12.11.05

La piratería y los escritores del futuro

Escritores no identificados y el señor de Lampa y Miró Quesada (Fotomontaje: gfp).

Un escritor boliviano, más bien gris, hijo de un conocido ideólogo indigenista, arregló de un par de balazos, tres días atrás, una disputa sobre derechos de autor. El asunto parece salido de la zona más oscura de la mente de cualquier autor pirateado, allí donde hasta el más intelectual abriga cierto cariño por la ley de la selva.

Edgar Reynaga (así se llama el letrado vengador) le disparó en el pecho a Carlos Joffré, librero de la calle que tenía entre su mercancía una veintena de libros del otro en edición más bien dudosa (esta es una versión; según otra se trataba de un plagio). Cuando dos amigos de Joffré intentaron defenderlo (dicen que estaban hablando "sobre el indianismo y Simón Bolívar" cuando llegó el exaltado), Reynaga le propinó un balazo más a cada uno.

Horas después, la comisaría a la que fue llevado recibió la visita de un grupo de manifestantes que exigió a la policía entregar a Reynaga para que fuera "juzgado" por la vía expeditiva, en la modalidad tú me lo das y yo lo cuelgo de un árbol.

Una observación: la piratería reina campante entre nosotros desde hace mucho y nada parece detenerla. Y cuando digo nada me refiero sobre todo al Estado, que es nuestra nada más ubicua. El problema lo conocemos todos: los libros legales son tan caros que su lectura es prohibitiva para el setenticinco por ciento de los peruanos y parece un lujo innecesario para otro diez por ciento (lo que deja, grosso modo, un quince por ciento de gente con el dinero pero no siempre con la voluntad o el cerebro para comprar y leer un libro).

Los libros piratas se vuelven la puerta de ingreso a la cultura del libro, simbólicamente: en el Perú esa cultura suele ser cosa casi clandestina. Si se elimina la piratería sin abaratar el libro legal, nos aseguramos de que casi nadie lea en el país y elitizamos la literatura hasta niveles ridículos.

Si se mantiene la piratería como hasta ahora, se fomenta un sistemático menosprecio al escritor (quien, no lo olvidemos, ha invertido una vida entera reuniendo los materiales con los que fabrica su obra) y saboteamos a los editores, empresarios que en su mayoría podrían tener una vida más fácil en otro rubro.

Pero algo hay que hacer. ¿O queremos leer uno de estos días en la prensa: "Bayly abalea a pirata en Javier Prado", "Se sospecha de la Mafia Criolla en asalto a kiosko de Lampa y Miró Quesada", "Los Andinos estarían tras golpe en Parque Universitario"?

19 comentarios:

Oscar Pita Grandi dijo...

Gustavo, casi nadie se atreve a decir que consume cultura y arte(cine, literatura, música, etc.) producida en manera pirata. Es la verdad pero no hay de otra. Ahora esta tendencia ya no es sólo un factor observable en los que menos tienen para gastar en ello. Lo paradógico es que hasta los de economías solventes se dan el gustito comprando, a manera de travesura (un buen barajazo) artículos pirata.
Los lbros de los autores modernos, puestos en la palestra de los medios latinos, europeos y gringos, en su mayoría cuestan en promedio 80 soles. No hablemos del 2666 de Roberto Bolaño (felízmente que ya lo han colgado en la web). Un DVD original vale al entre 20 y 40 dólares. Un CD original cuesta algo por el estilo. La piratería, definitivamente, está matando más a los autores que a los empresarios, pero en esta suceción de muertes, la gente prefiere que sean los otros y no ellos (los consumidores) los que las padezcan. Uno suele pensar que si compra un libro pirata de algún Nobel, no le hará ni cosquillas a la economía del laureado escritor. Lo que no sabe es que en esa acción palomilla, está germinando un virus que parece incontenible e invisible porque apela a la deformación cultural de la sociedad. La Ley del Libro, del cine y demás, son hasta hora letra muerta, un saludo a la bandera. Mientras tanto, que cada quién se las agencie para no privarse de consumir el arte que le atrae. Creo que leer (comprar) un texto pirata (cine o música)no sería peor que dejar de leer (ver cine, oír música). Y el Estado, debe de apuntar a ello.

