Aquí mi discutible nómina personal (y en unos días convocaré al equipo Resto del Mundo). Luego del nombre de cada jugador, anoto mis razones privadas para considerarlo en la lista.
Heinrich Böll. Opiniones de un payaso fue la primera novela alemana que leí, y, salvo alguna excepción, me resulta difícil aún pensar en otra más dramática y más humana. Acaso, esa otra sea Billar a las nueve y media, del mismo Böll.
Bertolt Brecht. Se planteó una tarea difícil y la resolvió con brillantez: cómo alejar al espectador de la obra lo suficiente para generar una nueva y paradójica proximidad emotiva e intelectual. El gran dramaturgo germano del siglo pasado redescrubrió que el intelectualismo podía ser incluso sentimental.
Friedrich Durrenmatt. Para mi gusto, Durrenmatt fue la verdadera cumbre de ese ramillete de tendencias teatrales que a mitad de siglo intentaron llegar a la razón mediante el absurdo y sus variantes. Dos cumbres que me hicieron descubrir el teatro: Hércules y los establos de Augías y La visita de la vieja dama. Sus novelas policiales no están por debajo.
Max Frisch. Al tiempo que otros germanoparlantes lo hacían en la historia y la filosofía, el suizo Frisch se interrogaba sobre la naturaleza de la identidad personal ante las identidades gregarias en obras tan estupendas como No soy Stiller, Homo Faber y Barba Azul.
Gunter Grass. Son muchas sus novelas brillantes, aunque sólo una sea genial: El tambor de hojalata es la más turbia y perturbadora, y por eso acaso la más real de las ficciones que sitúan la aparición de los rasgos más oscuros del nazismo en la historia alemana, y no como una rara excepción o un accidente social.
Franz Kafka. No vale la pena tratar de meter a Kafka en una frase, aunque él haya sido el mago mayor en el arte de meter al mundo entero en una página. Kafka hizo del conocimiento de la angustia occidental del siglo veinte un atributo de su propio espíritu.
Thomas Mann. En La montaña mágica, Mann pareció tomar todos los hilos de la novela decimonónica y atarlos en una rienda para conducir el género hacia su forma del siglo veinte. La muerte en Venecia es uno de los más significativos retratos del artista y de la brecha que lo separa de la comprensión total de la belleza.
Rainer Maria Rilke. Cuando uno lee las Elegías de Duino junto con ciertos escritos filosóficos de Walter Benjamin, descubre por qué en su origen poesía y filosofía podían ser una misma cosa, y cómo es que puede haber belleza en el descubrimiento de una verdad, aunque sea ocasionalmente espantosa.
Georg Trakl. Si no lo han leído, busquen un breve poema suyo llamado "Humanidad", donde el espíritu bíblico desborda los límites del cristianismo para transformarse en algo así como el germen de una historia de la humanidad toda como tragedia.
Robert Walser. Además de Kafka, hubo un Walser cuya vida y cuya obra fueron kafkianas además de ser estrictamente walserianas. Jacob Von Gunten, su novela más recomendable, parece el bildungsroman donde se explicara la educación de Gregor Samsa.
Peter Weiss. Marat/Sade, de Weiss, podría ser una de las cuatro o cinco obras mayores del teatro mundial en el siglo pasado, si no fuera porque la puesta en escena de Peter Brook la completó y la enriqueció hasta ponerla por encima de cualquiera. Afortunadamente, Brook filmó su puesta y la convirtió en película, así que todos podemos seguir disfrutando de esa joya.
Imágenes. Óleo "Dinamismo de un jugador de fútbol", de Umberto Boccioni.
Glenda Jackson en el montaje de Marat/Sade dirigido por Peter Brook.
Glenda Jackson en el montaje de Marat/Sade dirigido por Peter Brook.
12 comentarios:
Personalmente siento una fascinación por la literatura germana, sobre todo la narrativa. No por algo tiene tres narradores Nobel que me parecen extraordinarios: Mann, Grass y Böll. Y si contamos a Kafka y Walser (los que están, se diría, por encima del Nobel), pues qué lujo. Del último de tu lista que leí fue Max Frisch, Homo Faber, una novela estupenda. Iván Thays y Luis Hernán Castañeda leyeron otro libro de Frisch que todavía está en mis pendientes, Mi o el viaje a Pekín, el cual parece ser otra joya. Eso sí, un suplente de lujo sería Sebald (yo lo pondría de titular, la verdad, pero en el fondo lo digo a la ligera, porque antes tendría que leer las obras de Weiss y Durrenmatt). En todo caso, esta selección germana podría tener la misma calidad de un dream team del mundo. ¡Impresionante!
Saludos
Edwin Chávez
Me sorprendió no encontrar a Hermann Broch, y tampoco a Ernst Jünger, pero en fin, supongo que su posición en la banca será temporal. Buen post.
A mí más me sorprendió haber olvidado a uno que admiro profundamente y a quien acaba de mencionar Edwin: Sebald. Justamente vengo planeando una lectura de Los anillos de Saturno, ahora con más razón cuando veo que en ella se habla del mismo Roger Cassement sobre el cual planea escribir Vargas Llosa.
A mí me sorprende que no esté Goethe, especialmente si incorporas a Rilke, puesto que es Goethe quien mejor representa esa idea de que "puede haber belleza en el descubrimiento de una verdad, aunque sea ocasionalmente espantosa".
Y ya mismo voy a alquilar el video de Peter Brook (que afortunadamente está en Netflix)
Pues a mí me conmueve que creas que Goethe es del siglo XX.
Yo hubiera incluido a Robert Musil. Las tribulaciones del estudiante Torless me gustó bastante. Pero bueno, tú eres el DT.
Falta tu selección de Costa Rica. Eso sería bacán ver como la armas.
Imagino que ese comentario no será la eurocéntrica insinuación de que Costa Rica no tiene muy buena literatura. Sería poco combativo y aun menos latinoamericanista.
No, mi estimado. Es un poco reconocer mi propia ignorancia. No se me ocurren qué nombres incluir en una selección tica de literatura. Espero que tú nos muestres el camino y des la nómina.
Cordialmente
ECG
Esto esta interesantisimo. Ojala que la formacion de equipos no se se detenga y termine en un mundial!
Sin ánimo de desaire, yo también incluiría a Musil, pero por El hombre sin atributos (sin alusiones), cuya traducción íntegra mucho mejor que aquella que leímos en cuatro inubicables tomos de Seix Barral, acaba de ser publicada.
Tal vez Goethe podría entrar de entrenador; su dominio de todos los géneros lo amerita. Pero ese Sebald es un juvenil de partidos fáciles, aún le falta madurar. No lo veo para este mundial.
Tendrían que nacionalizar, sí, a Brook; la filmación de Marat-Sade se puede conseguir en Lima, por si acaso.
Jajajaja
No me había fijado que era una selección del siglo XX. Ta bien.
Nadie vota por Alfred Döblin, el autor de Berlin Alexanderplatz?
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