7.11.05

El chico más listo del mundo

Edmundo Paz Soldán (no, disculpa, Edmundo, esta vez el título no alude a ti) en su siempre divertida columna semanal* en La Tercera de Chile, ha vuelto a llamar la atención sobre el cómic y su creciente reconocimiento en el mundo de la literatura.

Probablemente ningún género ha aparecido en este siglo que tenga la extrema complejidad del cómic, y, particularmente, de la llamada novela gráfica, lugar en el que confluyen los lenguajes de la novela, el cine, el montaje fotográfico, la narración popular, la pintura y el diseño gráfico.

En el ámbito hispano, sólo Argentina y España, y, en menor escala, México, tienen tradiciones ya sólidas en ese rubro. En Europa es un género floreciente, y en el mundo anglosajón, figuras de la trascendencia de Art Spiegelman, Joe Sacco y Alan Moore han robustecido el género y le han dado sus primeras obras maestras (el Maus de Spiegelman, sobre el Holocausto; las extraordinarias From Hell y V for Vendetta de Moore; los libros de Sacco de los que hablé en un post anterior).

Chris Ware, con Jimmy Corrigan, The Smartest Kid on Earth, ha creado, quizá, el punto cumbre de la novela gráfica hasta hoy. Su libro es sin duda una de la narraciones más emocionantes, conmovedoras y reflexivas que he leído (leído y visto) jamás.

Su historia (que es la de un solitario, un marginal, un joven aburrido y lamentable que lleva una vida carente de toda singularidad, y que hace un viaje sentimental para conocer al padre que lo abandonó de niño) está organizada con una arquitectura narrativa complicada y sin embargo siempre luminosa, con grandes saltos en el tiempo y el espacio, muchos niveles de lectura, juegos simbólicos, complejas perspectivas y, por si fuera poco, una revisión de muchos aspectos de la vida americana a lo largo de muchos momentos del siglo veinte, desde la marginación racial y la explosión capitalista hasta la segregación racial y el problema de las migraciones.

Como buena parte de las mejores narraciones americanas actuales, Jimmy Corrigan es una novela desencantada y llena de ese sentimiento de terror dormido y de amargura enmascarada que uno siente en tantas ciudades y suburbios de este país.

Si hacen su lista mental de los grandes autores americanos en actividad en esta década, no se queden sólo en Auster o Roth: anoten el nombre de Chris Ware.

* El texto de Edmundo Paz Soldán aparece en primer lugar entre los comentarios al presente post. La imagen es extraída de la novela de Ware.

9 comentarios:

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Esta es la columna de Edmundo en La Tercera:

LOS COMICS

Por: Edmundo Paz-Soldán

La Tercera. Fecha de edición: 05-11-2005

Estaba leyendo The Sandman en el gimnasio cuando un señor se acercó a decirme con aire travieso: "Me imagino que es un cómic para adultos". Sonreí y asentí; había olvidado que todavía no era común que un adulto se hiciera ver leyendo historietas. Algo avergonzado, intenté explicar que el autor de The Sandman era el inglés Neil Gaiman, cuya novela Anansi Boys estaba en el primer lugar en la lista de libros más vendidos del New York Times. También le dije que uno de los admiradores de esa obra cumbre del género fantástico era Norman Mailer y que Borges habría elogiado la compleja mitología que Gaiman había creado en torno a Sueño y su hermana Muerte. Satisfecho con mi explicación, el señor me dejó tranquilo.

Luego me puse a pensar en lo timorata que había sido mi respuesta. Debía haber dicho que me gustaba leer cómics y que además estaba orgulloso de ello porque los cómics están atravesando un gran momento de creatividad. Soy de los que cree que nuestro deseo de narrar historias trasciende las formas artísticas y los medios, y que a veces uno puede saciar ese deseo leyendo una novela de Proust, viendo una serie televisiva como Invasión o una película como El Padrino, o leyendo/viendo un cómic de Gaiman. Tiendo, sobre todo, a leer cuentos y novelas porque la literatura me llena más que otras artes, pero ésa es otra historia. Los cómics se han puesto de moda y ya no están dibujados pensando sólo en un público adolescente. Incluso han comenzado a cambiar de formato y ahora aparecen en las librerías con tapas duras y el nombre más pretencioso de "novelas gráficas" (los dos volúmenes de Persépolis, de Marjane Satrapi, acaban de ser publicados en una edición de lujo). Algunas de las películas de más impacto en los últimos meses han sido adaptaciones de "novelas gráficas" (Sin City, Una Historia de Violencia), y la revista Time acaba de incluir entre las cien novelas más importantes del siglo XX, junto a obras de autores como Faulkner y Naipaul, al cómic The Watchmen, de los ingleses Alan Moore y Dave Gibbons. Lev Grossman lo justifica señalando que The Watchmen es "una obra de descarnado realismo sicológico, un gran logro de la novela gráfica, pero una obra maestra en cualquier medio" (Time no es el lugar más adecuado para la canonización de obras literarias, pero al menos sirve para tomarle el pulso a los cambios culturales).

