4.11.05
No dar en el blanco
El artículo que publica Leonardo Aguirre hoy en La República, en alusión a una de las discusiones que tienen lugar en este blog y otros (el de Daniel Salas y el de Iván Thays), no da en el blanco de la conversación en lo más mínimo (a decir verdad, no lo percibe) y contiene más de una contradicción.
En primer lugar, nadie ha sugerido que los escritores deban obligatoriamente escribir acerca de un tema u otro, ni siquiera si se trata de asuntos cruciales como los años de la violencia. Se ha dicho, y en esto todos han concordado, que, cuando los escritores escriben sobre un tema como las decenas de miles de muertos de la guerra, deben escribir con responsabilidad. Y se ha dicho que, como sociedad, los peruanos necesitamos hablar sobre el tema y que, para esa conversación, la literatura es, obviamente, un espacio privilegiado. ¿Quién será el despistado que diga que no?
En segundo lugar, no tiene ningún sentido afirmar que uno escribe "lo que le sale del forro" y, a la vez, proclamar que no hay lugar en nuestro tiempo para los "escritores comprometidos". No tiene sentido porque sucede que, a muchos, "lo que les sale del forro" es un fuerte compromiso con su sociedad, y no el inexorable impulso a mirarse en el espejo que confiesa Aguirre. En todas las sociedades hay de todo, desde utopistas sociales hasta solipsistas, y sus literaturas son, en principio, todas, aceptables.
En tercer lugar, "compromiso", tal como se ha venido usando en estas conversaciones, no tiene que entenderse necesariamente, salvo que uno sea muy reduccionista, como un compromiso social ideológicamente asociado a una particular tendencia política, como se entendía entre los sartreanos hace medio siglo (aunque tampoco hay nada de malo en asumir ese compromiso). Se trata, más bien, de un compromiso con el oficio de la intelectualidad y con la transparencia que ese oficio necesita, y se trata también de un reconocimiento de que nuestra palabra, una vez que la hacemos pública, deja de ser sólo nuestra y, por tanto, debe ser dicha responsablemente, sobre todo cuando hablamos de temas delicados que a todos nos atañen.
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39 comentarios:
Ya que Félix Reátegui ha comentado el artículo de Aguirre, pero lo ha hecho en uno de mis posts anteriores y no en este, copio su observación aquí. Dice Félix:
"De verdad es extraordinario el escrito de Leonardo Aguirre: ¿cómo se puede estar tan equivocado sobre el tema de una discusión? ¿Cómo se puede leer sin entender lo básico de lo leído? [Bueno, en realidad ésta es, para desgracia, la condición que afecta al 75 por ciento de escolares peruanos, sólo que en el caso de ellos es por falta de oportunidades]".
Todo indica que el problema de algunos escritores peruano es que leen mal. Si uno lee mal, entonces también tiene problemas para comprender sus propias circunstancias. Y si uno no comprende sus propias circunstancias termina como Zama, el personaje de Antonio di Benedetto. Los escritores no pueden salir en busca de lectores sobre la base de una experiencia personal o intelectual limitada al espejo que, sin duda, es una fuente de inspiración, pero no la única. Incluso para rechazar los temas más cercanos y cotidianos, es necesario realizar un gran esfuerzo imaginativo que produzca propuestas estéticas válidas y que atraiga al lector. Yo pienso que estamos anonadados por la violencia y por eso es tan difícil asimilarla.
Anonadados no solamente por la violencia, sino por un proceso de achatamiento de los referentes culturales. Los estándares han bajado demasiado e incluso hay quienes rechazan una propuesta por ser demasiado académica o intelectual. Pensar siempre es arriesgado, equívoco y hasta peligroso, pero nunca es una tarea vana.
Estimado Gustavo Faveron:
Solamente le escribo por un par de cosas. la primera es para felicitarlo por su blog: es realmente un sitio donde se puede aprender, reflexionar y polemizar con una altura que ya se estaba extragnando. Por eso no entiendo, sinceramente, que se ocupe con tanta frecuencia de Leonardo Aguirre. No solo es un mal escritor (usted reconocio que leyo unos cuentos suyos y no pudo continuar) sino que tiene un nivel intelectual deplorable (sino, revise su blog: no hay una sola idea, nada interesante, ni siquiera algo que pueda tildarse de polemico: todo se reduce a subi de puesto en el ranking de blogs o acusar a sus rivales de falta de criadillas (sic) logrando cada vez mas su proposito anunciado alguna vez: ser el magaly tv de la elite peruana). Vale la pena, segnor Faveron, gastar espacio y tiempo en este sujeto? Se lo pregunto porque vamos, usted es un tipo inteligente. No esta para gastar polvora en gallinazos. Estamos hablando de un sujeto cuyo mayor merito fue recibir un pugnete de Sergio Galarza. Le pregunto: ha leido las resegnas de LA en agenciaperu? De verdad cree que esta para ser tomado en serio? Un saludo.
