Sobre la responsabilidad civil en el Perú
A juzgar por lo que uno lee en la prensa, parece que el paso de Humala y Fujimori a la segunda vuelta fuera una súbita enfermedad, la intrusión de un virus insólito en un cuerpo sano. No es así. Basta con recordar que el Perú es gobernado hoy por el peor presidente de su historia, y que este hombre fue electo por segunda vez en una votación democrática, para saber que lo de ahora no es más que un síntoma adicional en una larga enfermedad.
Preguntarse cuándo comenzó equivale a repetir la cuestión de Zavalita, que no fue contestada en la ficción y no será respondida en la realidad. Como el personaje de Vargas Llosa, nosotros creemos a ratos que las cosas mejorarán aunque por lo común suponemos que no, que sólo irán de mal en peor. Como el personaje en la novela, en el Perú nosotros somos un termómetro infiel, atravesado de subjetividad.
Pero la realidad está ante nuestros ojos y podemos mirarla. En nuestro país, por lo común, la ignorancia no conduce a la curiosidad sino al orgullo de la ignorancia; el sentido común se ha confudido con picardía y la picardía con crimen; la agencia política es un instrumento de enriquecimiento ilegítimo; el poder político y el gobierno son una guarida; el futuro se ha recortado y a nadie parece interesarle nada que dure más de cinco años.
La memoria histórica se ha disuelto en paranoia o se ha reducido a fantasmas: el fantasma de Velasco, para unos; el fantasma de Sendero Luminoso, para otros; incluso el fantasma del fujimorismo: sombras proyectadas por realidades, pero ante las cuales no se reacciona. Simplemente se les teme, sin actuar. Somos un país con los pelos de punta pero demasiado aturdido para pensar en una respuesta. Somos un país de avestruces.
La inteligencia se ha descartado. En política, no se vota por un candidato brillante ni por un proyecto coherente (por lo tanto, los políticos no necesitan ser lo primero ni trabajar por lo segundo). Se vota por un candidato que no nos asuste y por una salida de emergencia. Nos consolamos pensando que nuestra política es sucia y que por eso los mejores de nosotros no queremos contacto con ella; de hecho, nos consolamos pensando que hay mejores entre nosotros. Desgraciadamente, a estas alturas, esa no es una verdad evidente: ¿Dónde están? ¿Quiénes son? ¿Es la invisiblidad y el silencio parte de su brillantez?
En nuestro país, ahora, pensar a largo plazo es visto como un ejercicio inútul, preguntarse por un destino o por objetivos que no se traduzan hoy mismo en cifras abstractas y obras de poca monta que justifiquen la inacción, es considerado poco práctico; analizar las causas de los problemas es una pérdida de tiempo. Reflexionar, en fin, es absurdo.
Incluso las mejores universidades contratan profesores insolventes, que en muchas academias extranjeras tendrían serios problemas para ser aceptados como alumnos. Y no hay diario alguno donde al menos un vergonzoso irrelevante no tenga una columna de opinión. Opinar en los medios y ser escuchado con seriedad parece tan fácil como abrir una cuenta en tweeter. Lo mismo pasa con la televisión: Bayly, Mariátegui, Ortiz, personajes que en un mundo ideal deberían limitar su acto a los circos de tres pistas, resultan líderes de opinión, vistos como periodistas, leídos y atendidos casi como si fueran intelectuales.
La manera en que hoy se reacomodan las fichas, se abren espacios, se arreglan súbitos contratos y súbitos despidos es un reflejo de cómo ese mundito envilecido se dispone a dar una nueva demostración de su bajeza.
Los peruanos, a quienes la miseria consuetudinaria y la corrupción moral nos ha distraído por demasiados años de la actividad de pensar con seriedad, ya no sólo no nos interesamos por las ideas, sino que no nos damos cuenta de que deberían existir y por eso no nos sorprende su ausencia. Las elecciones han sido la mejor prueba: un candidato califica si no está perseguido por la justicia o si se ha librado de ella; las elecciones no se ven como una oportunidad para el país, sino como una oportunidad para el candidato: "hay que darle una chance, quizás no sea un delicuente, quizás no sea un dictador, quizás no sea un asesino".
Esa es la medida de la civilidad en el Perú de hoy. Y en eso tenemos responsabilidad todos: el que vota tontamente y el que vota sin interés, quien escribe tonterías y quien se abstiene de opinar, quien cree que la vida es un juego y quien nunca se jugará nada en la vida, quien lee estas líneas y las celebra como si hablaran sobre cualquiera excepto él o ella y quien las reenvía pensando que con eso ya hizo suficiente.
