20.10.05

La lengua homofóbica del señor Leonardo Aguirre

Uno tiende a suponer que el racismo, la homofobia, el odio religioso, la inclinación segregacionista, los fanatismos en general, son siempre hijos de la ignorancia.

Que las anteojeras de la superstición lleven a la caza de brujas, que la fe ciega engendre iras santas, que la desinformación sobre el otro conduzca al desprecio racial, que el tabú desemboque en homofobia, todo eso, aunque lamentable, es también explicable, y por ello parece asimismo corregible. Son, en cierta forma, enfermedades culturales, males de la inteligencia que pueden ser superados: se sabe cómo luchar contra la ignorancia.

Pero, ¿qué pasa cuando el portador del germen, el abanderado de la ignorancia, es, paradójicamente, un letrado, por ejemplo un escritor, un intelectual, alguien que vive de las letras? ¿No esperaríamos de esa persona la capacidad de comprender los peligros de cualquier tipo de segregación, de cualquier voluntad marginadora?

¿Qué pensar de un escritor que critica a otros su "falta de criadillas", que llama "invertidos" a sus interlocutores, y que se espanta de la posibilidad de que su blog se transforme en un "foro sodomita"?


La homofobia de un letrado no puede ser una enfermedad cultural, ni un mal de la inteligencia; es, digámoslo a la antigua, una enfermedad del espíritu. Nadie entre nosotros (que no tenemos la disculpa de haber sido criados en una sociedad fanática) puede ser realmente culto, medianamente lúcido o siquiera más o menos ilustrado y al mismo tiempo tapizar su lenguaje de alusiones homofóbicas.

Pero esto, claro, no significa que vaya yo a acusar al autor de esas líneas, Leonardo Aguirre, de ser un periodista irresponsable, o de ser un escritor sin idea del fondo ético de su profesión. Creo que el asunto es más radical: Aguirre, como varios otros, es alguien que vive de las palabras, pero no es un escritor. Un escritor vive de sus ideas, o vive para sus ideas, y él no las tiene, o las tiene lamentablemente confundidas, o tiene ideas que son todo un emblema de las taras culturales de nuestro país.

¿Que alguien que vive de escribir debe ser juzgado por su talento, su oficio y su obra creativa, y cualquier otra cosa está fuera de lugar? No lo creo. Un escritor debe ser juzgado por todo lo que escribe, en cualquier contexto, en cualquier ocasión. Y tiene una responsabilidad sobre sus palabras. Todas sus palabras. Y cuando ellas empiezan a asemejarse a las de cualquier pandilla de "matacabros", cuando parecen una emanación de las ideas más turbias y enfermizas de una sociedad, ese escritor debería darse cuenta de que está en deuda con su oficio, que está traicionando su vocación, si es que la tiene, si es que lo suyo es algo más que juntar palabras y echarlas a rodar sin compromiso ni responsabilidad.

Durante los años de la violencia terrorista, según ha registrado la CVR, hubo decenas de personas asesinadas en el Perú por ser homosexuales. ¿Podemos darnos el lujo de que nuestros escritores, lejos de señalar la desgracia y el absurdo de algo así, acojan, transmitan y normalicen la homofobia en sus textos? ¿Que sean precisamente los escritores los que contaminen el lenguaje con la miseria de la segregación y el menosprecio?


45 comentarios:

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Estoy muy de acuerdo contigo, Luis Hernán, pero quiero hacer unas cuantas precisiones.

Es bueno aclarar que las armas que le dieron a Aguirre, al parecer, cierta popularidad (yo que estoy fuera del pais desde hace años, no tenía noticia de su existencia, creo, hasta hace unas pocas semanas), las armas que enumeras, digo, son cuestionables, por decir lo menos.

En primer lugar, lo de "transgredir el discurso crítico oficial": ¿cuál es ese discurso y cómo lo trasgrede alguien que resulta esencialmente acrítico, es decir, alguien que no basa sus comentarios en nada más allá de impresiones, intuiciones inarticuladas y "sentido común"?

A un sistema se opone otro sistema. Si a un sistema le oponemos reniegos y bravuconadas, el resultado es más parecido a un asalto callejero que a un choque de opuestos.

En segundo lugar: es equivocado ver en Bayly un personaje análogo a Aguirre: Bayly no repudia la inteligencia ni el intelectualismo, salvo en chispazos propagandísticos. Basta con leer las columnas políticas de Bayly para darse cuenta de que detrás de él hay una estructura ideológica clara, que, además, suele estar en consonancia con su obra creativa, más allá del juicio de valor estético o ético o ideológico que tengamos sobre ella.

