29.11.06

Piedras

Leyendo el blog de Iván Thays, me encuentro con esta cosa rara que ha dicho el editor español Jorge Herralde en alguna mesa de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara:

"Son autores no deudores de ninguna tradición", ha señalado
Herralde, refiriéndose a los escritores latinoamericanos reunidos en su sello editorial, Anagrama.

¿No deudores de ninguna tradición?

¿O sea que no los une ninguna tradición (pero sí los une Herralde, claro)?
¿Son como parias literarios, sin árbol genealógico? ¿Vienen de la nada?

Si uno mira con cuidado la frase, más que un elogio parece un ataque involuntario contra las estrellas de su quinta: no existe un escritor, mucho menos uno bueno, que no sea deudor, no de una, sino de muchas tradiciones.

La literatura siempre es reelaboración, y su primer material es, necesariamente, la tradición; lo es incluso para los más radicales subversivos literarios.

No hay vuelta que darle.


El escritor-tabula-rasa, inmune a las influencias, desligado de la historia pasada, ignorante de los géneros previos, de la escritura precedente, etc, es tan posible como el pintor ciego de nacimiento.

Por echar una flor (decir, como es justo, que muchos escritores latinoamericanos de hoy han dejado de escribir a la sombra del boom), a Herralde se le fue una piedra.

16 comentarios:

Anónimo dijo...

Que un editor como Herralde afirme semejante sandez es definitivamente un grave desliz. Sin embargo, en el Perú es idea muy difundida esta de ser un creador absolutamente original.

Sobre todo surgen este tipo de argumentos cuando se ha publicado un texto que no ha llegado a cuajar en un género, teatro o novela principalmente.

Entonces el creador intemporal, "sin deudas", se erige para decir que las generaciones futuras se ocuparán de darle el lugar que se merece a su engendro.

Muchas novelas de poeta han tenido que recurrir a semejante argumentación. La de Torres Rotondo (poeta-comunicador celebrado y mimado por un blog que no es este por cierto), publicada hace unos años por Alfaguara en Perú, es un ejemplo típico de lo que sostengo.

Anónimo dijo...

¿Acaso Coral no recuerda los párrafos de prosa dura, torpe e insustancial que espeto no sin pudor en la revista Somos, dedicados a la obra "prometedora" del referido Torres Rotondo?
¿Un desliz? ¿una coincidencia que vence toda lógica de causalidad?, ¿un milagro? ¿un negrito literario? ¿un canje?

Tanque de Casma dijo...

Vico
No veo en qué la novela de Carlos Torres pueda caer en esa etiqueta que le colocas -supongo que como crítica- de novela de poeta. Me parece, para usar tu vocabulario, un engendro cuajado.
Por otro lado, ¿cual es el problema de una novela de poeta? La de Ildefonso está bacán.

Gabriel Ruiz-Ortega dijo...

A mì me gustò Nuestros años salvajes, de Torres Rotondo. Aùn no leo Hotel Lima, pero supongo que debe tener el estilo bien trabajado que Ildefonso maneja. ¿Què hay de malo en una novela de poeta?
G.

Miguel Rodríguez Mondoñedo dijo...

Aunque estoy de acuerdo, Gustavo, en lo central de tu post, debo anotar algo que no es trivial.

Pintores ciegos de nacimiento existen. Por ejemplo: Esref Armagan --http://www.armagan.com/.

Es muy importante, es necesario, es urgente, que dejemos de usar los impedimentos físicos (la afasia, la ceguera) como metáfora para las limitaciones intelectuales o morales. Los sentidos no hacen la mente, de hecho, es al revés, es la mente la que modela el flujo sensorial.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Interesante. Me pregunto si Armagan tendría éxito como pintor si pintara esos mismos cuadros sin ser ciego. Sus cuadros son francamente horrorosos. Y creo que sí está claro que yo no me refería a la posibilidad o imposibilidad física de componer ciertas formas con pintura sobre un lienzo (ojo que los retratos de Armagan son dibujados por otra persona), sino al asunto de hacerlo bien o mal. (José Feliciano, según creo recordar, también pinta, pero como artista plástico es un excelente guitarrista).