Completamente de acuerdo con el usuario anónimo de las 12:13, no hay necesidad de referirse más a dicho periodista. Tipos como Leonardo Aguirre se alimentan de la decepción ajena, crecen cuando más se les critica. Por lo demás, es un tema agotado.
Cuando hice mi comentario anterior -- diligentemente recuperado aquí por Gustavo -- no tenía muy claro quién era Leonardo Aguirre. Pero la referencia al "affaire" Galarza me ha permitido situarlo. Sí, pues, es alguien que, como se dice, salto a la fama porque le pegaron y porque lo insultan porque el insulta a los demás. Intelectualmente, no es interesante.
Una pregunta pertinente es, sin embargo, si hay que dejar pasar la mediocridad cuando ella nos toca la puerta con tanta malcriadez, o si hay que ponerle atajo activamente. ¿Se deben contestar las necedades? Las necedades dejadas a su libre vuelo, ¿se desvanecen en el aire o contaminan el ambiente? ¿Cómo es?
Un escritor debe escribir con responsabilidad, pero quien evalúa o sanciona eso? El público falto de información y de herramientas para comprender la realidad hace del escritor que aborda temas sociales en su obra un referente obligado convirtiéndolo en autoridad sobre el tema. Cierta lógica asocia inmediatamente el discurso de este intelectual con la verdad, necesaria para tomar una postura.
Para mí allí comienzan los problemas cuando a la luz de la historia se demuestra lo terriblemente equivocados que han estado muchos escritores comprometidos cuya exégesis de la realidad se convirtió en dogma fácilmente adaptable a ciertos intereses políticos. Escritores como Sarte y Galeano fueron seducidos por una utopía intelectual. Como Sartre muchos no vieron la realidad deplorable de un sistema (el comunista), sino su exaltación ideológica.
Asimismo escritores como Vargas Llosa que deciden hacer apostasía de sus militancias ideológicas de juventud vuelven sobre el camino del panfleto y la parcialidad como cuando, por ejemplo, el escritor peruano en una serie de 7 articulos se habló sobre Israel tomando como referentes a enemigos declarados de su estado, ignorando muy a propósito los antecedentes históricos que justifican su defensa.
Los escritores cuando no tienen conocimientos suficientes de economía, historia, o ciencias naturales suelen patinar demasiado. Y peor los que viven encandilados con una fantasía política como "Gabo". Por eso es que, personalmente, desconfío de los escritores cuando abordan temas de la realidad y la historia. Tienen todo el derecho de hacerlo bajo su responsabilidad... pero después, quien es quien para hacerles las aclaraciones necesarias? Qué estetica debería tener mi discurso crítico para ser válido y no ser tildado de "vano y superficial"?
Marcando mis distancias del temperamento de Leonardo Aguirre y sin ser intelectual como el tampoco lo es, me pregunto: Que debemos pensar para ser dignos de lectura?
Estimado Gustavo
Estoy de acuerdo en parte con lo que dices y lo que dice Leonardo. Me explico. Es verdad que un escritor debe escribir lo que él crea que debe escribir. Tal vez toque temas políticos, sociales, históricos, o lo que sea. Pero me pregunto, si uno ha vivido en el Perú durante los años difíciles de la guerra interna y decide escribir, ¿no se cuela entre líneas la realidad del país así lo quiera o no? Es más, creo que elegir no hablar de las bombas, los muertos, las fosas comunes, etc, ni tangencialmente ya habla de una opción. Como dice Daniel Salas en un post anterior, tal vez estamos anonadados ante la violencia que nos es difícil asimilarla. O quizás ya la asimilamos y la vemos como algo normal. No sé. De todas maneras estoy convencido de que las obras de los escritores que vivieron esa época de una forma u otra hablan de ella.
Me incluyo entre los sorprendidos por el comentario. Si acaso, la discusión acusaba a los intelectuales de una limitación, no pretendía imponer un límite.
Pero yo sí creo que merecía una respuesta. No todas las necedades se disipan.
