Días atrás, alguien mencionó (he olvidado si en un comentario de este blog o en un correo electrónico: no logro encontrar el texto) a un tal Felipe Alfabu, escritor catalán radicado en los Estados Unidos, a quien valía la pena seguir la pista.
No encontré el nombre rápidamente porque había una errata en la escritura: el autor se llamó Felipe Alfau (1902-1999), nacido en Barcelona y establecido en New York desde 1916.
Un amigo catalán, Joan Ramon Resina, mi ex profesor en Cornell y quien desde hace poco está al frente del departamento de Español en Stanford, me dice que los libros de Alfau difícilmente son los de un amante de Cataluña: sus escenarios hispanos son castellanos, sus referencias casi siempre a Madrid.
Alfau es un misterio: su vida suena interesante; es uno de esos autores que, como Conrad o Nabokov, migraron de lengua para escribir su obra; su trabajo es descrito por algunos como un antecedente sorpresivo y logrado de los llamados narradores postmodernos anglosajones (gente como Barth o Pynchon o Barthelme); su personalidad parece, por lo menos, polémica: se dice que era racista, segregacionista, enemigo de los negros, los latinos y los judíos, cosa, por cierto, que lamentablemente sorprende poco en un español de principios del siglo pasado.
Al parecer, sus libros no trasuntan esas fobias, porque quienes le atribuyen esos rasgos lo hacen en referencia a conversaciones o actitudes atestiguadas, no a páginas o pasajes o sugerencias textuales.
Publicó en vida un libro de cuentos intervinculados, o más bien una novela desgajada en relatos parcialmente independientes (imagino que algo al estilo de Obabakoak, del vasco Bernardo Atxaga). El título era Locos: A Comedy of Gestures.
Aunque escribió también un conjunto de cuentos para niños (Old Tales from Spain) y un puñado de poemas (que Ilán Stavans ha recopilado y editado bajo el nombre de Sentimental Songs: la poesía cursi, su otro libro crucial fue también una novela, Chromos, cuya suerte es curiosa.
Chromos fue escrita a fines de los años cuarenta, pero su autor, desanimado por la nula receptividad de la crítica y los lectores a su obra previa, la encajonó en casa y no la dio a la imprenta hasta que, más de cuatro décadas después, un hombre que había leído una vieja edición de Locos lo contactó para preguntarle si había escrito otras cosas. La respuesta fue positiva. El hombre resultó ser un editor con ganas de reescribir el capítulo Alfau en la historia de la literatura.
Chromos, así, apareció en 1990, tuvo dos ediciones adicionales en dos editoriales distintas durante el año siguiente, fue aclamada por cierta crítica como una joya postmo adelantada a su tiempo, y llegó a ser finalista en el National Book Award de los Estados Unidos.
Yo acabo de comprar online copias de Locos y Chromos y espero contarles dentro de poco si los libros dan la talla de la leyenda que rodea a su autor. (No sé si existen traducciones al español).
Imágenes: Locos, Chromos y Alfau en su juventud y en la vejez, cuando fue redescubierto.
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1 comentario:
En BARTLEBY Y COMPAÑÍA hay una interesante referencia a Felipe Alfau y su obra. Javier Marichal, quien gerencia la librería Estudios de los jesuitas del colegio San Ignacio de Caracas y es, además, un amante de la obra de Vila-Matas, alguna vez colocó en mis manos un ejemplar de LOCOS: UNA COMEDIA DE GESTOS. A pesar de que no compré el libro, recuerdo claramente que había sido editado por Seix Barral.
Según lo escrito por Vila-Matas, el mismo Alfau en un pasaje de CHROMOS, su última obra literaria, achaca al "haber aprendido inglés y haberse hecho sensible a complejidades en las que nunca había reparado" su renuncia a seguir escribiendo. Tal vez esto lo convierta en una especie de escritor singular, no equiparable a Nabokov o Conrad, quienes más bien encontraron en el idioma inglés un excelente vehículo para su escritura. Saludos y buena lectura.
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