(Imagen: Alonso Álvares de Araya)
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13 comentarios:
tu último párrafo duele porque suena cierto. pero me pregunto cuál es la línea que separa el compromiso consciente y efectivo del mero voluntarismo. ¿basta con que hagamos nuestro trabajo de la manera más responsable y comprometida posible o hace falta siempre un poco más? ¿cuáles son los límites del compromiso, especialmente en un país políticamente tan huérfano como el perú? (tengo más cosas que decir pero me voy a dormir, la seguimos mañana).
Bueno, querido compatriota es muy difícil muchas veces hacer algo desde lejos. No lo digo con ánimos de ofender porque yo también vivo lejos de mi patria. La verdad es que vivo aquí nomás en Connecticut. Francamente, es difícil ver la realidad desde afuera y créeme que siempre estoy leyendo todas las noticias que se dan del Perú y también hablo con mis amigos de allá y no he tenido una experiencia muy agradable. En la últimas elecciones muchos de mis compañeros renegaban del Perú por haber elegido a Ollanta y a Keiko y su argumento principal era que “los ignorantes los habían elegido, qué el Perú había cometido un suicidio colectivo y que la minoría pensante había sido, una vez más, derrotada. En otras palabras mis propios compañeros que me habían dicho que el Perú había mejorado, que había más trabajo, que ya se podía ver el progreso, fueron derrotados por la realidad misma. Esa realidad que ni siquiera ellos pudieron ver y para colmo ellos me acusaron de tener una visión externa cuando les decía que los problemas del Perú seguían siendo los mismos. Como ves, muchos compatriotas se niegan a ver su propia realidad y discriminan a los que están lejos, los rechazan e invalidan todas sus observaciones y análisis sobre la realidad social del Perú. Yo te pregunto ¿Qué hacer? El blog es una buena idea, pero ¿Usted cree que haya otras herramientas? Se lo pregunta un joven peruano que está a punto de tirar la toalla. Dennis Gonzalez
¿Qué es suficiente, qué? ¿Ser estudioso? ¿Pasar el examen de las academias extranjeras? ¿Deslumbrar a mis mentores? ¿A mis enemigos? ¿Salir a las calles con un lema en el cerebro y la garganta lista para los gritos repetitivos y monocrodes? ¿Formar un partido a la manera de? ¿Escribir un manifiesto? ¿Admirar a Obama y sus misiles? ¿Desear uno igual en mi país? ¿Renunciar al trabajo remunerado para alfabetizar peruanos? ¿Dar sin esperar nada a cambio? ¿Amar al Perú sobre todas las cosas? ¿Aprender el nombre de los incas y presidentes, sus aciertos y desaciertos, las buenas notas del colegio? ¿Odiarte como lo hace Rodolfo Ybarra, y dejarme crecer el pelo y una chivita multicolor para que quede claro que no busco trabajo como los "yupis" y sus "clones degradados"? ¿Hacer arte revolucionario? ¿Ir a Quilca y pintar una pared? ¿A San Isidro? ¿A Miraflores? ¿Al Palacio de Gobierno? ¿Discutir a muerte con cada racista que me cruce hasta hacerlo tragar sus palabras? ¿Con cada reaccionario? ¿Con cada atorrante? ¿Abrazar a las personas más seguido? ¿A los árboles? ¿Decirles "te quiero por lo que eres"? ¿Escribir un panfleto titulado "Qué es fiscalizar. Pautas para una ciudadanía responsable"? ¿Además de los impuestos, dar un diezmo salido, sobre todo, del fondo de mi alma? ¿Ser buen padre? ¿Buen hijo? ¿Buen esposo? ¿Repartir volantes fuera de los circos? ¿Dejar la carne?¿Golpearme el pecho por no haber reaccionado cuando los mismos hijueputas de la televisión noventera regresaron en los 2000pasando piola, sin que nadie se inmutara, como tú has podido ver?
Tú te dedicas a escribir. Yo hago zapatos.
Dinos, entonces, para saberlo. Yo no lo sé. Estoy perdido en esta balacera de escupitajos invisibles, pero quiero ser mejor en el sentido que puede tener esa palabra en este contexto escabroso de la política peruana.
Yo no lo sé. Y yo soy muchos. No tienes idea de cuántos...
