Estoy convencido de que, coyunturalmente, en el momento en que una obra literaria o una pieza teatral o una película (o cualquier discurso u objeto artístico en general) es dado a conocer al público bajo un cierto perfil, ese perfil, creado casi siempre por su propio autor o por sus editores o productores, debe entrar en juego en el juicio crítico.
Un ejemplo notable se dio con la novela Abril rojo, de Santiago Roncagliolo. Como se sabe, es un thriller que echa mano de la violencia política en el Perú y usa el tema como un elemento entre otros para construir un enigma policial, todo lo cual, está de más decirlo, es inobjetable y válido.
Pero el autor y la editorial, por todos los medios posibles, se han encargado de afirmar que el libro es un aporte y la señal de una nueva dirección en el pensamiento peruano sobre los años de la violencia.
Planteado así el asunto, es perfectamente legítimo objetarle a la novela su trato superficial del tema de la violencia política, su carencia de reflexión, su despreocupación radical ante las raíces y las ramificaciones del problema, etc. Incluso su incapacidad de generar un marco ficcional verosímil para su propio relato dentro del marco histórico al que, según se insiste, el libro se refiere. Es un deber de la crítica hacer notar esto precisamente porque debe quedar en claro que el libro no es aquello como lo cual se anuncia.
Eso no quiere decir de ninguna manera que siempre haya que pedirle, a cualquier ficción, que sea la representación de un cierto espacio o régimen social, que satisfaga algún tipo de correspondencia entre ella y un mundo real extraficcional, y mucho menos que lo haga fácil y directamente.
Si ese fuera un requisito universal de la ficción, tendríamos que esperar a nuestra llegada a Venus o Saturno para objetar la verosimilitud de ciertos relatos de Clarke. Y entonces acusarlo de no conocer el tema del que habla. O podríamos ser tan ingenuos de ir donde Sergio Leone y decirle que el Far West no es como en sus spaghetti westerns, o donde Mario Vargas Llosa para explicarle que el patrón mítico grecolatino no es parte de la cosmovisión andina (me refiero a su Lituma en los Andes). Y en todos esos casos estaríamos demostrando que no hemos comprendido las obras aludidas.
Tengo la impresión de que la película Madeinusa, de Claudia Llosa, está siendo juzgada, en algunos casos, con ese mismo tipo de parámetro, a pesar de no haberse planteado nunca como una reconstrucción antropológica, ni como un rescate o una interpretación o una reinvención particularmente enjundiosa del mundo andino.
En el blog de Paolo de Lima, por ejemplo, encuentro estas observaciones de Víctor Vich:
"Madeinusa es una película bien hecha, con arreglos formales de calidad, realmente de oficio, con un buen sentido narrativo, una composición notable: se nota que la directora sabe lo que hace, y sabe mucho, pero al nivel de la representación del Perú, o de las identidades andinas, casi no tiene nada interesante que decir: una lectura de género podría imponerse pero ella se ve opacada porque lo que termina diciendo es, en mucho, lo de siempre, una exotización orientalista muy cuestionable y por momentos banal, una especie de Lituma en los Andes con colores de world music".
A mí me llama la atención esa afirmación por varios motivos. El primero es que hace tiempo no escuchaba a un crítico hacer una distinción tan grande entre "forma" y "fondo": la película tiene buenos "arreglos formales" (como si dirigir una película fuera lo mismo que añadirle un solo de violín a una canción de Luis Miguel); tiene "una composición notable", dice Víctor, pero parece que está hablando de estética como quien habla de decoración, porque esa "composición notable" ningún sentido aporta, debemos suponer, ya que el balance final de Víctor es solamente negativo: "al nivel de la representación del Perú, o de las identidades andinas, casi no tiene nada interesante que decir".
Entiendo, sin embargo, creo que con claridad, adónde apunta el comentario: puede reducirse a la idea de "Llosa tiene oficio" pero "no dice nada muy interesante sobre el Perú andino". Pero creo que esa es una idea parcial y que se queda muy corta.