En tercer lugar: oponerse al academicismo, al intelectualismo y a la seriedad crítica para abrazar, en cambio, una forma de populismo, no es sino un fracaso de la inteligencia. Uno especialmente peligroso en el Perú, donde es un juego más que dañino contribuir a la lumpenización de la gente. Lo que hace Aguirre con un público lector pero quizá a veces desavisado es lo mismo que hace Laura Bozzo con un público poco educado y atribulado por la pobreza: contribuir a su degradación, hacerle pensar que en esta vida no hay nada más allá de la mediocridad, que la inteligencia nunca ofrece redenciones.

Daniel Salas dijo...

Siempre que uno se mete en estos temas corre el riesgo de ser tildado de moralista o de arrogarse el papel de fiscal de la conciencia ajena. Pero esta, justamente, debería ser la tarea del intelectual.

Yo entiendo muy bien que uno pueda ser ganado por el lenguaje y que, en ese sentido, nuestro pensamiento se pueble de conceptos y categorías que damos por sentado. Pero el escritor debe hacer lo posible para estar más allá de esos juegos lingüísticos y ponerlos en evidencia. En nuestra época, la homofobia debería ser inaceptable para quien se considere un profesional de las ideas, es decir, para alguien que esté alerta respecto de los conceptos, como debería serlo, por supuesto, un escritor. Al señalar esto, uno puede caer pesado, porque le agua la fiesta a mucha gente. Pero aguar la fiesta es una obligación cuando dentro de ella hay víctimas. A mí me decepcionó que se me criticara por haber atacado virulentamente a Aquiles Cacho bajo el argumento de que su blog era un espacio para el carnaval y la sátira. Pero ni el carnaval ni la sátira me parecen aceptables cuando se fundamentan en ideas que justifican las salas de tortura o la discriminación racial o clasista. Esas taras deben ser señaladas y quienes las justifican deben ser desenmascarados y sentir vergüenza.

Sobre lo que comenta Luis Hernán, tengo la sospecha de que en el Perú ya no se puede ser anti-oficial por el hecho simple de que la instituciones son inexistentes. Otra posibilidad es que el Perú ese discurso lumpen, que solíamos ver como propio de la marginalidad urbana, se haya vuelto oficial y ello explicaría el hecho de que la matonería, el sexismo grosero, la mentada de madre, se hayan convertido en los modos esperables de relación incluso en el terreno de las artes.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

De hecho, ¿quién, qué persona o qué institución en el Perú ha fomentado la ignorancia y la bajeza y la inmoralidad tan profunda y asiduamente como el Estado mismo?

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Yo diría más, Luis Hernán. Yo creo que en el Perú los seudo-discursos como el de Aguirre (la lumpenización de los espacios culturales, la demolición de la inteligencia, el desprecio hacia la intelectualidad, etc) SON lo más parecido a un discurso oficial.

Quien recuerde a Fujimori acusando a Vargas Llosa por el contenido de sus obras y desestimando la capacidad de un intelectual para solucionar problemas reales, entenderá que Fujimori fue, en verdad, el gran introductor del cinismo anti-intelectual en nuestros discursos del poder (y desde el poder). Esa es la labor que extendieron personas tan evidentemente adversas a la inteligencia como Laura Bozzo o Raúl Romero. Esa es la línea que recogen otros, como Aguirre.

Quieren hacer pasar su discurso por antihegemónico, cuando no son otra cosa que los hijos de Fujimori, ocupados en lumpenizar la razón, día tras día.

Anónimo dijo...

O sea, la idea es que habría que estudiar a Aguirre más o menos como los sociólogos estudian la anomia que hizo que la gente votara por Fujimori. Algo así como preguntarnos en que momento nos jodimos todos y aparecieron tipos como Aguirre y Fujimori y la Bozzo? No parece mala idea!

Anónimo dijo...

Luis Hernán: si alguna vez me hubieras dicho todo eso en mi cara, o vía chat, o vía mail, hubiera sido bacán. No es muy difícil: me veías semanalmente cuando trabajábamos juntos en Lamujerdemivida y, ahora, cada domingo que jugamos pelota.

Gustavo: Prmero dices que no soy escritor. Y, luego, que "un escritor debe ser juzgado por todo lo que escribe". Perfecto. Pero, pregunto: ¿has leido TODO lo que escribo? Creo que tu análisis ha descuidado lo más importante: mi libro.

