre el tema tratado, me permito decir tres cosas:
Primero, desde el punto de vista de la actividad crítica no es condenable que un miembro de una agrupación sea el que "empiece" hablando de él. ¿Acaso Guillermo de Torre, que formó parte de la generación del 27 español, no fue también uno de sus principales críticos y divulgadores? o ¿Cintio Vitier, miembro de la revista -y generación- Orígenes, junto con Fina García, no son sus críticos y divulgadores desde hace más de dos décadas?. En el Perú también hay casos, no los menciono porque asumo que, como gente versada en literatura peruana, la conocen.
Dos, al margen de las discrepancias en relación del aparato teórico -débil aplicación de ciertas categorías de los Estudios Culturales-, y, debido a ello, sus conclusiones, que detecto en el ensayo de Paolo de Lima, me parece que es legítima su preocupación por un periodo casi no tocado. El ejemplo más patente es el hecho de que el "monográfico" trabajo de Luis Chueca sobre la poesìa del noventa sea uno de los pocos trabajos "citables" sobre el periodo.
Y tres, señores adictos a los weblog, por fin veo que hablan de un tema que, abordado con cierta seriedad, podría hacer que su tiempo, muchas veces desperdiciado en chismes, temas insulsos, y hasta con una clara intención propagandìstica, pueda tener consecuencias productivas para la reflexión sobre la poesía peruana de los últimos años. Sobre todo, de los años noventa, que por ignorancia, muchos tienden a descalificar o verla con desdén. La lectura de los textos de Monserrat Álvarez, Odi Gonzalez, Javier Gálvez, Xavier Echarri, Julia Wong, Jonhhy Barbieri, Silvia Miranda, Ana Varela Tafur, entre una lista de diez más, podría hacerles ver la calidad de estos poetas, ajenos a la farándula y las camarillas, que en los últimos cinco años se ha convertido en el modus operandi de más de un poeta, llamado, absurdamente, del 2000.

Carlos García Miranda

Anónimo dijo...

Vamos Carlos, no podemos comparar el ensayo de Luis Chueca sobre los noventa, amplio y minucioso, muy cuidadoso metodológicamente hablando, con un intento de hipostasiar la importancia del grupo Neón dentro de la poesía peruana.
Esto de "inflarse" entre ellos es una práctica común entre los amigos de Paolo.
Basta revisar el libro de J. A. Mazzotti "Poéticas del Flujo" (ojo, respeto la poesía inicial de Mazzotti, y sus trabajos sobre la obra de Garcilaso), donde Kloaka termina siendo un nuevo punto de partida de la historia poética peruana.
O démosle un vistazo al índice de Ciberayllu, donde "Á escribe sobre S, S entrevista a JAM, JAM escribe sobre el poeta P, P hace un ensayo sobre D de R, y P entrevita a S.".
Que el grupo Orígenes (la comparación me parece desproporcionada) o la generación del 27 hayan recurrido al autobombo también, no nos autoriza a seguir practicando esto.
Más bien todo lo contrario.
Si no, habría que votar por Humala solo porque históricamente en el Perú los gobiernos autocráticos terminan regresando al poder.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Yo no comprendo por qué puede ser tan difícil entender el caso discutido y no confundirlo con otros que son enteramente distintos. Que un poeta escriba sobre su generación es una cosa. Que un poeta, ejerciendo el rol de crítico, convierta en paradigmático el proyecto colectivo del cual él mismo formó parte, es otra cosa por completo. Nadie ha discutido el derecho de Paolo de Lima a escribir sobre la generación del noventa. Ni siquiera he discutido su derecho a escribir sobre el grupo Neón. He dicho, y lo repito al menos por quinta vez, que lo discutible es que De Lima no empiece problematice, en su ensayo, su propia relación con el grupo, de modo que se haga transparente cuál es la situación del autor en relación con su objeto de estudio. Por otro lado, y ya lo dice Coral, que haya antecedentes de ejercicios críticos convertidos en autopublicidad y autoconsagración no modifica el hecho de que esos sean malos usos de la crítica.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Carlos Rohde: citas textualmente la parte crucial de mi post, de modo que no te puede ser esquivo el hecho de que todas mis frases son preguntas. Me sorprende, por eso, que me acuses de escribir "afirmaciones conclusivas". Te pido un poco más de claridad.