Porque no decir mucho sobre el Perú andino no es lo mismo que no decir nada; simple y llanamente porque el mundo andino no es lo único que existe sobre la tierra y porque el marco espacio-temporal de una ficción no tiene por qué ser su único referente, ni siquiera tiene por qué ser su referente más importante.
(Lilliput no es el referente de Los viajes de Gulliver y la isla de Robinson Crusoe no es simplemente una isla. También La ciudad y los perros se rige por variaciones de patrones míticos y heroicos clásicos, como Lituma en los Andes, y sin embargo, como en ella no está el relumbrón cegador del escenario andino, y la intención microcósmica del colegio es muy clara, nadie le objeta a esa novela el ser una deformación de la realidad, pero nadie es tan ingenuo, tampoco, como para pensar que lo crucial de ese libro sea su representación del Leoncio Prado y no, por ejemplo, su discurso sobre la disolución de la moral en los autoritarismos).
Si la película es una composición notable, dudo que sea hueca: si no dice nada sobre el Perú andino y sus "identidades" (palabra que, ella misma, nada dice), eso no significa que no diga nada sobre ninguna otra cosa. No se puede ver una película buscándole sólo un contenido y descartándola si ese contenido no está allí. Salvo que ella misma o su aparato promotor quieran hacer pasar gato por liebre y, entonces, la observación se vuelva imprescindible.
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16 comentarios:
Tiene oficio", dicho en un tono paternalista e indulgente, es una de las frases que más me irrita. Desafortunadamente, Vich se vuelve a equivocar. Tomando una frase de Borges, Vich es un crítico infalible en el error.
La pregunta que me hago es ¿por qué el mundo andino debe ser representado en términos de identidades y por qué no se plantea lo mismo para la representación de Lima? Parece que si no vemos los Andes y a los andinos en términos de identidades estamos mal. ¿Qué pasa con los modelos mito-poéticos que se transmiten por igual mediante la literatura o el cine? ¿Los andinos, los no blancos, no pueden verse de esa manera porque eso significa exotizarlos? ¿Acaso Ulises no puede ser cholo? ¿Acaso Antígona no puede vivir en la sierra peruana, como lo han demostrado Watanabe y Yuyachkani?
Es como si dijéramos que los gauchos de Borges son objetables porque son personajes mito-poéticos y no sujetos con identidades problemáticas. ¿No es curioso, además, que Vich, un crítico "postmoderno", pida "realismo"?
Lo peligroso es que, si invertimos el razonamiento de Víctor, podríamos decir que existen obras que no muestran oficio pero que despiertan interés por la importancia del tema o la representación del Perú que muestran... es decir, no solo dejaría de ser un crítico "postmoderno" sino que se convertiría en una versión actualizada de uno de esos intelectuales ridículos de hace décadas que justificaban cualquier mamarracho por la importancia del tema o porque su autor era un proletario o un representante de un grupo marginado, autores sin talento pero con "buenas intenciones".
Po otra parte, Víctor cae en una contradicción evidente.
Cuando se refiere con desprecio a la World Music yo entiendo que se está refiriendo a esa música que recoge elementos autóctonos y los presenta, a través de recursos musicales y de producción, de manera exótica, según los estándares del gusto occidental. Como se ve, siguiendo la dicotomía que defiende Víctor, en esa música la FORMA es la que hace que el CONTENIDO se banalice.
Si "Madeinusa" no llega a ser verosímil como representación del Perú -no creo que sea esa su intención, pero estoy siguiendo el razonamiento de Víctor- y es más bien una "exotización", será justamente porque la FORMA de presentar el drama -los colores, la fotografía, los diálogos, las actuaciones, las tomas, el casting, etc.- hace trivial el mundo andino representado, o lo hace exótico.
¿Cómo puede entonces Víctor alabar tan entusiastamente el nivel formal de la película y el oficio de la directora?