El verdadero objeto de vuestras disquisiciones debería ser mi libro. No yo (desde cierto punto de vista, el autor es un mero un accidente y no puede ser más importante que su obra).

Total, parece que Gustavo está dispuesto a leer "malos textos". Y Daniel ya acogió con entusiasmo la propuesta de Dagbertty: el lector kamikaze.

Por otro lado, agradezco que al final me hayan comparado con Beckham, y ya no con Fujimori, Magaly o Laura Bozzo.

Buenas tardes

Gustavo Faverón Patriau dijo...

¿IMPUNIDAD POR ESQUIZOFRENIA?


Si uno dice que un hombre es responsable por todos sus actos, eso quiere decir que es responsable por cada una de las cosas que hace. No quiere decir que sólo sea responsable por la suma total de sus actos.

Si uno dice que un escritor es responsable por todo lo que escribe, eso quiere decir que es responsable por cada una de las cosas que escribe. No que sólo sea responsable por la suma total de sus escritos.

Alguien que un día roba una billetera no puede defendesrse diciendo: "pero miren, todos los demás días de mi vida no robé jamás una billetera".

¿Te defenderás tú diciendo que cuando escribes cuentos no eres homofóbico? ¿Dirás que sólo promueves la bajeza de ese lenguaje por internet, día tras día, pero nunca sobre el papel, o en tu trabajo a sueldo? Esas defensas, Leonardo Aguirre, son absurdas, no tienen sentido, salvo que estés reclamando impunidad por esquizofrenia.

Precisamente, cuando se cae en esas duplicidades, es cuando se pasa de ser un escritor a ser simplemente alguien que escribe. ¿Poner palabras unas detrás de otras? Eso lo hace cualquiera. Entender la ética de una profesión intelectual es mucho más difícil, y tú todavía no lo has logrado.

No he leído tu libro completo. Eso se debe a que los dos cuentos tuyos que sí he leído, ambos en Internet (entiendo que ambos aparecen también en tu libro), no me provocaron continuar. No es nada raro, ni lo digo por decir: a todos nos pasa todo el tiempo; hay más cosas que no nos gustan que cosas que sí nos placen. De cualquier forma, no entiendo cómo esa lectura podría cambiar mi juicio sobre la dañina ligereza de tus mensajes on line.

Daniel Salas dijo...

Estoy de acuerdo con juzgar a un autor por cada cosa que escribe. Pero tal vez haya que ajustar la idea para evitar confusiones. Una cosa es juzgarlo por cada cosa que escribe, y otra es juzgar el conjunto a partir de un fragmento y eso no es lo que dice Gustavo. Pienso que tendría más razón Leonardo Aguirre en pedir que juzguemos su libro, pero eso es distinto de pedir que lo juzguemos por su libro. .

Yo ahorita puedo leer un cuento por semana y nada más, pero puedo garantizar haber completado el libro de Aguirre a fines de diciembre. Me interesaría mucho leerlo. Dado que no le puedo pedir a Leonardo Aguirre que me lo envíe por correo normal, tal vez lo que pueda hacer es que me envíe una copia electrónica que, supongo, debe tener. En mi profile está mi dirección. Prometo leerlo con paciencia (y espero que también él me tenga paciencia, porque me va a tomar tiempo) y prometo escribir un comentario justo, que pueda ser discutido. Si algún otro escritor se anima a enviarme sus textos (Luis Hernán, por ejemplo, me podría enviar su “Hotel Europa”, a menos que haya roche con la editorial), yo estaría encantando; pero que tenga en cuenta que hasta diciembre mis días son muy difíciles.

Atención para los despistados: los tres mensajes que aparecen como borrados son míos. Los borre porque salieron publicados antes de haber sido terminados

Gustavo Faverón Patriau dijo...

(Quiero aclarar que esos textos borrados a los que alude Daniel, ya los terminé de eliminar yo; por eso no aparecen los anuncios en esta página).

Anónimo dijo...

¿Por qué molesta tanto que Aguirre utilice ciertas expresiones con rasgos homofóbicos? ¿No son absolutamente usuales en el lenguaje cotidiano de los limeños?
¿Puede alguien quitarse tan fácilmente todas las taras de su educación? Cierto,las expresiones homofóbicas pueden herir susceptibilidades por su carácter discriminatorio, pero, al final de cuentas, ¿no son también discriminatorias todas las expresiones ("degradación del lenguaje", "descerebrados","carecer de fines estéticos", "intuiciones inarticuladas", "hijos de Fujimori",etc) con las que usted y algunos de sus amigos comentadores deciden quiénes están a su nivel y, por lo tanto pueden participar en el debate intelectual? Tan miserable como despreciar la condición homosexual de alguien, es andar descalificando a las personas por su ignorancia o por "no tener las suficientes credenciales académicas e intelectuales". Créame, sin ánimo de ofenderlo, su lenguaje está lleno de esa arrogancia que hace que el común de los lectores no valoremos la labor de los críticos.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Llamar "miserable" a alguien y esconderse en el anonimato: una lección de moral (sin firma). Justamente lo que hace falta para mejorar las cosas.