Un abrazo.

Leo Zelada dijo...

A mi la pirateria aparte de realizar una labor meramente mercantil,también ha logrado que gran cantidad de ciudadanos tengan acceso a la lectura de libros que en una libreria comun y corriente les seria imposible adquirir.
El estado no apoya la lectura y las editoriales pequeñas de Lima no se arriesgan a editar nuevos autores o autores renovadores pero sin valor comercial.Esa es la realidad actual.
Un fenomeno interesante de la pirateria es que no se da en los estratos mas bajos donde con 10 soles que es el precio promedio de los libros que venden,un pobre puede comprar dos menus o pagar una parte de la luz y el agua del mes en su domicilio humilde,sino que la pirateria se da en los estratos medios mayoritariamente.La venta de libros es masiva en la avenida Javier Prado y en ciertas zonas de San Isidro y La Molina.Entonces es en las clases medias donde se tiene que hacer esa labor de concientización;por otro lado el estado debe bajar los impuestos a los libros importados y las librerias bajar el precio de los mismos.
La pirateria es un tema complejo y no es solo un tema penal o de infrigir la ley.

Elvis Mendoza Martínez dijo...

Algo que es innegable es el hecho de haber comprado, en algún momento, una material pirata: sea esto por razones de precios o por no encontrar el mismo en otra parte. En muchos casos quienes han tenido que realizar esto por estas razones, encuentran justificación en su acción. Si uno recorre una de las librerias que se encuentran en el Centro de Lima o en Miraflores o en San Isidro (puesto que esos son los lugares en donde deben estar, según algunos), y si uno es estudiante, amante de la poesía, se encontrará con que podrá comprar alguno de estos libro dentro de mucho tiempo ó quizás tendrá que esperar, que estos lleguen a manos de algún librero o inevitablemente aparezca una copia pirata. Existen muchas ediciones o materiales que nunca llega de forma formal, esto es, a través de librerias y, que en muchos casos unicamente lo podrán encontrar en una copia, en alguna calle del Centro de Lima. Frente a esto: ¿por no comprar una copia pirata, debemos dejar de leer? Es indiscutible que las leyes del libro, del cine... deberían funcionar para los fines que fueron creados, pero ante su inexistente accionar, no podemos ser nosotros los lectores los consumidores de cultura afectados, dejando de comprar un libro, que bien podrían las editoriales y los autores vender a un precio en el que todos podamos adquirirlo. No podemos dejar pasar las 'aspiraciones', de los autores, que sin pretender no reconocer su obra, deben asumir un papel distinto, como intelectuales, en el compromiso de promoteres y difusores de la lectura y la cultura.

Elvis Mendoza Martínez dijo...

'el estado debe bajar los impuestos a los libros importados y las librerias bajar el precio de los mismos.'

Estoy de acuerdo con Leo.

Anónimo dijo...

El estado, el estado, siempre el estado. Por supuesto, deberían bajar los impuestos, o mejor dicho, hacer regir a cabalidad la ley del libro, pero ese es, digamoslo de alguna manera, el problema menor.
Si la piratería existe es, simplemente, porque tiene un gran mercado.
Cuando dejemos de pensar en que estamos ahorrando, y nos demos cuenta de que estamos atentando contra los ingresos económicos de un creador (robándole), al adquirir algun producto pirata, las cosas empezarán a cambiar.
En pocas palabras, concientización, no a nivel magisterial o universitario, sino, social.

Carlos M. Sotomayor dijo...

La actual Ley del Libro no contempla la exoneración a los libros importados. Algo lamentable, pues al lector peruano se le hace difícil acceder a novedades editoriales foráneas. Por ello, libros como 2666 de Bolaños llegan a costar, en librerías, cerca de 100 soles. Por otro lado, en el caso de las editoriales nacionales, tampoco se les exonera el impuesto; éstas deben presentar sus boletas para que luego de todo un largo y pesado trámite burocrático se les reembolse dicho monto. Es por ello que en los libros peruanos tampoco se aprecian las supuestas rebajas de precios. Tengo entendido, incluso, que algunas editoriales ya se cansaron de todo ese trámite y no lo van a hacer más (obviamente continuarán con los precios de siempre). Me parece que la Ley fue un "engaña muchachos".