Todos los comentarios concuerdan en que Madeinusa es una película bien hecha. Y también en que no es exhaustiva en la exploración y presentación de lo andino. Tras eso habría que determinar que es lo que se plantea la película. Especulemos por que no la hemos visto: explorar la interioridad femenina o la andina. Supongo que si trata de indagar en la interioridad de la gente del ande probablemente resbale. En lo primero parece que acierta.
Lo que corresponde es evaluar la producción en base a los objetivos que se plantea.
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¿Alguna referencia que se pueda consultar sobre el asunto de las variaciones de patrones míticos y heroicos clásicos en VLL? Se agradecerá.
Caramba!!, a jugar a la guerrita, ¿¿nuevamente??
Resulta bien curioso que acusen a Madeinusa de no representar bien o con realismo la identidad de los andes. Lo digo porque cuando entrevisté a la directora ella me recalcó que se había esforzado por no usar ninguna tradición, baile, canto, etc, que existiera en la realidad.
Otra crítica que he leído es que deja mal parados a la gente del ande que se aprovechan de un ingenuo limeño. Yo he visto la película y no entiendo esa clase de crítica. ¿Se esperaba que el limeño fuera el pendeivis que sacaba provecho de los campesinos? Dicho sea de paso, la representación de ese papel de citadino es, para mí, el punto bajo de la película.
MADEINUSA es de esas películas (cosa rara en Perú) que más allá del lapidario o balsámico veredicto, sería mejor apreciada, o en todo caso, no tan mal vista, si se tratase por aislado lo estético de lo argumental en ella. En resumidas cuentas, el hilo dramático, la misión de los personajes, el trato ligero del guión y el desarrollo de las situaciones son mero pretexto para que pise fuerte lo luminoso, lo bucólico y colorido osea, lo visual, que es lo que mejor ha tratado el film. Una preocupación estética y no social. LLosa no es Antropóloga sino Comunicadora. Su intención no ha sido la denuncia, sino, pienso yo, sacarle la vuelta a algunas tradiciones latentes desde siempre en el Ande; las mismas que son casi desconocidas por quienes no vivimos ahí. Y quizás eso la condene. Sucede que, a pesar de conocer a medias o de oídas dichas tradiciones, ya sabemos, en todo caso por lo aprendido en el colegio, que cosas pudieran ser verdaderas y cuáles no. El mundo de MADEINUSA es todo ficción, según su directora; pero una ficción dificil de arrancar de la realidad que ya todos creemos conocer, y tal vez por ello es que la percibimos falseada.
Por lo demás, lo único capitalino vivo que me pareció rondar en la película (ya que el actor no llega a nada), fue el tratamiento a distancia, como con pinzas, de ese bacanal que se gestó en el Ande, en el imaginado por Caludia LLosa.
Nabokov enseñaba a sus alumnos de Cornell (lamentablemente varios años antes de que yo fuera, y a otra facultad) que toda obra de arte es la creación de un mundo nuevo, al que es preciso aproximarse con la disposición de conocerlo en todos sus detalles, y sin relacionarlo con los mundos conocidos.
Su estupenda afirmación de que las novelas son cuentos de hadas puede perfectamente ser aplicada a los filmes.
Ya. Entonces la película no tiene nada que ver con la realidad andina. Es una invención de la directora-guionista que se pudo bien haber filmado en un estudio en Hollywood.
¿Es así como se esta promocionando en el Perú y en el exterior?
Si es así ¿Hubiera sido apropiado que la película arranque con una nota diciendo eso?
Deja algunas dudas. Es como si hubiera hecho alguien una película filmada en Lima, con locaciones conocidas limeñas, con actores limeños, y en ella la trama desarrolle algo falso y totalmente inventado y tirado de los pelos, pero con cierto asidero en la realidad. Por ejemplo que los estudiantes de universidades privadas tienen como costumbre cotidiana -normal y socialmente aceptada- secuestrar y violar chicas de los barrios humildes de al rededor de la ciudad. Exageremos más para aumentar el efecto dramático de esta invención: y que suelen hacerse un tajo con un cuchillo en el pecho por cada expedición exitosa de esas.
