18.11.08

Profesores

La tercera vía

Aunque era una reducción poco sutil y bastante arbitraria, era lo que se decía en la época en que yo estudiaba literatura: que la carrera en la PUCP estaba en manos de críticos literarios, mientras que en San Marcos los profesores eran creadores. En la Católica: Ricardo González Vigil, José Luis Rivarola, Luis Jaime Cisneros; en San Marcos: Antonio Cisneros, Marco Martos, Washington Delgado.

¿Qué cosa prefería uno? Esa era la pregunta corriente. La respuesta podía ir en cualquier dirección, y las justificaciones eran diametralmente opuestas: preferían la Católica quienes anteponían la formación crítica a cualquier otra cosa; preferían San Marcos quienes suponían que algo andaba mal con los críticos, que la literatura era tierra exclusiva de poetas y novelistas.

Obviamente, todos eran prejuicios. No solo porque en la plana docente de la Católica había más de un escritor y en la de San Marcos varios críticos conocidos (y más de uno era profesor en ambas universidades). Sino, sobre todo, porque la disyuntiva estaba planteada en términos arbitrarios. Uno aprende cosas distintas de escritores y de críticos, pero siempre tiene algo que aprender.

Sin embargo, hay una tercera especie que vive incrustada entre las otras dos, con méritos infinitamente menores que los de aquellas. Escritores primerizos sin una obra creativa sólida y,
además, sin obra crítica alguna. Bachilleres o licenciados que alguna vez escribieron un libro de cuentos de difusión semiclandestina y que jamás han tenido ni la ética profesional de formarse en la crítica y la teoría ni la consistencia creadora de dar a luz una obra coherente en cualquier género.

¿Qué es exactamente lo que tienen que ofrecer como profesores universitarios? Hay que considerar que la carrera de literatura no está diseñada para crear escritores, sino críticos. Y que el objetivo final es que el estudiante alcance el doctorado y alimente la vida académica. ¿No tendría que ser un doctor en literatura el que les abriera las puertas? E incluso más allá de los grados académicos: ¿no debería tratarse de un crítico activo, con una obra, interesado en actualizarse y ponerse al día, que forme parte viva del debate intelectual? ¿No es obvio que alguien que no es especialista en nada no puede ser profesor universitario?

37 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy crítico y profesor de literatura en Bowdoin College. Hice mi doctorado en Cornell University. He sido profesor en Stanford University y Middlebury College. Soy autor del libro "Rebeldes" (Madrid: Tecnos, 2006), y editor de "Toda la sangre: cuentos peruanos de la violencia política" (Lima: Matalamanga, 2006) y, junto con Edmundo Paz Soldán, de "Bolaño salvaje" (Barcelona: Candaya, 2008). He publicado ensayos en revistas de Perú, México, España y Estados Unidos. Fui editor de la revista Somos del diario El Comercio y he escrito para otros diarios de Perú, México y Chile. Entre el 2004 y el 2006, estuve en el comité editorial de Diacritics, y soy editor de Dissidences: Hispanic Journal of Theory and Criticism.

Anónimo dijo...

no, Gustavo, tú no tienes nada que ver con Ybarra, es un infundio.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

¿Qué Ybarra? ¿Qué tiene que ver?

Anónimo dijo...

corrección, la carrera de literatura es para profesores e investigadores en literatura.No forma críticos. Se estudia crítica, pero no se enseña a ejercerla como profesión. Me refiero a ser crítico en medios, por ejemplo. tú pregúntale a un académico hispanista en los eeuu si cree que es un crítico: te responderá si tiene poca ambición que no, que es un profesor de liteartura o cultura; si tiene ambición dirá que que es un researcher o un theoritician. pero no un crítico: un crírtico está alejado de la academia, y sigue el vaivén del mercado editorial. el investigador requiere tiempo y libertad para producir su información.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

¿Que le pregunte a un académico hispanista en EEUU? Ok. Me preguntaré a mí mismo, entonces.

Las diferencias que estás haciendo son innecesarias y arbitrarias. Un investigador de la literatura es siempre un crítico, no importa si se dedica a la teoría o a la crítica de actualidad o a la historia literaria.

Anónimo dijo...

Jaaajjaja. Tiro por la culata!

Anónimo dijo...

Les pido que lean el comentario 32 al articulo de Manuel Aguirre sobre La noche humana de Carlos Calderón Fajardo. Ahí está la respuesta a este post "Profesores" y no profesores que hacen critica.
www.porta9.com
La pregunta es ¿Solo los criticos tienen derecho a manifestar públicamente sus impesiones sobre un libro? ¿Es válida una apreaciación puramente subjetiva de una obra? Y por favor, señor Faveron no censure este comment. Varios mios han sido censurados y no incluían insultos, como este.

