Una caída que parece durar mil años
En la época en que leía a Saramago con placer (todavía lo hago, de vez en cuando, pero no suele tratarse de sus libros más recientes), una de las cosas suyas que más me gustaron, junto a la monumental y entretenidísima novela Memorial del convento, fue una colección de cuentos llamada Objecto quase (en español la publicó Alfaguara como Casi un objeto).
Creo que es el primer cuento de ese libro el que se titula Cadeira, es decir, Silla. Si lo encontrase en internet lo enlazaría, pero lo he buscado sin suerte. El relato, que no es particularmente corto, cuenta una historia mínima: un dictador está sentado en una silla; las maderas y los clavos del mueble ceden, se quiebran o se desgarran, la silla se destartala y se abre como si fuera de cartón, y el dictador sentado sobre ella se estrella contra el piso.
Si lo recuerdo bien, el cuento no tiene diálogos, ni descripciones que excedan el marco del hecho mismo; no hay mayor contexto ni se individualiza la figura del dictador (es un dictador abstracto, una categoría). Tampoco se propone una consecuencia luego de la caída, al menos no explícitamente.
El lenguaje de la narración es escrupuloso, atiende al menor detalle: es la voz de un observador que vuelve y vuelve a mirar cada punto una y otra vez, y que, en su acuciosidad, parece capaz de detener el tiempo para seguir mirando: una voz que se deleita en la contemplación de la caída y que, a fuerza de prestarle una atención gustosa y obsesiva, acaba por emblematizarla: la caída de la silla se vuelve la cifra de un suceso histórico, una réplica y un aviso.
En el cuento de Saramago, la caída del dictador dura un segundo pero parece durar mil años. En el cuento tragicómico que vivimos los peruanos con Alberto Fujimori, la caída en verdad dura años y años, y la silla que sustenta al miserable no se acaba nunca de hacer añicos. Mañana viernes por la mañana, salvo que medien nuevos aplazamientos, los jueces chilenos nos dirán si han decidido quebrar la silla de una vez o echarse a los pies del sujeto para servirle de asiento a su impunidad.
Fotomontaje gfp.
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2 comentarios:
Ganó la prensa parcializada anti-fujimori y no es la unica victima de esa matoneria que comparten con las ONGs odiosas que fueron hasta chile a amenazar al juez de primera instancia y mandaron sus amenazas a los miembros de la corte suprema. Con gente asi,que no esperaron hasta el fallo definitivo para buscarle la peor carcel posible (amparados en su poder ilegítimo de dictaminar quien es un santo -ejm: paniagua no lo era- y quien no) en sus pervertidas fantasias, sin atender a las garantías mínimas de PRESUNCION DE INOCENCIA y DERECHO AL BUEN NOMBRE, repitieron los mismos rumores como si un rumor fuera una prueba. A todos aquellos que apoyan los rumores les pregunto, ustedes estan dispuestos a ser encarcelados por un rumor? Eso le ocurrio al falso "taxista violador", un año en la carcel hasta que fue declarado inocente. O aquel discapacitado mental que se arrojó del tercer piso del palacio de justicia porque la prensa lo acusaba de ser el monstruo violador de niños que no era, etc... La prensa peruana es tiránica.
Qué tal rataza y qué tal conchudez el de arriba, querer confundir casos humanos y rumores periodísticos con un asesino de merde, que hizo del país el paraíso de la tiranía y la corrupción. Estos voceros, que ahora ostentan cargos públicos y viven de las migajas de lo robado nunca van a perdonar el triunfo de la verdad y la justicia. No somos idiotas señor cambionoventista. La cárcel también debería de incluir a tipos -arribistas- como el susodicho señor.
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