Digo esto tratando de equiparar el asunto de tirar la comida al suelo, pasear a una muerta en su cajón para darle de comer y beber y cosas por el estilo que la directora nos dice son de su invención y no tienen nada que ver con las costumbres del ande.
O sea, si alguien plantea una película así en un ambiente como Lima, aun sin llamar a la ciudad por su nombre si no, digamos recontra originalmente, “Amil”, por mas bien filmada que este, los limeños saltarían hasta los andes, digo, hasta el techo. ¿O no?
Aqui un video en
el que la directora habla de la pelicula y su filmacion.
Daniel Samanez: no entiendo bien. Esa pregunta tuya sobre si así se promociona al Perú en el extranjero, ¿es irónica, no? ¿O estás preguntando en serio? ¿De cuándo acá el arte tiene que responder a un interés publicitario o propagandístico?
Otra cosa: en caso de que te hayas confundido en el pasado con ese tipo de cosa, será bueno informarte que en New York, a pesar de lo que dicen las películas, no hay ni brujas ni vampiros ni gorilas gigantes en los rascacielos ni, por el momento, invasiones extraterrestres. Y sin embargo el alcalde no se quejado por la mala publicidad.
Gustavo Faverón, no me refería a que la película promocione al Perú en el extranjero de una manera u otra. Me refería a como es presentada y promocionada la película en el extranjero. Esto en la línea de tu observación de que Abril Rojo es presentada y promocionada como “un aporte y la señal de una nueva dirección en el pensamiento peruano sobre los años de la violencia.”, esto es, como algo que no es.
Ahora, respecto a tu observación sobre NY, pues me dejas más tranquilo, seré menos aprensivo la próxima vez que la visite, aun cundo estoy convencido de que vi varios de chupa-sangres cuando estuve ahí… Pero en serio, cuando nos presentan una película sobre vampiros ambientada en NY tú y yo sabemos que se trata de una ficción, manejamos los mismos referentes, no hay problema. Pero si se la presentas a alguien en un pueblito alejado de la selva, en donde la gente aun mantiene una visión mítica y mágica de la realidad, créeme que le dejas con dudas… y probablemente aprensión a visitar NY.
Mucha de la gente que será expuesta a Madeinusa no tendrá manera de saber que es real y que no, por falta de referentes. Por eso es que sería conveniente una advertencia al inicio de la película al respecto. Supongo que es posible que la hayan incluido. ¿Alguien tiene el dato?
Hola, Samanez. A los años.
Supongo que la advertencia que quieres es del tipo "los hechos y personajes que aparecen en esta cinta son una invención. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia". Eso dejará tranquilos a los vecinos de Cornell o de la Florida, gente que mantiene aún una visión mítica y mágica de las cosas.
Bueno, un abrazo
Carlín
Me refería a Nabokov porque él enseñaba (si mal no recuerdo en su CURSO DE LITERATURA EUROPEA) que era impropio aproximarse a las obras de arte como si éstas fueran un reflejo de la realidad, lo cual es precisamente -al menos eso entiendo yo- uno de los temas centrales en este post de Gustavo.
En ese sentido, coincido con quienes expresan que un filme (sea Madeinusa o cualquier otro) no debe ser valorado negativamente porque no "refleje" con suficiente rigurosidad una determinada realidad social o histórica.
Espero haber aclarado el sentido de mi comentario a quienes no lo hayan entendido, aunque no por eso pretendo que estén de acuerdo con él.
Saludos a todos,
Octavio
Habla Carlin. Si, a los años. Dime, ¿Te comento la directora por que se esforzó en no usar manifestaciones culturales reales en el film? ¿Alguna idea de porque se decidió a inventarla las que muestra?
Creo que tendré que ver la película para poder dar una opinión completa. Hasta ahora me estoy basando en reseñas y en el “making of”. Hacer una película ambientada en una cultura distinta a la de los que filman es difícil.
