24.2.06

Salir o seguir igual

Seamos siniestros: supongamos que en el Perú hay una gran cofradía que lo controla todo en nuestra vida cultural: diarios, revistas, radios y canales de televisión, circuitos de difusión, distribución y circulación, etc.

Imaginemos que, por ejemplo, los hilos de todas las editoriales los mueve un mismo grupo de personas.

Seamos radicalmente siniestros: imaginemos que no sólo controlan Peisa o Alfaguara o El Comercio o Perú 21, sino que incluso manejan Lluvia Editores o San Marcos o el Fondo Editorial del Congreso de la República.

Seamos puntillosamente exagerados en lo siniestro: imaginemos que ellos son los únicos que atraen la atención de la crítica dentro y fuera del país...

¿Qué se podría hacer? ¿O es que acaso sería suficiente dolerse y condolerse sin hacer nunca nada?

(¿O es que lo que algunos buscan es la comodidad de una posición en la que pueden disfrutar de los beneficios del mercado editorial y el circuito mediático y, a la vez, proclamarse ajenos a él y denunciar su carácter títere y venal?).

Muchas veces he escrito que el asunto real no puede reducirse a la ritual acusación de dos o tres personas tomadas como chivos expiatorios de un problema evidentemente mayor. Y mucho menos a la inútil e incluso ridícula actitud de culpar de todos nuestros males a un diario, como si aparecer en las páginas de ese diario fuera la receta mágica para adquirir una identidad en el Perú.

Decir que el tema es mucho más complejo, no significa limpiarnos de responsabilidad como individuos.

Significa que debemos buscar soluciones más complejas: respuestas imaginativas para paliar lo inmediato, sí, pero, sobre todo, respuestas profundas para lidiar con males estructurales.

Si de las conversaciones que podamos tener en este blog saliera acaso, quizás, un asomo de idea, sería ya algo que celebrar.

Hay otra opción, claro: podemos seguir culpando a tres personas y que tal actividad ocupe el tiempo que podríamos dedicar a lo otro. Eso nos dará licencia para no hacer nada.

Imagen: Fotomontaje de gfp.

17 comentarios:

Anónimo dijo...

Un interesante paso dentro de ese camino que queda por recorrer sería que Pretell habilitara su blog, y así diera espacio a las producciones literarias que no cumplen con los requisitos de los que siguen las modas.
Saludos a todos.

José Antonio Galloso dijo...

Yo creo que no estamos hablando de un problema de medios de comunicación canínicos y argolleros, si no, de un problema de lectores. Considero que los esfuerzos se deberían centrar en desarrollar estrategias orientadas a la recuperación lectores. Y, es obvio, al menos para mí, que el trabajo se debe hacer en los colegios. Es ahí a donde se tiene que apuntar, que los escritores se acerquen a los jóvenes, que los profesores de literatura comprendan que si se logra que por lo menos una vez que el alumno pase por la experiencia placentera de la lectura, entonces probablemente habremos ganado un lector.
Hay que quebrar mitos, romper estructuras, renovar el sistema educativo. Que los consagrados y los que recien empiezan se acerquen a los jóvenes, que visiten los colegios, que organicen actividades, que dicten talleres. Recordemos que la difusión de boca a boca es, a veces, mucho más fuerte que la de los medios canónicos a la hora de vender un libro.
La argolla somos todos nosotros, los que nos enfrascamos día a día en estas discusiones que sólo se quedan atrapadas en nuestro oídos "cultos".
Salgamos a la calle, vayamos a las escuelas, rompamos la burbuja, dinamitemos la torre de marfil.

Un abrazo
José Antonio Galloso

José Antonio Galloso dijo...

disculpas por las erratas
la cabeza es más rápida que los dedos
Un abrazo
José Antonio

Anónimo dijo...

vender libros es un negocio. se oferta lo que algunos piensan o le interesa promover; si esa es la preocupación, me parece que se olvida que es el mercado el que debe dar las alternativas.

si alguien alegará que el mercado no solucionará el problema, y o me preguntó donde esta esa demanda de productos diferentes? porque si no se consumiera lo que tanto criticamos, no habría aliciente alguno de publicarlo y menos de invertir en promoverlo...


de otro lado, quien lo desee puede realizar sus respectivas ofertas, se autoedita, edita en alguna editorial minoritaria, o busca algun espacio alternativo...sino se produce esa oferta distinta, sino se genera competencia al "establihsment", entonces creo que hay poco de que quejarse...

recuero mucho una anecdota que contó alguna vez Xavier Velazco, de la edición de su primer libro no pudo vender ni siquiera la edición de 500 ejemplares que tenía...luego ganó el premio alfaguara y su situación fue totalmente distinta....

claro, parece un problema de difusión, los medios los controlan unos cuantos, no discutire que eso es verdad, pero por suerte existen otros medios....

creo que se trata de ingenio, talento, y trabajo...recuerden que Scorza en su época de promotor cultural, logró vender ediciones (me refiero al vólumen) que en la actualidad serían impensadas...y eso fue en otro siglo, en una ciudad más pequeña...con menos medios, y menos gente que leía.....

Daniel Salvo dijo...

