30.7.10

Vargas Llosa vs. las culturas, 2

Un canto de sirena por el mundo uniforme

El resto del artículo de Vargas Llosa es sorprendente. ¿Realmente piensa que toda la filosofía postmoderna es simplemente un discurso sin conexión con la realidad? ¿Qué los libros de Derrida son un juego de palabras sin mayor objeto? ¿Que la premisa de todo crítico postestructuralista es que la literatura no nos puede decir nada sobre el mundo? ¿Que el solo objetivo de la deconstrucción es hacer que los libros digan cualquier absurdo?

¿En verdad piensa que el efecto mayor de las especulaciones de Foucault sobre el poder es que ahora, debido a ellas, los maestros ya perdieron para siempre el respeto de sus estudiantes? ¿O que en un mundo postmoderno la gente no tiene una escala de valores éticos, estéticos o intelectuales? ¿Y que la academia americana, en la que él trabaja con frecuencia, es una institución que nada aporta a las humanidades y al estudio de la literatura?

¿Realmente cree que el hecho de que la alfabetización alcance a números inéditos de seres humanos en todo el planeta es menos preferible que la supervivenvia de una élite de eruditos a la antigua? ¿Y que las humanidades mismas han sido asesinadas y enterradas para siempre por una corriente filosófica francesa? ¿Simplemente porque los herederos de esa corriente han propuesto abolir el eurocentrismo, el patriarcado y el occidentalismo como principios definidores de nociones como civilización y cultura?

Parece que sí, que eso cree. El siguiente párrafo nos lo deja más o menos claro:
"Nadie puede saber todo de todo –ni antes ni ahora fue posible–, pero al hombre culto la cultura le servía por lo menos para establecer jerarquías y preferencias en el campo del saber y de los valores estéticos. En la era de la especialización y el derrumbe de la cultura las jerarquías han desaparecido en una amorfa mezcolanza en la que, según el embrollo que iguala las innumerables formas de vida bautizadas como culturas, todas las ciencias y las técnicas se justifican y equivalen, y no hay modo alguno de discernir con un mínimo de objetividad qué es bello en el arte y qué no lo es. Incluso hablar de este modo resulta ya obsoleto pues la noción misma de belleza está tan desacreditada como la clásica idea de cultura". 


Ese mundo que Vargas Llosa piensa destruido y finiquitado, lo describe en términos que dicen mucho: una sociedad en la que el "hombre culto" era capaz de "establecer jerarquías y preferencias", tanto en la ciencia y el conocimiento como en las artes. Un mundo en el que sólo ciertas formaciones sociales merecen llamarse "culturas", mientras que otras "innumerables formas de vida" no: sólo han sido "bautizadas" así por el capricho de los antropólogos.

No es necesario añadir mucho para saber qué mundo es ese: "falocéntrico" y "eurocéntrico" no son términos que yo use con mucha frecuencia, pero aquí se hacen necesarios; parecen inventados para criticar el texto de Vargas Llosa.


Aunque quizá lo más curioso sea la queja sobre la imposibilidad de objetividad para juzgar las artes: en el mundo de hoy, dice Vargas Llosa (aparentemente por contraste con el mundo previo al postestructuralismo), "no hay modo alguno de discernir con un mínimo de objetividad qué es bello en el arte y qué no lo es". Cabría preguntarse, claro, en qué mundo la belleza estética ha sido indiscutible y objetivamente reconocible.

La primera respuesta que viene a la mente es: en ninguno. La segunda es: quizá dentro de un solo sistema estético-filosófico, aislado de cualquiera anterior, simultáneo o subsiguiente. Es decir, sólo en condiciones de laboratorio, donde una sola teoría estética o un solo conjunto de modos de valoración dominen todo el juicio. Pero esto es equivalente a la primera respuesta: decidir, categorizar y jerarquizar lo bello objetivamente no ha sido posible jamás sin la inmediata o concomitante afloración de contradicciones.

En otras palabras, lo que Vargas Llosa añora no es simplemente el mundo anterior a la postmodernidad. Lo que añora es el círculo central de la élite cultural, la de la antigua academia y la de las academias de las letras, la de los poetas coronados y los cánones irrompibles.