La misma claridad te la recomiendo para que elucides esta confusión tuya: dices que no tengo derecho a preguntarme sobre la "legitimidad" de una postura crítica porque, dices, "el discurso teórico, sustentado o no, es absolutamente rebatible". Te pregunto qué tiene que ver que un discurso teórico sea rebatible o no con que el ejercicio crítico sea ejercido con legitimidad o no. Respuesta: estás mezclando papas con camotes.

Por último, quien dice que discutir el rigor crítico de Paolo de Lima es un desperdicio eres tú, motivo por el cual, para ser consecuente, deberías guardar silencio al respecto. Yo no veo ninguna pérdida de tiempo en discutir un ensayo de Paolo de Lima.

Departamento de Literatura de la UNMSM dijo...

Nuevamente me permito participar en esta "conversación":
Primero, afirmaciones como esta: "inflarse" entre ellos es una práctica común entre los amigos de Paolo" de Víctor Coral, alias "Vico", me recuerda la conocida sentencia popular de "la sartén le dijo a la olla". Coral es conocido por hacer precisamente eso con su grupo de acólitos, como Marcel Velázquez, Max Palacios y otros. No convierte a su agrupación -peregrina- Geranio Marginal como un "paradigma" de los noventas, porque eso ya sería un insulto, incluso, para su inteligencia. Refiero esto porque su "argumentación" se soporta en un reclamo ético, tal como se denota la siguente frase: "Que el grupo Orígenes (la comparación me parece desproporcionada) o la generación del 27 hayan recurrido al autobombo también, no nos autoriza a seguir practicando esto". Por favor, Coral, hay que ser más serio, ¿no te parece?
Segundo, proyectando este tema al ámbito de la historia literaria, pues vemos que es más común de lo que algunos piensan. Los paradigmas literarios en realidad "se inventan", generalmente, por grupos intelectuales interesados, que comparten experiencias e ideologías. De esta manera se construyen los cánones o los "autores representativos" de las literatura nacionales, sobre todo. En este contexto, me parece "explicable" y hasta "esperable" el intento del ensayo de Paolo de Lima de hacer de Neón un paradigma de la poesía del noventa, campo de investigación, que, como dije, está inexplorado -el mismo Luis Chueca calificó de premilinar e informativo su ensayo en un conversatorio de poesía del noventa (a confesión de parte, relevo de pruebas).
Tercero, obviamente, muchos no estarán de acuerdo -sobre todo por lo débil de la argumentación del ensayo de Paolo-, pero para desmontar una tesis como esa -que no es la primera vez que se dice, aquí en España y otros lugares de Europa lo he escuchado antes-, se necesita trabajar el periodo y ver en el terreno cuáles eran los ejes temáticos y de estilo de estos poetas. Los que cite en mi post anterior, de hecho, discuten de plano el protagonismo de Neón. Más aún, podría afirmar que en el periodo de los noventas, a nivel de influencias en los poetas, pues Neón no significa nada. Podemos sustentarlo con el simple cotejo de los textos. Su efecto, me parece, se da en la década posterior, no en lo poético, sino en lo performativo. Más claro, Neón fue una de las primeras agrupaciones que hicieron de la farándula y las poses -casi vedettisticas- un componente de su poesía. Tal como ahora entre los poetas de la llamada generación dos mil es pan de todos los días.
Por último, si queremos hacer realmente crítica, creo que debemos acostumbrarnos a leer los temas desde un nivel analítico, no "moralista". Se trata de entender los fenómenos, no de juzgarlos apriori y actuar como un Torquemada -ne refieron a lo dicho por Faveron, que cada vez se me presenta más como un "moralista" poco convincente, no sé si con segundas intenciones. La práctica crítica nos obliga a desconfiar siempre.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Publicitas lo analítico y sin embargo no entiendes en lo más mínimo mi posición. Yo no he hecho ningún reclamo moral. He llamado la atención sobre un problema que es metodológico y ético (no moral: sabrás la diferencia, imagino).

Y el problema ético sí tiene consecuencias directas sobre el trabajo de investigación y crítica: mientras no se deslinde la distancia entre estudioso y objeto de estudio, todo lo que el primero diga sobre el segundo es extremadamente dudoso y relativo. ¿Quieres explicarme de dónde sacas que eso es "moralista"?