Por lo que veo hasta este punto es esta actitud por parte de la directora: “como no conozco bien el ande y su cultura, lo que no se me lo invento”. Es decir la película podría estar bien filmada pero se relacionaría con el ande en el mismo nivel que
“The Emperor's New Groove”, o sea, casi nada.
Haber filmado en los andes entonces le sirve a ella, no ha los andinos.
Creo que mejor, más respetuoso, hubiera sido decir “como no conozco bien el ande y su cultura, sobre lo que no se, me informo”.
Yo sigo sorprendido con ese tipo de comentarios (como el último de Daniel Samanez). Es un criterio que no tiene nada que ver con el arte ni con la literatura y ciertamente parece desconocer la imaginación como factor en la creación artística. Es como decir que Borges, en "Los Teólogos", en "La biblioteca de Babel", en "La lotería de Babilonia" o en "Tema del traidor y del héroe", debió abstenerse de hablar sobre la Europa medieval, las culturas clásicas o las orientales o la Irlanda de las luchas independentistas porque sus cuentos, en vez de informarse "respetuosamente" sobre esos marcos culturales, los inventan libremente. ¿Por qué algunos no piensan eso sobre Borges y sí con esta película? Por chauvinismo puro.
(Todo eso me hace recordar, por enésima vez, aunque no sea exactamente el caso) la oportunidad aquella en que el profesor Ricardo González Vigil criticó a MVLL porque, a partir de la lectura de "Lituma en los Andes" los gringos y los europeos iban a pensar que los peruanos somos caníbales... ¿No les parece que se les ha quemado el chip de la imaginación, la simple capacidad de entender la ficción como creación y no como copia?
Yo ahora no entiendo como seria mi chauvinismo según Gustavo Faverón, a no ser que piense que soy argentino y que creo que Borges es lo máximo… no por ser el escritor fuera de serie que es si no por ser argentino, claro. En todo caso se me podría reclamar un chauvinismo a la inversa, que pienso que la película por ser peruana es mala, lo que no es cierto.
Ahora, respecto Borges, teniendo en cuenta lo meticuloso y extensamente leído que era, lo ultimo que podemos decir es que no estaba informado de los temas sobre los que escribía. Por otro lado, en sus ficciones, ¿alguna vez Borges se mostró irrespetuoso con algún grupo nacional, étnico o cultural?
Y que viva la imaginación. Claro que tiene un papel central en la creación artística. Pero no por eso vamos a dejar de lado el respeto a otras culturas. Sobre todo a aquellas con las que convivimos.
Digamos que si Claudia Llosa hubiera querido echar mano a la imaginación para elaborar al pueblo de su película pues en buena hora. Pero hubiera sido más respetuoso que deje de lado lo andino totalmente y recree un pueblo fruto completamente de su imaginación. Ahí si no habría problema.
Que pasa, por ejemplo, si un digamos hindú va a Europa y hace una película totalmente tirada de los pelos en la que muestra a los europeos varones todos como gays y las mujeres todas como lesbianas. Esto como trasfondo de un uno de sus melodramas, en donde la pareja protagonista es hindú. Y no lo hace como comedia o parodia si no como un escenario realista con tomas en Europa, ¿no seria eso ridículo? ¿No seria una falta de respeto? ¿O se aplica entonces ahí también el criterio de que la imaginación puede mostrar todo lo que le da la gana en las locaciones que le da la gana?
A mi me sorprende como es que nosotros con manejamos el criterio de responsabilidad cuando hablamos de temas culturales, entre ellos, el de creación artística. Se maneja , muy distinto en EEUU. Por ejemplo en una entrevista a Daniel Alarcón le preguntan:
You’re in an interesting position, given that you’re a Peruvian-American writer, but in many ways you’re an outsider in Peru, having grown up in Birmingham, Alabama. What kind of responsibility do you feel, if any, writing stories set in Lima?
La entrevista, muy buena, esta
aquí.
Ese tipo de preguntas y de exigencias es cotidiana en US. Pero en nuestra cultura criolla es totalmente alienígena: ¿responsabilidad?, ¿quien, yo?, ¡pero si soy un artista!
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