19.11.05

Invitación al crimen

Una recomendación especial: Ensayo de un crimen, una de las más interesantes novelas mexicanas, nunca lo suficientemente celebrada, y uno de los mejores policiales latinoamericanos.

Su autor, Rodolfo Usigli, cumpliría cien años en estos días, y en vista de ello está recibiendo homenajes como el que se le brinda en Confabulario, suplemento de El Universal. El especial contiene un par de artículos interesantes sobre Usigli y un cuento de juventud, "El cerebro de América".

Aunque la fama de Usigli proviene del teatro (y, en ese campo, El gesticulador es su obra culminante), su Ensayo de un crimen es una rara perla en la historia narrativa mexicana. Se trata de un novela aparentemente cínica y unidimensional, la historia de alguien que quiere cometer un crimen perfecto (es la época y parece el humor de La soga, de Hitchcock), pero es en verdad un entramado de complejas alusiones al legado traumático de la revolución mexicana y sus huellas en la sociedad de mediados del siglo veinte. La compulsión asesina del protagonista no sería, pues, en el fondo, una expresión nihilista, como en Hitchcock, sino una respuesta enferma a la necesidad criminal implantada en él por la memoria de la guerra.

(Y cuando digo que es una rara perla me refiero a que la narrativa mexicana ha tendido con mayor frecuencia a tocar el tema de la revolución en narraciones épicas y relatos situados en las zonas marginales del país, donde el combate tuvo lugar, mientras que este libro tiene como primer escenario el cerebro de un personaje estrictamente citadino, jamás partícipe de la lucha, y la narración, oblicua y sutil, no contiene épica alguna).

Usigli construyó su libro con tal conciencia de todo esto, que cuando el genial Luis Buñuel hizo una adaptación cinematográfica de la novela, Usigli, al notar en ella la ausencia de ciertas claves y alusiones que juzgaba cruciales, le entabló al español un juicio civil que oblligaría al cineasta a no usar el título de la novela como nombre de la película (aún ahora se la conoce de dos maneras: Ensayo de un crimen o La vida criminal de Archibaldo de la Cruz). Que ni más ni menos que Buñuel no haya podido (o haya elegido no) recoger enteramente en su versión la trama freudiana que subyace al libro parece un buen indicio de la profunda carga de sentido que Usigli había dispuesto en él.

Arriba: afiche de la película e imposible reunión de dos que terminaron detestándose:
a la izquierda Buñuel y a la derecha Usigli. (Fotomontaje: gfp).

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No tenía idea de que Rodolfo Usigli hubiera escrito una novela. Lo conozco por dos de sus piezas de teatro: El gesticulador y La mujer no hace milagros. La primera, además de sus evidentes méritos formales -unos diálogos precisos y una estructura impecable-, es, como otras grandes obras del periodo, una crítica despiadada a la institucionalización de la Revolución Mexicana. Lo más afortunado de todo esto es que vemos las contradicciones humanas del protagonista, el cual nos conmueve ante ello, con lo que la pieza no se queda en una simple diatriba. En cuanto a La mujer no hace milagros, me recuerda al Wilde de La importancia de llamarse Ernesto, de quien parece haberse positivamente influido Usigli: me refiero, además de los diálogos precisos, un cierto humor sostenido durante toda la pieza en el mismo nivel, cosa que me parece sumamente complicada: Usigli sale vencedor en el lance.
Procuraré el Ensayo de un crimen.

PD. Hablando de policiales, ¿qué opinión te merece El complot mongol, considerada, según sé, la primera novela negra mexicana?

Gustavo Faverón Patriau dijo...

No he leído la novela de Bernal, aunque tenía entendido que era más bien una mixtura de policial y novela de espías.

Sin embargo, sí puedo decir que la de Usigli no es una típica novela policial de las que llaman detectivescas o de enigma, sino que, en todo caso, tiene muchos más elementos del policial negro.

Sobre todo por un rasgo: la novela de enigma suele ser positivista, plantea un orden y la irrupción en él de un elemento caótico, el misterio, que ha de ser "ordenado", es decir, descubierto y explicado racionalmente; la novela negra suele producir más bien la impresión de que el punto de origen ya es caótico, la impresión de un mal diseminado y de una culpa compartida, extensa.

La novela de Usigli definitivamente tiene esa concepción, y, siendo de los años cuarentas, hace dudosa la idea de que la de Bernal pueda ser la primera novela negra de México.

La tesis doctoral de Ilan Stavans, que apareció luego como libro, es un ensayo sobre el policial mexicano y sus ramificaciones; seguramente allí se puede verificar si es como digo.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

En la novela hay una conexión directa entre los crímenes gratuitos que Roberto de la Cruz y la revolución mexicana.

En cierta forma los intentos de Roberto quieren reproducir ese primer crimen gratuito que él presenció en su niñez (aparente origen del trauma, cuya memoria es recurrente luego). Y ese crimen, creo, era parte de un episodio de la revolución (algo relacionado con un tipo que cuida a Roberto en un paseo por la calle; Salvo que esté recordando muy mal).

En todo caso, no hay contradicción necesaria, sino casi lo contrario, entre criticar el rasgo machista de la cultura mexicana y criticar una revolución que estuvo plagada de eso.