Anónimo dijo...

"¿No es obvio que alguien que no es especialista en nada no puede ser profesor universitario?"
Te doy toda la razón, Gustavo, aceptando implícitamente que "especialista" lo significa en grado sumo, y en lo deseable nec plus ultra. El problema para el Perú es que de dónde lo sacas (que no se ofendan las excepciones de la regla) si no se dispone del medio “autoalimentado” que precisamente se encarga de formar sin cese esos especialistas. Tú sabes bien, Gustavo, que publicar “papers”, en lo posible significativos e importantes, es en los países avanzados cuestión de vida o muerte para los profes universitarios, que si no publicas en un lapso-ultimátum dado, pues Goodbye…. Y a buscar chamba elsewhere. Si se hiciera eso en nuestro dolido país, las excepciones que quedarían en pie serían insuficientes para que el mundo siga andando. Pero, dicho esto, no se trata de acusar de mediocres a nuestros SUBPAGADOS “catedráticos”, ¿de dónde van a producir con excelencia si no los soporta una adecuada infraestructura (¡qué fea esta importantísima palabra!)?
El egresado a que aludes sí debe tener una conciencia crítica de lo literario sin que eso signifique que escriba crónicas los domingos en los periódicos. Personalmente prefiero la crítica impresionista escrita con amor e ingenio que la académica apoyada en cinco toneladas de bibliografía.
R. BARTHES

Anónimo dijo...

Gustavo, he hablado de este tema en infinidad de ocasiones (claro que vos evidentemente esto no tenés por qué saberlo); digo, para no repetir la necesidad del ejercicio crítico, de que un creador igualmente ha de ser crítico, que la crítica y la literatura son lo mismo, en tanto ambos son (o deben ser) textos plurisignificantes, etc.

Siempre recibo lo mismo: que se mueran los críticos, el escritor es libre, la literatura es superior a su crítica...

Además, sufrí a los tediosos profesores que no eran ni una cosa ni la otra, sino simplemente quistes en la academia, incapaces de producir ni una flatulencia divertida o extrema.

Así que simplemente digo que concuerdo con tu post y con lo que ya comentaste.

Saludos

Ricardo Mendoza Canales dijo...

En cualquier lugar del mundo, para ser docente universitario es requisito elemental tener el doctorado. Y al grado de doctor se suman los méritos académicos y/o profesionales y tener clara una línea de investigación. Sin eso, uno no es nada; sencillamente no cuenta para el sistema universitario. Ello, lamentablemente, no ocurre en Perú. La gente alucina cuando les cuento que en la PUCP hay profesores con apenas el grado de bachiller. Y aunque tengan estudios de maestría, nunca han defendido una tesis, ni siquiera la tesina de licenciatura. Eso solo se da en Perú y es realmente lamentable. Sin ir muy lejos: comparado con lo que ocurre en Argentina, Chile, Brasil y México, estamos muy, muy a la zaga. No solo en cuanto a volumen de producción, sino también a la variedad de los temas y a la permanente actualización de las metodologías empleadas.

Esta situación se refleja en la poca productividad de estos profesores. Publican poco o casi nunca. Y en algunos casos lo que producen es realmente malo. Por eso dichos textos solo circulan en el país: no resisten la evaluación de los árbitros. Y si hablamos de libros, dejando de lado el problema de la distribución editorial, es casi nula la repercusión de obras de crítica publicadas en el Perú. Salvo algunas individualidades destacadas, la academia peruana no es gravitante en el contexto latinoamericano. Y no me estoy refiriendo exclusivamente a los estudios literarios.

Esta falta de rigor y productividad, aunque parezca tirado de los pelos, termina influyendo en la menor visibilidad de los temas de literatura peruana en las universidades del exterior. Excepto por unos cuantos nombres (Vallejo, Vargas Llosa, Arguedas, por hablar de contemporáneos, el corpus de literatura colonial), el resto de temas es prácticamente desconocido y, por esa misma razón, carente de interés para muchos investigadores o al menos no ocupa un lugar entre sus prioridades. Claro, a menos que se trate de un peruanista, pero eso sería la excepción y no lo normal.

Anónimo dijo...

¿Y dónde quedan acá todos los grandes autodidactas de la historia de la literatura y el arte?