Una buena parte de su artículo está dedicada a llamar la atención sobre los peligros de la especialización en las humanidades (aunque, a decir verdad, los extiende a todos los campos, hasta alcanzar el colmo del aliento apocalíptico asociando la especialización en las ciencias con la producción de armas de destrucción masiva y no, por ejemplo, con el diseño de medicinas de alcance mundial: cuestión de parcialidades).

Es llamativo el razonamiento de alguien que simultáneamente considera perniciosa la especialización en el terreno de las humanidades, la estética, la teoría y la crítica literaria y, por otra parte, piensa que estas últimas deberían aspirar a prescribir unas formas de juicio objetivo sobre lo bello en el arte. Porque, ¿cómo exactamente es que un conocimiento especialziado puede atentar contra la formulación de juicios estéticos? ¿Cómo es que la apertura a un mayor número de tradiciones, corrientes, usos y aproximaciones estéticas o literarias, y su estudio especializado, puede ser un obstáculo para el juicio estético?

Las corrientes culturalistas en los estudios literarios han permitido la incorporación a la esfera académica de territorios como las "literaturas étnicas", las tradiciones orales, la literatura proletaria, la cultura popular y la cultura pop, el cómic, la canción de protesta y una lista tan larga que resultaría ocioso siquiera comenzar a enumerar sus ítems.

Lo crucial es hacer notar que cada uno de esos territorios ha ingresado en los estudios literarios con sus propias escalas valorativas, surgidas del medio social donde se cultiva cada género o cada especie o cada forma artística. Eso es probablemente lo que Vargas Llosa llama caos y percibe como una "amorfa mescolanza". Pero, ¿acaso eso está mal?

Es cierto: es ahora más difícil que antes imaginar una jerarquía, desde el momento en que tanto un estudioso de la literatura como un simple lector sabe o intuye que allí donde antes sólo estaban los Virgilios y los Rabelais y los Zolás, ahora están también los Art Spiegelman y los Chris Ware: hay un riesgo mayor en el juicio porque la escala culturalmente unívoca de antes no sirve para valorar objetos que provienen cada cual de tradiciones no sólo divergentes sino a veces simplemente desoconocidas o mal conocidas o apenas conocidas para el lector.

Pero, repito: ¿acaso eso está mal? ¿Debemos rechazar todos aquellos objetos literarios que no pueden probar su limpieza de sangre, que no pueden demostrar que vienen de una familia de "cristianos viejos", por decirlo así, en la historia de la literatura? Y si la respuesta es no: ¿debemos juzgar todas las obras creativas de la familia literaria con los estándares de una sola, con los estándares, digamos, de la lírica, la épica y el drama tradicionales?

Lo que ha ocurrido con la crítica literaria en las últimas cuatro décadas no es un exceso de especialización, sino la conjunción de las tradiciones críticas con la apertura de la multiculturalidad. Es imposible pensar en críticos más especializados que aquellos a quienes Vargas Llosa adora: Trilling, Eliot, Steiner, por ejemplo, que nunca pusieron los ojos sobre literatura que no fuera europea y eurocéntrica y canónica ni valoraron nada que proviniera de otras tradiciones.

Lo que a Vargas Llosa parecer repelerle es la idea de un crítico que pueda no interesarse crucialmente en esas tradiciones y sí, digamos, en los narco-corridos de la frontera mexicana o la poesía mapuche o que piense que un novelista gráfico como Chris Ware es más interesante que cualquiera que escriba novelas tradicionales hoy en los Estados Unidos.

Al mismo tiempo, sin embargo, Vargas Llosa valora y tiene en muy alta estima a novelistas como el sueco Stieg Larsson y no pocas veces ha hecho patente su admiración por otros autores del mundo de los súper-ventas. Me pregunto: ¿cómo podría Vargas Llosa aproximarse a su proclamada objetividad pre-postmoderna para decir que un best-seller de Larsson es estética y literariamente más bello o más complejo o más inteligente o más penetrante que un reportaje-cómic de Joe Sacco o una performance de La Fura dels Baus?

