15.10.07

La rebelión del pavipollo

Alonso Alegría en dos columnas: mi aporte al Blog Action Day

Estas son dos columnas recientes de Alonso Alegría en el diario Perú 21: la primera se titula "¿En peligro el pavipollo de pico verde? ¡Qué se muera! y la otra es Que vivan los animales y los humanos mueran.

Con razonamiento de acero (y el acero, como sabemos, no razona),
Alegría demuele en mil palabras cualquier cosa que sea que los movimientos ambientalistas y los científicos de la ecología hayan propuesto, probado o especulado en décadas recientes.

¿Cómo lo hace? Fácil: Alegría sostiene que el humanitarismo y la ecología no tienen vínculos (de hecho, peor aun: los contrapone) y que la desaparición de las especies animales en nada afecta al ser humano.

Es decir,
Alegría cree, en resumidas cuentas, que el mundo se puede acabar y la gente seguiría existiendo.

Como quien pone la cereza sobre el pastel, Alegría caricaturiza la cuestión reduciéndola a confrontaciones inexistentes y construyendo escenarios en los que, si alguien elige luchar por la preservación de un ecosistema, en el fondo está escogiendo no luchar por los pobres, como si cada centavo que se gasta en la conservación o el estudio del medioambiente significara un beneficio para los animales y un acto de desprecio hacia los seres humanos.

(Para entender el error de Alegría, hay que acudir a los libros, y si la ciencia no es nuestro fuerte, podemos leer fabulillas como, por ejemplo, la de la Gallina de los huevos de oro, donde se explica cómo es que acabar con la fuente de un recurso natural puede afectar la vida de las personas).

¿Por qué publico esto dentro del marco ecologista del Blog Action Day? ¿Por qué no publico, en su lugar, algo más constructivo? Verán: en el fondo, leer estas dos columnas de Alegría puede tener consecuencias constructivas; puede, incluso, ganar mentes para la causa ecologista. A mí, por ejemplo, me hizo sentir lástima por los árboles que son talados cada día para que pavadas de esta estirpe puedan reproducirse y venderse a nivel nacional.

(A propósito: ¿será que ahora Alegría gasta más plata en donaciones para los niños pobres que en entradas para la plaza de Acho? ¿O es que hasta allí nomás llega su humanismo?).

Imagen tomada de aquí.

2 comentarios:

Vicky dijo...

Gracias plenas por este post.

Me duele profundamente que la gente que tiene acceso a los medios de comunicación -como el Sr. Alegría- pueda publicar cosas tan desubicadas acerca de algo que es tan delicado y fundamental en el desarrollo de los pueblos, como es el respeto a la ecología.

Cuando álguien indica que proteger niños hambrientos o en riesgo de fallecer por necesidades extremas, es preferible a proteger especies en peligro, lógico que hace pensar que los que defendemos la ecología somos seres indiferentes a la realidad que nos golpea la cara, bola de snobs que no saben en qué gastar su plata, gente excéntrica que anda cubriendo una plantita de las inclemencias del tiempo, cuidando unos animalitos como si fuéramos imbéciles, en vez de dar de comer al necesitado o ayudar al prójimo que nos necesita.

Sin embargo, no hay nada tan fuera de la realidad de quien defiende la ecología, como ignorar los acontecimientos de la vida diaria. Porque defender la ecología es un canto al amor por los seres humanos, a la vida misma, a los niños del presente y del futuro que vendrán a poblar el mundo que nosotros les habremos de dejar por herencia.

No cuidar lo que tenemos y dejar que todo se pierda, es el camino directo al perecimiento más innoble. Porque éso siginificaría que desperdiciamos todo lo que se nos dió sin merecerlo y que condenamos a nuestros niños a perecer de hambre y de miseria sin hacer nada por salvarlos.

La ignorancia es atrevida, y el Sr. Alegría es un atrevido que no tiene verguenza de exponer la desnudez de su cerebro. Le aconsejo que lea "El mundo es ancho y ajeno" que es lo que su padre nos dejó de herencia al mostrarnos el drama de quienes salen de su tierra por la codicia de quienes les quitan lo que tienen; el dilema de los que corrieron tras el boom del caucho y el descalabro que éso significó para la ecología amázonica. Pero claro, estoy segura que nunca entendió lo que su padre quiso dejar constancia. Si lo hubiera entendido, jamás hubiera escrito tantas estupideces juntas.

Anónimo dijo...

El Sr. Alegría no dona nada a los niños pobres, si en más de una oportunidad ha declarado su afición por Acho.