12.11.06

Carta de Renato Sandoval

Hace unos días, cierto blog publicó una entrevista a Rodolfo Hinostroza, en la que el autor de Consejero de lobo se refería en términos hirientes a los poetas Renato Sandoval (foto) y Ricardo Silva Santisteban.

El blogger, Paolo de Lima, decía haber enviado tres preguntas por email al poeta Hinostroza, y que ante la "particular dureza" de las respuestas, le había hecho llegar una repregunta extra. ¿Qué había dicho Hinostroza? Básicamente, que le sorprendía que la delegación peruana a la I Bienal de Poesía de Montevideo incluyera a RSS y RS, porque ellos no eran poetas sino traductores.

Curiosamente (aunque ya nada sorprende viniendo del blogger mencionado), la repregunta del sorprendido De Lima decía: "Pero eso es responsabilidad de los organizadores". Es decir, partía de aceptar que en efecto RSS y RS no eran poetas que valiera la pena invitar.

Días después, Renato Sandoval le envió una carta aclaratoria. De Lima escribió en su blog "Renato Sandoval me ha enviado el día de ayer un escrito suyo (fechado en Buenos Aires el 25 de octubre) que enseguida consigno". Con eso engañó soberanamente a sus lectores, ocultándoles que, antes de publicar el texto de Sandoval, le había mutilado doscientos treinta palabras.

Renato Sandoval me hace llegar el texto para que se difunda su versión completa, y yo lo coloco aquí debajo (van en amarillo las partes mutiladas). Por cierto, nada tengo yo contra Rodolfo Hinostroza, uno de cuyos versos sirve de epígrafe a este blog desde su primer día.

CARTA DE RENATO SANDOVAL

Ahora mismo estoy en Buenos Aires, donde participo en el encuentro internacional de poesía que organizan, entre otros, el Ministerio de Cultura de Argentina y el Gobierno de Buenos Aires. Esto se inscribe dentro de lo que se ha dado en llamar el Corredor Poético Internacional, que comprende el muy prestigioso Festival Internacional de Poesía de Rosario, que concluyó la semana pasada y, previamente, la Primera Bienal de Poesía de Montevideo, cuya primera edición estuvo dedicada a la poesía peruana. En lo que a mí concierne, si bien solo pensaba participar en este último, tanto los organizadores del Festival de Rosario como los de Buenos Aires, al saber que yo estaría en esta parte del continente, tuvieron la gentileza de invitarme para que asistiera también a sus respectivos encuentros. Entiendo que al Festival de Rosario, a donde concurren apreciables poetas de todo el mundo, no suelen repetir a los invitados, lo que en mi caso no ha sido así, pues el 2002 yo ya había estado en él y, no obstante ello, volví a ser invitado; me imagino que los organizadores habrán tenido sus buenas razones para ello.

Al respecto del encuentro de Montevideo, tengo para mí que tanto los conceptos generales en que éste se basó, así como su organización y final cumplimiento, se desarrollaron con una seriedad y un conocimiento de causa (en este caso, la tradición poética del Perú en sus más diversas vertientes) dignos de admiración y de respeto.

Por último, sobre las declaraciones hechas por Rodolfo Hinostroza (¿es que realmente las hizo, tan gentil y tan bien dispuesto como siempre él se ha mostrado conmigo, incluso en Montevideo?), solo puedo decir lo siguiente:

En primer lugar, aparte de que en lo particular me duele mucho que alguien a quien consideraba mi amigo y que admiraba como poeta (alguna vez escribió cosas muy buenas en los años setenta) se refiera a mí tal como lo ha hecho, sus palabras y la manera como han trascendido (si es que en verdad lo han hecho) sinceramente me provocan lástima y vergüenza ajena; Hinostroza, por lo que tenía entendido y ahora recién veo, practica con sórdida maestría la hipocresía y la gratuita difamación, desperdiciando una vez más sus alicaídas energías que podrían ser utilizadas para mejores fines; por ejemplo, para tratar de volver a ser siquiera la décima parte del poeta aceptable que alguna vez fue.

