2.12.09

Clones y orígenes, 2

La imitación como acelerador y como freno

Hablemos de
covers. Me llama la atención la suerte diversa de dos canciones de los Beatles, posiblemente de similar fama, pero de distinta acogida en cuanto a covers se refiere: Yesterday (1965) y Hey Jude (1968), ambas de Paul McCartney.

A
Yesterday se la reconoce habitualmente como la canción más recreada de la historia, con 1600 covers según el Guiness Book of Records, y cerca de 3000 según otras fuentes.

Los artistas que han hecho
covers de Yesterday, además, parecen venir de campos muy diversos: están los héroes del R&B y el soul, como Ray Charles, Smokey Robinson and The Miracles, The Supremes o Marvin Gaye; están los íconos del jazz como Count Basie, Oscar Peterson, Sarah Vaughan o Ellis Marsalis; están los crooners legendarios como Tony Bennet, Frank Sinatra o Tom Jones.

En la lista hay más de un nombre relevante del rock americano, como Elvis Presley, Joan Baez, John Denver o Bob Dylan (que nunca llegó a lanzar el
cover que grabó); algunas estrellas del mundo latino: José Feliciano, Cheo Feliciano; y una larga nómina de artistas de otros géneros, como LeAnn Rimes, Marianne Faithful, Cilla Black, Nana Mouskouri, The Seekers y, en polos opuestos, Boyz II Men y Plácido Domingo (la del español es sin duda la versión más insoportable de todas).

Hey Jude, en cambio, ha sido objeto de pocos covers de artistas reconocidos; si buscan en iTunes, por ejemplo, encontrarán decenas de versiones musak o producidas por bandas-tributo, pero poco de lo otro. Las excepciones son los covers ensayados por Joe Anderson, para la película Across the Universe (formulaico, muerto, enteramente imitativo y sin personalidad); Duane Allman; Grateful Dead, sólo en vivo y muy parcialmente; y, eso sí, cuatro jazzeros importantes: Maynard Ferguson, Sarah Vaughan, Woody Herman y Count Basie. En la mayor parte de los casos, se trata de versiones exclusivamente instrumentales.

En 1984, cuando McCartney regrabó muchos de sus éxitos beatle como
soundtrack para una mala película suya llamada Give My Regards to Broad Street, con Ringo Starr en la batería, hizo él mismo su único cover de Yesterday en estudio, cambiando prácticamente nada. El plan original incluía grabar una nueva versión de Hey Jude, pero Ringo se opuso.

¿El argumento de Ringo? Según él,
Hey Jude no era simplemente una canción sino una suerte de happening que no resultaba justo replicar en otras condiciones. El contra-argumento del autor, McCartney: Hey Jude era una canción como cualquier otra, y no había motivos para no reintentarla. Finalmente, el cover no fue hecho.

Curiosamente, parece que la idea de Ringo fuera la de casi todos los artistas del rock que alguna vez hayan sido tentados por la posibilidad de ensayar sus propias variantes de Hey Jude.

¿Qué tiene Hey Jude que no tiene Yesterday? ¿Por qué Yesterday se presta tan fácilmente a la reproducción, la imitación, el nuevo ensayo, mientras que Hey Jude parece empecinarse --con éxito, además-- en conservar su aura, su marca de producto único, irrepetible?

La primera respuesta que lo tienta a uno es la más fácil: será tal vez que
Yesterday es más fácil de imitar, por convencional. Dylan, de hecho, años antes de grabar su propio cover, declaraba a los cuatro vientos que Yesterday no era nada especial y que cualquier paseo por lo archivos discográficos de la National Library permitiría encontrar decenas de temas del estilo Tin Pan Alley tan buenos o mejores.

¿Quizá
Hey Jude es demasiado diferente para generar imitaciones? ¿Cómo competir con esos cuatro minutos de coda, con las tres decenas de instrumentos que van ingresando poco a poco en el tejido de la canción, con los aullidos de McCartney que caen perfectamente en cada nota, con el ambiente ritual y el espiral mántrico?

Pero no. Si el aire
sui generis de una canción la hiciera (casi literalmente) inimitable, no habría cómo explicar otros casos. Paint It, Black, de los Rolling Stones, ha sido objeto de covers de centenares de artistas absolutamente disímiles, desde U2 o Blondie hasta Azúcar Moreno; desde Echo & the Bunnymen hasta Duran Duran y The Residents.