No puedo pasar por alto la frase de Dagberty: "El que una novela o cuento sea trascendente, toque un aspecto conflictivo de la realidad o refleje las aspiraciones de un pueblo, etc, es algo adjetivo a su finalidad principal, que es entretener al lector" y pongo énfasis en ADJETIVO. Si la escritura es "entretenimiento" entonces la lectura es "pasatiempo". Creo, como dice Daniel Salas en su blog, que el problema no solo es no saber leer, o la falta de criterio para opinar, sino una carencia absoluta de conceptos literarios mínimos, sin que eso signifique "academicismo" o "intelectualidad". Solo es cuestión de criterio.
Ahora mismo no tengo tiempo, pero espero más tarde o mañana comentar esa frase (que me recuerda a una similar de la reseña que Leonardo Aguirre hizo al libro de Johann Page) en mi blog.
Creo que la "confusión" de Aguirre no se debe, como algunos escriben, a un tema de incapacidad comprensiva. Me cuesta creer que una persona de alguna manera "ilustrada" no capte bien el tema(o los temas) de la discusión. Entonces,sólo me queda conjeturar que Aguirre nos está utilizando con el propósito de hacerse publicidad barata.
pucho.
Que tontos son le han hecho caso a la pataleta de Aguirre.
Hablan de bajar el nivel intelectual,de no cortal la imaginación y demas cosas e Ivan Tays dice "El que una novela o cuento sea trascendente, toque un aspecto conflictivo de la realidad o refleje las aspiraciones de un pueblo, etc, es algo adjetivo a su finalidad principal, que es entretener al lector" y pongo énfasis en ADJETIVO. Si la escritura es "entretenimiento" entonces la lectura es "pasatiempo".
¿La Finalidad de la literatura es "entretenimiento"?,pienso en Crimen y Castigo,Las Flores del Mal,Poemas Humanos,y francamente no logro ubicar este concepto mas que en el rubro de la literatura light.Por otro lado decir que la lectura es solo un "pasatiempo",bueno me imagino que los que leen "condorito" lo veran asi.
Estas frases de Tays rebajan el nivel de un escritor y me han parecido mas ofensivas que todos las pataletas linguisticas del niño aguirre.
Oiga, Zelada, antes de escribir, ¿sabe usted?, hay que aprender a leer. Iván Thays ha citado textualmente ese pasaje escrito por otro comentarista. Por eso las comillas. ¿Sabe usted qué son comillas? Le muestro: "....". Esas rallitas verticales. ¿Las ve? Si lee con un mínimo de atención verá que Thays está criticando esa idea absurda. ¿Y encima de todo usted, después de esa demostración de su calidad intelectual, tiene el desparpajo de llamar tontos a los demás?
Le ruego, por favor, que intente leer con paciencia y escribir con razones, o, si no, simplemente, no diga nada. ¿De acuerdo?
Otro mas que esta sufriendo la "grejeritis". Ojo que puede derivar en aguda. No es juego.
Asi es, Zelada desespera a cualquiera. Dediquele un post y en lugar de Cantinflas que otra figura podria ponerse? Creo que Zelada se grafica solo. No se conoce otro caso igual. Vaya meritos.
¿La Finalidad de la literatura es "entretenimiento"?,pienso en Crimen y Castigo,Las Flores del Mal,Poemas Humanos,y francamente no logro ubicar este concepto mas que en el rubro de la literatura light.
Entonces, Leo Zelada, confundes (¿a proposito?)entretenimiento con literatura light. ¿Vas a decir que Crimen y Castigo no es entretenida? ¿Es entonces una novela aburrida pero que debe leerse por que trata un tema importante?
Dagbertty
Una cosa es que un libro sea entretenido o no, otra que su finalidad central sea entretener. Si colocas la diversión como valor central, simplemente destruyes todo el sentido de lo literario en cuanto forma de conocimiento, sitio de reflexión, etc. Una cosa es decir que tu profesor es divertido y otra que el objetivo de la enseñanza sea la diversión.
Gustavo Faverón:
"Si colocas la diversión como valor central, simplemente destruyes todo el sentido de lo literario en cuanto forma de conocimiento, sitio de reflexión, etc".
No puedo imaginarme un caso en el cual se demuestre tu afirmación. Aplicándola en contrario, una novela que tenga esos valores como forma de conocimiento,sitio de reflexión, etc. vale como eso, al margen de su valor como novela o como "objeto de diversión"? Es decir, si una novela tiene esos valores, está exceptuada de ser entretenida? No se, creo que seria una novela para poner en un pedestal, pero no para ser leida.
