4.3.06

Historia de un cuento

Hace tres días recibí un email de alguien que firmaba con el nombre de Fabrizio Luna Castro y se dirigía a mí como “señor Faverón”. El mensaje decía lo siguiente:

“Aquí le adjunto un cuento que espero sea de su agrado y del agrado del resto de miembros del jurado de Quipu.

“Tengo 27 años y estudio Derecho en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, pero mi verdadera vocación es la literatura. Por eso, a pesar de que la carrera de Derecho es muy absorbente, siempre me doy tiempo para leer y escribir con voracidad. Y también, por cierto, he llevado algunos talleres de narrativa (por ejemplo, he llevado un taller con el señor Alonso Cueto en la universidad Católica, como alumno libre, hace algunos años). Y siempre me preocupo por estar al tanto de la "movida literaria" en Lima.

“Nací en Iquitos pero apenas terminé el colegio me vine a Lima para estudiar. Desde entonces resido en Lima, pero con mucha frecuencia regreso a mi tierra para visitar a mis padres. Por ejemplo, ahora mismo, como estoy de vacaciones, le escribo desde allá.

“Aún no he publicado nada, pero este cuento que le envío forma parte de un libro que espero publicar algún día. No sé si lo que escribo es tan bueno como yo lo creo, por eso quiero someter mi trabajo a la opinión de autoridades en la materia como usted y los jurados del blog Quipu.

“Lo felicito por la iniciativa de publicar cuentos de autores todavía desconocidos como el que le escribe.

“Saludos cordiales y, desde ya, gracias por tomarse el tiempo de leer mi texto”.

El cuento tenía un título peculiar --"Sodomización mutua. The Making of"-- y estaba escrito en un estilo que primero me resultó familiar y luego llanamente inconfundible. Antes de terminar la primera página no tenía la menor duda de que ese texto era de Leonardo Aguirre, o de un discípulo fanático de Leonardo. (Un discípulo que, para mi gusto, estaba superando al maestro: el cuento es mejor que los relatos de Manual para cazar plumíferos).

Para despejar cualquier duda, decidí mostrárselo a otras dos personas: Luis Hernán Castañeda me dijo que el cuento parecía de Aguirre, pero que no se explicaba qué sentido podía tener que Aguirre enviara a Quipu un cuento con nombre ajeno. Daniel Salas leyó dos frases antes de declarar que el cuento era necesariamente de quien yo sospechaba.

Le envié un mensaje a Fabrizio Luna Castro: que, por favor, me dijera su DNI para verificar su identidad. Fabrizio, desde su Iquitos imaginaria, guardo un silencio limeño. Al día siguiente, le envié un segundo mensaje: "Estimado L: sigo esperando tu respuesta". Silencio. Esa noche, envié un tercer email, esta vez directamente al correo de Leonardo Aguirre, preguntando sin mayor trámite si el cuento (que coloqué en un attachment) era suyo.

Y, sin que fuese ya muy sorpresivo el desenlace, esta mañana Leonardo me escribió nuevamente, ya despojado del heterónimo, un correo que comenzaba diciendo "me saco el sombrero y me quito la careta", y que luego explicaba que todo el peculiar incidente se debía a que él pensó que yo no publicaría un cuento que llegara a Quipu con su nombre (ése es un prejuicio innecesario, debo decir), porque hacer eso equivaldría a desdecirme de lo que he escrito antes sobre su libro de cuentos. A eso último sólo puedo decir que yo no leo personas, sino textos, y que un libro no me guste no implica que el autor no pueda escribir otras cosas que me parezcan dignas de interés.

En todo caso, si quieren ver qué anda escribiendo Leonardo Aguirre últimamente, puden leer su cuento más reciente aquí. Les adelanto que hay muchos de los temas que se han vuelto tan polémicos en estos meses, incluyendo argollas literarias (esta vez, gracias a dios, ficcionales). Y también que el hecho de que un personaje del cuento se llame Gustavo no puede ser otra cosa que una casualidad.

Imagen: espionaje literario (fotomontaje; gfp).

10 comentarios:

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Dejo aquí este comentario de José M para que mis lectores no acostumbrados a los blog-basura le den una mirada a ese mundo a través de uno de sus representantes. José M, sea quien sea que se esconda detrás de ese nombre, es una de las firmas que se pueden ver con frecuencia en los blogs-basura cuya existencia ahora, sorpresivamente, parece preocuparle.

A mí por mi parte, egoístamente, lo único que me preocupa de lo que dice José M es esa mentira sobre la lectoría de Puente Aéreo: esta semana, que aún no termina, ha habido alrededor de cinco mil lectores, y este blog sigue siendo el blog literario más leído del Perú. No lo digo por vanidad, sino para reafirmar lo que más me importa en estos días: que la conexión entre Puente Aéreo y Quipu sigue asegurando una lectoría más que interesante a quienes se animen a mandar sus cuentos.

Una cosa más, que ilustra el grado de pobreza mental de algunas personas. Este José M anda de blog en blog hablando de mafias y mafiosos. Acusa a diversas personas de publicar solamente el trabajo de sus amigos. Ahora, me acusa de publicar el trabajo de alguien que no es mi amigo. ¿Coherente? Bueno, digamos que es el nivel de coherencia que se necesita para ser José M.

