27.4.06

Bianco, Bolaño, la crítica

En la estrechez librera y la pobreza lectora de Lima, a veces da la impresión de que, si un escritor se pone de moda, la consecuencia inmediata no es que la gente lea la obra de ese escritor hasta el cansancio, sino que deje de leer la obra de cualquier otro a la espera de toparse, casi por milagro, con algún libro del nuevo preferido.

En otras palabras, algo obvio: los limeños, incluso los más interesados, incluso nuestros escritores (y pienso en los más jóvenes) leen bien poquito. De hecho, últimamente he tenido la impresión de que mucha gente a la que recién conozco en Lima solamente lee a un par de autores. Bolaño es uno. No sé quién es el otro.

Diría algo más: parece que hay quienes sólo leen Los detectives salvajes. Quizá se salen del camino un rato para darle una mirada a Estrella distante, o hacen el intento con 2666, pero de inmediato regresan a Los detectives.

Peor aun: hay quienes basan todas sus opiniones sobre la crítica en los breves exabruptos con que Bolaño, con gran frecuencia, pretendía escandalizar a los medios literarios de España y Chile declarando la inutilidad de críticos y reseñadores con un aplomo y un desprecio dignos de mejor causa.

Bolaño, por supuesto, no debió creer la mayor parte de sus propias boutades. Su literatura, después de todo, construye muy complejas y conmovedoras imágenes de lectores y críticos literarios, y en sus páginas (por ejemplo, en 2666) queda clara la idea de que un crítico, como un escritor, es ante todo un lector especializado. de hecho, uno de sus mejores cuentos, El gaucho insufrible, es a la vez una de las mejores lecturas críticas de El sur, el célebre cuento de Jorge Luis Borges.

Y es precisamente en El gaucho insufrible donde muchos de los jóvenes lectores limeños de Bolaño deben de haber visto por primera vez el nombre de José Bianco. En el relato, José Bianco es un caballo, la cabalgadura del gaucho epónimo. En la realidad, obviamente, José Bianco fue el nombre de uno de los más notables y peculiares narradores argentinos del siglo pasado, el autor de dos nouvelles fantásticas que Borges describía como modelos de perfección en el género: Las ratas y Sombras suele vestir. Ignoro si el bautizo del caballo con el nombre del escritor es un homenaje torcido o una burla: todo en ese cuento es ambivalente e interpretable.

Hoy en la mañana, un amigo me hizo llegar un par de párrafos de un texto de José Bianco en el que el escritor habla sobre la crítica como parte del conjunto de la literatura creativa (una idea que parece, curiosamente, importante para entender la ficción de Bolaño). Es un pasaje muy interesante y todo lo que he escrito antes no es sino una excusa para copiar esos dos párrafos aquí:

"La imaginación imita; el espíritu crítico inventa. Esta paradoja de Oscar Wilde que asimila el espíritu crítico a los géneros llamados creadores (novela, relato, poesía) considera la crítica literaria y la literatura de imaginación como dos funciones simultáneas y recíprocas de la inteligencia. Nos dice que la crítica es siempre provechosa a la literatura. Hasta cuando desvirtúa o limita su significado, ahonda la visión que un autor tiene de su propia obra (lo convierte en crítico de sus críticos) y exalta su fuerza: lo induce a rebelarse contra ellos; estimula en él esa fuerza realmente inventiva que le permite hacer el balance de sus posibilidades y combinar sorprendentes caminos de meditación. La crítica, decía Baudelaire, debe ser parcial, apasionada, política y hacerse desde un punto de vista exclusivo, pero desde un punto de vista que abra la mayor cantidad de horizontes posibles. Baudelaire, anticipando el Baudelaire de Sartre, insinúa que la crítica debe ser injusta.

"No es frecuente que un novelista, acostumbrado a supeditar las ideas a personajes imaginarios, haciéndolas vivir en función de caracteres inventados, pueda manejarlas con rigor en su faz especulativa. Alberto Moravia, en nuestros días, es una excepción. No pretendo que un mismo escritor cultive con maestría dos géneros tan diferentes, pero sí pretendo que los géneros tan diferentes sean cultivados por igual en una misma literatura. Agreguemos: en una buena literatura. ¿No es un poco absurdo oír hablar de un país de ensayistas, o de un país de novelistas? Si tiene ensayistas, tendrá por fuerza novelistas. Y viceversa. Recordemos de nuevo la paradoja de Wilde. Donde no hay teorizadores, tampoco hay narradores, donde no hay crítica, no hay ficción".


Imagen: Bolaño domando a José Bianco. Fotomontaje: gfp.

4 comentarios:

Tanque de Casma dijo...

En la obra de Bolaño no sólo presenta a los escritores y críticos como lectores especializados, sino como lectores compulsivos, siempre buscando algo nuevo y diferente. Creo que es fácil que a las personas que nos gusta la lectura nos veamos reflejados en esos personajes. Es un placer descubrir un libro bueno cuando no lo esperabas. Quien sabe. Tal vez Gustavo nos sorprenda dentro de poco recomendando una joya de la chick lit.

Anónimo dijo...

Yo pensaba como muchos que lo mejor de Bolaño estaba en sus nouvelles, en especial Estrella distante y El gaucho insufrible. Los detectives salvajes me parece, hasta cierto punto, sobredimensionada.
Hace una semana empecé a leer, con tiempo y ya lejos del mundanal ruido postmorten del entrañable Bolaño, 2666.
El impacto ha sido tan profundo que he abierto un pequeño blog solo para lectores de esta novela.
Acabo de terminar la primera parte (unas 200 pp) y me parece muy de lejos el mejor Bolaño. Ojalá se mantenga así.
En cuanto a Bianco, me dice Gabriel Ruiz-Ortega que él por lo menos sí conoce la obra de este escritor; y claro, fue publicado en edición popular y masiva en el Perú "Las ratas", por la editorial Adobe, hace unos ocho años.
Por otro lado me parece interesante la idea sobre la crítica como un ejercicio creativo.
Se podría hacer una antología con apreciaciones de muchos escritores en favor de esta idea, ahora recuerdo a Lezama, por ejemplo, algunos de sus ensayos son poemas aledaños al objeto de estudio, como "Saint-John Perse historiador de las lluvias".

Miguel P. Soler dijo...

¡Mira, vos! Yo había pensado copiar el mismo textito de Bianco, porque me parece que habla del tipo de crítica que me gusta. Aquí en la Argentina, todo lo que tenga que ver con academia y crítica, viene aparejado con la irritación o la devaluación, o la mera opinión subjetiva e intencional. Toda lectura crítica es otra obra, un desdoblamiento, que a veces enriquece el original o lo dispara hacia otro lugar (siempre y cuando ese original tiene esa energía residual que permita una lectura creativa o luminosa)

Aparte, y aprovechando mi intromisión, me gusta el título y la imágen de este blog, ese zeppelín de color bronce óxido.

Saludos.-

egpascal dijo...

Imagino que no es un homenaje, pero tampoco una burla (me refiero al hecho de ponerle José Bianco al caballo). Por otra parte, es clara también la alusión a Bianco en el texto "El policia de las ratas".