(Y ya después me explicarás, de todas maneras, aunque no venga al caso en esta discusión, desde cuándo defender una moral atenta contra la capacidad analítica de un crítico: esa es una idea sin pies ni cabeza. ¿Has leído a Kant?).

Anónimo dijo...

Carlos, ahora resulta que para no aparecer como "moralistas" y "Torquemadas" a tus ojos, hay que pasar por alto las groseras limitaciones metodológicas de ese ensayo.
Y todo porque "históricamente" los paradigmas literarios se han creado.
Esto último no lo dudo, pero se han creado e impuesto con inteligencia y rigor argumental, con imaginación y talento, no en base a falsedades, apetitos de figuración desmedidos y pragmatismo inmoral.
En cuanto al llamado grupo Geranio Marginal, a donde supuestamente yo pertenecí, no pasó de ser un grupo de amigos al que los otros le pusieron ese desaliñado marbete.
Nunca escribimos un manifiesto ni afirmamos ni negamos nada. Mucho menos estuvimos expuestos a la infiltración de Sendero, como otros grupos.
Pero sería bueno escuchar la voz de un grupo importante de los noventa, Noble Katerva, sobre estas ínfulas de Neón de querer ponerse en la punta de lanza de la poesía peruana.
Por lo menos me gustaría saber qué dicen Johnny Barbieri y Leoncio Luque, que son los más independientes del grupo, junto a Iván Segura. Pongo mi blog a disposición para ello.

Departamento de Literatura de la UNMSM dijo...

Aunque preferiría mantener el diálogo en el terreno de la poesía del noventa, y discutir sobre los rasgos de los poetas de esta década -que ya mencioné en otro post-, para evitar malas interpretaciones me referiré a lo dicho en los anteriores post, aparente respuesta al mío. Primero lo más fácil, Faverón: dije "moralista", así, entre comillas, que no tiene mucho que ver con Moral ni Ético, al contrario, se trata de poner en duda esos conceptos. Es decir, dudo de que tus reclamos sean sinceros. Así de simple. Sobre lo moral, lo ético y la crítica, pues debes entender que lo Moral tiene que ver con el dogma, mientras que lo ético se presenta como una reflexión sobre este dogma -incluso, los problematiza-, se mueve en el terreno de lo axiológico especulativo. Toda crítica implica una valoración ética -en su plano epistemológico-, pero no siempre una moral. La moral, en tanto dogma, limita el accionar de la crítica, y la convierte en una manifestación del dogma -revisa la poesía del mester de clerecía, y si quieres algo más actual, el "realismo socialista", llamado también vulgar. Ahora entenderás la ironía -incluso hasta kantiana- de mi calificativo "moralista".
Lo de Coral pues, en el plano analítico, una vez aceptado el objeto de estudio -el ensayo o la tesis de Paolo sobre Neón y la poesía del noventa- de lo que se trata de describirlo. En ese plano sus argumentos son discutibles, pero no negables. Lo que he leído me lleva a pensar que erroneamente se negaba, incluso en otros post, la posibilidad de discutirlo. Eso es peligroso pues nos puede llevar a actitudes similares a la de un Torquemada. Sobre Geranio Marginal, pues veo que eran tan marginales que hasta ellos mismos se marginan de toda posibilidad de considerarlo un tema de discusión. No sé si será de la misma idea tu adlátere Márcel Velázquez, que en más de una ocasión destacaba la participación de este grupo -lamentablemente de manera informal, por ello no puedo remitir fuentes ¿será porque en el fondo piensa igual que Coral?.

Al margen de estas consideraciones,que espero no tener que tratar porque nos alejan del fondo del asunto, sigo insistiendo que la conversación sería más productiva si nos concentramos en el conjunto de poetas del periodo. Claro, habría que estudiar el caso de otros grupos,pero sobre todo, de los poetas sin grupos, que creo son los más interesantes. Y que de lejos, superan -en actitud y nivel de trabajo- a los publicitados poetas de la mal llamada -casi una broma- generación del dos mil. Espero su comentario en este sentido.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Parece una broma: tanto palabreo vacío sobre la moral para terminar reduciendo su observación a "dudo de que tus reclamos sean sinceros". Bueno, si lo dudas, allá tú, pues; me tiene sin el menor cuidado lo que pienses hasta que te decidas a explicar racionalmente por qué tantas dudas...