Hay un aspecto que creo se soslaya, y es lo relativo a la exigencia hacia los lectores. Frente a un número creciente de analfabetos funcionales, ¿no nos estamos poniendo muy condescendientes? Por dar un ejemplo, tengo un amigo que es catedrático de arqueología, por lo que sigue vinculado a la universidad. Me comenta que cada año las nuevas generaciones de estudiantes ingresan con menos lecturas previas, es decir, practicamente sin haber leido NADA. Los que ingresan a literatura no han leído muchas novelas o cuentos, los que ingresan a ciencias sociales no saben ni quien o qué escribió Mariátegui... ¿Y cual ha sido la respuesta universitaria? Reducir el nivel de exigencia, "ponerse al nivel" de los alumnos, por que si se jalan a muchos, se cierran los cursos, o peor, los alumnos migrarán a otras universidades más fáciles.
Cierto es que hay muchos factores que contribuyen a un bajo índice de lectoría, como la pobreza, el sistema educativo primario, etc. Pero el ser humano está dotado de voluntad y libre albedrío. Se puede comprender, pero también exigir.

José Antonio Galloso dijo...

Concuerdo con lo que dice Daniel Salvo con respecto a la realidad de los estudiantes que llegan a las universidades, y creo que eso refuerza mi punto con respecto a lo importante que es trabajar en los niveles primario y secundario. ¿Es acaso justo, demandar que un estudiante universitario llene por voluntad propia o a la mala los enormes agujeros dejados por la educación básica?
Yo creo que si las instituciones del Estado o las particulares no están haciendo lo necesario para enmendar el problema del sistema educativo, si no que, están recurriendo al viejo sistema de parchado que tanto daño nos ha hecho como sociedad, es deber de los intelectuales y artistas independientes empezar a hacer algo al respecto. No esperar que nos llamen o que los medios hablen de nosotros con la tonta esperanza de que algún milagro se produzca. Pienso, no sé, en pequeñas ferias de libro, en conversatorios, en charlas, en recitales, en exposiciones de naturaleza itinerante que vayan de colegio en colegio.
ES HORA DE ACERCARSE AL PUEBLO, DESPUES DE TODO, LA VERDADERA REVOLUCION, ES LA REVOLUCION EDUCATIVA. Y no hablo de educación institucional, hablo de despertar esa voluntad de saber de la que habla Daniel. ¿O acaso no es cierto que muchos de los grandes intelectuales y artistas han sido autodidactas?

Un abrazo
José Antonio

Anónimo dijo...

Creo que el bajo indice de lectoria es un mito que debe ser enfrentado. sino como se explica la creciente demanda de ofertas paralelas. los llamados "piratas" jamás lanzan ediciones de quinientos libros, tienen circulos de distribución, precios sugeridos, no editan a cualquiera (Kundera espero turno casí cinco años) y estan claramente vinculados a las necesidades de los lectores, y a las novedades editoriales, de manera tal que incluso consiguen ediciones que tardan meses en llegar a nuestro "mercado oficial".

el problema no es sólo su informalidad y la competencia desleal que generan, sino que ponen de manifiesto que el sector formal, es incapaz y paquidérmico para dar respuestas...

creo que todos estaremos de acuerdo con la premisa inicial del post, ¿inercia o acción? voto por lo segundo.

La editorial norma hizo un ejercicio interesante, cuando buscó abaratar costos y penetrar a los propios mercados informales...

fue interesante además el generar nuevas cadenas de distribución en espacios que antes no estaban pensados para libros, como los supermercados, o los kioskos en el caso de algunas ediciones promovidas por periodicos de masiva circulación.

reconozco que hay un ánimo por lo fácil, y que cada vez hay menos vocaciones por la lectura, pero eso no me sorprende, en las propias escuelas de literatura, hay siempre uno que otro, con la voluntad de leer lo justo, para aprobar las materias, para sorprender a las amigas, o para dios sabe que...

pienso por eso que generar discusiones, que a veces parecen estériles (más de una llega a serlo en ocasiones) es el primer paso, para repensar el problema y enfrentarlo, todos tienen algo que aportar, en una situación que afecta a el colectivo, y que un buen amigo reseño como el "empobrecimiento del nivel cultural" y frente al cual nadie puede quedarse impávido.

José Antonio Galloso dijo...

Es cierto lo que dices, No Future, pero la pregunta es ¿quienes compran los libros piratas? con respecto a la idea de Norma de abaratar los costos, me parece un intento loable, pero, por ejemplo, en el área de literatura, para ellos, vender más de dos mil ejemplares es una hazaña. Y no digo en el país, sino en una ciudad con más de ocho millones de habitantes, eso es casi insultante.

Un abrazo
José Antonio

José Antonio Galloso dijo...

Querida Shellay
Creo pues como tu dices en la mesura, no quise sonar a revolucinario refrito, quizá fue que a veces me gana la emoción. Con respecto a la expresión de la torre de marfil, la sostengo como una forma de autocrítica, y lo refrendo con la expresión, todos somos la argolla y debemos quebrar eso.
Un abrazo
José Antonio

Daniel Samanez dijo...

Creo que seria útil echar un vistazo al crédito de consumo y como fue adoptado en Perú.