A fin de cuentas, lo que Vargas Llosa hace al añorar el orden, las facilidades jerarquizadoras, la uniformidad de criterios y la capacidad de objetividad en el juicio estético que falsamente atribuye a las artes y a la literatura anterior al postestructuralismo, es lanzar un canto de sirena por una crítica literaria y estética más transparente por menos compleja, más comprensible por más limitada, más homogénea por menos inclusiva y más cómoda por menos problematizadora.

...

18 comentarios:

Jorge Frisancho dijo...

A mí lo que más me llama la atención (debe ser porque hace varios años que dejó de interesarme Vargas Llosa, y no leo sus artículos) es lo profundo, visceral y desnudo de su postura antidemocrática. Que tiene consecuencias políticas inmediatas. Lo que Vargas Llosa parece estar reclamando no es sólo la existencia de jerarquías y escalas de valor, sino el poder conferido al “hombre culto” para establecerlas y para mantener, ha de imaginarse uno, al “hombre inculto” a raya, en las afueras de su ciudadela. ¿Cuánta distancia hay entre afirmar que sólo el “hombre culto” puede decidir lo que es bello, a afirmar que sólo el “hombre culto” puede decidir lo que es correcto —y, por lo tanto, sólo el “hombre culto” debe tener derecho a tomar decisiones políticas? La verdad es que ninguna. Por lo demás, ¿cuáles son las “formas de vida” metidas en esa “mezcolanza”, sin merecer ser llamadas “cultura”? ¿Las formas de vida de los inmigrantes africanos o medio-orientales en Europa? ¿Las formas de vida de los pueblos amazónicos, los campesinos del sur andino, los proletarios de las grandes ciudades (des)industrializadas? Ninguno de ellos tiene nada que ver con la idea de Vargas Llosa del “hombre culto”. ¿En qué escalafón de la jerarquía quedan? Lo de Vargas Llosa no me parece absurdo. Me parece ferozmente reaccionario.

Anónimo dijo...

El comentario de Jorge Frisancho abre un punto interesante -que está también en este segundo post de Gustavo pero quizás el énfasis está más en otros aspectos: lo de Vargas Llosa es criticable más allá de si nos gusta el postestructuralismo o no. Es cierto que mucha de la crítica (en sentido negativo) hecha a la obra de Vargas Llosa viene de esa vertiente teórica, pero el elemento central es la multiculturalidad. Un ejemplo evidente es el artículo del antropólogo peruano de Yale Enrique Mayer, "Perú in Deep Trouble", acerca de la Comsión Uchuraccay. Mayer no es en mi opinión de nunguna manera un científico social que abrace especialmente los "post" (salvo quizás en su último libro acerca de la Reforma Agraria peruana), pero la crítica es igual de devastadora.

Juan José Díez dijo...

Es que yo creo que hay una diferencia objetiva entre Hawthorne y Conrad (que tú estás leyendo)por una parte y la literatura deconstruida posmoderna, una diferencia que no tiene que ver con la cronología, sino con la belleza y la profundidad literaria. La belleza es un universal:por ejemplo, las mujeres guapas saben la conmoción y el pasmo que producen "transculturalmente", así ocurre con las obras clásicas, que resisten el tiempo y producen emociones parecidas en los lectores de todas las épocas.
El problema, creo yo, es que ha ocurrido ahora, y no cuando dijo Ortega y Gasset, la rebelión de las masas. El cine, la televisión y sobre todo internet están creando una nueva audiencia para la que la literatura es ahora un poco tan insoportable como la ópera.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

José, me da curiosidad preguntarte algo: ¿qué obras literarias no occidentales o que no sigan un patrón occidental (como una novela de Mishima, por ejemplo) son consideradas clásicos "universales"? Si la respuesta es que ninguna o casi ninguna, ¿no te crea eso ningún cuestionamiento acerca de tu noción de "universalidad"?

Santiago Bullard dijo...

José:
Además, es un error suponer que las "grandes novelas" han producido los mismos sentimientos en todos los tiempos. Basta la lectura de cualquier estudio filológico para notar que Virgilio, Dante o aún Cervantes eran leídos en una forma que, ahora, nos podría parecer absurda o inimaginable. La belleza no es un universal, es una forma de interpretación que cambia de acuerdo a los contextos particulares (no sólo los históricos, sino también todos los demás), generando, diríamos con Kuhn, nuevos paradigmas. Ahora habemos quienes revindicamos la validez artística de la pornografía (y si no me lo creen a mí, pregúntenselo a Gabriela Wiener), que para muchos es una aberración, una patada entre las piernas del buen gusto.
Eso sólo por poner un ejemplo. Los hay por millones.