Y sobre lo otro, celebro que quieras discutir en este blog dudoso hecho por gente dudosa, pero, la verdad, seguimos esperando que digas algo digno de una conversación.

Departamento de Literatura de la UNMSM dijo...

Siento herir suceptibilidades -legítimas-, pero estoy cansado de los eufemismo y prefiero llamar a las cosas por su nombre. Creo que es lo mejor, sobre todo, en un país como el nuestro, acostumbrado, como decía nuestro González Prada, a "hablar a media voz". Y, haciendo uso del carácter público de este medio, pretendo decir las cosas tal como las pienso precisamente en los espacios en que se suscitan. ¿Capici?
Ahora los más importante, el tema de fondo -propuesto por ustedes-: ¿Es neón un paradigma de la poesía peruana? En el plano de la producción poética, pues me parece que no. Precisamente, porque el grupo tuvo poco de poético. En general, fue una "agrupación" -Miguel Angel Huaman en su ensayo sobre poesía del setenta, haciendo proyecciones, los llamó "manada"- que articuló voluntades con el único fin de la autopromoción. Nunca hubo interés en conformar un colectivo -es decir, una agrpación con una propuesta medianamente consistente-, sino de realizar "actos" más ligados a lo farandulesco y masmediático. El culto a la pose, al exhibicionismo, incluso, hasta "jugando" a ser posmoderno a partir de ciertas inclinaciones homosexuales -que en realidad eran farsas montadas por Leo Zelada y Carlos Oliva-, eran sus elementos más destacados. Esto lo digo como testigo directo, pues la agrupación surgió en mi medio univesitario -Carlos Oliva era mi compañero de carpeta, y Leo un habitual concurrrente a nuestra charlas de café. En ese sentido, el efecto a nivel textual en poetas cotemporáneos es nulo.
Otro tema, tesis central del ensayo de Paolo, es que la importancia de Neón está en el plano político. Es decir, neón constituye una agrupación con presencia política en el la vida social de la época. Se tejen vinculos con Sendero Luminoso y hasta -por boca de Zelada- de resistencia a la dictadura fujimorista. Eso habría que probarlo. Que uno o dos miembros, a manera personal, se haya vinculado a colectivos politizados mayores no puede ser generalizado. En todo caso, ¿de qué estamos hablando? De la presencia política de Neón en los noventas o de su importancia en el plano de la producción poética? Paolo, creo entender, ingenua o interesadamente, establece una relación de causa efecto entre estos dos niveles, sobre esa base concluye presentando a Neón como un fuerza intelectual y artística importante en la época. Eso es una falacia argumentativa, tan débil que no resiste mayor comentario.
Obviamente, de Neón quedaron textos y algunos nombres, pero que no constituyen una propuesta -cosa difícil siempre. Hay algunos poemarios destacables, que ya la academia se encargo de señalar -los premios de Ildefonso- y nombres, como el de Carlos Oliva, que en verdad empezaba a mostrarse, y con mucha dificultad, pues es evidente la influencia -en algunos versos en verdad es calco- de Enrique Verástegui. Son poemas de un joven que recién está tentando su propia voz, lamentablemente interrumpida por su vida de yonqui limeño.
Pero que los otros grupos y poetas sin grupo de los noventas, considero que hicieron un mejor trabajo como Monserrat Álvarez, Odi Gonzalez, Javier Gálvez, Xavier Echarri, Julia Wong, Jonhhy Barbieri, Silvia Miranda, Ana Varela Tafur. Habría que empezar a conversar sobre ellos. Tema para una próxima intervención.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

"Prefiero llamar a las cosas por su nombre", dices, para de inmediato, una vez más, negarte a dar una mínima explicación a ese evidente insulto en mi contra implicado en tu frase: "dudo de que tus reclamos sean sinceros" y "un moralista poco convincente no sé si con segundas intenciones". Ambas son frases de intrigante que quiere desprestigiar a alguien sin tener en verdad nada que decir en su contra. Eso no es "llamar a las cosas por su nombre". Eso es puro veneno gratuito.

Respecto a tus opiniones sobre la poesía de los noventa, vertidas ahora después de tanto proemio inconducente, sólo repiten lo ya dicho por los demás.