No estoy seguro de que Leonardo Aguirre aprecie la observación de este comentarista acerca de las "taras de su educación".

Pero quiero dejar en claro que no se trata de menospreciar las posibilidades intelectuales del público en general; se trata, precisamente, de exigir que los críticos, los escritores, los intelectuales en general erradiquen esas taras de inmediato.

Pongo un ejemplo aún más lamentable: desde el blog de Leonardo Aguiire, a través de un link colocado por él, llegué al blog Escritores y Asociados (Con Derechos de Autor) de un joven arequipeño, "escritor amateur".

En su blog, este joven, Juanjo, escribe: "en este planeta existen sólo dos opciones sexuales con las que se nace, léase macho o hembra, no hay más y lamento no concordar con la mayoría de “comentaristas” de este y otros tantos novísimos blogs, que aparentemente adoran la tercera opción por motivos que en sus anales vitales deben haber quedado marcados".

Este Juanjo tiene una sección de links a blogs recomendados por él: sólo dos, y uno es el de Aguirre. Lógico. Ese muchachito homofóbico de apenas 20 años debe estar feliz de descubrir todas las marcas de la homofobia en el lenguaje de un crítico conocido, columnista de La República, escritor publicado, etc.

Con la legitimidad que eso les otorga, otras personas como Juanjo nunca tendrán siquiera la oportunidad de darse cuenta de que están equivocadas.

Y sólo para aclarar: llamar "invertidos" a los homosexuales es un insulto; llamar irresponsable a quien comete una irresponsabilidad, estando en perfecta capacidad de no cometerla, es decir la verdad.

Anónimo dijo...

Se habla de "juzgar" a un escritor por todo lo que dice. ¿Quién lo va juzgar? ¿El dúo Salas-Faveron? ¿Es esto una cruzada moral contra la procacidad y los malos modales? ¿Un espacio de debate donde hay que identificarse para no ser tildado de inmoral?¿Son Salas y Faveron a la crítica literaria lo que Barba y Rey a la política peruana? Aguirre podrá ser lo que ustedes quieran, pero "tiene correa" y un sentido del humor que a ustedes les falta

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Juzgar: evaluar, analizar, estudiar. Es lo que los críticos hacen. Nada más. Y lo hacen todas las personas del mundo con toda la información que reciben a diario. Siempre que "estén en su juicio".

El resto no entiendo de dónde lo ha sacado el moralizador anónimo.

Identificarse sería un rasgo de cortesía, pero también un síntoma de valor. ¿No ha escuchado la frase "arrojar la piedra y esconder la mano". Le cuento que esa frase no expresa una virtud.

Anónimo dijo...

Es decir, quiero saber a quién le tengo que tirar la piedra, ¿de eso se trata?
No hay problema en que como dueño del blog ponga las reglas que usted quiera. Las reglas deben estar claras: Gustavo Faveron ha abierto un blog y ha decidido aceptar comentarios anónimos, entonces ¿por qué le molesta que posteen comentarios anónimos? Por si acaso, el comentario anterior no tenía nada de moralizador, dios me libre

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Los comentarios anónimos están abiertos sólo para que puedan participar también quienes no estén registrados como bloggers.

El asunto de atacar, acobardarse y tener miedo de revelar el nombre propio, nada tiene que ver con las reglas del blog.

Anónimo dijo...

Chúpate esa, Dagberty !

Anónimo dijo...

ya entiendo por qué faverón se la ha agarrado con aguirre. como acaba de decir en un comentario anterior, es íntimo amigo de raúl cachay. y aguirre criticó a cachay en "la mujer de mi vida". solo está defendiendo a su compadre. como dijo el mismo faverón "todo lo que estas magníficas personas son capaces de decir y hacer por conservar una amistad".

Anónimo dijo...