Cuando se liberalizo la economía en Perú, varias empresas extranjeras –sobre todo Chilenas- empezaron a hacer ensayos para primero desarrollar y luego lucrar con el negocio del crédito de consumo en nuestro medio. La intención fue recibida con una sonrisa y un gran bostezo por los grupos de poder económico en el Perú. Estos grupos –a diferencia de lo que pasa en el “ambiente cultural”- son por naturaleza fáciles de identificar y señalar.

Igual que con el mercado de libros ahora, en ese momento se pensaba que no era posible desarrollar un mercado para el crédito de consumo: se pensaba que los peruanos son no solo miserables si no también malos pagadores. Eso pensaban los propios peruanos con el poder de desarrollar ese mercado. Eso se ha probado falso. Algunas empresas que hicieron el experimento y confiaron en el poder del mercado y de la misma historia (ha pasado lo mismo en todo país en donde se introduce el crédito con un mínimo sostenible de reglas de juego justas) lograron establecerse y lucran ahora muy bien.

El resultado es que los grupos de poder económico peruano perdieron una excelente oportunidad. No nos sorprendamos de que estén entre los menos ricos y menos poderosos en Latinoamérica. La imagen que manejan del Perú es ineficaz. No sirve.

Creo que lo mismo pasa en esto de los libros.

Daniel Samanez dijo...

Gustavo,

Creo que tu propuesta es justa: buscar ideas y ponerlas en práctica para superar el problema. Es fácil percibir que estas bajo cierto stress con todas estas acusaciones que si bien por un lado son fruto de una situación de discriminación que reconoces no logran dar nombres y configurar una imagen clara de la “mafia” que tanto se menta.

Por otro lado tú das la cara y estas dispuesto a responder o enfrentar las acusaciones. Sin embargo entre los acusadores parece que nadie puede dar nombres. De existir una mafia, dar nombres seria peligroso, podrían cobrárselas luego. Nota: a la gran mayoría de mafiosos se les condena no por pertenecer a una organización criminal –es muy difícil de probar, su estructura misma esta configurada para que lo sea- si no por crímenes puntuales: impuestos, estafas, etc.

Desde hace unos días, luego de leer algunos comentarios hechos aquí en Enero y a principios de este mes, le estoy dando vueltas a un asunto que no logro ver con comodidad porque creo que genera varias objeciones éticas que no se han señalado como tales y creo que deberían haberse planteado.

Creo que es apropiado plantearlas ahora.

Es respecto al programa Vano Oficio de Iván Thays.

La situación es esta:

-Origen del programa:

El programa fue iniciativa del mismo canal. Se pensó primero en Abelardo Oquendo y en Fernando Ampuero para que lo conduzcan. Ambos refirieron a Thays como posible conductor debido a que no tenían interés en el proyecto. Thays acepto.

Observaciones:

1. Interesante ver como el canal de todos los peruanos, que opera con los impuestos de todos los peruanos, considera básicamente la opinión de solo dos personas para llevar a cabo la selección. Esta manera de elegir, que se puede calificar de típica en el Perú, levantan sin dudas suspicacias. Una convocatoria mas abierta hubiera sigo adecuada y hubiera asegurado que observaciones como esta no sean posibles.

2. Este tipo de nombramiento yo creo que no exime al nombrado de responsabilidad. Thays, al aceptar, creo también que acepta por defecto una responsabilidad mayor: la necesidad de incluir de algún modo a quienes no fueron incluidos en el momento de la selección. Notemos que es un programa auspiciado por el estado, con el dinero de todos.

Manejo del Programa:

Thays comenta las obras que considera valiosas pero no incluye a todos los autores que considera valiosos en sus entrevistas. Aquellos que le parecen “moralmente repugnantes” no son incluidos. Aun cuando uno de los repugnantes se lo pida públicamente.

Observaciones:

1. Este tipo de conducta se entendería solo si el programa fuera sólo suyo: es decir si fuese financiado enteramente por el.
2. El programa que tiene es finalmente un espacio público financiado por el público peruano.
3. Creo que Thays tiene una obligación ética con el público y con el estado peruano que no esta cumpliendo. Muy probablemente por que no lo ve de esa manera.

Esta manera de llevar el programa puede ser calificada de mafiosa. La calificación de moralmente repugnante es tan estirable como la imaginación. Y aún cuando yo mismo pudiera compartir ese criterio respecto a algún miembro de la lista de Thays, no creo que sea valido para discriminar a nadie.

Yo creo que toda persona con una posición de poder en nuestra sociedad tiene una responsabilidad por la discriminación social que existe en el Perú. Y creo que todos tenemos la obligación moral de hacer algo al respecto.

Confío en que plantear la discusión de este tema resultará en algo positivo. En todo caso dejará de rondarme en la mente.