Departamento de Literatura de la UNMSM dijo...

Pensé que te tenía sin cuidado lo que yo pensara de ti, según leo en uno de tus post. Pero ahora me pides explicaciones, aduciendo que te he "insultado". No te entiendo. Sobre todo, sabiendo que dudar de las opiniones sobre temas públicos dadas por una persona no es un insulto, a lo más, un exceso de suspicacia. Aunque, creo que ser suspicaz ante declaraciones de corte "moralista", es casi una obligación. Dudo de la honestidad de tus declaraciones como dudo de las que hace Víctor Coral, Marcel Velázquez o cualquier otro que trate de asumir el papel de torquemada, pontificando sobre lo correcto y lo incorrecto en el ejercicio crítico, pero sin explicar nada, sólo recurriendo a la simple adjetivación.
En ese sentido, mis observaciones centrales al tema de neón no son meros adjetivos, como los que leo en otros post colocados aquí, sino explicaciones del tema. Por ejempo, a la pregunta, ¿por qué Neón no es un paradigma en los noventa?, digo: " Nunca hubo interés en conformar un colectivo -es decir, una agrpación con una propuesta medianamente consistente-, sino de realizar "actos" más ligados a lo farandulesco y masmediático. El culto a la pose, al exhibicionismo", por ello, concluyo que: "el efecto a nivel textual en poetas cotemporáneos es nulo". Esto hace que lo referido escape a tu "sentencia" de que "sólo repiten lo ya dicho por los demás". ¿Donde se ha dado esta explicación?
Finalmente, observo que tu interés no es profundizar en la materia central -la poesía de los noventas-, sino seguir con el papel de víctima y escarbar en declaraciones mal entendidas -suspicacia por insulto, por ejemplo. Es decir, el vedettismo, la farándula, el espectáculo verbal. ¿Quiéres eso? Vuélvemelo a pedir y te lo daré a montones, sólo para no pecar de aburrido. Pero eso sí, ya no estaríamos en el terreno de la crítica literaria -que yo defiendo porque la conozco tanto como tú, y la profeso desde hace años en los medios pertinentes, como son los congresos, aulas de clase y la publicación de revistas especializadas-, sino en el de los talk shows. No sé, pero tengo la sensaciòn de que algo de eso hay en ti -obviamente estoy siendo suspicaz. Si no hay reply, doy por teminada mi participación en este foro ¿o debería llamar set de televisión?

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Poco se puede esperar de los comentarios críticos hechos por alguien que no alcanza a comprender, siquiera, cuál es el tema central de un post de 200 palabras. Relee el mío ("El espejo, la máscara y el punto ciego") y verás que el asunto de la discusión no era la poesía de los noventa, como insistes en decir, sino la transparencia metodológica de un ensayo crítico que estudia a un colectivo del cual el mismo crítico forma parte. Nada relevante has dicho sobre el tema, y para no decir nada, ya has escrito demasiado.

Departamento de Literatura de la UNMSM dijo...

Humm. ¿Habló el Torquemada? Off the record.

Anónimo dijo...

Tal vez en otro momento se pueda hacer un foro sobre la poesía de los noventa, y allí los comentarios de Carlos encontrarán un mayor sentido.
En este post, sus palabras simplemente escamotean el asunto principal (y pensando mal -todos tenemos derecho a hacerlo, no solo tú, Carlos-: buscan ocultar las deficiencias intelectuales de tu ex compañero de Neón, Paolo de Lima).
En cualquier caso, sería interesante confrontar ideas contigo sobre los noventa, y por supuesto sin prescindir de la dimensión ética del ejercicio intelectual, como tú propones de forma desmesurada e interesada; una criollada indigna de alguien que dice alinearse con los escritores "andinos excluidos".

Departamento de Literatura de la UNMSM dijo...

