Apenas una fotografía, rasgada, recortada y borrosa, parece haber quedado de Santiago Dabove, escritor, burócrata y músico, uno de los pocos argentinos a quienes Borges dijo admirar y que, pese a eso, no se transformaron nunca en objeto de culto. Injusto: Dabove fue un notable narrador.
Su único libro (de relatos, prosas y versos, al estilo de El hacedor) se llama La muerte y su traje. Apareció prologado por Borges en 1961, ya muerto el autor, y contiene, entre muchas historias estupendas, una que merece ser un clásico del cuento latinoamericano: "Ser polvo".
En el relato, un sujeto cae de su caballo, vencido por una enfermedad, y queda inmovilizado. Solo en la llanura, tiene a la mano un estuche de drogas, y las consume frenéticamente, durante días y noches. Su cuerpo empieza una lenta metamorfosis que lo va haciendo vegetal, literalmente, hasta que el hombre es apenas una cabeza alimentada por la tierra. Otro sujeto aparece un día, lo ve, y se apresura a escarbar la tierra para salvarlo, pero en su empeño no hace sino destrozar las raíces, que son el nuevo cuerpo del caído. La cabeza le escupe, lo espanta, quiere protegerse de la intromisión. Es la versión más alucinada que conozco de "El sur".
Otros cuentos de la colección anticipan a Cortázar. “El experimento de Varinski”, que es una variación sobre el “El extraño caso del doctor Valdemar”, de Poe, preludia al mismo tiempo a “La noche boca arriba”, de Cortázar. Si un día se cruzan con un ejemplar del libro de Dabove, no lo dejen pasar.
Su único libro (de relatos, prosas y versos, al estilo de El hacedor) se llama La muerte y su traje. Apareció prologado por Borges en 1961, ya muerto el autor, y contiene, entre muchas historias estupendas, una que merece ser un clásico del cuento latinoamericano: "Ser polvo".
En el relato, un sujeto cae de su caballo, vencido por una enfermedad, y queda inmovilizado. Solo en la llanura, tiene a la mano un estuche de drogas, y las consume frenéticamente, durante días y noches. Su cuerpo empieza una lenta metamorfosis que lo va haciendo vegetal, literalmente, hasta que el hombre es apenas una cabeza alimentada por la tierra. Otro sujeto aparece un día, lo ve, y se apresura a escarbar la tierra para salvarlo, pero en su empeño no hace sino destrozar las raíces, que son el nuevo cuerpo del caído. La cabeza le escupe, lo espanta, quiere protegerse de la intromisión. Es la versión más alucinada que conozco de "El sur".
Otros cuentos de la colección anticipan a Cortázar. “El experimento de Varinski”, que es una variación sobre el “El extraño caso del doctor Valdemar”, de Poe, preludia al mismo tiempo a “La noche boca arriba”, de Cortázar. Si un día se cruzan con un ejemplar del libro de Dabove, no lo dejen pasar.
2 comentarios:
La República, Peru, Viernes 28 de Octubre del 2005
SOCIEDAD
Cosas de la tribu.
Y no podrán matarlo
Leonardo Aguirre
Escritor
La semana pasada consigné el blog de un crítico literario y ex editor de “Somos” (www.puenteareo1.blogspot.com). Lo vuelvo a hacer. Y añado el blog de Daniel Salas, profesor de la universidad de Colorado (www.qaphqa.blogspot.com). Podría sugerir otros más, pero no he leído a todos los escritores y críticos peruanos que recalan en la blogósfera. No estoy vendiendo a mis patas. No son mis patas. De hecho, ambos han objetado, duramente, mi viejo oficio como reseñista. Cito dichos blogs porque se me antojan muy buenos ejemplos para ilustrar esta sospecha: el debate literario costeños-andinos no se ha extinguido. Sólo ha cambiado el campo de batalla.
Como se recuerda, la discusión detonó en Madrid, con motivo de un congreso de literatura peruana. Luego, la sección cultural de algunos diarios acogieron los manifiestos de ambas tribunas. Sin embargo, sea que la literatura no vende, sea que algunos opinantes tiraron la toalla, los diarios declararon el cese de hostilidades.
Pero el debate se mudó a la blogósfera, un espacio público que supera las restricciones inherentes al papel. Por ejemplo, los periódicos sólo convocan a notables mientras los blogs escuchan a Johnn Doe y Fulano de Tal: cualquier visitante puede comentar, acotar o despotricar y no hay parámetros de espacio. No hay intereses económicos. No hay amiguismos. Y los lectores no tienen que rezar para que un editor publique sus cartas (mutiladas). Si lo desean, no tienen que identificarse.
La nueva etapa del debate regurgita acusaciones ya disparadas en los diarios. Y engorda listas negras. Pero también descubre nuevos puntos de vista, sólidamente argumentados, para explorar la trastienda de una polémica que aparentó ser un pleito de callejón.
Se argüirá que, con tanta libertad y facilidades de acceso, la internet es tierra de “nadies”. Es frecuente el maridaje entre el academicismo y la chismografía. Pero muchos de esos “nadies” tienen muchas cosas que decir que aún no hemos oído. Algunas sonrojan y algunas halagan el snobismo. Pero los bloggers y los meros internautas han tomado la posta de una discusión que no llegó a poner sobre el tapete los temas medulares.
Sí, leí este artículo en la mañana, porque un amigo me contó. Entiendo que el debate reciente ha encontrado otro medio de expresión en los blogs, es cierto. No es verdad, en cambio, que ese debate en particular sea la razón por la cual estos nuevos blogs han aparecido.
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