Juan José Díez dijo...

Es que, nos guste o no han sido las elites europeas desde los griegos las que han creado la ciencia y la estética como reflexión sobre lo bello. Platón creía en la existencia real de un arquetipo "La Belleza en sí":las cosas terrestres eran bellas en la medida que imitaran y copiaran esa Idea. No es que yo sea un idealista en mi defensa de la universalidad de la belleza, pero los neurocientíficos han descubierto patrones neuronales comunes de respuesta ante estímulos visuales o auditivos armoniosos.Por mucho que haga la cultura, la especie manda en el fondo.
No he leído a Mishima. Y seguro que hay clásicos japoneses que han superado la prueba del tiempo, pero no por ser japoneses sino por ser bellos.
Respecto a lo que dice Santiago,sobre que "es un error suponer que las "grandes novelas" han producido los mismos sentimientos en todos los tiempos",es obvio que pueden cambiar aspectos superficiales dependientes de la concepción del mundo de cada época, pero el mecanismo de producción del efecto estético lo conservan: la música de Virgilio, la riqueza de sus imágenes, el español sinfónico de Cervantes, su mirada sobre la naturaleza humana, eso las hace intemporales.

Jorge Frisancho dijo...

Juan José, estoy en desacuerdo contigo. Es cierto que hay patrones que la percepción humana, al nivel más básico, procesa como placenteros, y es cierto también que esos patrones parecen tener, al menos en parte, un correlato neurológico. El filósofo australiano Denis Dutton, por ejemplo, propone la hipótesis de que ciertas experiencias placenteras que más o menos universalmente asociamos con la idea de belleza, como por ejemplo la visión del color azul o la contemplación de un paisaje de largas líneas horizontales, es el resultado de un proceso evolutivo al que nuestro sistema nervioso se ha adaptado. Su libro se titula El instinto del arte, y el título nomás ya te dice por dónde van sus argumentos.

Sin embargo, de allí a decir que la visión de un paisaje pintado con óleo sobre lienzo tratado químicamente, puesto bajo iluminación especial en un museo de París, es una experiencia universalmente bella, hay un inmenso salto cualitativo.

El tipo de experiencia estética del que estamos hablando aquí (y del que está hablando Vargas Llosa) quizá esté enraizado en esos procesos perceptuales y estructuras neurológicas, pero entre un punto y el otro hay un sinnúmero de mediatizaciones que son parte fundamental de la experiencia y definen nuestra apreciación de ella.

Cuando miras un cuadro o lees un libro, una multitud de datos entra en juego para construir la textura de la experiencia. El psicólogo Paul Bloom arguye, de hecho, que esos elementos “extra” son los que determinan el placer o su ausencia al escuchar música, ver un cuadro, beber un vino, incluso al hacer el amor; en otras palabras, que lo que define un objeto o un acto como placentero no es su contenido material autónomo o intrínseco, sino lo que el objeto o el acto significa para el individuo. (el libro de Bloom se titula “How pleasure works” y no está traducido; sus argumentos no son especulativos sino que se basan en el mismo tipo de neurociencia “dura” que los de Dutton).

Esa mediatización de las raíces nerviosas de la experiencia es una mediatización cultural. Pareces creer que lo que cuenta es el efecto que un objeto o un evento tiene en nuestras neuronas, pero en realidad es imposible separar el momento de contacto entre las neuronas y el objeto del momento de la construcción del sentido, porque son una y la misma cosa: no es posible “experimentar” sin tales filtros y tamices, porque ellos son constitutivos de la experiencia humana en tanto tal. Ellos son la experiencia.

Es decir, para que un objeto sea “bello” son necesarios, quizá, ciertos elementos formales definidos a grandes rasgos y ciertos efectos en el sistema nervioso del espectador, oyente, o lo que sea. Pero eso en realidad importa poco, o dice poco. Lo que cuenta es lo que uno hace con esos elementos formales, y ese “hacer” sólo es posible desde una plataforma interpretativa (una cultura) dada.