Anónimo dijo...

soy un estudiante de literatura de San Marcos. un caso interesante es el del profesor Marcel Velázquez. Se supone que es especialista en cultura y literatura negra, pero se le ve participando en cuanto evento local e internacional pueda: sobre González Prada, sobre violencia política, sobre literatura y género, sobre poesía. entonces uno llega a preguntarse cuál es la especialidad real de este profesor, o es un especialista en todo?

A veces el figuretismo echa a perder a buenos proyectos de profesores. Saludos.

Carlos

Anónimo dijo...

Yo creo que el caso de Marcel Velásquez es ABSOLUTAMENTE MERITORIO (no lo conozco pero sí a su papá quien dicho sea de paso no me quiere mucho)y que toda polivalencia en él debería ser bienvenida y no "criticada". Se trata de un joven profesor sumamente inteligente.
R. BARTHES

Gustavo Faverón Patriau dijo...

No veo que haya que suponer que un académico sólo puede especializarse en una cosa. Ser especialista en varias cosas no es un problema para un profesor (todo lo contrario). El problema, como dije, es no ser especialista en ninguna.

Anónimo dijo...

En una columna de Jaime Baily, el escritor comentó que debido a uno de sus premios, le habían concedido una cátedra en no recuerdo qué universidad (no era en el Perú). Y no ocultaba el hecho de no saber absolutamente nada sobre enseñanza, ni de haber impartido "clases" para el olvido.
Lo que me hace pensar: si para ciertas carreras se considera un honor que prestigia a la universidad el contratar a un premio nobel, por ejemplo, ¿para la carrera de literatura se aplicaría el mismo criterio, es decir, bastaría que el catedrático de turno sea un autor laureado o conocido (Baily o, en la UPC, Bryce Echenique)? ¿Se trata de una práctica común o aceptable?

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Es una práctica común, pero no siempre funciona. Bryce es un doctor en filosofía, Bayly no tiene grado académico alguno, mucho menos en literatura. La universidad que los contrate bien podría fijarse en eso primero.

Anónimo dijo...

RIcardo Mendoza:
Debiste hacer ese comentario sobre los profesores pucp cuando eras empleado pucp.

Anónimo dijo...

ese asunto de los doctorados hay que tomarlo con pinzas. mi impresión es que el nivel de un Licenciado peruano en Letras es equivalente o superior al de un alumno de postgrado de EEUU en la especialidad, tal vez un alumno de PhD que está por terminar sus clases. Hablo concretamente de esa área. Entonces que un bachiller enseñe no es sacrilegio. hay gente burda que cree que todo se arregla con cartones. Y miren los doctorados que no sirven para maldita la cosa en el Perú, y en el extranjero. Lo que hace la diferencia central entre nuestra "academia" y la del primer mundo, es el acceso a la investigación. Los profesores se doctoran porque el sistema les permite un contrato part time para lograrlo de manera decente. Y luego se hacen especialistas de un tema teniendo al menos un par de años para escribir una disertación coherente.
O sea que de nada servirá doctorar a la mala a los profes, si no les vas a quitar por ejemplo el maldito régimen de las 20 horas o más, de los tres trabajos para sobrevivir, de la nula ayuda para viajar u organizar eventos.
No es que haya maravillas en EEUU, mi estadística es la misma que en el Perú de 10 profesores, 2 son descollantes, 3 son aceptables y cinco no valen casi nada. Y me vale madre si tienen o no el PhD, en Princeton o en un Community College Solo que aquí el sistema los tiene mejor pagados y los obliga a escribir, pero vayan a ver cada mamarracho que se empasta en este país..

Anónimo dijo...

Pero Munoz Molina tampoco ha estudiado Literatura, sino Historia del Arte. No habia ejercido ningun tipo de labor academica por annos (era burocrata municipal), pero sus muy buenas novelas hicieron que lo llevaran de profesor a Virginia (ahora creo que es director del Instituto Cervantes de Nueva York). Y algo similar ocurre con Bernardo Atxaga. Y, por ultimo, la muestra definitiva de como se puede ser un gran profesor y ensayista sin haberse doctorado en Literatura: Ricardo Piglia, profesor en Princeton.

Anónimo dijo...

Gustavo, ya es hora de que te lances contra Gastón Acurio porque no estudió administración de empresas y alta dirección

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Gastón Acurio: un excelente ejemplo de cómo la especialización y el estudio pueden llevar a alguien, en cualquier área, a estar claramente mejor calificado que los demás y a ser más exitoso que el resto.

zeta dijo...

