Los juicios por plagio menudean en la industria editorial. El más reciente implica a las dos señoritas de la izquierda, una adolescente indo-norteamericana, estudiante de Harvard, la primera, y una exitosa novelista de best-sellers femeninos, la segunda.
La indo-norteamericana, Kaavya Viswanathan, que tiene diecinueve años ahora, y es una sophomore, es decir, una estudiante del segundo año, en Harvard, firmó, dos años atrás (¡a los diecisiete!), con la editorial Little Bown, un contrato por quinientos mil dólares como adelanto por sus derechos de autor por la publicación de su novela How Opal Metha Got Kissed, Got Wild, and Got a Life.
Ahora que la novela está ya desde hace un tiempo en librerías, Viswanathan ha tenido que bajar la cabeza y aceptar, aunque sea parcialmente, que su novela contiene largos pasajes evidentemente extraídos de dos libros ajenos, dos novelas de la escritora Megan McCafferty. La chica, sin embargo, ha esgrimido la excusa, bastante inverosímil, de que los pasajes ajenos se le debieron de quedar grabados inconscientemente en algún entrepaño de la memoria, y que ella nunca se dio cuenta de que la obra de McCafferty la hubiera marcado tan profundamente...
(Por cierto, ¿quién descubrió el plagio? Un diario de estudiantes de Harvard University, The Harvard Crimson. Eso es lo que se llama compañerismo. Way to go, Crimson).
Se diría que con esto ha quedado demostrado que Viswanathan no era, después de todo, la luminaria juvenil que en algún momentó pareció ser. Pero no es necesaria tal afirmación: nadie creyó nunca que Kaavya o Megan sean genios literarios... ¿Entonces a qué se debe ese medio millón puesto sobre la mesa por Little Brown? A que tanto la novela de Viswanathan como las de McCafferty son perfectos productos de un género en pleno florecimiento, la llamada chick-lit, "literatura para chicas", cuya Divina comedia es un libro conocido indirectamente por los cinemeros: Bridget Jones´s Diary, de Helen Fielding.
La chick-lit puede ser, fácilmente, la rama más vacía de la literatura contemporánea. (Si quieren darse de bruces contra ella un rato, déjense caer por este website). Lo realmente espantoso de esta variante genérica del best-seller es que está hecha para hacer creer a sus lectores que están frente a algo ingenioso (si han visto Sex and the City pueden hacerse una idea: la chick-lit construye una imagen femenina casi siempre esnob, siempre burguesa, siempre blanca, siempre linda y muchísimas veces egotista, un mundo en el que la cantidad de pulgadas en el taco de un zapato es bastante más importante que casi cualquier otro problema humano).
Imagen: a la izquierda Viswanathan, a la derecha McCafferty. Fotomontaje: gfp.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
11 comentarios:
La chick lit que comentas no siempre es blanca. Kaavya Viswanathan es un poco morena me parece.
Un abrazo
Ernesto
Me imagino que alguien ya está escribiendo un paper para integrar la chick-lit al canon como una forma de resistencia al discurso patriarcal.
Hace poco leí un artículo que explicaba cómo es que la crítica se ha equivocado todos estos años al considerar al realismo socialista como una forma de realismo mediocre. El realismo socialista y la vanguardia apuntaban a los mismos fines, solo que empleando distintos medios, decía el autor. Me imagino que este tipo de artículos aparecen por la presión que hay en el mundo académico por decir cosas novedosas. A veces solo importa que sean novedosas, y se olvida que además deben ser ciertas.
Ernesto: como dice mi post, Viswanathan es indo-norteamericana (creo que su nombre deja muy en claro sus orígenes indios; indios de la India, quiero decir). Pero me sorprende que tomes el color de la piel de la autora como motivo para afirmar algo sobre el contenido de las obras del género. También hay todo un mercado de chick-lit para latinas, asiáticas y afroamericanas, pero en todos esos casos, según leo, el patrón estético y de conducta de los personajes es enteramente el de la burguesía urbana blanca.
Estimado Gustavo
No te sorprendas tanto. Más bien a mí me pareció raro que digeras con total seguridad que este tipo de literatura construye una imagen femenina que siempre es blanca. Supuse que si te demoras en decir que Kaavya Viswanathan es indoamericana, tal vez ella hablara más sobre personajes de su comunidad desde la óptica de la chick lit. Y si ella lo hace, también otras lo harían, cosa que en tu comment me confirmas.
Ahora, que has explicado que por blanca te refieres a un comportamiento en particular de la burguesía, te entiendo mejor. Dos cosas distintas son construir una imagen femenina blanca desde el punto de vista racial y otro desde el punto de vista cultural. Interesante como se impone un discurso conservador a través de géneros aparentemente inofensivos.