Por lo demás, ¿por qué es lo “bello” lo que determina la permanencia, durabilidad y valía del arte? Uno podría, por ejemplo, tratar de construir un argumento sobre la “universalidad” del Guernica o Krapp's Last Tape de Beckett o los Étant donnés de Marcel Duchamp o la poesía de Allen Ginsberg. Pero bellos, en esos términos, no son. En algunos casos, todo lo contrario. ¿Dirías que no valen?

Cyrano Ignaro dijo...

Jorge Frisancho: Pero las obras que citas no serían tomadas en cuenta por quienes las calificaron como arte si no hubieran sido bellas a sus ojos, de modo que el concepto de belleza no puede ser desechado incluso si su universalidad no puede demostrarse.

VC dijo...
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Jorge Frisancho dijo...

Cyrano Ignaro, yo diría que lo que no puede desecharse es el concepto de placer o disfrute estético, no el concepto de "belleza" en los términos "universales" en los que parece estar pensando Juan José. El cuadro de Picasso es conmovedor y potente; lo de Beckett es desolador; lo de Duchamp es interesante como un comentario sobre el acto de mirar y eldeseo sexual y la representación pictórica. Todas esas son interpretaciones basadas en un aparato cultural, determinadas por contenidos previos al evento mismo.

Juan José Díez dijo...

Podemos concluir, Jorge, que hay un instinto de belleza precultural, innato, y otro sentido de la belleza que depende de la cultura. Este último no es universal. De hecho,es una adquisición a veces costosa: la educación del gusto o del paladar literario requiere muchas experiencias, depende de la sensibilidad de cada uno y del grupo generacional al que se pertenezca. Pero no hay vanguardia que dure más de una generación. Lo que quiere decir que el gusto literario de la cultura occidental es a la vez devorador y efímero.Y Vargas Llosa y yo nos tememos que la novela burguesa se convierta dentro de poco en algo tan exótico como la ópera. Y es una pérdida objetiva que no haya ni un autor como Tolstoi ni un público como las clases medias ilustradas. Es como cuando se pierde una receta de cocina, ya nadie podrá degustar el sustancioso plato porque nadie lo cocina y nadie lo pide.

Anónimo dijo...

Creo que Vargas llosa iguala cultura a progreso, (progreso en terminos de la persona realizando su potencial intelectual y artistico y que es alterado tras cada generacion.)

Para otros (quizas para Frisancho tambien) cultura es toda forma de actividad humana cuya importancia habita en la mente del sujeto. Caso de una curandera cubana haciendo ritos con gallinas, un taliban apedreando a una adultera.

Para vargas llosa, el taliban o la curnadera no realizan actos que "enriquecen" su cultura, sino que la estancan.

Miguel Rodríguez Mondoñedo dijo...

Me permito añadir este link a un curioso debate (ver los comentarios), precisamente en los términos planteados por VLL (cultura / no cultura).

La pregunta que plantean es si la corrida de toros "es cultura". Algunos dice que sí, otros que no. Los primeros tienen una definición de cultura similar a "los antropólogos" de VLL. Los segundos, similar a la de VLL.

Aquí también, tal como había dicho que es siempre el caso (en mi comentario al anterior post), el verdadero problema no es qué valor cultural le asignamos a la corrida de toros (cultura o no), sino qué hacemos después de que le hemos asignado ese valor.

Anónimo dijo...

El texto de VLL es de un conservadurismo similar al de Steiner (pero menos lúcido, claro).

Pero lo más sorprendente sea todos los lugares comunes en su definicion de "cultura": libros, sinfonía, etc.

Lo titularía: "Vargas Llosa y las percepciones mediaticas-históricas de la cultura"

Enrique Prochazka dijo...

Gustavo, en un comment anterior te mencionaba que estoy leyendo un ensayo de Baricco a propósito de dilemas como los que convocan a estas opiniones. Lo que dice, en escencia (recién voy medio libro) es que los bárbaros -nosotros- se apoderan de ciertos elementos culturales relativamente estáticos y los emplean como vectores de algo más. Lo que era un valor fijo pasa a valer porque transmite, o deja de valer... Me parece una visión más amable, más rica y mucho más interesante que la de MVLL, a estas alturas. Conoces el ensayo, qué te parece en este contexto?