El Sr. Faverón Patriau hace lo mismo que Aguirre en este blog. La única diferencia es formal. Aguirre usa jergas y sentido del humor, mientras que Faverón Patriau quiere "abofetear con el guante", como se dice, y no tiene ni una pizca de gracia. Ambos insultan pero cada uno a su modo.
Además, Faverón Patriau dijo en un texto anterior que no se necesita escribir bien, o "bonito", para hacer literatura. Lógico: él escribe mal. Ni siquiera sabe escribir bien la dirección de su blog: puenteareo1.blogspot.com (se supone que es "puenteaéreo", me parece).

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Primero, este asunto del humor y la gracia: pensaba que ésos eran requisitos para payasos y comediantes; no sabía que fueran necesidades de la crítica.

Raúl Cachay es un amigo mío, claro que sí. Con quien lamento haber hablado tan sólo unos cinco minutos, dos veces, en los últimos cinco años, es decir, desde que salí del país.

Jamás he leído la revista La mujer de mi vida. Conociendo a Raúl, no dudo de que tiene armas de sobra para defenderse de cualquier crítica. Y me parece más que improbable que él se dedique a escribir las cosas del tal Aquiles.

El comentario sobre la ortografía del nombre de mi blog, supongo que es una mala broma: todo el mundo sabe que las tildes no aparencen en un URL.

Anónimo dijo...

En los blogs de Aguirre y otros, entro como chacotero.
Por agradecimiento a Daniel Salas y Gustavo Faveron, aqui me amarro la lengua. No he insultado a nadie.
Por eso, no entiendo el "chupate esa". Ahora que, si está rica, me la chuparé...

Dagbertty

Daniel Salas dijo...

Vaya. Ahora resulta que uno no puede ser amigo de nadie. Es obvio que no es necesario ser amigo de uno de los autores que Leonardo Aguirre atacó para criticar lo que Leonardo Aguirre escribe.

Al señor anónimo que se queja de la arrogancia de los críticos hay que recodarle que la tarea del crítico no es seguir el sentido común sino explorar nuevas y mejores ideas. Hay muchos, por cierto, que se sienten ofendidos porque el crítico cuestiona su homofobia, su racismo, su clasismo y su tranquilidad burguesa. Con el fin de tranquilizar a quienes reproducen esas relaciones de poder que generan la violencia que vive el Perú, el señor anónimo sugiere la brillante idea de que los críticos se callen y empiecen a complacer al público. Muy buena.

Anónimo dijo...

No se trata de tildes. Usted se comió una letra, señor letrado: "areo" en vez de "aéreo". Y ni qué decir de las erratas en los posts (incluso un error de concordancia por ahí... quizá de tanto hablar en inglés ya se olvidó del castellano).

Anónimo dijo...

Sr Salas: ¿usted realmente se cree un "cuestionador de la tranquilidad burguesa"? Aquí los únicos intranquilos, al parecer, son usted y Faveron (por favor, nadie vaya a pensar que se han aburguesado por vivir en Colorado o Maine). Al menos eso parece por el ímpetu con el que buscan desacreditar a un colega suyo como Leonardo Aguirre.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Si lo ven con cuidado, notarán que el anónimo anterior no tiene ni pies ni cabeza.

Dice textualmente que Daniel Salas no puede ser un "cuestionador de la tranquilidad burguesa" porque él (Daniel) y yo somos "los únicos intranquilos" (!!!!!)

Después de todo, empiezo a comprender la onda de los anónimos: si yo escribiera cosas así, tampoco querría que la gente se enterase de mi nombre.

Tengo que añadir, lamentablemente, que ya me he visto obligado a censurar un mensaje, debido a que lo consideré abiertamente ofensivo y carente de cualquier intención de contribuir a la conversación. No es necesario agregar, porque todos lo imaginarán fácilmente, que era otro de estos valientes mensajes anónimos.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Reconozco que, por momentos, este comentario es incluso divertido. A veces, lo es involuntariamente, pero se agradece el esfuerzo.

No son divertidos, en cambio, sus malabares destinados a desligar el lenguaje homofóbico de un supuesto intelectual (en este caso, Leonardo Aguirre) de las consecuencias políticas y sociales de la homofobia. Es como decir que el lenguaje racista nada tiene que ver con las marginaciones, que el lenguaje machista nada tiene que ver con las golpizas. El lenguaje no sólo tiene que ver con esos fenómenos sociales. El lenguaje es, como ha demostrado Pierre Bourdieu en su extraordinario "Lenguaje y poder simbólico", el más útil de sus instrumentos, es el mejor vehículo para el afianzamiento de prejuicios y de estructuras sociales injustas.

Decir que una cosa no tiene nada que ver con la otra es un síntoma de miopía, si se dice sinceramente, pero es un rasgo de irresponsabilidad si se elabora racionalmente sólo para justificar que alguien pueda seguir usando un leguaje homofóbico. Es atrozmente irresponsable.