Los grandes maestros vivos del cómic son Crumb y Art Spiegelman; a ellos se suman los mencionados Satrapi, Moore y Gaiman, además de Chris Ware, autor de Jimmy Corrigan, la novela gráfica admirada por escritores como Dave Eggers y Zadie Smith. De todos ellos, me quedo con Moore. Moore es muy admirado por The Watchmen; su influencia se puede ver en las obras de directores de cine de la nueva generación (Joss Whedon, Darren Aronofsky, Richard Kelly), en películas y series televisivas muy populares (Buffy, Perdidos) y, por supuesto, en los cómics (Planetary, la obra de Gaiman). The Watchmen es una sofisticada deconstrucción de la figura icónica del superhéroe. Moore fue aquí el primero en ofrecer una mirada revisionista de este "vigilante" individualista, en encontrar el lado frágil, vulnerable, de su existencia; sin él no se podría entender Los Increíbles y tampoco las nuevas versiones cinematográficas de Batman y El Hombre Araña.

La otra obra clave de Moore es V de Vendetta, cuya adaptación cinematográfica, con un elenco que incluye a Natalie Portman, se estrenará pronto. V de Vendetta, escrita y dibujada a mediados de los '80 -con Thatcher en el gobierno-, está ambientada a fines de los '90, en una Inglaterra gobernada por los fascistas. En medio de una atmósfera opresiva que incluye campos de concentración y esloganes sobre el triunfo de la raza aria, V lucha contra el fascismo y sirve de ejemplo para que sus conciudadanos se animen a cuestionar al gobierno. A diferencia de los superhéroes de los cómics norteamericanos, V no es perfecto; sus métodos de lucha contra el totalitarismo son cuestionables, pues no son diferentes de los de un terrorista: a V no le tiembla el pulso a la hora de destruir el Parlamento con una bomba. Sin embargo, el contexto justifica sus métodos. Los dibujos de Lloyd, en los que domina el claroscuro (más lo oscuro que lo claro), son ideales para captar el ambiente pesadillesco de la novela de Moore. A Moore el éxito todavía no se le ha subido a la cabeza: insiste en que él sólo es un guionista de "cómics", e incluso prefiere no utilizar esa definición con mayor peso, "novela gráfica". La diversidad del cómic hoy es abrumadora. Como muestra, basta mencionar estos títulos publicados en los últimos meses: Pyongyang, de Guy Delisle, un testimonio de los dos meses que el autor pasó supervisando a un grupo de dibujantes en la capital de Corea del Norte; Black Hole, de Charles Burns, una novela épica en blanco y negro sobre la epidemia del sida en los años de Reagan; Bone, Sharps, Cowboys, and Thunder Lizards, de Jim Ottaviani, sobre la lucha entre dos personalidades históricas del siglo XIX, los paleontólogos Edward Cope y Othniel Marsh; Infinite Crisis, de Geoff Johns, un intento de revitalizar a nuestros conocidos Superman, Batman y compañía.

Los que siguen pensando que el cómic sólo tiene que ver con los superhéroes tienen que actualizarse. Hoy hay cómics históricos, comics realistas, cómics de no ficción, etc.
Para América Latina, la pregunta es la siguiente: ¿quién será el que se atreva a decir que el Eternauta de Oesterheld ocupa un lugar privilegiado no sólo en el medio de la novela gráfica, sino en la novelística del siglo XX, junto a obras como Los Pasos Perdidos o El Obsceno Pájaro de la Noche? Por lo pronto, nada timorato, yo me atrevo.

Daniel Salvo dijo...

