4.12.05

El ombligo del mundo

Hace unos días hubo por aquí una discusión acerca de la capacidad de culturas como la norteamericana para mirar hacia el resto del mundo. En el caso específico de la literatura, señalé que esa aptitud, más allá del esfuerzo de los departamentos universitarios de lenguas extranjeras, era poca. Es cierto, por otra parte, que las librerías de Estados Unidos están llenas de libros de todas partes del planeta, en traducción. Sin embargo, su lectoría es minúscula comparada con la afición a lo local.

El New York Times acaba de publicar su lista de los diez mejores libros del 2005. No es sorprendente que, en ella, haya sólo un libro traducido de otro idioma: la novela Kafka on the Shore (Kafka en las orillas) del magnífico narrador japonés Haruki Murakami. Se trata de una narración frecuentemente comparada, por su imaginación, con las películas de David Lynch, y cuyo argumento en gran parte es una parodia del Edipo rey de Sófocles (un joven japonés llamado Kafka recibe una profecía según la cual habrá de matar a su padre y tener relaciones sexuales con su madre y su hermana).

Los otros escritores extranjeros que figuran son tres británicos, dos de ellos residentes en Estados Unidos: la primera es la novelista Zadie Smith (foto), con su novela On Beauty (Sobre la belleza), que, por cierto, transcurre en un college norteamericano, y que ha sido recibida como un retorno por todo lo alto de la autora de Dientes blancos; el segundo es un profesor de la Universidad de New York, Tony Judt, que ha entrado en la lista con su Postwar. A History of Europe since 1945 (Postguerra. Una historia de Europa desde 1945). El extranjero restante es el más norteamericano de los novelistas británicos de hoy, Ian McEwan, con su novela Saturday (Sábado).

Los demás libros son todos norteamericanos: las novelas Prep (Secundaria), debut de Curtis Sittenfeld, y Veronica, de Mary Gaitskill; la dramática memoria The Year of Magical Thinking (El año del pensamiento mágico), de Joan Didion, donde la autora recuenta su vida durante un año en que sucedieron la muerte de su esposo y el diagnósitico de una enfermedad terminal a su hija; dos libros de arte y crónica: The Lost Painting (El cuadro perdido), de Jonathan Harr, que narra el extravío y la recuperación de una célebre pintura de Caravaggio; y De Kooning, del crítico Mark Stevens y la periodista Annalyn Swan, una biografía del famoso expresionista abstracto. El libro restante es The Assasins´ Gate. America in Iraq (La puerta de los asesinos. Estados Unidos en Irak), de George Packer, reportero del New Yorker.

Como decía, Estados Unidos atrae y procesa cultura de todo el mundo, pero muy mayoritariamente se complace sólo con lo americano, en un mundo cerrado al que apenas tienen acceso, además, los británicos que, al estilo de los Beatles y los Rolling Stones, lleguen a Estados Unidos lo suficientemente americanizados.

Fotomontaje: gfp, sobre una foto de The Guardian.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Alonso Cuento en su columna de Peru 21 de hoy recomienda una novela de Murakami, y dice que es un carveriano, entre otras cosas. Parece que habrá que conseguir libros de ese señor.

Anónimo dijo...

No entiendo: ¿por qué habrá que conseguir libros de este señor? ¿Porque lo recomienda Cueto o porque es un carveriano?

Anónimo dijo...

Sólo quiero decir que tanto el comentario de Faverón como el de Cueto y la reseña del New York Times hacen ver que se trata de un escritor interesante. ¿QUé tiene eso de ininteligible?

Anónimo dijo...

Para retomar los posts sobre escritores, periferia, centro e identidades hegemónicas, un recordatorio:

El ombligo del mundo fuimos nosotros, ¿no? Hasta que nos topamos con el Reino donde no se pone (ponía) el sol. Y después la Reforma, la Industrialización y ya estamos a la vuelta de la esquina. ¿Alguien ha pensado en traducir a Leoncio Bueno al chino?

EEUU se ha interesado siempre por el mundo, a lo Walt Whitman y Walt Disney, por no mencionar colores más cargados.

El esfuerzo de los Departamentos de Español en EEUU consiste, también, en que los autóctonos angloparlantes no dejen de hablar español ni en el supermercado, con los maestros y compañeros que llegan de toda Latinoamérica e Iberia. Así se abren otras puertas: Sección 11, enchiladas, tacos y tamales. Y próximos viajes para mezclar turismo,placer y negocios.

Lennon, Jagger y compañía, por muy suburbanos o provincianos que fuesen, eran ingleses. Para decirlo con Sting: "I´m an alien, I´m a LEGAL alien, I´m an ENGLISHMAN in New York". Esto es, más o menos, como declarar, en Ecuador y Bolivia, que el corazón del Tahuantinsuyo fue el Perú.

Y no olvidemos que Lennon y Jagger son una apropiación (inspirada y bonita, sí) del blues y de Chuck Berry. Por no decir que dejaron sin trabajo a las cantantes negras de la Motown (A propósito, ¿no hay chicas en este foro?)

Y si llegar influenciado por la cultura estadounidense a los States nos asegurase algo, ya varíos peruanitos estaríamos entonando: New York, New York.

(Interesante: quizá el único que lo haya hecho es el fotógrafo Mario Testino. Me equivoco, años antes: Ima Sumac)

Anónimo dijo...

En la que me metí, empezamos con la engañosa encuesta de El Comercio, y ahora discutimos sobre prochazka...en realidad medir la inteligencia de una persona es un asunto relativo. Yo también puedo decir que alguién es inteligente por tal o cual motivo...a veces confundimos la astucia con la inteligencia, ser mosca es ahora sinonimo de inteligencia, y claro entonces leer libros complicados, no nos hace más inteligente que otro que está leyendo a Condorito por ejemplo, ser finos y elegantes no nos hace más inteligentes que ser rudos, se habla mucho del efecto de la imagenes ahora , de lo visual, yo estoy leyendo a tal o cual autor aclamado por los snobs, y eso me hace ver inteligente, culto... y si me ven leyendo a Condorito pucha que la fregué, soy un analfabeto, o sea no me puedo entretener?...la cuestión es leer lo que a uno le guste, y eso también va para ustedes lean lo que les parece correcto, pero eso no quiere decir y que sean más inteligentes y profundos que este pechito.

Anónimo dijo...

no entiendo el comentario del Toyo. Pepo creó en Condorito todo un universo propio y utilizó de forma eficaz las posibilidades expresivas que las historietas le daban (carteles que decían se prohibe pegar carteles, pintas contra el roto tejada (no estoy seguro del nombre), cocodrilos saliendo de bares, etc). Mis creadores chilenos favoritos son Bolaño y Pepo (esta valoración es estrictamente subjetiva, personal y cuestionable, además de posiblemente poco informada). Si alguien va a valorar como analfabeto a otro por leer Condorito, la conclusión es que el analfabeto es él. Además, leer libros complicados no es muestra de inteligencia. Entenderlos lo sería. Una pregunta suelta, ¿qué tenía que ver Condorito con el post de Faverón? ¿No leen a Pepo en EEUU?

Anónimo dijo...

"¡Muera el roto Quezada!", Pepo dixit.