Anónimo dijo...

Lo peor es que nadie parece habarse dado cuenta del enorme potencial que tendría la industria editorial en el país, sería una gran generadora de empleo y divisas, pero el Estado prefiere mantener una mirada indiferente frente a esto.
Se arguye, desde las más altas esferas de la bur(r)ocracia que las exoneraciones tributarias son injustas y que en eso no se casan con nadie. Pero no se trata de exonerar de impuestos a las mineras o a los grandes consorcios industriales que operan en el país, sino de sacar al libro del letargo en que vive entre nosotros.
¿Cómo piensa el Estado revertir o solucionar problemas tan dramáticos y dolorosos como ese 80% de maestros que tiene problemas de lectura, o ese 64% de alumnos de quinto de media (total de colegios públicos y privados) que desaprobaron lenguaje el año pasado? ¿Qué tiene que ocurrir?
Mientras tanto, basta de hipocresías, si no fuera por los piratas, con todo el daño que hacen, no existiría la sensación de que el acceso a la cultura es democrático. Una lástima que esa sensación llegue por la vía ilegal, pero ¿qué hacemos, volvemos a los tiempos de Gutenberg y dejamos la lectura en manos de unos pocos?

Daniel Salvo dijo...

Hay que precisar cosas como la procedencia de los libros importados, lo que incide en su precio tanto como los impuestos. Un libro importado de España, por ejemplo, tiene un precio original en euros. Digamos que su costo es de 10 euros en su pais de origen. Aún quitándole los gastos de transporte, almacenaje, distribución e impuestos (es decir, que estuvieran totalmente exonerados de impuestos), ese libro igual costaria en Peru unos 15 euros. Al cambio, unos 60 soles o mas. Bajarles los precios seria trabajar a perdida.
Por poner un ejemplo: el libro "La isla de cemento" de J.G. Ballard, en la edicion bolsillo de Minotauro, cuesta en España 6 euros. En "Crisol" del ovalo Gutierrez costaba 63 soles. Es decir, 10 soles por euro.
Ahora, es paradojico que, en otros casos, imprimir en España sea mas barato que imprimir en Peru. Ahi esta el caso de las colecciones de narrativa de "El Comercio", que han sido impresas en España, importadas, etc. y se vendian al público en 10 soles. De haberse impreso en Peru, ¿habrian costado mas?

Leo Zelada dijo...

Elvis,

Yo tambien estoy de acuerdo contigo en esto que comentas:

" Es indiscutible que las leyes del libro, del cine... deberían funcionar para los fines que fueron creados, pero ante su inexistente accionar, no podemos ser nosotros los lectores los consumidores de cultura afectados, dejando de comprar un libro, que bien podrían las editoriales y los autores vender a un precio en el que todos podamos adquirirlo"

Leo Zelada dijo...

Asi es Carlos,

La ley de la libro es una estafa,más el añadido que haces es preocupante:

"Tengo entendido, incluso, que algunas editoriales ya se cansaron de todo ese trámite y no lo van a hacer más (obviamente continuarán con los precios de siempre)".


Me alegra verte por aqui Carlos,te considero una persona decente y lúcida.Aprovecho estas lineas para decirlo ante el ataque anonimo del que fuistes victima.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Si 2666 cuesta cien soles como dice el amigo Sotomayor, entonces en el Perú está más barato ese libro que en cualquier otra parte. ¿Cómo es eso de que ya está colgado en internet?

Daniel Salvo dijo...

Oskar, con un sueldo minimo que no pasa de 500 soles (y hay gente que gana menos que eso) mensuales, ¿te sigue pareciendo barato 2666?
Y respecto a "estar colgado en internet", pues algún alma caritativa lo ha escaneado, lo ha convertido en archivo comprimido y está en algún lugar de la internet, listo para ser bajado a tu disco duro. Supongo que con permiso de quienes detentan los derechos de autor

Anónimo dijo...