Escribir un post desde el extranjero, ¿es suficiente?
Muy bueno. El Perú vive en constante miedo. Nos aterramos de nosotros mismos, pues no nos atrevemos a hacernos estas preguntas - y aquí incluyo las del Anónimo anterior.
(Somos, como dicen en México, unos hijos de la chingada.)
Reconocer y denunciar la infamia que estamos viviendo me parece un mínimo. Que nó tengamos clara la pregunta más grande (qué hacer?) no nos libera de las otras.
Leer este blog está catártico.
El deber de cada uno... Lo que dice de los requisitos para ser candidato pasa por el asunto de la educación, ¿o en qué sentido apunta a una diferencia?
Creo que una reflexión aplicable a tu post es que debemos, para empezar, ser humildes y objetivos. Humildes en el sentido de que,como dice Fernando Velasquez, debemos aceptar que no siempre sabemos la linea que separa el compromiso consciente y efectivo del mero voluntarismo. Objetivos, en que debemos reconocer también que ya hay quienes, en su momento, han reflexionado sobre esto y han llegado a conclusiones y proposiciones que, de aceptarse consensualmente, podrían dar lugar al surgimiento e incremento del número de ciudadanos responsables. Es decir, dejemos de lado el humano deseo de ser "el primero", y evaluemos lo que pueden enseñarnos otros. Citaría como ejemplo de reflexión en torno a la ciudadanía el blog de filósofo Gonzalo Gamio, "Política y mundo ordinario"; en particular, este post.
En defensa del autor, que está lejos del Perú, puedo decir que eso es lo mejor para poder hacer un análisis más claro. Porque el estar lejos te permite ver con una visión más amplia la realidad del Perú. Porque te permite comparar las idiosincracias de tu país con las de otros, con experiencia, no porque alguien te lo haya contado. Eso finalmente te permite ver con más claridad las taras sociales que tenemos, y las tenemos por tanto tiempo que hasta parecen normales.
Lo que necesitamos es aceptar el hecho que somos una sociedad sin mucha integridad, acostumbrada a la corrupción y no exactamente la del gobierno, pero la nuestra, la de todos los dias.. Somos una clase media todavia agobiada con complejos raciales que nos llevan a ser racistas con nosotros mismos, porque todos somos la misma vaina, vistamos kakis o pollera.
Aceptar que el Perú no es Lima y que al final siempre tendremos los gobernantes que nos merecemos.
Me gustó lo que escribiste Dennis, ojalá algún dia tomemos responsabilidad de nuestros pequeños egoismos....
Gustavo,
Muy buen post! Esa responsabilidad, en otras naciones, se enseña en la escuela, ese cadáver peruano de gran magnitud. Discrepo con los que dicen que ver desde fuera la realidad es difícil. Si quieres perspectiva tienes que alejarte un poco. Recordemos además que este es un país, el nuestro, donde un presidente se largó y renunció por fax, otro agredió a un ciudadano que lo llamo corrupto, Y uno de esos jueces supremos lo defendió!!!!!!! Y nadie dijo nada!! Otro negó a su hija hasta que tuvo que claudicar y reconocerla.Es decir, la responsabilidad como concepto y conducta no se enseña desde abajo ni se practica desde arriba...así, ni modo!
Dennis,
Muy buen comentario! Yo regresé al Perú despues de 17 años y no pude encontrar trabajo a pesar de que nadie en el Perú estaba más calificado que yo en mi área, encontré a mis antiguos profesores que no eran doctores, poniéndose "Doctorados" en el mismísimo website de la PUC!! Sí, la PUC!!! Y entonces entendí, como alguien comenta aquí, que nada cambió, todo sigue igual y peor. Estuve un tiempo, me cansé y me largué de nuevo. Encima te miran mal cuando explicas cuáles son los problemas y propones soluciones. Lo peor de todo, es que a pesar de todo, me da mucha pena, mucha pena mi país, y más pena me da que mamotretos como " Marca Perú" sean objeto de atención y Magaly y Bayly, un escritor de tercera, sean líderes de opinión. Yo, honestamente, ya no veo ninguna solución.
Coincido en mucho de lo que dices. Me gustaria saber que opinas de este articulo "Elecciones Macabras". Te dejo el link: http://nohabloporti.blogspot.com/
Yo, honestamente, ya no veo ninguna solución.
¿Entonces de qué te sirve ser el más calificado en tu área?
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