Haciendo uso de mi "derecho" a pensar mal, no sé si ese post lo escribe Victor Coral, alias Vico, o su "ayudante" Max Palacios, o, incluso, otros, igual de imberbes e ingenuos. A cualquiera de ellos les aclaro que nunca fui "compañero en Neón de Paolo de Lima", ni tampoco lo defiendo -si les con un mínimo se cuidado mis post verás que es así. Ah, y no se de donde sacas eso de "andino excluido": se te ocurrió a ti o a Marcel Velázquez en uno de sus encuentros de zafiros con mucho ajo y cebolla?. Pero si te interesa abrir una discusión sobre la poesía -y narrativa- de los noventa, ya sea en contexto de la guerra interna o no, pues -dado que en este blog ya el "dueño" cerró el tema-, te brindo mi blog como un espacio para iniciar este diálogo. Un blog, por cierto, nada farandulero ni pretencioso -algo poco común en el medio, casi una rareza-: piensa en un diálogo alejado "del mundanal ruido" de los blogs que se despliegan como la Avenida Abancay en sus peores épocas.
Mi blog es : http://carlosgarciamiranda.blogspot.com/.
Por si acaso, nuevamente haciendo uso de mi derecho a "pensar mal", si el "dueño" decide no publicarlas, aparecerá en otras páginas tal cual está.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

García Miranda: he publicado hasta la última piedra que has tirado en esta dirección, así que una vez más tu derecho a pensar mal parece, más bien, derecho a la inmotivada paranoia. Como publiqué todo lo anterior, publico aquí también esta sutil publicidad de tu desértico blog.

Departamento de Literatura de la UNMSM dijo...

Bueno, Faveron, la verdad ya estoy comenzando a confiar un poco en ti. Espero no arrepentirme. Y la invitación es sólo para Coral, pero admitidos los curiosos. Lo hago porque quiero mantener ese ambiente, que tú llamas "desértico", pero para mi es espiritual. Sobre el vaso de agua, pues pídanselo a Coral, que creo alguna vez fue mesero. Y terminemos ya con esto. Pasemos al artículo sobre narradores "metaliterarios" y "vitalistas", a donde en breve envío un post.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Alguien bajo el seudónimo "Jinetito" ha enviado un mensaje irrespetuoso e injurioso contra García Miranda. En vista de que este no es el lugar para esos comentarios, y, además, este blog no acepta injurias y menos aún si el autor no da la cara, me he visto obligado a borrarlas. Si el señor García Miranda tiene algún interés en conocer el contenido de ese mensaje, puede enviarme un email.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

¿A qué te refieres con "el blog de García Miranda"?

Anónimo dijo...

pues anduve de joven por muchas mesas de bar, pero nunca fui mesero, lo que no me impediría por supuesto alcanzarle un vaso de agua a "jinetito" (que ya debe estar cansado de tanto cabalgar alrededor de la retórica de Carlos García Zárate).
En cuanto al debate que originó estos comentarios, creo que quedaron claras ciertas cosas: los graves problemas de índole intelectual del autor del ensayo, la retórica sinuosa y abrasiva de Carlos, y su esencial falta de solidaridad (pues su prejuicio o complejo podría dejar morir de sed a "jinetito", un blogger respetable como todos, a pesar de su nick).
En cuanto al blog del eximio retorista don Raúl García Miranda, me gustaria visitarlo, no vaya a ser que nos estemos perdiendo de algo...

José Antonio Galloso dijo...

Vaya, vaya, que tal pérdida de orientación. No vaya a ser que se termine hablando de Melcochita y de su influencia vital en la poesía de los noventa. No, bromas aparte, parece que el señor García Miranda no respeta el hecho de ser mesero que en su cometario adquiere una tufo peyorativo lamentable. Yo fui mesero por tres días aquí en California y puedo decir que es un trabajo dificilísimo que no pude aguantar. Es estresante y físicamente demandante. Jinetio, si gustas yo te doy el vaso de agua, ¿con hielo o sin hielo?

Con respecto a Neón y a Paolo de Lima, lo que yo recuerdo, más allá de la poesía, es una pose terrible que me enervaba y que me impedía tomarlos con seriedad. Pensaba que se tratab tan sólo un grupito de muchachos aplaudiéndose entre ellos y locos por figurar. No sé, esa era la impresión que me daban y, al parecer, en estos días, salvo el hecho de que los años han pasado, los kilos se han sumado y el grupo a muerto, el afan de figuración sigue intacto.

Un abrazo
José Antonio

Ivan dijo...

me parece correcto, pienso que en esos casos lo mejor que podría hacerse sería un diario, contar desde su pinto de vista, las vivencias en ese grupo, nada más. criticar acerca de uno mismo o su grupo no tiene sentido.