Bueno, al final deja en claro que el asunto va más por el lado crítico que por el lado creador, aunque pienso que es mejor resaltar ambos, y si es posible fundirlos, mezclarlos. Ahora el tema de profesores sin nada de eso es de cuidado, hay que decir, pues, que probablemente la mayoría de los casos el resultado es magro, etc. Otra cosa en la que me quedo pensando es lo de publicar clandestinamente. ¿Tiene que ver con el asunto de marketing o ventas o a qué alude? Suerte.

zeta dijo...

Yo tampoco entendí lo del segundo comentario...

Anda mal: el crítico, en el mejor de los casos, no está manipulado por lo económico, sino por el sentido de búsqueda, de análisis, etc. La universidad, se supone, debe agudizar o implantar en nosotros un mecanismo crítico, y al hacerlo nos convierte en tales, solamente que aquí vamos a la universidad porque en todos los trabajos, hasta en el de gasolinero, nos piden curriculum.

Obviamente, que no solamente el crítico critica, pero tampoco vamos a comparar la calidad de opinión de un aficionado con la de alguien más preparado, ¿o alguien aquí quiere dar explicaciones de física cuántica?

Pienso que un poco distinto es que alguien participe de diferentes cosas y otra que eso lo haga un mal especialista en lo suyo. Es como pedir que el que come queso lo haga por el resto de su vida...

El asunto es que una verdadera clase no se olvida nunca... No sabía lo de Bryce, bien por el dato. Otros nombres: Murakami, Fuentes, y los demás se me olvidaron...

Para acabar tendría que hacerse una diferenciación entre una buena preparación y una mala, que sería el último límite para medir a una persona. El autor de los Siente Ensayos... Me salta a la mente, y los otros que menciona un comentario más abajo no, pero sería bueno algunas palabras de más para saber su caso. ¿Lo de Gastón lo pueden ampliar?

Ricardo Mendoza Canales dijo...

Al anónimo que preguntó si solo los críticos tienen derecho a manifestar públicamente sus impresiones sobre un libro… Pues no; cualquiera persona, crítico o no, puede hacerlo públicamente. El problema está en que la crítica, como cualquier otro discurso o práctica de/sobre un saber, en este caso, el saber literario (la interpretación de un texto) se encuentra regulado y basa su legitimidad en el argumento de autoridad. Por eso se espera que la crítica sea ejercida por un especialista o, al menos, por alguien que goce de un prestigio y autoridad en la materia. Entonces, si un lector cualquiera quiere postear un comentario sobre un libro en su blog, pues bienvenido. Pero si se hace desde una columna de crítica literaria en un espacio especializado en literatura (como es el caso de Porta9), es natural que se exija cierto rigor. Y acerca de una apreciación puramente subjetiva de una obra… no es lo que se espera de una crítica literaria, sea académica o divulgativa, que tiene en mayor o menor medida regulada su estructura. Las lecturas personales, subjetivas, impresionistas podrían pertenecer a otro género: el ensayo (el de la línea que inauguró Montaigne, no la del ensayo académico) o los diarios.

Y para (algún) otro anónimo: mi opinión sobre los profesores PUCP siempre ha sido la misma, incluso cuando estudiaba y trabajaba allí. Y si alguna vez tuve que criticarle algo a un profesor, lo hice personalmente, dando la cara y en su momento, no hablando a las espaldas en los patios ni en la Cafeta de Letras, como muchos otros solían y, sospecho, siguen haciendo, rumiando sus frustraciones. Considero que entre los profesores de la PUCP hay gente muy valiosa que hace buenas cosas también, a pesar del escaso tiempo con que cuentan para la investigación. Pero mi comentario iba por otro lado: siempre he pensado, pienso y seguiré pensando que para ser docente universitario es indispensable contar con el doctorado. Como apunta Faverón, hay que ser especialista en algo. Y eso solo se consigue leyendo, investigando y, sobre todo, escribiendo mucho. Las charlas de cafeta no cuentan. Salvo para que tus amigos piensen que eres inteligente, nada más.

Anónimo dijo...

Me encanto tu mail con mendoza, favi

Américo dijo...

Hablando de San Marcos y Católica... ambas universidades (y sumándose Villarreal), organizan el Congreso Nacional de Estudiantes de Literatura (CONELIT) que comienza este lunes 24 de noviembre. El programa está en http://www.proyectoperuanos.org/conelit

zeta dijo...

Hay que mencionar que charlar no es tan inútil, depende de la charla, aunque claro, no tienen aplicación en lo académico. Etc...

Apelaez dijo...