No he dicho que el libro de Bolaño esté barato. He dicho que está más barato que en casi cualquier otro país. De hecho, estoy seguro de que es un error, debe estar mucho más caro.

Y no es una novela tan buena como otras cosas del chileno. nada que ver con Los Detectives Salvajes o Estrella Distante. Hay dos secciones enteras de ese libro que deberían desaparecer.

Anónimo dijo...

2666 esta 160 soles si mal no recuerdo. Un terrible exceso. Parece increible que en este pais se pretenda "vender" una novela a ese precio.

Saludos,

Rado.

Ivan Thays dijo...

La novela "2666" cuesta 33 euros (38 dolares) en España, así que es un libro caro también allá. El precio se debe a la decisión de Anagrama, apoyada por la viuda, de publicar cinco novelas en una sola.
El precio en el Perú se encarece hasta llegar casi a los 50 dolares por culpa del IGV y demás impuestos que se cobran a las importaciones de libros (y, según me he enterado, están a punto de volver a aplicar un impuesto antes derogado, en contra de lo que dice la Ley del Libro).
En libros tan caros como éste, el margen de ganancia de las librerías es mínimo.
Una solución para éste libro en particular sería importarlo de Argentina, pues la edición Argentina de "2666" cuesta 30 dólares o 100 soles (por los costos más baratos de insumos, Anagrama reedita algunos de sus títulos allá, pero muy pocos) con lo que el libro costaría aquí entre 120 y 140 soles. Pero esa decisión depende de Océano, distribuidora exclusiva de Anagrama en el Perú, y no sé si puede tomar empresarialmente la decisión de hacer algunas de sus importaciones de Argentina y no de España (pues Océano es una transnacional).

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Eso sin contar que tal vez exista una cláusula de distribución dividida en los contratos originales: algo como lo que, creo que pasa (no sé mucho de estas cosas) con Vargas Llosa, entre Peisa y Alfaguara, que se dividen los mercados. Hay que recordar que muchas casas editoriales multinacionales funcionan casi como si fueran independientes de la matriz (en el caso de las Alfaguaras, por ejemplo, Alfaguara Perú tiene que negociar con, por ejemplo, Alfaguara Argentina, para la importación o exportación de libros; no funcionan como si fueran departamentos de una misma gran tienda.

Ivan Thays dijo...

Gustavo, actualmente ya no existe esa cláusula de distribución con los libros de Vargas Llosa, pues Alfaguara ha adquirido todos los derechos desde principios de año para la Biblioteca Vargas Llosa, por lo que es la única editorial con derecho para vender los libros de VLL en el ámbito castellano, lo que ha dejado a Peisa en jaque (ellos deberían retirar sus libros de librerías, pero al parecer están apelando a una cláusula para no hacerlo hasta "terminar el stock" o algo así).
Una anécdota curiosa en torno a este tema ocurrió con el libro de Memorias de Bryce Echenique. Para toda América, Planeta compró los derechos. Bryce le pidió reservarse el derecho para Perú y se los cedió a Peisa. Y en España, los derechos los obtuvo Anagrama. Así que el libro salió simultáneamente en tres editoriales: Anagrama, Planeta y Peisa.
Entiendo que eso probablemente no sucederá de nuevo, porque Planeta piensa comprar -o ya compró- todos los títulos de Bryce (nuevo jaque para Peisa, lamentablemente)

En cuanto a los grupos editoriales, como Santillana o Planeta, ellos llegan a los acuerdos más convenientes para la empresa en las decisiones de importación. Es decir, traen sus libros desde donde les cueste menos o lleguen más rápido, según de qué libro se trate.

IVAN

Leo Zelada dijo...

La pregunta aqui es ¿existen editoriales grandes en nuestro pais o solo son sucursales y concecionarias de otras trasnacionales?

Empero he visto editoriales, independientes y nuevas como PeruLee que vendia libros a un sol o Zignos que lleva publicando mas de 30 titulos en un año y lo mas valioso a nuevos autores.

Leo Zelada dijo...

Altazor es una nueva editorial que publica a autores de provincia y con un formato de calidad parecida a la española.

Menciono estas 3 editoriales como muestra del auge de editoriales independientes en nuestro Perú.