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Iván said...
Solo participo para darte la razón. Acepto que soy subjetivo a la hora de invitar autores al programa, y que no invitaría a nadie que como persona me parezca moralmente repudiable, como considero a Alexis (tampoco invitaría a Miguel Gutiérrez o Dante Castro), lo que no tiene que ver con simpatías o antipatías (pese a las burlas contra mí, sí me interesa mucho entrevistar a Yrygoyen o Jerónimo Pimentel, así como invité a su padre Jorge P., a Gonzalez Vigil o a Tulio Mora -que no aceptaron-, y a uno de los editores de la "andina" Revista Peruana de Literatura -que sí aceptó- donde se me agrede constantemente).
Sin embargo, nadie puede implicar por eso que a la hora de emitir juicios literarios estoy guiado por mis simpatías. No quisiera que luego, si comento el libro de Alexis, se piense que mis reparos -de tenerlos- son por enemistad, como algunos imbéciles piensan que mis halagos por la obra de Luis Hernán Castañeda o Alonso Cueto son por amistad. Una cosa es la persona, y otra la obra. Eso está clarísimo para mí.

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Elvis said...
"- ¿Vano Oficio, fue idea tuya?
- No, fue idea de uno de los gerentes de TNP. Curiosamente el programa fue propuesto primero a Abelardo Oquendo y luego a Fernando Ampuero. Los dos no estaban dispuestos, y fueron ellos quienes recomendaron mi nombre a la producción. Entonces el pata me llama y me dice: Yo no te conozco, no he leído nada tuyo, pero es mucha coincidencia que los dos me
sugieran tu nombre, así que intentémoslo. Así empezó todo."

(Entrevista a Ivan Thays)

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Daniel Samanez:

No tengo ningún estrés por ninguna acusación, simplemente porque no hay ninguna acusación en mi contra. Hay insultos anónimos, sí, pero, que yo recuerde, ni siquiera los anónimos me acusan de nada más o menos concreto.

Si te fijas bien, verás que sucede lo mismo con los ataques a Alonso Cueto, a Iván Thays y a Fernando Ampuero: son una suma de insultos, en los que se deslizan cosas como "rechazó una reseña en contra de Fulano". Deberías preguntarte por qué ni siquiera anónimanente se dice algo que suene más o menos firme.

(Además, te doy un dato que es de dominio público, pero que convenientemente los anónimos tienden a olvidar: la denuncia famosa sobre una reseña vetada en El Comercio apareció por primera vez en una columna de A. Oquendo en La República. Pero, ¿cómo? ¿No se supone que Oquendo es otro miembro de la misma "argolla"?).

Te recomiendo que pienses en eso para que, en adelante, evites reflexiones tan gratuitas y circulares como la que acabas de colocar aquí. Dices que nadie acusa de manera concreta porque "la mafia" se vengaría. Pues entonces, ¿por qué los anónimos tampoco acusan de manera concreta? ¿¿¿Porque la mafia se vengaría de TODOS los anónimos??? Obviamente, no. ¿Verdad?

Entonce, cuando razonas como lo haces, caes en el jueguito de esa manada de cobardes que publica insultos sin firma, y terminas entrando en su lógica: ¿por qué no hay pruebas contra nadie? Porque si se presentaran pruebas habría una venganza. Por lo tanto, la falta de pruebas prueba que hay una mafia. Genial. En resumen: basta con tirar barro sobre la gente, eso es suficiente; insulta, insulta, que algo queda.

Sobre el programa de Iván, a quien desde el altar de tu omnisciencia acabas de declarar mafioso, también quiero decirte algo. Aceptar una oferta de un medio de comunicaciones estatal sin que haya una convocatoria pública no tiene ABSOLUTAMENTE nada de reprobable. ¿Por qué no acusas de inmorales a todos los ministros de toda nuestra historia republicana por haber aceptado una invitación a trabajar? ¿Por qué no acusas de eso mismo a todos y cada uno de los funcionarios de confianza de todos y cada uno de los gobiernos de todos y cada uno de los regímenes democráticos del planeta? Y, por supuesto, ¿por qué no acusas de eso a TODOS los empleados de TNP? Y me tienes que volver a explicar cómo es que, a partir del dato de que Iván no quiera entrevistar a Iparraguirre, llegas a la conclusión de que hay una mafia (dices que ESA es una actitud "mafiosa"). ¿O sea que si Iván tiene reparos morales contra UNA persona, todo un grupo de personas deben ser acusadas de mafiosas? Cuando se manejan esos términos, Daniel, es mejor hacerlo con cuidado: nada ni nadie te da derecho para jugar con la honra de la gente.

Y todo esto me lleva a preguntarme lo siquiente. Como sabes, el INC, el Congreso de la República y la Universidad de San Marcos, entre otras instituciones estatales, publican literatura. ¿Cuántos libros de Cueto, Ampuero o Thays han sido publicados allí? Ninguno. ¿Cuántos de otros escritores? Decenas, si no centenares. Como te gusta recordar a ti, esas son publicaciones hechas "con el dinero de todos los peruanos". ¿Dónde está la amplia convocatoria, dónde la selección, cuáles son los criterios? ¿Por qué nadie habla de mafias en esos casos? La presencia de Iván en TNP es, curiosamente, el ÚNICO caso en que los procedimientos de un organismo del Estado en relación con nuestro mundo literario son puestos en tela de juicio. ¿Por qué? Quienes lo hacen lo sabrán.

