7.1.06

Al centro hay sitio


La subalternista Gayatri Spivak y el poeta Enrique Verástegui.

Entre las paradojas del subalternismo está el asunto de la naturaleza huidiza, acaso inasible de su objeto de estudio, al menos en los términos que los propios estudios subalternos plantean. La muy repetida pregunta de Spivak ("¿puede hablar el subalterno?") puede entenderse, entre varias otras cosas, como un resumen del problema: en el momento en que el subalterno articula un discurso inteligible para quien no está en una posición subalterna, su subalternidad ha cesado, él ha ingresado en el lenguaje del otro, en la esfera simbólica del otro, saliendo de la subalternidad.

A partir de esa paradoja, hay subalternistas que tejen discursos abiertamente conservadores, cuando no reaccionarios (que parecen preferir la subsistencia de un subalterno mudo que sólo pueda "hablar" a través del ventrílocuo académico), y otros que intentan, en la huella de pensadores como Franz Fanon, articulaciones de resistencia basadas precisamente en la apropiación activa de las armas intelectuales ajenas. En ambos grupos hay quienes creen que salir de la subalternidad implica siempre renunciar a la cultura propia, al lenguaje propio, al propio mundo, integrarse al otro y desaparecer.

Me pregunto si hay una situación en cierta forma (y en cierta medida) análoga en el caso de los intelectuales que se proclaman marginales, contraculturales, excéntricos a las culturas oficiales, al establishment, etc. ¿Existe el intelectual marginal o contracultural que no aspire a convertir su propio discurso en hegemónico y dominante? ¿Se puede mantener la marginalidad eternamente, incontaminada, incluso cuando se acepta participar en los circuitos oficiales para extender un discurso contrahegemónico o disidente? ¿Es irresistible el vértigo centrípeto de la ciudad letrada, que impulsa, como decía Ángel Rama, a todos los intelectuales a querer adueñarse del centro alguna vez?

Entre los escritores cercanos a movimientos contraculturales peruanos, como Kloaka, por ejemplo, hay más de uno que ha elegido internarse en el sistema académico oficial y que ejerce su crítica desde allí. Esa actitud, por cierto, me parece lícita, y es mil veces más coherente que la de quienes, proclamándose radicalmente ajenos al sistema, sin embargo, reclaman que el sistema los premie, como hace el bifronte Jorge Pimentel. Otros, como Enrique Verástegui, ex Hora Zero y autor de libros excelentes, han acabado coleccionando la aprobación de los críticos más oficiales como condecoraciones que exhiben con orgullo.

Curiosamente, parece que hacia la derecha, en el liberalismo, hay la oportunidad de encontrar discursos que defienden la disidencia como una situación permanente, con mucha más facilidad que en las izquierdas. La figura vargasllosiana del escritor francotirador, inconforme y siempre crítico, fue abiertamente rechazada en los tiempos del caso Padilla por el mayor árbitro cultural de la Cuba castrista, Roberto Fernández Retamar, quien afirmaba que esa idea era, a la vez, romántica y burguesa, sobre todo si la excentricidad se ejercía para criticar a un régimen progresista como el cubano: el intelectual antisistémico previo a la revolución debía alinearse silenciosamente con el poder una vez que había triunfado el movimiento.

En fin, parafraseando forzadamente a Spivak, mi pregunta es: ¿pueden hablar el marginal desde el centro, el contracultural desde el circuito oficial, el francotirador desde "las entrañas del monstruo"?

18 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen post, te felicito. Sobre lo que comentas de Enrique Verástegui, que ha "acabado coleccionando la aprobación de los críticos más oficiales como condecoraciones que exhiben con orgullo". Entré al link y, salvo González Vigil, no aparece el nombre del comentario de La República y Jorge Frisancho (por entonces, 1989, un muy joven poeta, ciertamente talentoso) no es crítico oficial.
Sobre tu preguna final: "¿pueden hablar el marginal desde el centro, el contracultural desde el circuito oficial, el francotirador desde "las entrañas del monstruo"?". La respuesta es sí. Disculpen que no de razones, pero pienso que en la discusión que este post generará se llegará a esa conclusión. Felicitaciones por elevar el nivel del debate. No existen las vacas sagradas, de lo que se trata es de ejercer con nivel la reflexión y la crítica.

Anónimo dijo...

Y DE DONDE PUEDE HABLAR EL MARGINAL?

Anónimo dijo...