Dagberty
Si tratas de definir eso que llamas "su valor como novela" te vas a dar cuenta de cuáles son las limitaciones de tu idea. Te pido que intentes esa definición y de allí seguimos hablando.
Por otro lado, repito: una cosa es que digas que un libro puede ser o no entretenido, y otra cosa es que hables de la diversión como valor CENTRAL del género.
Te pongo un ejemplo. Los relatos (algunos de ficción, otros no), del italiano Primo Levi sobre su supervivencia en un campo de concentración nazi: ¿pueden ser "divertidos" en cualquier sentido normal de la palabra? Obviamente no, salvo que uno sea un completo sádico y en muchos sentidos un ignorante.
Pero sí pueden ser apasionantes, conmovedores, inteligentes, reflexivos, provocadores, etc. ¿Alguien dirá que esos libros, que la crítica saluda como obras maestras y que la gente lee por millones, son malos porque no son "entretenidos"?
La literatura ha sido desde siempre un escenario privilegiado en que las sociedades se formulen las preguntas más importantes sobre sí mismas, como colectivos, o sobre los individuos que las forman, y eso es claramente más definitorio de lo literario, y de las artes en general, que la simple diversión.
Has observado tú mismo que hay una gran diferencia entre que un libro sea divertido y que sea light. Eso nadie lo niega: hay extraordinaria literatura que es muy entretenida. Pero a veces lo que ocurre cuando uno lee un libro de esos, una novela de Vargas Llosa, por ejemplo, y lo único que es capaz de decir después es que fue muy divertido, es que uno no entendió nada. Es como ver un cuadro de Picasso y decir: tiene lindos colores y quedaría lindo en mi sala.
Me parece que el adjetivo "entretenido" o el verbo "entretener" tienen connotaciones de ligereza o frivolidad que un verbo como "cautivar" o un adjetivo como "cautivante" no tienen. Es decir, sería una verguenza o un sadismo sentirse entretenido por narraciones de la vida en Auschwitz, pero probablemente no lo fuera sentirse "cautivado" por ellas. "Cautivado" sugiere una empatía que necesariamente ha de pasar por algo casi epifánico. Del mismo modo, suena a cacha que uno diga que leer a Platón lo entretuvo, pero queda bien decir que lo cautivó. Al hacer notar esto no pretendo dármelas de vivo ni desviar la discusión, sino preguntarme si sustituir "entrener" por "cautivar" no contentaría a tirios y troyanos, y si no estaría más cerca de lo que se desea: todos los verdaderos monstruos literarios son al mismo tiempo reveladores y verdaderos page-turners como dicen los gringos.
Gustavo y Mario:
Parece que al final nos entendemos, pues la discusión sería entonces que entendemos (o entiendo) por entretenido. Tu mismo pones:
"Te pongo un ejemplo. Los relatos (algunos de ficción, otros no), del italiano Primo Levi sobre su supervivencia en un campo de concentración nazi: ¿pueden ser "divertidos" en cualquier sentido normal de la palabra? Obviamente no, salvo que uno sea un completo sádico y en muchos sentidos un ignorante. "
Aceptando que los terminos "divertido" o "entretenido" tienen sus limitaciones, yo los utilizo como opuesto a aburrido. No he leido a Primo Levi, pero por lo que comentas, sus textos no son aburridos.
Continúas "pero sí pueden ser apasionantes, conmovedores, inteligentes, reflexivos, provocadores, etc. ¿Alguien dirá que esos libros, que la crítica saluda como obras maestras y que la gente lee por millones, son malos porque no son "entretenidos"?"
Obviamente, no domino el español tanto como seria deseable, pero todas esas palabras que utilizas, especialmente "apasionante", son un sinónimo de entretenido para mi. Nadie diria que eres un sadico por encontrar apasionantes relatos ambientados en un campo de concentracion nazi, ¿verdad? Es mas, al decir que son apasionantes, indica que al leerlos pasaste un buen rato, ¿me equivoco? Pues a eso me refiero con entretenido.
Hago la aclaracion: siempre he usado el termino "entretenido" en mis comentarios, jamás "divertido". Supongo que desde un punto de vista emocional (no semántico o linguistico) puedo considerarlos sinonimos, pero yo puse "entretenido". Tambien pude poner apasionante. O cautivante. O interesante.