Por supuesto, no seré yo tan idiota como para acusar de mafiosos a quienes publican en esas editoriales: aprovechan la posibilidad brindada por las escasas organizaciones estatales que están en capacidad de ofrecerlas, y a su vez esas organizaciones están allí, entre otras cosas, para canalizar esa promoción de la actividad cultural. Todo eso está bien, es plausible y debe ser apoyado, como debe ser apoyada la iniciativa de TNP de tener, por primera vez, un programa sobre literatura bien estructurado y con una dirección y una lógica propias, y por haber hecho las consultas acerca de la persona idónea entre escritores y críticos, en vez de dársela a un amigo o al recomendado de un político, como hubiera sido la práctica esperable de acuerdo con nuestra historia de siempre.

Daniel Samanez dijo...

No hay problema. Te vuelvo a explicar:

Hay por lo menos 3 personas que Thays no quiere entrevistar por que le parecen moralmente repudiables: Iparraguirre, Miguel Gutiérrez y Dante Castro.

Yo digo que la manera en que lleva el programa Thays puede ser calificada de mafiosa. Yo no he dicho que Thays es mafioso. Si mañana Thays lleva el programa de manera distinta dejará de parecer mafioso.

Mi opinión sobre la existencia de la mafia ya la he dado:

http://www.blogger.com/comment.g?blogID=17920328&postID=114003495840938607

1. Los que están adentro: Lo que dicen es cierto. Los artículos de Gustavo Faverón reconocen un problema (de acceso a publicar por parte de escritores periféricos). El muy ilustrativo comentario de Nando refuerza la perspectiva de lo que se ve “desde adentro”. Desde ahí, desde esta posición en general, sectas, mafias y camarillas no existen.
2. Los que están afuera: Lo que dicen es cierto. Desde esta posición, sectas, mafias y camarillas si existen. Existen por que se perciben y en la práctica -para los que están en este grupo- funcionan como tales. Los testimonios son muchos. Y son percepciones de gente reconocida como inteligente, capaz y valiosa por los que están “adentro”.

Existe un problema de discriminación y depende como lo percibes: si estas adentro, se trata de un grupo de gente con algunas cosas en común en donde además, en muchos casos, hay amistad. Si estas afuera parece mafia.

Finalmente se trata de cómo percibes el asunto.

Los reparos éticos que planteo a la manera de llevar el programa de Thays están basados en que él no esta asumiendo una responsabilidad que es posible señalar como suya:

1. La conducta de Thays se entendería sólo si el programa fuera sólo suyo: es decir si fuese financiado enteramente por el.
2. El programa que tiene es finalmente un espacio público financiado por el público peruano.
3. Thays tiene una obligación ética con el público y con el estado peruano que no esta cumpliendo. Muy probablemente por que no lo ve de esa manera.

Tú defiendes la conducta de Thays diciendo –acertadamente- que en Perú la mayoría actúa de manera similar. Eso sin embargo no es una justificación ética de su conducta. No la hace éticamente aceptable. Sobretodo tratándose de alguien que tiene la capacidad de darse cuenta y corregir esa conducta.

Si no le podemos pedir responsabilidad ética a la gente que escribe y que piensa en el Perú, gente que es capaz de entender y discutir el tema ¿a quien entonces?

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Bueno, Daniel, no has respondido a ninguna pregunta, no has hecho sino repetir tus arbitrariedades anteriores, y además caricaturizas mis palabras: yo no he defendido a Thays porque todo el mundo en el Perú actúe como él. Eso es idiota y yo no voy a usar un argumento así. Yo no he dicho "Thays es un vivo pero todos los demás también, así que no pasa nada". Es imsultante que reduzcas un razonamiento a esa caricatura.

Yo he defendido a Thays porque su caso se ajusta estrictamente a las regulaciones del Estado, como el de todos los demás funcionarios y empleados públicos que mencioné. Y todas sus decisiones acerca de a quiénes entrevistar y a quiénes no son parte de sus atribuciones editoriales: ¿por qué no vas donde los editores de Identidades y les preguntas a qué se debe que no hayan entrevistado jamás al escritor X y a la poeta Z? Y mejor aún: si te dicen que esas son personas moralmente repudiables, no escuches sus razones, simplemente llámalos mafiosos. Es más cómodo, es más fácil y está de moda.

(Y te juro que me encantaría escuchar una respuesta a la larguísima serie de preguntas que formulé acerca de los fondos editoriales del INC, el Congreso de la República y la Universidad de San Marcos).

Te puedo decir una cosa: si yo fuera conductor de un programa de difusión cultural, destinado a formar los vínculos de la audiencia con aquellos que producen cultura en el Perú, ni todos los santos en el cielo me harían entrevistar a gente que yo considerara moralmente repudiable. ¿Qué la opinión de Iván es subjetiva? ¿Que puede estar equivocado? ¿Que "moralmente repudiable" puede significar muchas cosas? Obviamente, pues. Y ninguna de esas cosas significa "digno de ser promovido desde una tribuna estatal".

Yo no comparto los juicios de Iván sobre las personas a las que él menciona. No sé cuál es el motivo que tiene Iván en cada caso, y por tanto nada puedo decir sobre eso.

Tú tampoco, pero eso no te importa.