E

Anónimo dijo...

Por que borro mi comentario anterior?
Por decir que MVLL se esta trasformando de un adalid del liberalismo al fascismo?
Sobre el comentario de Jose hay estudios que demuestran que la belleza no es percibida de la misma forma en diversos grupos culturales. Por ejem. los estudios de Shepard, el patron de belleza de grupos indigenas en la selva de Peru es muy diferente a los conceptos de belleza "occidental".

Anónimo dijo...

CONGRESO SOBRE LITERATURA Y VIOLENCIA POLÍTICA.
HOMENAJE A ÓSCAR COLCHADO LUCIO
25 al 30 de octubre

El Centro de Estudiantes de Literatura de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Lima, Perú

CONVOCA AL CONGRESO
“Literatura y violencia política.
Homenaje a Óscar Colchado Lucio”
Semana de la Literatura en San Marcos


¿Cómo desde la Literatura se ha pensado, reflexionado y representado la violencia política de las décadas 80 y 90 del último siglo? ¿Cuáles son los mecanismos discursivos usados por la Literatura para reflexionar y fortalecer en la memoria colectiva los acontecimientos históricos sobre la violencia política? Sin duda, la literatura peruana constituye ya un gran campo discursivo lleno de voces diversas (narradores, poetas, editores, dramaturgos, cineastas, compositores) que se deben tomar en cuenta para entender los mecanismos de representación ficcional de la violencia política y las implicancias y presupuestos de dichas representaciones. La importancia de pensar estos mecanismos de representación radica en que nuestro país ha vivido muchas formas de violencia, ya sea implícita como explícita, pero ninguna tuvo tanto impacto social como la que presenció a causa de los hechos en torno a la acción de los grupos subversivos y el aparato estatal, desde años antes de 1980 hasta nuestros días. De esta forma, el carácter refractario de la literatura no ha marginado los contenidos producidos en esta parte de nuestra historia. Así, el epílogo no solo fueron las pérdidas humanas sino también el papel que ha jugado y juega nuestra literatura como ente modelizador de contenidos artísticos. Por esta razón, los estudios literarios peruanos y latinoamericanos exigen azuzar las diversas investigaciones en torno a dichos contenidos pues ya forman parte de nuestra historia literaria. Y respondiendo a esta necesidad crítica y teórica, el congreso “Literatura y violencia política. Homenaje a Óscar Colchado Lucio” trata de cubrir un vacío histórico-literario. Por lo mismo, buscamos la presentación de ponencias en torno a temas ligados a la violencia política desde la perspectiva de la Literatura, así como incursiones en torno a una de las figuras más representativas de esta tendencia: Óscar Colchado Lucio. Los temas son:

1.- Literatura de la violencia política.
• Novela
• Cuento
• Poesía
• Testimonio
• Teatro
• Cine, etc.

2.- Investigaciones en torno a la obra de Óscar Colchado Lucio.

3.- Metacrítica (teoría e historiografía) sobre la literatura de la violencia política.

Los interesados deberán presentar sus sumillas a la siguiente dirección electrónica: semanadelaliteratura2010@gmail.com; asimismo deberán cumplir los siguientes requisitos formales:

Se mandarán dos archivos adjuntos: el primero con los datos del participante (Nombres, teléfonos celular y fijo, correo electrónico y datos académicos); y el segundo con la sumilla. Esta deberá contar con perspectiva teórica, variables e hipótesis. Se tiene como máximo 250 caracteres. También se deberá adjuntar la bibliografía correspondiente.

La recepción de trabajos se inicia el 23 de agosto y cierra el 26 de septiembre. Los resultados y el programa del congreso se publicarán el 3 de octubre a través del blog y el gmail del Celit. Luego de conocidos los resultados, los seleccionados deben enviar (a la misma dirección: semanadelaliteratura2010@gmail.com) sus ponencias a más tardar hasta el 8 de octubre. Asimismo, se deberá adjuntar los créditos o la reseña biográfica del ponente.



