En estos días acabo de leer un libro fascinante, Misquoting Jesus. The Story Behind Who Changed the Bible and Why (Citando mal a Jesus: la historia oculta de quién cambio la Biblia y por qué), de Bart D. Ehrman, dedicado a las razones teológicas, pero también ideológicas y políticas, por las cuales la Iglesia ha ido optando por ciertos libros sagrados, y no otros, y por ciertas interpretaciones, y no otras, de los libros bíblicos, a lo largo de los siglos.
Y justamente ahora que termino esa lectura (confieso que la inicié como preparación para leer, durante el verano, The Da Vinci Code, dado que la absoluta ubicuidad del dichoso best seller ha terminado por llamarme demasiado la atención), salta a la prensa, a través de National Geographic, la noticia del hallazgo y la restauración del Códice de Tchacos, el manuscrito que contiene el célebre (y por diecisiete siglos extraviado) Evangelio de Judas. (Quienes no lean inglés, pueden revisar la noticia en este cable publicado por Peru21).
El Evangelio de Judas es uno de los llamados libros gnósticos (gnósticas son las escuelas místicas que recomendaban la búsqueda de conocimiento como meta crucial en la vida de una persona). Dentro de ese marco, en el Evangelio de Judas, el compromiso del apóstol con su propio conocimiento, es decir, con el conocimiento que él tiene de su rol en la redención de la humanidad, lo convierte en un ser superior.
Mi amigo Miguel Rodríguez Mondoñedo me lo explica así: "(en el Evangelio de Judas) es el Saber lo que hace superior a Judas: en la versión gnóstica, Judas no es un traidor, sino, al contrario, es leal a lo que sabe".
Durante el verano no sólo voy a leer The Da Vinci Code. También me iré a tomar sol a República Dominicana (esto lo digo sólo para envidia de Iván Thays); trabajaré en un libro que ya tengo muy avanzado, y prepararé mi curso sobre Borges para el siguiente semestre. Eso último hace aun más interesante el asunto para mí: es evidente que el gnosticismo de la visión de Judas que reside en este Evangelio se vincula directamente con ese brillante relato borgiano que aquí les dejo para que lo disfruten una vez más: Tres versiones de Judas.
Imagen: Borges y el beso de Judas. ¿Un beso responsable y amoroso?
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7 comentarios:
Bon voyage. Supongo que te servirá Presagios del milenio, de Bloom, y hay un trabajo sobre los Valentinianos de un autor que ahorita no recuerdo, esa fue la secta gnóstica más importante de la historia (salvo que ahorita haya una que no conozcamos).
Recuerdo que en Historia de los Heterodoxos españoles, de Menéndez Pelayo, hay algo de información sobre esa secta.
(Gustavo: avísame a qué dirección puedo enviarte mi novela, que está por salir)
Gracias por los datos, Víctor.
Peter Elmore me acaba de enviar un email con un párrafo de comentario interesante sobre estas cosas de gnósticos y afines. Copio el párrafo pertinente:
"a proposito de gnósticos, lo que sobre ellos escribio renan ha sido --lo se-- largamente corregido y superado por los eruditos en la matera. aun asi, la prosa de renan en "marc aurele" es notable. ese fue el libro de renan que leyo da cunha y a partir del cual, con una lectura muy creativa y tendenciosa, califico de "gnostico bronco" a antonio conselheiro. a su vez, cunninghame graham --que puede o no haber sido la base para el galileo gall de "la guerra del fin del mundo"-- escribio "a brazilian mystic". borges, en "tres versiones de judas", menciona a pie de pagina el libro de da unha,
pero tambien fue lector de cunninghame graham".
También escribí ayer sobre este asunto, y conozco desde ante las tradiciones gnósticas y neo-gnósticas. Me parece que hay una tendencia a condenar estos movimientos como sectarios -- usando realmente una etiqueta despectiva anticuada, porque la iglesia fue la primera que los calificó de herejes. ¿Cuál es la diferencia entre estas sectas y el cristianismo? Bueno, son muchas, pero una muy fundamental es que el cristianismo se asoció al poder y se impuso a la fuerza.
Me ha gustado tu «Puente aéreo», por cierto. Te invito a visitar mi Libro abierto.
Estos temas son muy interesantes, y la conexión con Borges está por ser explorada todavía (que yo sepa). No he leído el libro de Bart, pero sí le he dado una mirada y vi también una entrevista a su autor. Me dio la impresión de ser un libro sensacionalista (aunque bien informado). No me animé a comprarlo, tal vez reconsidere. Ahora bien, entiendo que el libro no está dedicado completamente a los gnósticos. Si te interesa ese tema en particular, un librito estupendo y bastante clásico es Los evangelios gnósticos de Elaine Pagels, que analiza precisamente las consecuencias políticas de las doctrinas gnósticas---y he visto también que Bart tiene un libro anterior llamado The Lost Scriptures que parece más interesante, aunque todavía desconfío de su tono sensacionalista.
Dos cosas vale la pena destacar (porque, creo yo, tienen relación con Borges). En primer lugar, ya desde antiguo, se ha señalado el carácter anarquista de ciertas corrientes gnósticas (precisamente, los valentinianos, quienes rechazaban que la Iglesia tenga que organizarse en torno a una jerarquía); esto, por supuesto, está en el centro de la controversia política inicial. En segundo lugar, el gnosticismo no es una doctrina desprendida del cristianismo (ni siquiera son monoteístas en sentido estricto); muy probablemente es anterior al cristianismo por varios siglos. Es más, existe una evidente conexión entre el gnosticismo, el sufismo islámico, ciertas corrientes del judaísmo, la cábala e incluso el budismo zen. Muchos creen que eso no es una casualidad, sino que hay un parentesco filosófico e histórico (Bloom, en el libro que Vico menciona, explora ciertas conexiones). No hace falta recordar la crucial importancia de estos temas en Borges---pero también en otros escritores, como Herman Hesse, que es, quizá, su más famoso popularizador (yo, por supuesto, prefiero la versión borgiana).
Tambien hay mucha influencia del Zoroastrianismo en el gnosticismo, el judaismo y el cristianismo.
Buena suerte con la lectura del Código DaVinci, a mí me pareció un libro pésimo, pero lo malo es que hay que leerlo para estar enterados de qué se trata todo el revolú alrededor del mismo y poder comentar desde una opinión propia.
Efectivamente, Tres Versiones de Judas (Artificios, 1944) Pero además habría que leer los cuentos del mismo libro: La Forma de la espada y El tema del traidor y la muerte y otro cuento (1975, El libro de arena) La secta de los Treinta
saludos
Omar Pérez Santiago
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