Mario lo expresa más claramente:
"Me parece que el adjetivo "entretenido" o el verbo "entretener" tienen connotaciones de ligereza o frivolidad que un verbo como "cautivar" o un adjetivo como "cautivante" no tienen. "
Lo cual interpreto como que no escogí la mejor palabra al poner "entretenido".
"Es decir, sería una verguenza o un sadismo sentirse entretenido por narraciones de la vida en Auschwitz, pero probablemente no lo fuera sentirse "cautivado" por ellas."
Supongo que parecerá un oportunismo decir que eso es lo que queria decir (que lo principal de un cuento o novela es que cautive (=entretenga) al lector), pero asi es.
Dagberty
Aún nada de eso me parece convincente. Sobre todo porque la idea de "pasar un buen rato" es un regreso a lo mismo: un rato "entretenido". Uno puede pasar un momento desagradable y angustioso, uno puede sentir que está asomándose al centro mismo del horror humano en relatos como los de Levi, o Kertész, o tantos otros, y sin embargo sentir que está ante gran literatura. Pero el punto central es este: uno se "entretiene" (por definición) con cosas que son paréntesis en medio de los hechos reales, concretos y "serios" de su vida. Un buen libro de Levi o de Kertész (o de cualquier gran escritor) es uno que te hace sentir que ESE momento, el de la lectura, es, incluso más que los otros, real, concreto e importante. Y una buena ficción no se acaba cuando se acaba la lectura: invade tu vida, la modifica, modifica tu manera de entender las cosas (aunque sea una cosa, aunque sea mínimamente). Eso es lo que hace a la literatura algo mucho más allá del entretenimiento: el hecho de que la buena literatura nunca es evasiva.
No se trata, tampoco, de que sea o no cautivante (ésa es una condición para la lectura, pero de ningún modo el rasgo crucial de lo literario). También la mala literatura, la literatura light, o lo que antes llamaban la subliteratura, puede ser cautivante (depende del lector, depende de tus expectativas, depende de si a ti te cautiva la brillantez o la tontera). ¿Por qué?
Porque la capacidad de cautivar suele ser consecuencia de una retórica bien usada (ejemplo a la mano: los discursos de Alan García, antes de su visible reblandecimiento, solían ser de alguna manera cautivantes, y cautivantes para mucha gente de muchos estratos diversos, pero, vamos, eran atrozmente huachafos, minuciosamente idiotas y descaradamente mentirosos --rasgos que sí siguen manteniendo). Pocas cosas son tan retóricamente perfectas y, por tanto, tan cautivantes para muchos, como los peores best sellers. Su retórica es perfecta porque es formulaica, repetitiva, siempre igual, y cautiva por eso, porque no defrauda las expectativas del lector al que le gusta esa fórmula.
Añado: en cambio muchas grandes obras literarias resultan aburridas para muchos, no por culpa de los libros, sino porque el lector no espera lo que el libro le da, sino otra cosa, algo más fácil de consumir, algo que no me haga pensar demasiado, algo que simplemente me cautive de inmediato y me entretenga todo el tiempo. Pocas cosas son tan aburridas para muchos lectores como el "Ulises" de Joyce o las novelas de la saga de Proust. Aburridísimas para cualquiera que esté esperando "un buen rato" y ser cautivado en un dos por tres. El problema es que aburrido y divertido son adjetivos relativos a una percepción enteramente subjetiva de las cosas; quienes estudian la literatura saben que hay cosas que no dependen simplemente de esas subjetividades: la estructura del Ulises no la invento yo en la lectura, aunque yo la complete y la cargue de nuevos significados, la estructura la hizo Joyce y allí está, y no va a desaparecer por un acto de mi voluntad. Pero sí puedo decir con todo derecho que el libro me aburre. Entonces, si digo que me aburre, teniendo en cuenta que "divertir" o "cautivar" eran los rasgos cruciales de toda buena literatura, ¿diré que el Ulises es mala literatura?
