Esta noticia no tiene pierde: en 1958, cuando el gobierno soviético prohibía la circulación en su territorio de Doctor Zhivago, la novela de Boris Pasternak, y la Academia Sueca se refugiaba en un legalismo para no otorgarle el Premio Nobe al ruso, la CIA y la inteligencia británica se encargaron de despejar el camino del escritor hacia el máximo premio literario mundial.
¿Cómo es eso? Sencillo. Parte del reglamento de los Nobel incluye una cláusula particular: con miras a ser juzgada y considerada para el premio, la obra de un autor no sólo debe haber sido publicada en una lengua al alcance de los académicos suecos, sino que tiene que haber sido publicada también en su lengua original.
Muchos libros de Pasternak habían sido editados en ruso y traducidos, pero no era ése el caso con Doctor Zhivago, la obra por la cual muchos juzgaban correcto premiar a Pasternak, que existía sin embargo sólo en versiones extranjeras, y no en su lengua original.
La CIA y la inteligencia inglesa se encargaron de descubrir que cierto día de 1958 un manuscrito original en ruso de la novela estaría en una maleta a bordo de cierto avión. Desviaron el avión hacia Malta, detuvieron el vuelo allí por dos horas, hurtaron la maleta y fotografiaron página por página el manuscrito antes de devolverlo todo y dejar que el vuelo continuara.
Días más tarde, transcribieron el texto de las fotografías, prepararon una edición en papel ruso, con tipografía propia de las ediciones soviéticas y se encargaron de hacer llegar ejemplares a los miembros de la Academia Sueca. Ese mismo año, Pasternak recibió el premio Nobel. (La historia posterior es conocida: lo agradeció; luego fue forzado a renunciar a él; murió en 1960 y apenas en 1989 su hijo pudo aceptar el Nobel en su nombre).
¿Por qué la CIA y la inteligencia británica se dieron el trabajo de pasar por todo eso? Según Iván Tolstoy (no es seudónimo), el muy respetado investigador literario ruso que ha revelado toda esta historia en un reciente libro, la finalidad esencial de americanos e ingleses era dejar en ridículo a sus competidores soviéticos. Un capítulo peculiar de la guerra fría.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
4 comentarios:
La guerra fría fue escenario de tantas batallas aparentemente nimias, pero cuya resonancia en los medios hizo luego crecer de modo desmedido. La más pintoresca historia sea probablemente la de Bobby Fischer, que almorzó con Kissinger sin saber exactamente quién era y que luego de vencer a Spassky tuvo un recibimiento apoteósico en New York, donde lo coronaron con laureles quienes nunca habían jugado una partida de ajedrez en su vida. Quién diría que con el correr de los años, ese héroe que puso en ridículo todo el aparato ajedrecístico moscovita, acabaría elogiando al terrorismo islámico, tras renunciar a la ciudadanía americana y refugiarse en Finlandia.
Una cosa más: ¿Sabían que Luis Loayza es de las pocas personas que derrotó a Fischer en una sesión simultánea? La partida está en el internet, y luego luego se nota que Loayza no era cualquier felino.
Qué curioso ese dato de la partida de ajedrez. ¿Cuando dices que está en internet te refieres a un seguimiento de la partida o a un video?
Bobby Fischer sabía perfectamente quien era Kissinger. En unos de sus tantos arrebatos, Fischer había amenazado con no jugar su match con Spassky para lo cual Kissinger, a pedido de Nixon, le hizo llegar el deseo del Presidente en representación de la nación norteamericana para que se concrete el match.
Curioso lo de la partida Fischer-Loayza. Siempre me he preguntado si este "L. Leayza" que aparece en mi base de datos del Chessbase 9 como verdugo del máximo genio del ajedrez en una Defensa Caro-Kann es el mismo que escribió El avaro.
Habrá que hacer una llamada a Ginebra y preguntarle directamente a Loayza (debe tener la planilla de la partida firmada por el mismísimo Bobby Fischer). Una Scaneada de la misma no caería mal. Todo un orgullo.
Gustavo:
El suyo es, sin duda, uno de los mejores blogs culturales que conozco y leo diariamente.
Mis felicitaciones y mi admiración.
Publicar un comentario