Gustavo. A mi me gusta ver el asunto de manera binaria: hay profesores buenos y profesores malos. Y por malos me refiero a aburridos, a que no son capaces de trasmitir lo que saben (o lo que se supone deben saber), a los que tratan a sus alumnos como piltrafas, a esos que se creen superiores porque tuvieron un poco más de estudio que un universitario promedio o tienen la destreza para escribir cosas publicables, pero que no le dedican el mínimo esfuerzo a preparar una clase o estimular a sus estudiantes.

Hay buenos escritores que son pésimos profesores y también excelentes críticos que dictan las peores clases. Tambien hay unos cuantos "quistes" que no tienen una "obra" ni son criticos reconocidos, que le meten el alma a la clase y son queridos y reconocidos por sus alumnos, que son, en últimas, sus verdaderos clientes y quienes le dan sentido a su trabajo.

Gracias

Anónimo dijo...

Tanto pretende meditar sobre el tema Faverón, cuando en realidad él es experto en nada.

zeta dijo...

Hmmm, siempre me pensado en lo aburrido de una clase, y sus diferencias. Pienso que el proceso del aburrimiento tiene que ver con el emisor y el receptor al mismo tiempo. Ejemplo, la gente se aburre o le interesa un bledo lo que expone un señor sobre la metafísica de Cervantes, el expositor le pone ganas, empeño, buenos soportes informáticos, facilidad, pero si al público eso no le interesa, poco puede hacerse. No sé, hay de todo, y lo mejor es buscar lo mejor que cada quien ofrezca, eso sí, comparando con lo que se necesita...

Anónimo dijo...

Aprovecho que Zeta es un frecuente lector de este blog para decirle que cuando lo elogié, lo hice con franqueza. Recuerdo que Zeta agregó algo así como "a cosas claras, no hay mucho que decir". Sólo le diré que tome con calma las apeciaciones de los demás comentaristas (sean discrepantes o no).

Alfonso Castillo.

zeta dijo...

Alfonso Castillo, no recuerdo los elogios, se me olvidan rápido. Me parece que eso lo escribí cuando alguien dijo que había reducido mis comentarios... Pues, no sé con qué grado de calma me lo debo de tomar, según yo soy estable y calmado al momento de escribir, salvo las veces que veo sandeces en algunas opiniones, aunque evito comentar de ellas, obviamente no mucho. Por otro lado, las discrepancias son perfectas, me encantan, pero no me vengan a decir que las opiniones valen como verdades, eso no me lo trago, tampoco afirmo que yo sepa siempre la verdad, por eso si la ignoro, estoy dispuesto a retificarme y tolerarlo, después no.

Anónimo dijo...

En ningún momento he pretendido que usted tome las opiniones de los demás como verdades absolutas. Nadie es dueño de la verdad. Por lo menos, así lo pienso yo. Me refería, a que no deseo que su participación frecuente e interesante en los comentarios de este blog, se vea empañada porque pisa el palito de algunos discrepantes. Las sandeces muchas veces impiden que uno opine ecuánimemente, pero justamente mi observación iba dirigida con buena intención: no caer en la virulencia o superficialidad de ciertos opinantes.
Alfonso Castillo

zeta dijo...

Descuide, no le estoy echando a usted esa afirmación, y como usted dice, nadie es dueño de la verdad, ni yo, a lo más somos buscadores. pero siempre en toda búsqueda hallamos cosas distintas, no era un ataque, por si acaso... El problema es que algunas veces hay que embarrarse con comentarios estúpidos, y esas veces hay que saber actuar, pienso que ninguna persona que de verdad se valga no ha hecho eso alguna vez; a mí ni me molestan, simplemente me dejan el mal sabor de la estupidez en la boca, y si alguien quiere iniciar pelea, por mí normal... Sí, sí, lo sé, se que no iba con otros ánimos, y le agradezco, si soné duro no fue con intención, descuide, de todos modos consideraré sus palabras. Suerte.

Anónimo dijo...

Que buena me rei mucho con la respuesta de don Gustavo, esa que dice que se preguntara a si mismo.

Mi risa fue breve pero intensa....

Adios Caballeros,

Saglimbeni

Sebastián dijo...

Comparto su punto de vista sobre la carrera de literatura .D


Ahora, como hacemos para decirle a TANTA universidad con facultades de literatura?

[Decirle qe deberían incluir eso en el prospecto, obvio]

Eduardo Salazar dijo...

... Ahora Marco Sifuentes en profesor de Comunicación Política en La PUCP...

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