(A propósito: no intenten sacar conclusiones a partir de seudónimos como ese, que son evidentemente elegidos para intentar echar sombra sobre personas con nombres que en algo se parezcan).

Miguel Rivera dijo...

Eso sí, L.A. ha entrado al grupo de plumas reconocibles a simple vista, donde destacan Borges y Pocho Rospigliosi.

Johnymepeino dijo...

Me alegro de esas disquisiciones entre los grandes monstruos de la narrativa latinoamericana porque permiten que, un pequeño y aislado "donnadie" como yo, haya echado la semana en ir de un blog a otro disfrutando -en todo caso- de su particular

"bloggerback Mountain"

Osea, esa montaña que surge donde se acaba el blog :) Buen lunes amigo.

Freddy Gómez dijo...

A mi parecer Quipu es uno de los mejores proyectos de la blogosfera latinoamericana. No hay que boicotearlo ni enlodarlo con palabras que destilan envidia o resentimiento. Si algún cuento o relato se publica por sus méritos literarios, bien por sus autores reales o seudónimos. Ah, es falso que el blog de Faverón haya caido en visitas, eso es fácil de constatarlo. Saludos a quienes dirigen, apoyan y participan en este Quipu.

Arturo Gómez

Fernando Velásquez dijo...

me estaba inhibiendo de comentar últimamente, en parte porque coincido en muchos casos con lo que varios visitantes del blog. pero no puedo evitar querer señalar ciertos comportamientos que por estridentes probablemente podamos situar del lado de lo patológico. la firma "josé m", por ejemplo. acusa a gustavo faverón de autoritario y "fascistoide" dentro de un discurso a todas luces extremista, totalitario, apocalíptico. autoritario y fascistoide, como un comisario estalinista. la immunidad que brinda un "nombre de batalla" permite el despliegue de estos mundos que podrían terminar siendo divertidos si sus creadores tuvieran un poco más de imaginación y menos resentimiento. en todo caso, lo que más me sorprende es que se llame "alternativos" a espacios donde lo que campea es el insulto y la calumnia. le propongo a quien firma como "josé m" una analogía bastante fácil, pero efectiva. si invito a una reunión en mi casa, y algunos presentes -amigos de amigos o amigos de amigos de amigos- empiezan a insultar a mis invitados, a ensuciar y/o romper con mala voluntad mis cosas, y a querer imponer sus gustos de mala manera, pues no me quedaría otra que botarlos. y la próxima vez me reservaría el derecho de admisión. si luego esos "alternativos" se plantan frente a mi casa a gritarme fascista y autoritario, allá ellos, botados están. francamente, si los josé m's no pueden darse cuenta de lo estúpido de sus posiciones, no quiero ni imaginar cómo leen o (peor aún) escriben.

José Antonio Galloso dijo...

Nando:
De completo acuerdo contigo
Un abrazo
José Antonio

Gustavo Faverón Patriau dijo...

El desconocido que firma como José M, ya que insiste en insultar a medio mundo, deberá identificarse con su nombre y apellido de ahora en adelante. Si no, todos sus mensajes serán filtrados de inmediato.

A mí que me diga lo que quiera. Como saben los lectores de este blog, para mí no es novedad recibir insultos de cobardes sin nombre. Pero no voy a permitir que el blog sea tribuna para cualquier atorrante con seudónimo.

Y si el blog de Paolo de Lima le resulta tan abierto y libre, pues que vaya allí a dejar sus comentarios... Ah, es que no se puede dejar comentarios en ese blog, verdad. Cosas de la democracia, ¿no?

Una duda: ¿de dónde ha salido esa huachafada de los "Blogs alternativos"? ¿Alternativos a qué? ¿Es que ahora van a decir que Puente Aéreo es un blog oficialista, canónico, millonario, financiado por transnacionales, o qué?

Déjenles las caricaturas a los daneses, y aquí vengan los que quieran conversar. Como Fernando Velázquez, a quien se estaba extrañando y cuyo regreso celebro (claro que regresaste y un energúmeno te metió un lapo, pero así es el fulbo).

LMPV dijo...

¡Y dale con la cantaleta de criticar la propuesta de Quipu!,¿es que acaso no se han dado cuenta, que en lugar de estar criticando, podrían utilizar toda esa energía para poder hacer "algo" contra el tan manoseado establishment, y la argollería que dicen campea por nuestro lares?. ¿Por qué en lugar de criticar y patalear, no se unen y dan propuestas claras para que todo aquel que desee escribir tenga una tribuna como la que está brindando Quipu?.
Lo realmente importante es aprender a tolerarse y a convivir, aunque eso signifique reconocer las buenas ideas e iniciativas de mi supuesto "enemigo".

barrunto dijo...

yo tambien pense enviar un cuento con un nombre diferente al mio, pero lo mande bajo mi propia autoria y, como esperaba, fui mandado al hoyo negro.
gracias,
juan jose sandoval

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Estimado Juan José,

En primer lugar, no tengo ni la más remota idea de quién eres, de modo que da lo mismo que envíes un cuento tuyo con tu nombre o con cualquier otro nombre: el tuyo me es tan desconocido como cualquiera.

En segundo lugar, no entiendo de dónde has sacado que tu cuento ha sido rechazado. Hasta donde yo veo, no se te ha respondido nada porque tu cuento aún no ha sido leído por ningún evaluador. Pero, claro, si tú quieres darlo por perdido, te haré caso. Sólo dímelo.