La Comisión de la Verdad, cuyo informe debería leer usted con un poco más de seriedad, señala con datos específicos los casos en que Sendero Luminoso y el MRTA asesinaron gente dando como razón, expresa y enfática, el hecho de que fueran homosexuales. Nadie ignora la magnitud de la homofobia en los institutos armados. Nadie ignora las dimensiones de la homofobia en cualquier estamento de nuestra sociedad. Nadie ignora que hay muchas formas de violencia ejercidas diariamente contra los homosexuales en el Perú, aunque no alcancen la notoriedad ni el salvajismo obvio de las matanzas terroristas.

En un país donde pasan esas cosas, ¿podemos dejar que un supuesto intelectual haga comentarios homofóbicos en una tribuna pública sólo para que un chiste le funcione, o para pegarla de ingenioso¡ (¡Qué ingenioso, hizo un chiste homofóbico, cuán original! ¡Un lugar para él en el Parnaso peruano, junto a Melcochita y el Chato Barraza!)?

Explíqueme, por favor: ¿cuál es la diferencia entre ser homofóbico en un contexto formal y serlo, como dice usted, “en irrelevantes comentarios informales dentro de un blog”, si el homofóbico en cuestión es alguien que debería contribuir activamente a la superación de prejuicios como ése? ¿No es, más bien, especialmente grave que se hagan esos comentaros en un medio de comunicación abierto a tanta gente, como lo es Internet?

Acusar de homofóbico a quien critica el lenguaje de los homofóbicos es la falacia ad hominem más común en estos casos. No hay que tener la sutileza de un George Steiner para saber que cuando alguien habla de "falta de criadillas" no está hablando de los testículos del toro: está hablando de "falta de huevos"; no hay que ser muy ilustrado para saber que la "falta de huevos" se asocia a la falta de masculinidad. No comprendo, en verdad, a quién quiere engañar con razonamientos tan jalados de los pelos.

(Ésa es la más típica idea machista: lea usted a Freud, lea a Butler, lea a alguien, por lo que más quiera: no eche a perder su mente convirtiéndola en un amasijo de búsquedas de Google: hay más cosas que hacer en esta vida).

No hay que ser sabio para reconocer que en una sociedad machista, como la nuestra, se asocia falta de masculinidad con falta de valentía, y falta de valentía (y de varios otros valores burgueses) con homosexualidad. Y que todo eso se hace dentro de un marco cultural en que la homosexualidad es vista, lamentablemente, como un defecto espantoso.

Negar cualquiera de esas cosas es tristemente falaz. Pero negarlas para defender el derecho de un supuesto intelectual a seguir usando términos homofóbicos, es peor: es falta de escrúpulos y falta de responsabilidad.

Y sí: la falta de escrúpulos no se maquilla con buen humor ni soltando unas cuantas bromas aquí y allá, ni haciendo gala de un ingenio dudoso.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Por supuesto que son distintos alguien que sólo usa un lenguaje homofóbico y alguien que anda por allí atacando físicamente a los homosexuales. Pero es precisamente porque son cosas distintas que podemos verificar las relaciones entre una cosa y otra. Yo he hablado de eso, de la evidente RELACIÓN entre ambos, y dos nociones sólo pueden relacionarse si son distintas. Pero también hay claros parecidos, similitudes embarazosas: tanto el que usa ese lenguaje como el que pasa a los hechos físicos, está ejerciendo una forma de violencia a la que no tiene ningún derecho.

¿"Guerra preventiva" pedir que un supuesto intelectual abandone su lengua homofóbica? ¡Por favor!

Anónimo dijo...

disculpe, sr. faverón: la valentía es un valor burgués? eran burgueses los griegos? eran burgueses los presonajes bíblicos? era burgueses los chancas, cahuide, etc? sería interesante que hiciera ud. un post al respecto.
también, ya que ahora es ud. crítico de blogs, dese una vueltita por el blog colectivo de thays, castañeda, page y otrso escritores llamado "winning eleven" donde aun hay mucha más homofobia que en el blog de aguirre. ellos tambien son intelectuales y ese blog es público. siguiendo su razonamiento, ellos también deberían ser eticamente responsables por lo que escriben en esa "tribuna publica". sea ud. mas justo. la misma vara para todos. sino, va a parecer que ud. quiere arreglar cuentas solo con aguirre...

Gustavo Faverón Patriau dijo...