Ya que te gusta esto de enumerar y avanzar ordenadamente, te enumero las preguntas que me gustarpia ver respondidas:

1. ¿Por qué nadie ha dado jamás un solo ejemplo de una actitud mafiosa de los supuestos mafiosos?

2. ¿Por qué ni siquiera los anónimos deslizan algún ejemplo de vez en cuando?

3. ¿Por qué el hecho de que no exista la menor prueba en contra de nadie no es suficiente para que tengas la caballerosidad de dejar de llamar mafiosa a la gente?

4. ¿Por qué las decisiones de Iván sobre a quién entrevistar en TNP son "mafiosas" y en cambio las decisiones sobre quién es publicado por los fondos editoriales del Congreso, el INC y San Marcos no son dignas de crítica?

Una cosa más: eso de "desde adentro no parece que hubiera mafia" pero "desde afuera sí parece" no lo he comentado pero se merece unas palabras. Sobre todo, porque demuestra lo estúpido que es usar la palabra "mafia" en estos casos. Desde dentro de cualquier mafia, Daniel, es OBVIO que sí hay mafia. Desde fuera, en cambio, las mafias suelen ser difíciles de percibir o de señalar. Si para algo sirve tu argumentación, es precisamente para hacer ver que esa palabrita, usada con tanta facilidad por tanta gente, no viene al caso.

Pero a ti, ¿eso te importa? ¿Te importa usar esa palabra que implica dolo, criminalidad, intención delincuencial, voluntad de injusticia, etc, para referirte a gente de la que NADA SABES EN LO ABSOLUTO? ¿Dónde está TU PROPIA MORAL?

Si se tratara de ti, Daniel, ¿te sería tan sencillo decir esto: "desde afuera sí parece que soy un delincuente, así que desde afuera sí es verdad que soy un delincuente"?

Daniel Samanez dijo...

No fue mi intención dejar nada de lado. Pensé que las respuestas que querías se podían extrapolar de mi comentario anterior. Ahora he tratado de ser más preciso.
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Gustavo Faverón Patriau said...
…yo no he defendido a Thays porque todo el mundo en el Perú actúe como él… Es imsultante que reduzcas un razonamiento a esa caricatura.
Yo he defendido a Thays porque su caso se ajusta estrictamente a las regulaciones del Estado, como el de todos los demás funcionarios y empleados públicos que mencioné. Y todas sus decisiones acerca de a quiénes entrevistar y a quiénes no son parte de sus atribuciones editoriales
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No trataba de caricaturizar aquel razonamiento y mucho menos insultarte. Quise ponerlo en claro. El que Thays y todos los demás funcionarios y empleados públicos que mencionaste actúen discriminadora o mafiosamente y aun así se ajusten estrictamente a las regulaciones del Estado no justifica nada en el campo de la ética: en la Alemania nazi el estado revocó de la ciudadanía alemana a los judíos: a partir de entonces era perfectamente legal deportarlos. Eso era legal y se ajustaba estrictamente a las regulaciones del Estado pero éticamente reprobable.

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Te puedo decir una cosa: si yo fuera conductor de un programa de difusión cultural, destinado a formar los vínculos de la audiencia con aquellos que producen cultura en el Perú, ni todos los santos en el cielo me harían entrevistar a gente que yo considerara moralmente repudiable. ¿Qué la opinión de Iván es subjetiva? ¿Que puede estar equivocado? ¿Que "moralmente repudiable" puede significar muchas cosas? Obviamente, pues. Y ninguna de esas cosas significa "digno de ser promovido desde una tribuna estatal".
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Según Thays la obra de los autores en su lista de repudiables es de valía. No creo que esté en la obligación de entrevistarlos el mismo. Puede ser un tercero. Siendo el único programa de literatura –auspiciado por el estado y transmitido en el canal del estado- creo que esta en la obligación ética de emitirla.

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Yo no comparto los juicios de Iván sobre las personas a las que él menciona. No sé cuál es el motivo que tiene Iván en cada caso, y por tanto nada puedo decir sobre eso.

Tú tampoco, pero eso no te importa.
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Quiera saber como es que piensas que eso no me importa. Te adelanto que al no saber los motivos de Iván tampoco creo que pueda decir nada al respecto. Como dije, aun si yo compartiera esa repulsión moral yo me sentiría en la obligación ética de que una entrevista sea incluida. Y probablemente también creería que lo ético sea que un tercero la realice si es que no pudiera hacer prevalecer mi superioridad moral en pantalla. Por cierto, al final del día, estoy de acuerdo con Thays: por lo que conocí a Iparraguirre creo que se merece más de una descalificación moral.
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Aquí paso a responder una a una tus preguntas:

1. ¿Por qué nadie ha dado jamás un sólo ejemplo de una actitud mafiosa de los supuestos mafiosos?

Estoy planteando una situación en la que se puede ver esa actitud a partir del testimonio escrito de los involucrados.

¿Es necesario más? De lo que he podido ver en el mes desde que he retomado contacto con el mundillo limeño es:

Aguirre-Cachay
http://www.arteperu.com/es/agenda/especiales/aguirre.htm

Tulio Mora - Oquendo / Ampuero.
http://www.omni-bus.com/congreso/debate/tulio2.html

Tú dices que no hay ejemplos. Pues en lo que he visto en menos de 30 días encuentro estos dos.