Sympathy for the Devil, una canción enormemente original en su momento, con su espíritu afro y su ritmo de seudo-samba, ha sido rehecha por Roxy Music, Jane's Addiction, Tiamat, Guns N' Roses, Ozzy Osbourne y Pearl Jam, entre otros muchos músicos.

En otro campo, ¿por qué la
Gioconda, L'Ultima Cena, Guernica, American Gothic o Las meninas son objeto de imitación, de cita o de parodia con mucho más frecuencia que Les Demoiselles d'Avignon, El bautismo de Cristo del Greco o El jardín de las delicias del Bosco, que no son menos célebres ni menos icónicas? ¿Por qué tantos poetas escriben imitaciones de Catulo o de Propercio (quien, en el siglo veinte, luego del monumental esfuerzo de Pound en su Homage to Sextus Propertius, fue también objeto de libres y libérrimas recreaciones de poetas como Jaime Gil de Biedma, Ernesto Cardenal o Rodolfo Hinostroza, para citar sólo autores de nuestra lengua), y cada vez menos toman como mentores, en cambio, a los dos compinches de Propercio, Galo y Virgilio (que tuvo su mejor reingreso en los charts con un par de heterónimos de Pessoa)?

Quizá este último tipo de pregunta sea peculiarmente iluminador: no se imitan, copian, parodian, citan o rehacen las formas de unas determinadas obras de arte porque el imitador, el epígono o el reformulador las reconozcan como centrales o especialmente bellas, sino porque las reconoce cercanas, apropiables, inclinadas en la misma dirección en la que él quiere caminar: cuando se hace bien, el rescate recoloca el arte de un momento pasado en el presente y como un puente al futuro.

Eso, sin embargo, no quiere decir que los objetos que dan origen a la reelaboración sean obras adelantadas a su tiempo (ese objeto mágico que tanto le gusta mencionar a tanta gente): precisamente, en el mejor de los casos, lo que llamamos arte adelantado a su tiempo no es sino arte legitimado a posteriori, desde un futuro que perfectamente podría no haber llegado nunca y que, irónicamente, existe en gran medida como rehechura de artes pasadas.

Ahora bien, yo tengo la impresión de que una tradición musical que prefiere hacer 3000 covers de
Yesterday antes que intentar algo interesante con Hey Jude, no está precisamente abismándose con dirección al futuro a la velocidad de la luz, pero supongo que esa es una de las dinámicas de cualquier tradición artística, la pausa, el reconocimiento y la asimilación antes del siguiente paso.

Imágenes: el video de Hey Jude; Marianne Faithful; Paul McCartney y Ringo Starr; los Rolling Stones por Godard; Ezra Pound por Avedon.



10 comentarios:

Javicho dijo...

Faverón:

Enlazando esta entrada con nuestra anterior discusión sobre la trivialidad de las letras, hoy resulta curioso que los Beatles y los Rolling fueran crucificados en su día por parte de la crítica. El veredicto del público, principalmente, y las versiones de otros músicos, pusieron las cosas en su sitio. Hoy en día los Beatles y los Rolling habitan en el parnaso de la música pop. Los Beatles en versión caribeña son pura candela: vibrantes Oscar D’ León con Lady Madonna y Celia Cruz con Ob-la-di Ob-la-da

Sé que con esto me arriesgo a que me vuelvas a tildar de populista, pero en su día más de un crítico masacró a estos ingleses por hacer una música desastrosa, desdeñando la opinión masiva de las histéricas jovencitas que chillaban en sus conciertos. De los Rolling dijeron que no iban a llegar a ninguna parte teniendo a Jagger de cantante. Y mira qué cosas dijeron de los Beatles en los Estados Unidos:

http://www.musicbyday.com/negative-us-press-for-the-beatles-in-1964/569/

Como te decía antes, contra el gusto popular no hay crítica que valga, es decir: lqqd.

Por último, hablando de canciones inglesas, llenas la entrada de anglicismos y terminas escribiendo en spanglish, lo cual resulta tedioso para los que asociamos el inglés al trabajo y no al ocio. De sobra sabes, que las palabras inglesas que has escrito tienen traducción al español:

Cover = versión
Crooner = cantante
Musak = hilo musical
Soundtrack = banda sonora
Happening = ocurrencia
Chart = cuadro, lista

Hasta la próxima.