La idea de la valentía como asociada a la violencia y a la masculinidad, ciertamente es un valor burgués. (Los griegos, para su información, podían conjugar valentía, incluso valor guerrero, con homosexualidad, sin hacerse ningún problema). También es un valor en otras clases sociales, por supuesto, pero está clarísimo que las columnas de Aguirre ni vienen ni se dirigen a esas otras clases, por lo que resultaba irrelevante mencionar esto en mi texto anterior.

¿Quiere un ejemplo de cómo los burgueses y los aburguesados asocian la valentía con la violencia y la masculinidad? Revise la lista de ejemplos que escribió arriba: "los chancas", "los griegos", "Cahuide", los héroes bíblicos (es fácil imaginarse cuáles), etc: usted sólo puede pensar en valentía como un rasgo de machos y de soldados. Abra un poquito su mente.

Ah, y cuando se anime y se le vayan la timidez y la vergüenza, comience a firmar sus comentarios. También ése sería un rasgo de valentía.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Por supuesto, usted entiende a los valerosos griegos como machotes, soldadotes, muy hombrecitos, de allí el sentido de lo que digo al final de segundo párrafo en mi comentario previo.

Anónimo dijo...

Sr. Comentarista Anónimo:

El lenguaje homofóbico de Thays, Castañeda y compañía no está en discusión. Aquí sólo estamos para hacerle cargamontón a Leonardo Aguirre.

Ricardo Valdez Segura

Gustavo Faverón Patriau dijo...

La verdad, no sé cómo podría criticar algo que no he leído. Y no sé si quiero leer un blog sobre fútbol ahora mismo (uno de los problemas de vivir en este país es que uno se desconecta del fútbol, salvo que tenga el paquete más caro de cable-tv).

Pero, en fin, prometo que lo leeré cuando tenga tiempo y, si encuentro lo que dicen, no tendré el menor problema en criticarlo, de eso estén seguros.

Pero, por lo pronto, me pregunto a qué viene tanto interés en que yo hable mal de Iván, y cómo es que las alusiones homofóbicas que supuestamente pueda haber en ese blog pueden invalidar mis críticas a Aguirre. ¿O es simplemente un caso más del viejo "mal de muchos consuelo de tontos"?

Anónimo dijo...

Gustavo:

He seguido esta discusión con mucho interés y veo que has manejado bien los ataques de algunos comentaristas. Me atrevo a importunarte haciendote una pregunta bastante personal, no tienes que contestarla si no quieres:

eres gay?

Vicky L.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Hola, Vicky L., gracias por tu comentario y no, no me molesta la pregunta, que ya me estaba esperando. No soy gay. Ni siquiera bisexual. Soy la variante más aburrida de todas: heterosexual y felizmente monógamo.

Daniel Salas dijo...

Estimado Gustavo:
He leido tus interesantes articulos sobre la esclavitud y la representacion de los negros.
Te queria hacer una pregunta, pero no tienes que responderla:
Eres negro?
Tambien he leido que has escrito sobre Tupac Amaru.
Te hago una pregunta, pero no tienes que contestarla, si no quieres:
Eres indio?
Saludos

Anónimo dijo...

En algo tienes razón, Faverón: eres de los aburridos.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

También he escrito sobre los cultivos de coca. ¡Será por eso que soy planta!

Ya en serio, cuando la gente, incluso sin malicia, piensa que, si uno defiende a determinado grupo, uno seguramente es parte de ese grupo, lo que queda claro es que no estamos acostumbrados a un rasgo elemental de cualquier democracia verdadera: la empatía y la solidaridad con los demás (o, como les gusta decir a algunos, con "el otro").

Anónimo dijo...

Gustavo:

Cuánto tiempo del día te consume esta actividad del blog ? No estás extenuado? Te veo como a esos espadachines que enfrentan a 5 a la vez. Me gustaría un comenatrio tuyo al respecto.

Saludos


Jhonny Fodón

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Pues, cada post me toma unos quince minutos, más el tiempo de hacer los montajes fotográficos, si es que el post los amerita. Las respuestas a los comentarios, me toman, claro está, muchísimo menos.

Anónimo dijo...

Estimado Daniel Salas:

He leído su irónico comentario acerca de mi pregunta a Gustavo. Ya que estamos en el tema, tal vez no le moleste responderme:

es usted cholo ?

Vicky L.

Daniel Salas dijo...

Una vez respondí el famoso cuestionario del cholómetro y puedo decir que sí, soy un cholo mental. Todo depende, claro. En el Perú paso por blanco, en Estados Unidos, ni hablar. No seré cholo, pero cumplo ese papel.