Un abrazo
Ernesto
PD: Busqué la novela de Viswanathan por internet pero no di con ella. Después, en las sugerencias que hace google, me salió que se escribe "mehta" en lugar de "metha".
eso de la chick lit va asociado últimamente con otra nueva "moda" de tintes terriblemente conservadores: el tejido. puede sonar inofensivo, pero cuanto te das con innumerables libros sobre cómo "knitting is empowering" y se construye alrededor de esta noción todo un comercio relacionado, creo que hay que empezar a preocuparse. tejiendo tejiendo, las luchas feministas contra la subalternización* de las mujeres y lo femenino se anula por una "gracia" del mercado.
* para aquellos que tiemblan con los términos "importados" de la academia norteamericana: sub-alternizar no es más que marcar la diferencia (algo neutro en sí) con juicios de valor esencialistas según los cuales lo diferente es inferior.
Nando, no entiendo cómo una actividad como el tejido puede ser terriblemente conservadora. Es una actividad humana como cualquier otra.
Que por un lado los magos (más bien hechiceros) del marketing hayan enfocado sus luces a esa actividad y la despojen así de su "aura" benjaminiana, y que por otro las feministas hayan señalado al noble y casi prehistórico tejido como una actividad castrante y paralizadora de las potencialidades de la mujer, es una cosa muy distinta.
Hasta cierto punto me parece bacán que se vuelva al tejido en una época donde se "machucan" demaiados botones y teclas pero no se piensa muy bien lo que se escribe.
(El tejido, me dice aquí mi abuelita respondiendo a mi consulta, te permite pensar en miles de cosas mientras lo haces, una vez que lo dominas, claro está.)
Me parece evidente que en este contexto (tal vez en cualquier contexto) "blanco" quiere decir lo mismo que "mainstream". Y a eso es lo q se refiere Gustavo. Como alguien q cada semana lee, por lo menos, decenas de contratapas de libros de esta naturaleza (woe is me), puedo dar fe que en general Chicklit, Black Urban y Latino Urban, son generos q no se diferencian en mucho mas q el color de los personajes.
pvlgo
A mí no me resulta tan evidente que blanco siempre se refiera al mainstream.
claro que tejer es chévere. si yo no tengo nada contra el tejer, mi querido vico. lo que me aterra es la apropiación -o más bien expropiación- de la actividad creativa (sea tejer, bordar o cocinar), que es devuelta fetichizada, cosificada y, encima, con mensajes contrabandeados del tipo "las que tejemos somos las mujeres" y "todo tiempo pasado fue mejor". y esa nostalgia del pasado se da en una sociedad como la estadounidense, donde esos tiempos pasados eran los de la supremacía blanca y la exclusión.
ya me gustaría a mí aprender a tejer (me parece bastante difícil), pero no engordándole el bolsillo a estos mercachifles.
otra vuelta de tuerca más. la música negra ha sido reapropiada, reelaborada, reempaquetada y vendida por la industria después de pasarla por filtros que la hacen digerible para el mainstream. que el hip-hop que más vende sea el que consagra la imagen del "negro maleante" no quiere decir que no haya otro hip-hop, que proviene del mismo sector social pero en el que se expresan articuladamente el diagnóstico y la protesta política. ahí están mos def, wyclef jean y michael franti como muestra. a michael franti no se le escucha en los eeuu porque simplemente no lo pasan en la radio. donde sí se le puede escuchar es en canadá. es llamativo, además, ver a chicos blancos de mucho dinero consumiendo gangasta rap y adoptando poses de cafichos y/o vendedores de drogas desde la traqnuilidad de su posición económica. desde hace mucho tiempo los estereotipos le dan de comer a mucha gente.
otrosí: deberían escuchar a immortal technique, que se mandó con un hit underground que se llama "bin laden" (en cristiano, con escuchar quiero decir "bájensela de internet"). la cosa es que el pata vive en el bronx, estuvo en la cárcel y ahí estudió marxismo, se hizo fan del che guevara y ahora es un radical. pero, por qué sería esto tan interesante? ese es un camino que muchos siguen or aquí. bueno, el pata es PERUANO. pero no es solo por camiseta que les digo esto. la canción vale la pena...
Tanque de Casma,
La primera parte del ultimo comentario de Nando responde a tu duda sobre la identificacion de lo "mainstream" con lo "blanco" (asi entre comillas, para dejar en claro la complejidad de los terminos). Todo lo que es mainstream, venga de donde venga, pasa por un prisma que es, a fin de cuentas, occidental.
Publicar un comentario