Totalmente de acuerdo, Gustavo. My bad. El dignificar la experiencia subjetiva reemplazando entrener por cautivar no elimina la radical subjetividad en que se apoya (por un momento pensé en defender mi postura inicial diciendo que un best-seller no te iba a cautivar si eras un lector sofisticado, pero si ya estamos asumiendo cierto elitismo del lector para circunscribir la cualidad máxima del valor literario, ¿para qué cargar con el lastre de criterios valorativos enteramente subjetivos?). Ahora bien, tu postura me sugiere una pregunta interesante (creo, ejem): si pensamos en el abismo que está separando cada vez más al intelectual de la sociedad en general, y si consideramos la escasez pavorosa de lectores medianamente sofisticados, sobre todo en un lugar como el Perú, ¿debemos valorar un poco más obras geniales que además tengan la virtud de ser accesibles y potencialmente populares (p.e. el Quijote)? ¿O nos podemos resignar a que nuestros criterios pasen por alto esa calidad inclusiva y acogedora, por llamarlo de algún modo, de tal manera que nuestra república letrada se condene cada vez a tener menos miembros y ser menos influyente (si decidimos valorar p.e. al Ulyses por encima del Quijote, digamos, y si por tanto se entendiera que "recomendamos" uno más que el otro)?
estimado dagberty, con todo respeto, andar insinuando que el Ulyses (reconocido canónicamente por el pleno de la profesión literaria aquí y en la China) solamente porque no es "lo que le gusta a la gente", o más aún porque es "lo que no le gusta a la gente" es tenerle bien poco respeto a los intelectuales de profesión. O sea, pomposidad y fatuidad hay, pero NO ES TODO impostura. Tomar la postura que tomas es como decir que aquellos a los que les gusta la música clásica deben estar fingiendo para aprovechar el status que da el ser aficionado a esa música "culta", que en realidad Brahms los debe hacer dormir porque, como todo el mundo sabe, Hector Lavoe es más sabroso. Por favor!
Uy, me exalté y me comí una frase. Quería decir: "andar insinuando que el Ulyses (reconocido canónicamente por el pleno de la profesión literaria aquí y en la China) ES MALA LITERATURA, solamente etc.etc..."
El relato de Andersen es una parábola sobre dos cosas: la inopia mental del absolutismo (que hace repetir a todos los mandatos de la autoridad), y la vacuidad del esnobismo (que hace asumir a todos las creencias de la élite). Pero el cuento también es una alabanza de la crítica responsable: esa niña que dice las cosas por su nombre es, claramente, una crítica valiosa, es decir, alguien que es capaz de sacudirse del saber de la tribu para decir lo que ve.
Estoy de acuerdo en que la crítica, mal ejercida, puede transformarse en esnobismo, y que la academia también instituye una jerarquía que puede forzar a muchos a adoptar sus puntos de vista, pero eso no es lo que define al oficio; es lo que define a los malos oficiantes.
Pero lo más interesante sería lo siguiente: ¿qué tendría que ver la niña para decir, según su leal saber y entender, que el Ulises es un mal libro? ¿Que no es "divertido"? Si ésa es la respuesta, pues no es un argumento, es simplemente la repetición empecinada de un lema que hasta ahora no has podido justificar.
Y, claro, decir que el Ulises seguramente es malo, aunque no lo hayas leído, porque tal vez, quizá, por ahí, alguna vez, alguien descubra que es malo, es el argumento más circular e inconducente que he escuchado en mucho tiempo.
Mario: en principio, la crítica debe simplemente valorar como mejor lo que considere mejor. Pero es otro cantar el de cómo aproximar a la gente a esas cosas.
En ese aspecto, me parece válido suponer que la literatura que sea, a la vez, artísticamente notable y notablemente accesible, es la mejor puerta de entrada.
Pero, a la vez, no parece aconsejable subestimar al lector común, ni al no iniciado. Sería una lástima que alguien decidiera sacar a Vallejo (quizá el poeta más oscuro y difícil de toda la tradición latinoamericana) para colocar en su reemplazo a alguien más legible.
Y siguiendo con eso: un escolar peruano no la tiene fácil, cuando las cumbres de nuestra poesía escolar son Vallejo y Eguren (bastante más fácil sería llevar el curso en Chile, con Neruda y Mistral). Y sin embargo allí siguen. Gracias a su canonización la gente tiene aunque sea un contacto superficial con ellos, y aprende que no toda la poesía es versito becqueriano (hablando de eso: ¿cuándo sacarán a ese pata de nuestros libros de colegio?).
Dices que siendo la crítica y el lector común y corriente dos grupos distintos, un grupo no está obligado a pensar lo mismo que piensa el otro. Y dices bien, porque nadie está hablando de obligaciones.
Pero tu argumento tiene que ver con un problema mayor, y a la vez muy sencillo: el desprecio injustificado hacia el saber profesional de la crítica. En efecto, si los médicos ven que tú tienes cáncer, tu no estás obligado a ver lo mismo, pero eso no desaparece el cáncer. Si el ingeniero civil te dice que tu casa se va a caer, tú no tienes que creerle, pero es altamente probable que el techo se te venga encima.