Comité Académico:
Dr. Marcos Martos
Dr. Carlos García-Bedoya
Dr. Víctor Vich
Dra. Rocío Ferreira
Dra. Rocío Silva Santisteban





Comité Organizador:
Dorian Espezúa Salmón
Mauro Mamani
Víctor Quiroz
Gonzalo Cornejo
Alex Morillo
Celit

Anónimo dijo...

CONGRESO SOBRE LITERATURA Y VIOLENCIA POLÍTICA.
HOMENAJE A ÓSCAR COLCHADO LUCIO
25 al 30 de octubre

El Centro de Estudiantes de Literatura de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Lima, Perú

CONVOCA AL CONGRESO
“Literatura y violencia política.
Homenaje a Óscar Colchado Lucio”
Semana de la Literatura en San Marcos


¿Cómo desde la Literatura se ha pensado, reflexionado y representado la violencia política de las décadas 80 y 90 del último siglo? ¿Cuáles son los mecanismos discursivos usados por la Literatura para reflexionar y fortalecer en la memoria colectiva los acontecimientos históricos sobre la violencia política? Sin duda, la literatura peruana constituye ya un gran campo discursivo lleno de voces diversas (narradores, poetas, editores, dramaturgos, cineastas, compositores) que se deben tomar en cuenta para entender los mecanismos de representación ficcional de la violencia política y las implicancias y presupuestos de dichas representaciones. La importancia de pensar estos mecanismos de representación radica en que nuestro país ha vivido muchas formas de violencia, ya sea implícita como explícita, pero ninguna tuvo tanto impacto social como la que presenció a causa de los hechos en torno a la acción de los grupos subversivos y el aparato estatal, desde años antes de 1980 hasta nuestros días. De esta forma, el carácter refractario de la literatura no ha marginado los contenidos producidos en esta parte de nuestra historia. Así, el epílogo no solo fueron las pérdidas humanas sino también el papel que ha jugado y juega nuestra literatura como ente modelizador de contenidos artísticos. Por esta razón, los estudios literarios peruanos y latinoamericanos exigen azuzar las diversas investigaciones en torno a dichos contenidos pues ya forman parte de nuestra historia literaria. Y respondiendo a esta necesidad crítica y teórica, el congreso “Literatura y violencia política. Homenaje a Óscar Colchado Lucio” trata de cubrir un vacío histórico-literario. Por lo mismo, buscamos la presentación de ponencias en torno a temas ligados a la violencia política desde la perspectiva de la Literatura, así como incursiones en torno a una de las figuras más representativas de esta tendencia: Óscar Colchado Lucio. Los temas son:

1.- Literatura de la violencia política.
• Novela
• Cuento
• Poesía
• Testimonio
• Teatro
• Cine, etc.

2.- Investigaciones en torno a la obra de Óscar Colchado Lucio.

3.- Metacrítica (teoría e historiografía) sobre la literatura de la violencia política.

Los interesados deberán presentar sus sumillas a la siguiente dirección electrónica: semanadelaliteratura2010@gmail.com; asimismo deberán cumplir los siguientes requisitos formales:

Se mandarán dos archivos adjuntos: el primero con los datos del participante (Nombres, teléfonos celular y fijo, correo electrónico y datos académicos); y el segundo con la sumilla. Esta deberá contar con perspectiva teórica, variables e hipótesis. Se tiene como máximo 250 caracteres. También se deberá adjuntar la bibliografía correspondiente.

La recepción de trabajos se inicia el 23 de agosto y cierra el 26 de septiembre. Los resultados y el programa del congreso se publicarán el 3 de octubre a través del blog y el gmail del Celit. Luego de conocidos los resultados, los seleccionados deben enviar (a la misma dirección: semanadelaliteratura2010@gmail.com) sus ponencias a más tardar hasta el 8 de octubre. Asimismo, se deberá adjuntar los créditos o la reseña biográfica del ponente.



Comité Académico:
Dr. Marcos Martos
Dr. Carlos García-Bedoya
Dr. Víctor Vich
Dra. Rocío Ferreira
Dra. Rocío Silva Santisteban





Comité Organizador:
Dorian Espezúa Salmón
Mauro Mamani
Víctor Quiroz
Gonzalo Cornejo
Alex Morillo
Celit