2. ¿Por qué ni siquiera los anónimos deslizan algún ejemplo de vez en cuando?

No se. Yo firmo lo que escribo. Como te dije supongo que no dan ejemplos por miedo aún incluso estando tras el anonimato. No solo por ellos si no por la gente involucrada. Creo que también por que entre los anónimos hay gente sin escrúpulos.

3. ¿Por qué el hecho de que no exista la menor prueba en contra de nadie no es suficiente para que tengas la caballerosidad de dejar de llamar mafiosa a la gente?

Te repito que yo no he llamado mafioso a nadie. He dicho que Thays tiene una actitud excluyente y segregacionista que se puede calificar como mafiosa. Entiendo que la palabra causa problemas innecesarios así que más adelante volveré a esto.

4. ¿Por qué las decisiones de Iván sobre a quién entrevistar en TNP son "mafiosas" y en cambio las decisiones sobre quién es publicado por los fondos editoriales del Congreso, el INC y San Marcos no son dignas de crítica?

Si son dignas de crítica. En lo que me toca siempre he criticado la segregación. También podrían ser calificadas –quizás incluso con más contundencia- como mafiosas. Esperemos que pongan un blog y se lo podamos hacer saber. Pon un articulo al respecto, discutamos los argumentos y yo me subscribo.

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Una cosa más: eso de "desde adentro no parece que hubiera mafia" pero "desde afuera sí parece" no lo he comentado pero se merece unas palabras. Sobre todo, porque demuestra lo estúpido que es usar la palabra "mafia" en estos casos. Desde dentro de cualquier mafia, Daniel, es OBVIO que sí hay mafia. Desde fuera, en cambio, las mafias suelen ser difíciles de percibir o de señalar. Si para algo sirve tu argumentación, es precisamente para hacer ver que esa palabrita, usada con tanta facilidad por tanta gente, no viene al caso.

Pero a ti, ¿eso te importa? ¿Te importa usar esa palabra que implica dolo, criminalidad, intención delincuencial, voluntad de injusticia, etc, para referirte a gente de la que NADA SABES EN LO ABSOLUTO? ¿Dónde está TU PROPIA MORAL?
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Mi moral acepta considerar este asunto. Mira Gustavo, cuando mencione que el asunto finalmente es un problema de percepción –debido a que tu aceptas que existe un problema de “discriminación”- respecto a la brecha en nuestra sociedad use las tres palabras comunes para referirse a uno de los grupos: sectas, mafias y camarillas. Finalmente he optado por el término mafia pero puede ser intercambiado con los otros dos. Y debe haber otros muchos que podemos considerar. No es conveniente que nos enfrasquemos en lo que no es un problema si no un desacuerdo lingüístico en el cual nos podemos poner de acuerdo.

Yo he mostrado la conducta ética de una persona y he manifestado mis reparos al respecto. No es necesario saber nada de los ministros de Hitler para estar convencido de que su sola permanencia en el cargo era éticamente insostenible. El caso de Thays es mucho más sencillo: no tendría que renunciar si no solo cambiar la manera en que toma la responsabilidad de su programa respecto a la gente que entrevista.

He vivido en el Perú mucho tiempo. Y si se algo de la gente a la que te refieres. De cualquier modo, como te digo en el párrafo anterior, no creo necesario saber nada de ellos para emitir una opinión sobre ciertas conductas.

En líneas generales, hoy en día coincido bastante con este esbozo:

http://blogs.prisacom.com/roncagliolo/?p=46

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Si se tratara de ti, Daniel, ¿te sería tan sencillo decir esto: "desde afuera sí parece que soy un delincuente, así que desde afuera sí es verdad que soy un delincuente"?
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No me seria muy difícil. Ayudaría sin embargo que en lugar de delincuente dijeras mafioso. Seria mas cómodo ponerme mentalmente por un momento el sombrero de Al Pacino en “El Padrino” que el de “Caracortada”. Me gusta trabajar con ideas abstractas. Toda mi vida me he desenvuelto entre culturas distintas y me he visto a menudo en la necesidad de hacerme preguntas como esa. Entiendo que sin esa práctica pueda resultar muy difícil.

Por ultimo, toda auto exploración y estudio de la ética requiere hacerse preguntas como esa.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Daniel Samanez:

Para ser enteramente sincero, ya ma aburrió hablar de este tema contigo porque veo que no sólo desconoces por completo el medio del cual hablas, sino que además no comprendes los argumentos ajenos.

¿Un ejemplo? Dices:

"El que Thays y todos los demás funcionarios y empleados públicos que mencionaste actúen discriminadora o mafiosamente y aun así se ajusten estrictamente a las regulaciones del Estado no justifica nada en el campo de la ética: en la Alemania nazi el estado revocó de la ciudadanía alemana a los judíos: a partir de entonces era perfectamente legal deportarlos. Eso era legal y se ajustaba estrictamente a las regulaciones del Estado pero éticamente reprobable".