Gulmo dijo...

Con gran paciencia, y una dosis de autoflagelación, he leído todos los comentarios realizados al artículo del crítico Faverón, donde se hace referencia a los deseos ocultos tras las plumas del comentarista Leonardo Aguirre. Así, después de un instante de meditación que incluyó una exhaustiva revisión de apuntes personales, conversaciones en el Haití, diversas visitas a librerías, exhaustivas sesiones de Winning Eleven y una noche limando el garfio de Bellatín, he encontrado cinco palabras que pueden resumir el debate:

Bla, bla, bla, bla, bla.

Esto es lo que sucede:

1. SIN ÉTICA. Aguirre no tiene una estructura ideológica ni moral estructurada. Lo suyo es un constante ejercicio de estilo y ego. Es precisamente eso, aunado a su peculiar (y cambiante) visión del humor, lo que llama la atención.
2. JODER POR JODER. No es que Aguirre sea una persona hueca, ni opuesta al “academicismo”. Lo que pasa es que nada de eso le interesa, señor Faverón. Nuevamente le digo, a Aguirre le tiene muy sin cuidado las discusiones éticas y los debates profundos. Mientras usted examina, Aguirre jode. Ese es su juego, y es coherente con él. Precisamente, es por esa aparente sinceridad que Aguirre tiene tantos lectores. Por eso, además, logra con facilidad empatía con muchos. Esa es su alternativa. La gente lo sabe, no es descerebrada.
3. LOS AGUIRRES. Ahora, es cierto, en sus comentarios en Internet, Aguirre logró hacerse espacio. Conectó no sólo con el público, sino además con buena parte de los “intelectuales” nacionales. El secreto: decía de frente muchas cosas evidentes que a veces otros pretendía mantener calladas. Sin embargo, el Aguirre versión blog (un comentarista que no tiene objeto de “raje”), sólo logra rescatar las obsesiones y fobias de una persona vacía y acomplejada. Esa es la maravilla de los blogs: dan a conocer a las personas como son. Pero señores, yo en los problemas personales de Leonardo Aguirre no me meteré. Sólo me limitaré a decir que ahora ya sabemos cómo es. Estamos advertidos: estamos frente a un mono con metralleta en forma de teclado. Eso sí, a veces el mono es gracioso.
4. LA LUMPENIZACIÓN DEL DISCURSO. Nada de nuevo bajo el sol, señores. En el Perú los escritores siempre se han peleado. Acabamos de salir de una riña por demás larga entre “andinos” y “costeños”. Ahora, eso no sólo pasa en nuestro país. Pasa en EEUU, en México, en Argentina, en Suecia. Ojo, no estoy justificando estas guerras. Sólo estoy afirmando que tal tendencia a la “magalización”, advertida por muchos, es sólo un presuntuoso rubor.
5. CON HAMBRE. Ya escribí mucho, ahora me voy a comer.

Gracias. De nada.

Ave Fenix dijo...

Leer todo esto estuvo casi tan pesado como las tareas de Luis Jaime Cisneros en Lengua... guacatelas...

Lo unico en claro que pude sacar es que:

- No se quien es usted...
- No se quien es Leonardo Aguirre
- Si se quien es Melcochita
- Si se quien es Miguelito Barraza
- Y no se porque se hacen tanto lio en discutir por tonterias y encima rebuscar palabrejas que no puedo entender...

Dios, que soy bruto...

Bueno... los dejo en su discusión tan bonita porque yo tengo que ir a un concierto de LEUSEMIA...

Au revoir... ahi se me cuidan!!

Anónimo dijo...

Me parece que el mono con metralleta llamado Leonardo Aguirre en realidad nunca quiso usar el blog para hacer crítica literaria. No he encontrado ahí ni una sola reseña de un libro como las que hacía para Cecilia Valenzuela. Creo que ese blog sólo está hecho para canalizar el desborde de su egomanía (el blog se llama como él mismo, nada menos) y, con eso, vender su librito. Supongo que es válido como estrategia. Y si no recuerdo mal, Valdelomar hacía lo mismo, no?
En todo caso, no entiendo porqué se escandalizan tanto los señores Salas y Faverón por un blog que, se nota a todas luces, ha sido hecho para nada más que eso: para vender a su autor.

Igual los felicito a ambos por sus nuevos blogs.

Saludos.

Anónimo dijo...

Yo no quería hacerle mal a nadie. Raúl Cachay.

Anónimo dijo...

No, Cachay, no le haces mal a nadie. Solo escribes mal. Punto.