En los años 80, recuerdo haber leido esta afirmación en un diario:

"Intelectual serio no lee chistes"
"Intelectual de izquierda descubre que los chistes tienen mensaje alienante".

(cabe precisar que en Perú se les llama chistes a las historietas)

Son de lamentar varias cosas: la ignorancia del autor de esas lineas (que parece haber leido solamente a Ariel Dorfman y su "Para leer al Pato Donald"), pues solo contemplaba el caso de las historietas infantiles, y el aliento maximalista de su afirmación. Parece que eso de "intelectual serio no lee chistes" pegó fuerte entre nuestra intelectualidad, pues todo ese desarrollo de la historieta pasó mas o menos desapercibido en Perú.
Supongo que, hoy en dia, ese mismo articulista nos prevendría de lo supuestamente sospechoso de las obras comentadas.
Esperemos que el artículo de Paz-Soldán ayude a una mayor difusión del cómic como arte.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Dorfmann, además, hizo un análisis lleno de puntos débiles.

Un amigo mío, Pedro Pérez del Solar, un peruano de la PUC que luego hizo en Princeton una tesis doctoral sobre cómics españoles, me contó una vez esto, que da un buen ejemplo de los errores de Dorfmann: en parte de su análisis, Dorfmann acusa a ciertas empresas (la Disney, obviamente, antes que cualquiera) de ser concientes expansoras ideológicas del imperialismo, pero lo hace basándose en ciertas frases de los textos en las ediciones chilenas, sin saber (o simplemente sin mencionar) que esas traducciones eran hechas en Chile por otra empresa que adquiría los derechos: las frases que Dorfmann analizaba, en efecto, no existían en la edición americana).

De cualquier forma, incluso si Dorfmann hubiera estado en lo correcto, la cultura del cómic va años luz más allá de la historieta infantil, y mucha de ella es, más bien, abiertamente contestataria y antioficial.

Anónimo dijo...

Y hablando de comics, aquiles cacho reaparece aliandose con santiago "roncayulo" en el blog de roncagliolo para denunciar el cargamonton de faveron y otros. en fin... aqui el enlace: http://www.clubcultura.com/diario/dentro.php?entrada=95

Luis Alvarado dijo...

creo que fue en el programa de thays hace unos años o en alguna otra parte que, al preguntarle por sus influencias, el siempre concreto Mario Bellatin dijo: que se yo, hermelinda linda supongo.

porqué no le pones haloscam a los comments?

Anónimo dijo...

Gran artículo de Edmundo. Lástima que la parte en la que menciona a Alan Moore ("Alan", no "Allan", Gustavo) se la haya robado de un especial de la revista Entertainment Weekly.

Pueden leer el artículo en:

http://ocram.perublogs.com/2005/10/Watchmen--20-anos-despues.html

"Me quedo con Moore", dice Paz-Soldán. Pero por supuesto, cómo no se va a mandar con un rollo sobre el maestro inglés, si tenía toda la información sobre Moore servidita en EW. Qué fácil.

Plagios aparte, comparto la fascinación del autor por The Sandman o El Eternauta. ¿Algún día le harán caso a Juan Acevedo cuando exige que en las escuelas se enseñe a leer y manejar el lenguaje de la historieta?

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Déjame decirte: teniendo en cuenta que Edmundo ha leído los cómics de Moore (doy fe de eso; los dos empezamos a leer cómics en la misma época, ganados por el entusiasmo de un amigo común), y que su artículo dice poco sobre el autor inglés, aparte de bosquejar el contenido argumental de algunas de sus historias, no sé de dónde sacas razones para lanzar a la mala una acusación sin sentido.

¿O lo único que querías era hacerle un poco de publicidad a tu blog? Porque si es eso, no hay problema, hazla nomás, pero sin ensuciar la conversación con exabruptos.

Edmundo Paz Soldán dijo...

Gustavo, ya he puesto una versión algo más breve del artículo en mi blog.
Ocram, por supuesto que leí el artículo sobre Moore en Entertainment Weekly. Utilicé lo que decía el artículo sobre las influencias de Moore como información general, sin ninguna mala intención, pero después de leer el artículo nuevamente entiendo que puede ser tan sólo una opinión del articulista. He clarificado esto para evitar susceptibilidades.

Magda Díaz Morales dijo...

Me permití enviarte un correo-e (el que aparece en tu perfil) con una información.

Saludos