22.12.05

Plagios creativos


Izq.: Aguafuerte de Spilimbergo para un libro de Oliverio Girondo (der).

En una edición bastante fea, pero valiosa por el rescate que implica, el sello Talleres Tipográficos lanzó, en mayo pasado, Cuentos, volumen de Alberto Hidalgo que recoge su libro Los sapos y otras personas además de algunas reseñas, imágenes fotográficas y caricaturas.

Hidalgo se distinguía por odioso y peleonero, y sus libros por originales y casi siempre divertidos, sobre todo los de prosa. El peruano fue quizá el personaje más detestado en el Buenos Aires de los años veinte, y algunos de los textos recogidos aquí (que no siempre son cuentos, sino relatos en clave sobre personajes de la época, hechos para molestar), explican por qué.

Uno de esos textos es "El plagiario", un ataque brutal contra el poeta argentino Oliverio Girondo, a quien Hidalgo acusa de ser una máquina de reproducir lecturas ajenas, y más específicamente, de plagiar de manera sistemática a Ramón Gómez de la Serna y Paul Morand (personalmente, diré que Girondo me resulta bastante más interesante que los otros dos). En el cuento de Hidalgo, Girondo muere y en la autopsia se descubre que "en el lugar que debían ocupar sus vísceras" sólo había "tiras de papel": el tipo estaba hecho, él mismo, de plagios y fragmentos robados.

Es un curioso momento, ese, cuando algunos escritores de la misma vanguardia que empezaba a introducir los más extensos pastiches, las más osadas extrapolaciones, la estética del fragmento, la cita, la parodia, la referencia (Borges y Macedonio Fernández son personajes de ese mismo relato), levantan el dedo acusador para señalar quiénes de ellos son plagiarios.

Hoy es difícil acusar de plagio a un creador literario (articulistas y ensayistas son, por supuesto, medidos con otra vara). La sombra que siguió siempre a Cela en España jamás alcanzó para descalificarlo. Contra el estupendo Quim Monzó hay un mar de acusaciones, pero todas tienen que ver con artículos de prensa, y los casos peruanos también se reducen a columnas de periódicos.

Incluso, hay en España un concurso bienal de Plagio Creativo, promovido por la Escuela de Escritores, que en el 2003 tuvo como tema (o víctima) a García Márquez, y en el 2005 al Quijote. Estamos en una época en que la copiandanga es respetable, y paga en euros.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

¿El texto está dedicado a Fernando Iwasaki? !Feliz Navidad, Neguijón!

Anónimo dijo...

Se me hace difícil pensar en casos de plagios literarios en el Perú. Lo de Iwasaki no lo fue, fue unartículo de opinión, igual que lo que pasó con Basadre hace pocos años.

Anónimo dijo...

Te refieres al hijo de Basadre, no? Otros casos de plagio o supuesto plagio son los de Alvaro Vargas Llosa con María R. y el de Yerovi con un señor que no me acuerdo su nombre. Pero plagio creativo creo que lo cometen (o cometemos) todos los que nos apasiona la literatura de Mario Vargas Llosa. Mínimo le debemos un chifa.

Anónimo dijo...

Articulo de opinion o no,igual fue un plagio. De la verguenza, Iwasaki tuvo que irse a España. Mas que plagiario, la verdad, fue torpe, su prestigio como intelectual estaba creciendo en la PUCP y fuera de ella. Publicar un artículo que no era de otro, pero que si tenia un 80% de contenido no escrito por el, y encima que te detecten estudiantes de letras de la PUCP, pucha, es como para pegarse un tiro por bestia.
Hoy en dia hace una carrera literaria interesante. Pero mientras no haga un "mea culpa" del affaire del plagio, (digamos, quiso hacer una travesura y lo ampayaron), va a ser difícil que remonte en el Perú. Y tal vez lo merezca.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Pero cabe aclarar que en el caso de Yerovi todo indica que él fue la víctima del plagio.

Anónimo dijo...

Cuando puse "lo merezca", me referia a que merezca remontar.

Anónimo dijo...

Iwasaki es un escritor bastante más que regular, y su onda es interesante y distinta en el Perú. No quiero justificar lo que hizo, pero me parece bien curioso que en nuestro país la gente no le quiera perdonar eso y en cambio se perdone a ladrones, asesinos y violadores de los derechos humanos, por quienes la gente vota y a quienes se les abren todas las puertas. Sin ir más lejos, y para no hablar de polìticos, miren a gente inmoral como Nicolás Lúcar, Alamo Pérez Luna, Raúl Romero, Jéssica Tapia, Alvaro Maguiña, Carlos Álvarez, etc, etc, etc. Todos los chupamedias de Montesinos han sido perdonados.

Anónimo dijo...

Justamente, Bartolome de las Casas, quienes queremos olvidar necesitamos que se aclare que pasó. Y quien mejor que el propio Iwasaki para hacerlo.

Anónimo dijo...

Iwasaki aclaró eso, en un programa de televisión de César Hildebrandt; no creo que tenga que aclararlo de nuevo, o hacerlo cíclicamente cada cierto tiempo.

Anónimo dijo...

Mejor soluciona la calidad moral de tu blog, "Dagbertty", en ese sitio todo el mundo sabe -menos Salas y Faverón porque no les conviene- que el que firma como Dagbertty es Aguirre.
Incluso una vez que alguien utilizó ese nick para opinar, "DAGBERTTY" reaccionó virulentamente.
Ahora, Leonardo, tú precisamente no eres el más indicado para hablar de productividad en el trabajo: escribes una columnita semanal en un diario y has patinado feo ya tres veces.
Estos señores Salas y Faverón son capaces de aliarse con la mediocridad con tal de defenderse, qué risa.

Patricia

Anónimo dijo...

¿Jessica Tapia con pasado montesinista? Esa no la tenía. Pobrecita, la habrán obligado. Con un taz taz tendría suficiente.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

"Patricia": no sé de qué hablas; no me estoy defendiendo de nada, porque no tengo de qué. Y si "Dagbertty" es Leonardo Aguirre o Perico de los Palotes, no me interesa. De hecho, "Patricia" también podría ser "Dagbertty": así son las cosas en el mundo de los anónimos y los seudónimos.

Anónimo dijo...

Hola Patricia:

Jajajajaja! Como puse en otro mensaje, el pobre Leonardo Aguirre realmente debe escribir muy mal para confundirlo conmigo. En el fondo, me halaga la confusión, pues quiere decir que no soy tan mal escritor.
Sobre la calidad moral de Leonardo Aguirre... pucha, no se que decir, supongo que soy algo diletante pues no veo que cuestionarle. Si es a que deja que publiquen cualquier cosa, pues en eso coincido, por su bien: he entrado a otros blogs donde se cerraron los comentarios del publico, y se acabaron. Tuvieron que cerrar por falta de lectores. Y es que la internet tiene la ventaja de la interactividad, si no se aprovecha, es como tener un auto de carreras para ir a comprar pan a la esquina.
Gustavo, el que no te importe mi identidad si que dolió. Palabra.

Anónimo dijo...

me parece, o hay un "dagbertty" y un "dagberty"? Lo digo porque me parece haber visto esa variante gramatical más de una vez. Otrosí: no hay un personaje gringo de tira cómica que vive entre cubículos oficinescos y se llama parecido?