Anónimo dijo...

¿"To be continued"?

Anónimo dijo...

Muy discutible lo que planteas. Sólo un apunte de todo lo que señalas que no comparto: las obras que se adelantan a su tiempo, sí existen. Ahora bien, no todos los ejemplos que la mayoría suele denominar como adelantado o visionario califican en esa noción. Es cuestión de analizar caso por caso; en ese panorama de casos hay pues ejemplos de obras que en efecto, se adelantan a un contexto determinado.

Anónimo dijo...

javicho, ¿es q no te das cuenta de que faverón es un tipo que está por encima de esos pobres críticos de los 60's y 70's? (...) Él en esos años hubiese repetido que los beatles y su "hey jude" son lo máximo.

this could be the last time (8) i don't know, oh no

Beltenebros dijo...

¿Por qué un músico o grupo pop grabarían un “cover”? La respuesta dependerá de los intereses del productor en proporción directa al grado de “popedad” del artista. Los homenajes (tributes) están de moda, es posible que el público de la canción original consuma la nueva versión, siquiera para denostarla. Si McCartney pensó como artista, Ringo lo vio, además, en términos de inversión: ¿por qué arriesgarse a que millones de seguidores se decepcionen de la supuesta madurez musical de los dos supervivientes?

Peterson podía darse el lujo de versionar tanto a los Beatles como a “Fly Me To The Moon” porque sus oyentes habituales prestan más atención a la música per se que a la letra o a la combinación de ambas. Y por eso Jacques Loussier ha hecho carrera traduciendo al jazz casi exclusivamente a Bach.

El aspecto puramente musical del pop es, en la inmensa mayoría de los casos, un anacronismo: un ritmo casi inflexible, una solitaria línea melódica y un acompañamiento basado en tres o cuatro acordes que casi nunca sorprenden con modulaciones inesperadas (y si lo hicieran, muy pocos lo notarían). Todo esto estaba superado hace quinientos años. La únicas innovaciones del pop son su tímbrica y su función social de producto de consumo masivo, cuya tendencia actual es la simplificación extrema del material sonoro. Ni Carl Palmer ni Rick Wakeman ni sus eventuales epígonos encabezarían hoy la lista de éxitos masivos, salvo motivos ajenos a la música (como en el caso de Elton John y su endecha por la princesa Diana). Los émulos de Queen tampoco lo conseguirían. Los de Michael Jackson, quizá, siempre que pusieran el acento en imitar sus coreografías.

Por ende, la hipótesis que descarta el Sr. Faverón -se versionan las canciones más sencillas- y la que adopta -se versiona la música que da de sí lo que el versionador busca- no son necesariamente excluyentes. Es más, ¿cuántos grupos pop simplemente se suben al carro moldeándose al líder de la corriente? ¿Cuántos grupos no hacen sino reiterar lo que hace el líder? ¿Qué diferencia esencial hay entre Pearl Jam, Smashing Pumpkins, Screaming Trees o Sound Garden? Más que el versionismo, en el pop se impone la paráfrasis, verbigracia “Us and Them” de Pink Floyd y “Time” de Alan Parsons Project. O “The Air That I Breathe” de The Hoolies y “Creep” de Radio Head. Y eso por citar dos casos “aristocráticos”.

En el pop, dado el nivel casi nulo de exigencia musical por parte del consumidor medio, el versionador apuesta por dar más de lo mismo a partir de material ajeno. Más de su propio estilo (que debe gustar y punto) a partir de algo que gustó con otro estilo. El jazz, en cambio, cuando versiona presta atención a la música. Su accionar se parece más al de la venerable tradición de la improvisación (y al de la variación) académica que al del versionismo pop.

La improvisación y la variación académicas son tradiciones casi totalmente perdidas hoy en día. Hay contemporáneos de Bach que afirman que lo mejor del maestro estaba en sus prolongadas improvisaciones al órgano o al clave. Otros compositores tomaban pequeños fragmentos de obras ajenas y los adaptaban a episodios breves o los convertían en complejas series de variaciones para toda clase de agrupaciones instrumentales, aunque con el lenguaje musical contemporáneo: véase lo que compusieron sobre el mismo motivo de Paganini Rachmaninov y Lutoslawski, o el trato que dan a la monodia del “Dies Irae” Berlioz (Sinfonía fantástica) y Liszt (Totentanz o danza de los muertos). En el otro extremo, en su fase neoclásica Stravinsky rozó el arte conceptual al escribir “Pulcinella” con el estilo (y el material) de Pergolesi; casi un Quijote de Menard.

