5.5.06

Sobre héroes y tumbas

Supe por primera vez acerca del novelista Pramoedya Ananta Toer hace unos cinco o seis años, gracias a los ensayos sobre nacionalismo y literatura de Benedict Anderson, por entonces profesor de Cornell, donde yo empezaba mi doctorado.

El escritor, a quien todo el mundo en su tierra natal, Indonesia, llamaba simplemente Pram, ha muerto una semana atrás, a los ochenta y un años de edad, y ha dejado detrás una larga lista de novelas, brillantes según dicen quienes las han leído todas (yo sólo leí dos, en ese tiempo).

Lo más conocido de su obra es una tetralogía novelística, conocida hoy como el Cuarteto de Buru, nombre que se debe al escenario terrible en que las escribió: la colonia penitenciaria de Buru, una isla en la que pasó un par de los muchos periodos de prisión de su vida.

Pram estuvo en la cárcel debido a su oposición a la opresión colonial holandesa, primero (1948-1949); luego, gracias a su enfrentamiento contra la dictadura de Sukarno (1959-1960), y, finalmente, por más de una década, debido a su lucha contra el régimen de Suharto (1966-1978).

Durante ese último periodo, en Buru, Pram redactó las cuatro novelas de su obra cumbre. Si de Faulkner se dice que escribió As I Lay Dying enterrado en los túneles de una mina y alumbrándose apenas con el lamparín de un casco, de Pram se asegura que los primeros fragmentos de su tetralogía política fueron garabateados en trozos de papel recuperados de la basura, a veces copiados de memoria por otros presos que lo escuchaban contar las historias en público, a veces anotados por él mismo, y que esos papeles, luego, fueron sacados secretamente de la prisión por visitantes, o reclusos liberados, y que transitaron las calles de las ciudades de Indonesia generando una notable y conmovedora sensación de esperanza opositora en el pueblo durante los años sangrientos de Suharto.

Es decir, Pram, Pramoedya Ananta Toer, vairas veces candidato al Premio Nobel de Literatura, que nunca ganó, aunque se mereciera ese y también el de la Paz, no sólo fue un escritor, sino un héroe, de su país y de las letras. Sus libros más importantes están traducidos al español y vale la pena leerlos.

Imagen: Pram dejó de escribir en el 2000, convencido de que había dicho todo lo que debía.

1 comentario:

Colifloressecas dijo...

Hace poco descubrí que mi universidad (la Universidad de Piura) no es tan roñosa para prestar libros como creía. Usualmente los libros pueden sacarse por tres días solamente, lo cual impide disfrutar de la lectura como uno quisiera. Es verdad que hay casos peores, ya que libros como Ulises o cualquiera de Proust o Carlos Fuentes solo pueden leerse en la misma biblioteca, por un máximo de tres horas cada vez, con un permiso especial de algún profesor. Sin embargo, como dije al principio, he descubierto que tienen , tambien, una serie de libros que pueden ser sacados por 1 mes entero. Y no son libros malos: el primero que saqué fue Austerlitz, de Sebald. El día que descubrí esta colección me puse a revisar los estantes, para ver que otras cosas llamaban mi atención. Descubrí un nombre largo y difícil de pronunciar, por lo que cogí el libro para ver de que trataba. Me interesó lo que decía la contraportada, pero decidí leer primero a Sebald y luego darle una oportunidad a ese autor indonesio. El mismo día en que terminé de leer Austerlitz, cuando me estaba preparando para ir a la universidad, leí en El Comercio que había muerto Pramoedya Ananta Toer. Fuí a la universidad y saqué el libro, Tierra Humana, el primer tomo de El cuarteto de Buru.
He quedado gratamente sorprendido con la lectura del libro. Es una novela primordialmente psicológica, muestra, sobre todo, como es que los personajes cambian interiormente. Es una crítica al colonialismo, pero también al totalitarismo que suele ocurrir cuando se vive un nacionalismo mal entendido. Y es también una narración acerca de la importancia de asimilar las experiencias exteriores (de otras culturas) sin olvidar por eso las propias, igualmente importantes (lengua, tradiciones). Una lectura completamente recomendable. Lo único que me molestas es que probablemente tengan que pasar años antes de que consiga el siguiente tomo de las aventuras de Minke, ya que la UDEP solo tienen en su biblioteca a Tierra Humana y La Muchacha de la Costa.

Esteban Bertarelli