En segundo término, si se trata de medir de alguna manera el nivel de los poetas peruanos (incluidos los que como yo también tenemos la capacidad de hacer traducción, narrativa, crítica, pero que además hacemos deporte, amamos, viajamos, hacemos buenos amigos, tenemos ideales más allá de nosotros mismos y un largo etcétera), Hinostroza no destacó precisamente por sus supuestas cualidades poéticas, sino más bien por su proverbial arrogancia, patanería e inexistente don de gentes, lo que causó malestar más de una vez a los organizadores y que, por extensión, terminó comprometiendo, él sí, la imagen de la “representación” peruana (pongo comillas porque el término de marras da la idea de un grupo de personas previamente elegido por algún organismo o institución para que actúe oficialmente en nombre de un país, lo que no es el caso). Se debería hacer algo para evitar que poetas-necios (tenemos varios) continúen circulando por doquier y nos sigan desprestigiando por el mundo, sobre todo cuando hace mucho tiempo que pasó su hora.

Por último, los que me conocen saben que soy un feroz autocrítico de todas las cosas que hago, sobre todo en lo que se refiere a mi poesía (pues creo tener alguna), por lo que siempre tomo con pinzas tanto las críticas que se me pueda hacer, pero mucho más los elogios que eventualmente llegue recibir como, por ejemplo, cuando ahora en Montevideo el gran poeta José Kozer (a quien nunca antes había visto en mi vida y al que, por cierto, Hinostroza no le llega ni a los talones) se me acercó luego de mi lectura y, con una sencillez tan inesperada como desconcertante, me dijo que apreciaba especialmente mi trabajo, que le resultaba alentador que en el Perú siguieran surgiendo voces nuevas y buenas y que se alegraba de que nos pudiéramos conocer. Naturalmente, pasado el sonrojo, he vuelto a mi escepticismo habitual y solo espero seguir en la ruta de la poesía todo el tiempo que me sea dado, esa misma ruta por la que se han extraviado tantos buenos poetas que, por desgracia, han terminado siendo vencidos por los complejos y el resentimiento. “¡Allá ellos, allá ellos!”

Renato Sandoval

Buenos Aires, 25.10.2006

2 comentarios:

Gabriel Ruiz-Ortega dijo...

qué bajeza la de ese blogger, y yo juraba que solo existía un gaspar de la nuit.

Vanessa Soldevilla dijo...

Hola Gustavo. Acabo de leer por tu blog todo este problema generado por los comentarios desatinados del señor Rodolfo Hinostroza, además del comentario que me antecede del señor Gabriel Ruiz-Ortega.
Coincido con él. Es una verdadera bajeza y vergüenza que un bloger haya cercenado a su antojo una carta personal para publicarla a su modo sin advertir las mutilaciones realizadas.
Personalmente me ha llamado la atención esta situación porque soy testigo del comportamiento coherente y honesto de Renato Sandoval expresado y hecho visible en su carta.
Verás, durante la publicación de su poemario Suzuki Blues hace unos meses atrás lo escuché señalar con una auténtica sencillez y honesta humildad una autocrítica y hasta inconformidad con su libro recién publicado, que me quedé más que admirada por su persona entonces. Esa admiración por su actuación ética y su valentía de hoy queda más que refrendada con esta carta suya que acabo de leer.
La sencillez, la humildad y la honestidad deberían ser los atributos de cualquier persona dedicada a una tarea tan humana como es la de escribir Poesía. Es una pena que personas como Hinostroza den tan mal ejemplo con actitudes tan necias y pedantes como la suya. Es que acaso la responsabilidad con las propias palabras no es un atributo imprescindible en toda persona y mucho más en los poetas y los que se dedicadan a las Letras?
Esperemos que haya una rectificación de ese señor Hinostroza tanto para Renato Sandoval como para el señor Ricardo Silva Santisteban. Dejemos que la propia poesía, el tiempo y las personas que gustan de leer verdadera poesía sean las que juzguen.
Señor Hinostroza: no deje tan mal parada su vocación y haga algo al respecto. Es de caballeros saber expresar densas disculpas cuando se ha ofendido a alguien. Usted si es poeta debe saberlo, ¿no es verdad?