He visitado la pagina de juan carlos guerrero-espartako( a proposito de marginales, o quienes se comportan como tales.) Y he leído(en un post) que su texto emblema "el canto de loco"(por decirlo de alguna manera)va ser leído por una radio española( radio Mai)...es decir, hay publico para eso, hay gente interesada en difundirlo...y por lo visto, no en el Perú.

Anónimo dijo...

Supongo que sí, existe público para todo. Por algo unos ríen con Woody Allen y otros con Manolo Rojas (perdonen si la analogía les parece muy peruana en el Perú). Sin embargo, sería preferible no irnos por las ramas. La cuestión que plantea Gustavo, esa interrogante sobre la cual sospecho él ya tiene una posición muy bien establecida cuando menciona lo de la actitud lícita y más coherente de escritores como Verástegui, que exhiben sus "laureles oficiales" con orgullo.

Yo también juzgo que sí, que no sólo se puede ser un troyano-doble agente desde los circuitos oficiales, sino que más bien es necesario ocupar esa posición para actuar. La revolución triunfa cuando se transforma el poder, no debería ser la utopía del guerrillero eterno. ¿De qué sirve ser el marginal que aspira cambio si se permanecerá en el anhelo, más aun, para suponerse "puro"? Creo que no deberíamos confundir la firme oposición con la mediocridad.

De cualquier forma, ansío mayores opiniones. El tema da para un buen debate.

Anónimo dijo...

kiydgb hsihsd ddgsiqwsd dghsduiuiedv3 bcbcbcbcbdhsyhsywp ddncfgacfj g faifg fgig.

El Subalterno

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Al anónimo de las 12:35 sólo quiero aclararle que lo de la actitud lícita lo dije en referencia a los poetas de Kloaka (o cercanos a Kloaka) que han devenido académicos.

Anónimo dijo...

Gustavo recien ahora sacas las garras y atacas a Kloaka sutilmente.
Antes atacastes a Hora Zero.

¿Faveron eres el nuevo perro oficial del canòn poètico peruano?

¿Por que no atacas a los poetas amigos tuyos que antes eran iconoclastas y ahora se han vendido al mercado o a la academia por un plato de lentejas?

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Anónimo de las 9:45: tienes graves problemas de comprensión.

"Lícito" no es un insulto, salvo que tengas el léxico y la semántica patas arriba (posibilidad harto probable).

No tengo ni un sólo amigo que haya sido un poeta iconoclasta y se haya vendido a ningún sistema. Si me dices a quién te refieres, por favor, me darás la oportunidad de reírme un momento.

Anónimo dijo...

Creo que contracultural no significa marginalidad. Esas son categorías muy diferentes y de alguna manera hay que comenzar a borrar ese prejuicio. En el caso de Enrique si se puede decir que ha "acabado coleccionando la aprobación de los críticos más oficiales como condecoraciones que exhiben con orgullo". Es correcto. No se debe olvidar que él ganó la prestigiosa beca Guggenheim. Pero es creo más apropiado llamarlo disidente, como él mismo se piensa, alguien que sencillamente es crítico con la cultura oficial, pero eso no implica que se agarre a piedras con ella, por el contrario está abierto al dialogo. Lo marginal implica por lo económico pobreza, por lo psicológico locura, varios rasgos que definitivamente Enrique no tiene. Por otra parte, no es una cuestión de liberal o no liberal, pues Gustavo, Verástegui aún se piensa a sí mismo como hombre de izquierda. Tiene que ver sencillamente con una manera un poco más moderna de entender la contracultura. ¿Por qué la contracultural debe necesariamente estar peleada radical y totalmente con el sistema oficial? Gente como Verástegui no es pues Abimael ni un fundamentalista que quiera que se de la vuelta a la torta, sino buscan sacar algunas moscas que andan volando por allí. Otro rollo.
Me parece muy bueno el tema del post, en serio, pero lo de marginal no sé qué tan apropiado sea, por allí habría que comenzar. Hay mucha gente de la cotracultura que se siente más disidente que marginal al sistema oficial,el disidente se aleja y se acerca al sistema oficial cuando quiere, no está excluido, el marginal sí.