El pequeño problema es que en ese párrafo acabas de INVENTAR por completo el argumento contra el cual disparas: que todas esas personas "actúen discriminadora o mafiosamente" es algo que sólo puede surgir de tu propio exceso verbal. Veo por qué te es tan fácil atacar a gente de la que nada sabes: no tienes el menor problema en llamar discriminadores y mafiosos, en una sola frase, a toda la gente que yo había enumerado. A saber: "todos los ministros de toda nuestra historia republicana", "todos y cada uno de los funcionarios de confianza de todos y cada uno de los gobiernos de todos y cada uno de los regímenes democráticos del planeta", "todos los empleados de TNP?", etc, etc.

Ahora tu afirmas que TODOS ellos actúan discriminadora y mafiosamente y, además, por pura floritura retórica, te das un tiempecito para compararlos con los funcionarios de la Alemania nazi. Buena.

Sobre tus "pruebas": me parece excelente que te des el trabajo de reunirlas. El único problema es que ellas demuestran claramente que NO existe ninguna mafia: Aguirre, si le creemos a dicho administrador de blogs basura, ha sido vetado por un simple redactor de El Comercio, Raúl Cachay, que pasa así por encima del poder de los editores, mientras que, al mismo tiempo, Aguirre encuentra trabajo como columnista de La República, supuesto segundo bastión de esa misma mafia, donde el poder, según parece, estaría en manos de Lauer, el amigo de Cueto, y también en manos de Oquendo, el que habría denunciado a Cueto por censurar reseñas... ¿Y quién publica el artículo de Tulio Mora? ¡¡¡Perú 21!!! O sea, ¡uno de los diarios "controlados" por Cueto y Ampuero (el único diario con el que Cueto tiene una relación laboral, como columnista).

El ejemplo de Cachay es perfecto para ilustrar la estrategia "conventilador" de la que te has vuelto aprendiz (aunque ilustra aun mejor el ego de Aguirre). Basta con que en El Comercio no aparezca una reseña al libro de Aguirre para que éste construya su teoría (en la que evidentemente nadie tiene nombre propio, salvo el acusado) según la cual ese silencio es una venganza. ¡No reseñar a Aguirre es una venganza! Dejaré de lado un punto interesante (que el libro de Aguirre es tan malo que no reseñarlo también puede ser un favor de sus propios amigos), para señalar sólo una cosa: en ese comentario estúpido que suelta Aguirre, hablando por la herida, está llamando mafiosos (con tu entera anuencia, pues para ti se trata de una "prueba") a muchas personas: Victor Coral, Ricardo González Vigil, Enrique Planas, Diego Otero, Oscar Malca, Alberto Servat y varias otras personas que escriben reseñas y comentarios de literatura en El Comercio o que dirigen sus secciones culturales. Según ese comentario ligero y absurdo de Aguirre, que tú no dudas en asumir como verdadero, porque a ti todas las habladurías te parecen demostraciones fehacientes, el redactor Raúl Cachay acaba imponiendo un veto al que colaboradores, redactores, subeditores, editores, etc, le hacen caso. Gente que en algún caso debe apreciar a Raúl y en otros no: todos como un puño... Ridículo. Absolutamente ridículo.

¿Qué se necesita para decir algo tan ridículo y darle apariencia de realidad? Asumir como premisa cierta e inconmovible que sí existe una mafia. Esa premisa es siempre perfecta. Gracas a ella todos los escritores "críticos" de ciertos medios pueden siempre decir: "mi libro fue comentado allí porque es excelente" (ver el ejemplo reciente de Vicky Guerrero) o "mi libro no fue comentado allí porque la mafia me odia" (ejemplo de Aguirre que tienes a bien proporcionarnos). Si no inventaran a la "mafia" tendrían que enfrentarse con una verdad grande como una catedral (o como sus egos): que a ciertos medios de comunicación sus obras pueden resultarles poco interesantes.

Hace rato que pido seriedad para tratar estos temas, pero a nadie le importa. Entiendo las razones de ciertos interesados en hacer quedar como mafiosos a sus enemigos, pero me parece lamentable cómo esa idea anida perfectamente en la mente de quienes nada saben del tema y ningún interés tienen en él.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

En fin. Este post era una llamada de atención sobre la complejidad del problema y cómo era absurdo reducirlo a explicaciones relacionadas con la conducta de tres o cuatro personas.

Y era un pedido de ideas constructivas y originales para superar el problema.

Es evidente que más fácil es seguir con acusaciones ciegas y antojadizas, tomando la sola palabra del ex administrador de un blog lumpen como prueba suficiente para condenar a gente sin mayor trámite.

Ya saben todos, están advertidos: no comentar un libro de Aguirre los convierte en "mafiosos"...

¿No hay una cierta pérdida de perspectiva en todo eso?

(A propósito: ¿alguien imagina a un editor de El Comercio diciendo: "doctor González Vigil, tire al tacho esa reseña del libro de Aguirre. ¿Acaso no sabe que Aguirre ha atacado a Raúl Cachay?").

No voy a seguir discutiendo este tema en esos términos. De aquí en adelante, espero que la conversación sea constructiva.

(Eso sí: el blog sigue abierto para cualquiera que quiera denunciar una inmoralidad con pruebas).