17.8.06

Hace veinte años

A raíz del debate crecido en torno al caso Grass, al que me he referido nuevamente en el post anterior, más de uno (por ejemplo, Iván Thays) ha recordado la vieja polémica, veinte años atrás, entre Vargas Llosa y el novelista alemán.

A quienes no tengan a la mano los documentos de esa mítica bronca entre dos grandes favoritos de la afición novelesca, les dejo acá un texto que debe de resultar interesante para varios: la Carta a Günter Grass que Vargas Llosa publicara en Vuelta en agosto de 1986, hace precisamente veinte años.

El texto de Vuelta está en pdf, y tiene una diagramación un tanto caprichosa (además de un par de errores de montaje bastante evidentes) pero es perfectamente legible si le dan un poco de aumento en sus monitores.

Imagen: veinte años de una polémica memorable.

4 comentarios:

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Hizbolá es un grupo terrorista que controla el Estado del Líbano desde hace tiempo, y lo usa como base para cometer crímenes en el aledaño Israel. El último de esos crímenes fue el secuestro de dos soldados israelíes (que las Naciones Unidas han ordenado liberar sin obtener resultados). Eso desencadenó esta invasión.

Me pregunto que diría el comentarista del seudónimo ridículo si Chile acogiera a un grupo terrorista que secuestrara soldados peruanos. ¿Sería el Perú el culpable del conflicto subsecuente? Obviamente, eso sería una idiotez.

El colmo de la bajeza de los antisemitas es el uso descabellado que hacen del argumento del Holocausto. En sus mentes frágiles pero malintencionadas, la idea es esta: millones de judíos fueron asesinados por los nazis y, en consecuencia, ahora, cuando son agredidos, no deberían defenderse (porque el Holocausto les debería haber enseñado a ser buenos y dóciles). Hay que ser bajo para utilizar de esa forma un argumento histórico.

Y está claro que estoy hablando de un caso puntual. Es muy distinto, y mucho más complejo, el problema judeo-palestino. Hay quienes no quieren ver esa complejidad, y prefieren pensar que Israel es un Estado criminal y que todo cuanto hace es maligno. Quienes piensan así, quieran o no aceptarlo, son antisemitas, es decir: incapaces de razonar y distinguir, prefieren demonizar la figura de "los judíos" y atribuirles todas las culpas. Por supuesto, esa es una postura muy de moda en la izquierda más superficial, lamentablemente.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

El anterior es un ejemplo perfecto del delirio de las mismas mentalidades que inventaron la famosa "conspiración judía mundial", que condujo al Holocausto. Para esas personas, que ven a los judíos sionistas (es decir, a los judíos que piensan que tienen derecho a tener una patria como cualquier otro pueblo) como si fueran demoniacos, la única solución es la solución final. Dan lástima. Y más lástima dan cuando se avergüenzan de sus propias ideas y les tiembla hasta el alma antes de firmar sus pataletas.

Y claro, no defiendo a Sharon, alguien que debería estar en la cárcel desde hace mucho, ni a ningún asesino de ninguna nacionalidad. Pero el ex "Peluche" ahora transformado en "A. Diaz" (y que debería saber que su apellido lleva tilde) haría bien en darse cuenta que con países como Irán e Irak al lado, países donde el Estado celebra la ocurrencia del Holocausto, los israelíes no pueden permitirse los lujos utopistas que propone el anónimo.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Sigo recibiendo mensajes de "Peluche". Parece que no ha quedado claro: en este blog se firman los mensajes con nombre propio o si no, nada. Nadie viene acá a moralizar enmascarado.

Daniel Salas dijo...

Hay algo muy extraño e incuestionado en opiniones absurdas como las de Peluche que no son, desafortunadamente, infrecuentes.

Nadie de los que lucharon contra el nazismo pidió alguna vez la desaparición de Alemania. Y si un estado terrorista hubo alguna vez fue el liderado por Hitler. No se conoce a un tibetano que luche contra el colonialismo chino que demande la desaparición de China. Sin embargo, sí ocurre que hay quienes no solamente se oponen a las políticas del Estado de Israel sino que, además, exigen la desaparición del país. Lamentablemente, también existen quienes desearían la desaparición de Palestina. Pero si puede haber una solución, ella pasa por la aceptación de la existencia de ambas naciones y ambos estados. El camino solo puede seguirse mediante la afirmación de la democracia en las naciones árabes e israelíes. Y, aunque se disfrace de "resistencia", Hezbolá es cualquier cosa, menos un movimiento democrático.

El razonamiento de Peluche incurre en la misma simplificación de quienes apoyan a impresentables como Hugo Chávez o Evo Morales: no importa que promuevan la demagogia, el populismo, el narcotráfico y la extorsión, con tal de que se opongan al grandullón.