Anónimo dijo...

la respuesta es que sí se puede hablar desde todos esos lugares, pero la paradoja es que no sirve nada el que hablen. El marginal, contracultural, subalterno o lo que fuere (y soy consciente de las diferencias entre ellos) si habla y hace notar su voz, o es "reconocido", ya dejó de ser lo que era, porque su condición es tan preacaria que depende de los otros más que de él mismo.
Un marginal o subalterno ideal sería aquel que anduviera por el mundo rechazando posibilidades de dialogar con el poder, la academia o los medios.
Hay varios casos: Salinger, ¿Aira?, Ramírez Ruiz.
Lo que sí es definitivo es que ni los kloakas ni los hora zeros pudieron rechazar nada: se subieron al coche académico, poderosos o mediático a la primera. Eso en sí no es censurable. Lo censurable es seguir jugando a la marginalidad y a lo "contestatario" luego de haberse acostado facilonamente con el poder.

Gaspar de la Nuit

Daniel Salvo dijo...

Tambien están los casos de ciertos géneros literarios, como la ciencia-ficción, por ejemplo, que hasta el momento son considerados marginales así se insista en insertarse en el sistema. Los escritores y lectores de ciencia ficción pueden agruparse, otorgar premios, escribir con la mayor exigencia literaria, pero nada. No son parte de ningún canon literario.
Sin embargo, los escritores de cf insisten en sus historias, y los lectores insistimos en leerlas. Todo esto casi al margen de la literatura ¨oficial¨.
Desde esta perspectiva, se me hace incomprensible que un autor con libro publicado se asuma como "marginal". ¿Marginal respecto a que?

Elvis Mendoza Martínez dijo...

Sobre la pregunta final que plantea Gustavo: ¿pueden hablar el marginal desde el centro, el contracultural desde el circuito oficial, el francotirador desde "las entrañas del monstruo"?
Considero que no sólo pueden, sino que deben apoderarse de ese espacio. El Sub Marcos, de México, quien se levanto en armas se declara un rebelde, un disidente. Pero es uno de los que estrategicamente no ha decidido situarse fuera del sistema y que construye su dircuso apoderandose del discurso oficial.

Elvis Mendoza Martínez dijo...

"...desde los 15 años cuando descubrí a Bretón y su máxima de la tríada perfecta: Vida-Obra-Actitud, ya no pude desprenderme de esa opción. No sólo se trataba de escribir poesía sino de vivir poesía. Y esto te lleva a una actitud. Y la actitud a las otras dos cosas. Están íntimamente interconectadas. Entonces termina por ser una sola y la misma cosa. En ese sentido yo por defender mi libertad para dedicarme a escribir poesía (como era mi único deseo en cuerpo y alma) tuve que enfrentarme al sistema. Y el sistema no perdona. Uno vive una guerra frontal. Y así uno se va colocando en los bordes y puede llegar a una marginalidad total (como yo llegué). Cuando vives en estado de poesía, el sistema al toque te rechaza y te condena (no lo admite jamás). La intensidad poética no es aceptada por el orden establecido. Inmediatamente pasas a ser un loco, un rebelde, un enfermo, un outcast, un paria, un revolucionario, un ser delirante, distinto, un bohemio pertinaz, y eventualmente un gran poeta..."

Santivañez.

Anónimo dijo...

El margen de ayer es el centro de hoy. El escritor iconoclasta está condenado al laurel. Defender al poeta hegemónico de ayer puede ser un acto subversivo en el canon de hoy (Ej.: defensa de Chocano en estos días). El margen se construye y se deshace con mayor rapidez que nunca porque los centros de poder discursivo se han multiplicado. El marginal habla desde el centro futuro, la contracultura es la carretera auxiliar de la cultura oficial y lo crucial del francotirador es hacia quién dispara y no de dónde.

Anónimo dijo...

Estimado Gustavo: al llamar bifronte a Pimentel te sumas al "pensamiento Ampuero" quien cree que Pimentel y su hijo lo atacan a dúo. Después te quejas de que la gente te identifique con tu jefe.

MM

Anónimo dijo...

otra vez MM (Mauricio Medo), apareciendo para decir sus pachotadas de siempre. Faverón no es chupe de Ampuero, aunque escriba bien de todos los libros que publique. El tiene un lugar destacado en la crítica gringa y no necesita franelear a su amigo.

alonso

Gustavo Faverón Patriau dijo...

¿Quién puede dedicar parte de su tiempo a mandar dos anónimos con insultos cruzados y aparentemente enfrentados sólo para incordiar a los demás?

Rpta: Un infeliz.

Anónimo dijo...

ay faverón, faverón, mira el monstrito que has creado!!! tu "crítico" favorito Luis Aguirre acaba de decir sandez y media sobre La hora azul. No es hora de volver a la polémica sobre crítica literaria y crítica periodística?

Fernando