24.10.06

El toro y el bailarín

No sé ustedes, pero a mí me crece el hígado de una manera sobrenatural cada vez que escucho a alguien usar la palabra "arte" para referirse a cualquier oficio o actividad con el único fin de hacerlo ver más elevado de lo que en verdad es.

El arte de la repostería, el arte de contar chistes, el arte de posar calata, el arte de patear un penal, el arte de cortar el pasto, el arte de matar animales.

Normalmente, si se interroga al especialista acerca de los motivos por los cuales la tal disciplina es, para él, un arte, la respuesta es o el silencio total o una frase tipo "porque es buenazo", o, simplemente, un trabalenguas sin piez ni cabeza. Y no pocas veces el asunto se reduce a algo como "sólo los especialistas lo podemos entender".

Esas dos últimas variantes (la del trabalenguas y la del secreto especializado) las funde en una sola
Alonso Alegría en un artículo suyo de Perú 21. Lo cito a continuación:

"El toreo se vuelve arte cuando -gracias a la sabiduría del torero y a la bravura y nobleza del toro- los dos se vinculan por unos instantes de una manera que casi parece sobrenatural. Arte hay sobre la arena solamente durante esos momentitos esperados y percibidos y observados de cerca solamente por los conocedores. Son seis, ocho, quince, veinte segundos y se acaba ese momento mágico en el que toro y torero parecen haber decidido hacer exactamente lo mismo -el mismo movimiento, la misma curva sobre la arena- y lo han hecho al mismo ritmo y en el mismo sentido. Bailan juntos, porque así lo quieren. Allí uno presencia cómo el hombre se vincula, finalmente, con la naturaleza; cómo la inteligencia se integra con el viento; cómo el ser humano baila con los relámpagos; cómo se ubica y ordena dentro del caos natural en el que existe. En esos momentos (que solo pueden apreciar quienes han ido a toros mucho y muy bien) para el aficionado su propia vida adquiere un sentido distinto".


Si alguien tiene a bien explicarme qué quiso decir don Alonso en ese párrafo, lo agradeceré. Me resulta difícil aceptar que sea más fácil explicar con palabras al Quijote que a Manolete y a Mozart que a Dominguín. Y tengo la impresión de que, en el fondo, Alegría está diciendo que el toreo es un arte porque es bacán pero que eso sólo él y unos cuantos lo entienden, aunque lo entienden sólo a medias, porque, como se desprende del artículo, nada claro pueden decir al respecto.

Por lo pronto, yo me quedaré un ratito aquí mirando la foto y preguntándome qué quiso decir Alegría con eso de "bailan juntos porque así lo quieren". El bailarín de la imagen no parece muy feliz. Aunque, eso sí, se nota que su vida ha adquirido "un sentido distinto".

3 comentarios:

Tanque de Casma dijo...

En el despropósito de elevar a la tauromaquia a la categoría de arte Alonso Alegría no está solo. Recuerdo una columna de Vargas Llosa en la que decía - si mi memoria no me falla - que para qué tanta alharaca por las corridas de toros si estos vivían a cuerpo de rey hasta un día antes de la fiesta brava.

VICTOR AGÜERO LAZARTE dijo...

Si la intención de Alonso Alegría era demostrar porque el sacrificio de toros es un arte se quedó muy lejos de lograr su objetivo. En un texto lleno de necedades, que sólo él entiende, y que intenta justificar su aficción se demuestra la necesidad de elevar a arte una actividad deplorable.
Y no me venga señor Alegría a decir que ese arte es sólo percibido por "conocedores" porque eso más que explicación suena a simple pretexto

Jorge dijo...

Senil y arrogante, es algo propio de alonso alegria,lei el comentario en su momento y me sigue causando ahora que lo reviso la misma sensacion de rechazo, dice burlandose de quienes no apoyamos tal crueldad, que somos ignorantes y que por eso no entendemos el verdadero sentido y arte de la tauromaquia y bla bla bla...ya nunca mas he leido su columna. Si la reencarnacion existe espero que, en un acto de justicia, este tipo lo haga en un toro de lidia y reciba una muerte larga, agonica y cruel, como la del "arte" con la cual él en esta vida disfruta..