(Continúa.)

Beltenebros dijo...

(Viene del comentario anterior.)

Por otra parte, ¿por qué un mismo director de orquesta graba en diferentes momentos de su carrera la misma obra, con sendas o la misma orquesta? No sólo porque de eso vive. Las posibilidades interpretativas de una partitura no pueden ser volcadas todas en una sola ejecución, en la que se tocan las notas escritas sin cambiar ni una.

Sería tonto descartar una eventual versión de “Hey Jude” que contenga tanto mérito como la original, pero no será un hecho probable. La razón: el pop tiende a simplificar y se agota en sí mismo. Una versión jazzística de “Hey Jude”, mientras más justificada (o sea más alejada del original), menos perceptible como “Hey Jude” para la mayoría de seguidores del pop.

Tomemos un ejemplo de música pop: la consabida “Penny Lane”. He aquí una versión parafrásica a cargo de un conjunto dizque barroco (que es justo como tendría que haber sido compuesta la original para que la tildáramos con justicia de seudo-académica):

http://www.youtube.com/watch?v=9sOSRmQyPm4&feature=related

Escuchemos ahora esta versión “barroca” de “Michelle” de los Beatles a cargo de Peter Breiner y su orquesta, escrita con la apariencia de un canon de Bach:

http://www.youtube.com/watch?v=DszBtvB6CGk&feature=related

O esta versión que hace el mismo Breiner de “And I Love Her”:

http://www.youtube.com/watch?v=35D6WRqDVoo&feature=related

El paralelismo con el segundo movimiento de “La primavera” de Vivaldi es obvio:

http://www.youtube.com/watch?v=vf0k8TXqYzw&feature=PlayList&p=D57A4021F7C01509&playnext=1&playnext_from=PL&index=1

Y un ejemplo más: el arreglo de “Eleanor Rigby” que interpretara Arthur Fiedler al frente de la Boston Pops, con elementos de Big Band y un inicio parafrásico del “Zarathustra” de R. Strauss (el tema de “2001”):

http://www.youtube.com/watch?v=PHehUJfNmvI

Todas estas versiones son también música pop, aunque no por grupos pop. Sean más osadas o más pastichosas, más gratificantes o más repulsivas que los covers habituales, es manifiesto que no marcan el camino a ningún sitio. Como Max Reger con sus interminables y complejísimas variaciones postrrománticas para orquesta u órgano.

Si el pop más difundido tiene una cualidad en la que se apoya gran parte de su encanto, esa es que en conjunto no marcha a ningún sitio, como no sea a la simplificación más y más pronunciada. Su valor depende de muchos elementos extramusicales, a veces los más importantes: la asociación emotiva de cada quien, la promoción mercantil, las imágenes en movimiento, el estatus tribal, etcétera.

Por mi parte, me gusta el pop que tiene más sustancia musical, aunque también inciden en mi gusto mis particulares prejuicios asociativos. En general, prefiero la música que da más de sí y que por tanto justifica en sus propios términos el versionismo y la variación. Si eso incluye canciones pop, siquiera por una melodía interesante o un eclecticismo sabio, bienvenidas sean.

Espero haber aportado algunas ideas e intuiciones útiles (aunque sean triviales) al tema del post.

Julio dijo...

Ya pes tío Gustavo, para los aficionados es mejor la versión de Joe Cocker de A little help from my friends que el original, compuesto para que Ringo cantase siquiera una de ese disco, y según el gusto del oyente la complejidad del jazz viene de las improvisaciones o de las simplificaciones de alguna línea melódica, hablar de Oscar Peterson es harina de otro costal, ya pes tìo Gustavo, Number 9 es también una canción?

Basilio Ignacio dijo...

Gang of four y punto. Entertainment, 1979

Damaged goods
At home is a tourist
I love a man in uniform
5.45'

Basilio Auqui

El Rufián Melancólico dijo...

También es posible que la reflexión del paso del tiempo y lo irrecuperable del pasado ("Yesterday") sea más persuasivo que el discurso de superación personal de "Hey Jude".

Luis Alvarado dijo...

te invito a visitar mi blog

http://enlosextramuros.blogspot.com/