14.3.06

Los raros 1

Iván Thays hace bien en decir que uno de los placeres mayores de tener un blog literario es la posibilidad de recomendar las lecturas que a uno le provoca compartir, o que uno juzga importantes, o incluso cruciales. Quiero, entonces, dejar aquí una pequeña nómina de escritores latinoamericanos a quienes he leído o releído durante los últimos meses y que considero abiertamente recomedables. Muchos de ellos son nombres muy conocidos, otros no tanto, pero todos sin excepción, salvo, tal vez, en sus países de origen, son menos leídos de lo que merecen. Comienzo esta vez con tres de ellos.

Para comenzar, dos uruguayos. La primera es Armonía Somers, la extrañísima poeta y narradora montevideana, autora de unas novelas breves delirantes que prefiguran notoriamente algo de la obra de la chilena Diamela Eltit, con la ventaja de que en Somers todo parece fluir naturalmente, y no como respuesta a un exceso de lecturas lacanianas. Somers tiene una cierta fama merecida por su poesía, pero sus novelas excesivas y peculiares merecen una mirada.

El segundo uruguayo es, por supuesto, Mario Levrero: nadie después de Onetti ha conseguido el nivel único de originalidad que alcanza Levrero en las letras uruguayas. Un reformulador de Borges, un postmoderno que no cree en géneros literarios ni se detiene ante ninguna posibilidad experimental. La imperfección de la prosa en buena parte de su obra tardía es definitivamente intencional: basta con ver sus primeros textos, los más convencionales, para descubrir al estilista. Levrero recorrió un camino paralelo al de Puig en la integración de la narrativa popular dentro de la "alta literatura".

Ya antes he hablado en este blog de algunos argentinos cuyos tomos deberían ser desempolvados de una vez para siempre: Santiago Dabove, Manuel Peyrou, Eduardo Mallea, Silvina Ocampo. Agrego ahora a uno vivo y en plena actividad: Abelardo Castillo (hay varios libros suyos en Lima, por si acaso). Castillo es también un borgiano, sus cuentos son joyas de concisión y agudeza, y sus temas, como muchos de los de su maestro, vienen de la filosofía analítica, la filosofía del lenguaje, la historia de las religiones, etc. Tiene una novelita, apenas un divertimento sobre misterios bíblicos que, si el mundo fuera justo, debería tener la celebridad que tiene The Da Vinci Code. Se llama El evangelio según Van Hutten. Pero lo mejor son sus cuentos, reunidos bajo un título general: Los mundos reales.

Imagen: El ajedrez de Abelardo Castillo (fotomontaje: gfp).

2 comentarios:

enigmas PRESS / Gandica dijo...

Como anécdota a tu post te cuento, aunque parezca mentira, que vine a conocer a este gran sociólogo de las tribus electrónicas, Maffesoli, fue a través de un blog.
Aunque la cantidad de escritores y libros hoy día es exageradamente grande para seguirlos a todos.
Cordial saludo.

Luis Alvarado dijo...

Hola Gustavo
Ya que hablas de escritores latinoamericanos me gustaría conocer tu opinión de algunos que he leído y me han gustado y de los que casi no veo que se comente mucho. Uno de ellos es el argentino Copi, el otro el colombiano Germán Espinosa (le debo a uno de los primeros vano oficio de iván thays haber descubierto la fascinante Romanza para murciélagos, es una de esas cosas que nunca voy a dejar de agradecer). El otro autor es el cubano Severo Sarduy. Bueno, me gustaría saber que opinión tienes de ellos.
saludos