Ahora bien, ¿tú qué crees que hace con su tiempo un académico de la literatura que estudia seriamente durante años y años? ¿Vagar, divagar, pensar cosas intrascendentes? ¿Crees que no adquiere un nivel de conocimiento sobre su área que vuelve su opinión sobre la literatura más informada y pertinente que la de un guardia de tránsito, o un estudiante de periodismo? ¿Crees que si juntas a un millón de neófitos y les preguntas si Gargantúa y Pantagruel es mejor que Chespirito, y gana Chespirito, eso quiere decir que tal vez tengan razón porque la opinión de la crítica es relativa y no necesariamente atendible?
Entonces habría que comenzar a preguntarle a la gente de la calle si uno tiene cáncer o no, en vez de confiar absurdamente en un médico que nos atropella con el argumento (insostenible) de que él ha estudiado el tema.
Ese síndrome de desprecio a la crítica es parte de una gran enfermedad peruana: desconfiar de la inteligencia y del profesionalismo.
¿En qué sentido, Gustavo, esa "enfermedad" es "peruana"? ¿No es acaso lo mismo en cualquier otra parte? Juzgar a un libro por si es "cautivante" o "divertido" es la norma en cualquier parte---de hecho, aquí mismo hay docenas de librerías donde nunca vas a encontrar el Ulysses (que es, puedo asegurarlo, un libro extraordinario), por ejemplo.
Ya, pero en el párrafo que citas yo no estoy hablando de "juzgar a un libro por si es ´cautivante´ o ´divertido´". Estoy hablando de la manera en que en el Perú se desconfía o abiertamente se desprecia a los intelectuales. En el Perú, "intelectual" es poco menos que un insulto, la gente desconfía de los intelectuales.
Es muy fácil satanizarlos: elegir entre Vargas Llosa y Fujimori fue en cierto sentido poner en la balanza al intelectual y al sapazo, y entre nosotros el sapazo siempre gana.
Y el tema puntual era el desprecio a la crítica literaria. Ya que quieres hacer la comparación con el caso norteamericano: en este país el New York Times Book Review tira millones de ejemplares, siendo un suplemento que no contiene otra cosa que reseñas de libros. Y la presencia de best sellers y tonterías entre los libros comentados es bastante menor que la presencia de libros de algún interés. (En Estados Unidos, a nivel urbano, el 60 por ciento de la población lee al menos un diario en el domingo: eso, contra lo que uno podría suponer, es casi el doble del número de gente que ve televisión en prime time). Incluso suponiendo que los diarios de aquí sólo conserven esos suplementos por una cosa de prestigio, habría que aceptar que hay prestigio en tener un suplemento cultural.
En el caso peruano estoy seguro de que absolutamente nada pasaría si mañana desaparecieran todos los suplementos culturales (¿todos? pero si casi no hay) y todos los reseñadores cayeran fulminados por un rayo. En nuestro país se cree que un diario debe tener un solo reseñista, y que no debe ser muy académico, para que sea más bacán de leer, aunque, claro, no interesa mucho si sabe o no sabe de literatura, porque al fin y al cabo a quién le interesa lo que diga un crítico. Dirás que eso tiene que ver con falta de educación más que con una desconfianza hacia los intelectuales. Diré que la masiva falta de educación genera las condiciones para esa desconfianza.
Los EE.UU. tienen, efectivamente, una actitud hacia los intelectuales que se asemeja a la del Perú en algunos sentidos: les dicen "eggheads" y usan su intelectualidad como un argumento en contra de ellos. Eso se pudo ver en toda la gente que no votó por Gore porque "es demasiado inteligente" (sic) o aquellos que eligieron a Eisenhower sobre Adlai Stevenson (el egghead-candidato por excelencia). Vete a preguntarle a unos granjeros de Idaho que piensan de los intelectuales; o al público en un rodeo o en una carrera de Nascar, y no creo que encuentres mayor entusiasmo (disculpen los estereotipos) Sin embargo, esta no es una actitud oficial, o no es la única actitud oficial: exceptuando a Bush, todos los gobiernos, creo, se han esforzado por continuar con la caza de talentos foráneos y con fortalecer los centros de investigación y las universidades de élite. Por lo bajo, claro, en vivo y en campaña su discurso es más "homespun" y de la gente, que le dicen. En el Perú, en cambio, me temo que el discurso y la actitud han ido de la mano, y el INC, la biblioteca nacional y lo demás anda como anda...
Pero, Mario, una cosa es que alguien en una granja en Idaho tenga algo contra los intelectuales (ojo: ¿cuántos campesinos en Huancavelica sabrán qué cosa es un intelectual?), y otra cosa es que un lector frecuente como parece ser el amigo Dagberty resulte pensando que lo que digan los intelectuales no interesa (ése es el mejor resumen que se puede hacer de su idea de que intelectuales y gente común son dos grupos cuyas discrepancias de gustos no debe implicar ningún problema para el grupo de la gente común).
Una cosa más: si a uno le importa un pepino la opinión de los intelectuales y, sin embargo, uno lee ficción con avidez, uno está probablemente presuponiendo que los novelistas no son intelectuales. Eso explica que esa persona considere a la literatura puro entretenimiento.
Gustavo, no seas fosforito. Chicos, no se peleen. Dagberty es un noble habitue de este blog, que persiste en darnos sus opiniones a pesar de que en otros blogs lo acusan de "transfuga" por siquiera dirigirnos la palabra. Creo que lo dicho basta para que medite sobre lo que escribio (lease acento, estoy en una maquina publica), que finalmente es lo que todos hacemos despues de postear. En cuanto a mi, lo que quise no fue comentar sobre Dagberty sino lamentar que en el Peru en lugar de haber esa especie de doble discurso gringo, en el que se le quita piso publico al intelectual (por lo menos entre los peces realmente gordos) al mismo tiempo que se alienta su labor con recursos materiales, en el Peru haya una sincera sincronia entre discurso y accion: se le llama cojudo y se le trata como si lo fuera.
Dices: "En cuanto a tu ejemplo del cáncer, una enfermedad así es algo objetivo, mientras que una crítica es algo subjetivo. A menos, claro, que las cosas hayan cambiado".
Una crítica puede ser subjetiva, si es una crítica impresionista no sustentada en ninguna base teórica consistente. Si no, no tiene por qué ser menos subjetiva que la obsevación de un médico durante un examen. Una obra literaria tiene una cantidad de rasgos que están en ella y no son puestos en ella por el crítico, ni por ningún lector. Eso no es algo que vaya a ser esencialmente modificado por la subjetividad del crítico.
Decir siempre, como gran comentario sobre la crítica, que es "subjetiva" implica una serie de malentendidos: primero, que la opinión del crítico no es más válida que la de cualquiero otro, porque todo es subjetivo (que en ese uso simplemente significa "relativo"); dos, que no hay críticos buenos ni críticos malos, sino apenas subjetividades distintas de la mía. Todo eso es falso, evidentemente.
"Ese síndrome de desprecio a la crítica es parte de una gran enfermedad peruana: desconfiar de la inteligencia y del profesionalismo".
¿Yo pregunto hay una critica especializada de nivel en el Peru?¿existe alguna corriente critica que haya surgido de un pais telurico como el Perú?¿la desconfianza a la critica no sera una desconfianza hacia practicas sociales de compadrazgo literario?
Ya que han censurado,al menos no censuraras estas preguntas Gustaco.O es que en este blog ya no se puede ni preguntar?
Ninguna corriente crítica crucial ha surgido en el Perú, ni en ningún lugar de América Latina. Las corrientes críticas difícilmente nacen ya en un país o en otro: las interconexiones son demasiadas. Angel Rama será uruguayo y habrá sido profesor en Estados Unidos, y sus libros tendrán un valor teórico-crítico fundamental, pero es claro que no existiría sin Marx, sin Foucault, etc. Por último, el valor intrínseco de una teoría está en su contenido y en su posible praxis, no en su lugar de origen.
El crítico peruano de mayor influencia en el exterior debe haber sido Antonio Cornejo Polar, quien acuñó como categoría de análisis literario privativa para el estudio de lo latinoamericano una noción de "heterogeneidad" contrapuesta a categorías como hibridez, aculturación, transcultuarción, etc., y cuenta con muchísimos seguidores tanto en el Perú como en otros circuitos académicos.
¿El Perú es un país telúrico? ¿Y los otros qué son? ¿Aéreos?
Interesante lo que le aclaran a Aguirre. Sobre todo por lo de la literatura comprometida. El gran poeta Luis Hernández tenía un verso en que decía sobre Rilke que era un poeta comprometido, pero comprometido con el universo. Quizá porque hay muchas maneras de comprometerse, y de no promocionar el asco o menos las ratas oliendo máquinas de escribir.
Saludos,
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