Tanque de Casma dijo...

Hace poco entrevisté a un escritor y pintor ciego. Se dedicaba a la pintura antes de perder la vista. Según me explicó - no he visto sus cuadros para dar fe de ello - después de perder la vista siguió pintando usando a tientas sus conocimientos de espacio y composición. Sin embargo, ahora prefiere pintar "por medio del lenguaje".
Por otra parte, yo estoy de acuerdo en parte con Miguel. No hay que hacer mofa con las limitaciones físicas. Sin embargo, no veo lo discriminatorio en usar la frase pintor ciego. No hay que exagerar con lo políticamente correcto.
Saludos
ECG

Miguel Rodríguez Mondoñedo dijo...
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
Miguel Rodríguez Mondoñedo dijo...

Sobre el comentario de Tanque de Casma.

No entiendo qué tiene que ver la corrección política con todo esto. La razón por la que esas metáforas deben ser eliminadas no tiene nada que ver con la corrección política (una actividad que yo no practico).

Esas metáforas deben ser eliminadas porque falsifican la realidad. No sirven para conocer mejor el mundo sino para mejor ocultarlo. Introducen la falsa idea de que las limitaciones físicas resultan necesariamente en una limitación intelectual. Es decir, estas metáforas tendrían que eliminarse incluso si uno se propusiera hacer mofa de las personas con discapacidades físicas---por supuesto, esto último en sí mismo es repudiable, pero por diferentes razones.

Miguel Rodríguez Mondoñedo dijo...

¿De dónde sacas que otra persona dibuja los cuadros de Armagan? Eso, hasta donde sé, es falso (en el web site ese, explícitamente dicen que él mismo graba sus dibujos sin ayuda de nadie). Y en este otro sitio claramente se describe al pata dibujando objetos que simplemente ha tocado. Si tú sabes más, agradecería información.

No estoy de acuerdo en que sus cuadros sean "horrorosos" tampoco. Eso, por supuesto, es subjetivo, pero sin duda me parece que pinta mejor que tú (o que yo)---y he visto cuadros en galerías que son mucho menos interesantes.

Y tampoco pinta "ciertas formas". Las formas que pinta no son arbitrarias, y la combinación de colores tampoco. Hay luz, hay perspectiva.

Tampoco sé cuál es el criterio aquí para decir "bien" o "mal". Pero espero que no sea su falta de pertenencia a una tradición---de lo contrario, el argumento se vuelve por completo circular.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Dije "sus retratos", no sus cuadros en general. Está en la misma página que tú enviaste:

"He has also developed his own methods of doing portraits. He asks a sighted person to draw around a photograph, then he turns the paper over and feeling it with his left hand, he transfer what he feels onto another sheet of paper, later adding color".

Es decir, copia un calco hecho por otra persona.

Decir "hay luz, hay perspectiva" para valorar un cuadro es como decir "hay diálogos, hay monólogos interiores" para valorar una narración.

¿Y tú como puedes decir que pinta mejor que tú o que yo si no sabes "cuál es el criterio aquí para decir bien o mal". No manyo.

Miguel Rodríguez Mondoñedo dijo...

Bueno, Gustavo, pero no veo entonces cómo es relevante que pinte algunos cuadros de esa manera---que ni siquiera es en verdad el dibujo de otra persona sino simplemente un modo de hacer palpables los rasgos de una fotografía. Es obvio que Armagan no puede ver una fotografía de otra manera. Lo que es relevante es cómo convierte esa sensación palpable en formas y colores. Nota que Armagan no se limita a colorear los trazos de la otras persona, sino que "transfer what he feels onto another sheet of paper".

Decir que en una narración hay diálogos y monólogos interiores precisamente confirma que se trata de una narración, es decir, que un objeto de tales característica ha sido elaborado. Y lo mismo hay que decir sobre la comprobación de que en un cuadro hay luz o perspectiva. No se dice eso para valorar un cuadro frente a otro, sino para refutar la idea (que tú pareces sugerir) de que se trata simplemente de una actualización de la posibilidad física de combinar formas en un lienzo. Un mono puede ver físicamente los objetos y trazar formas en un lienzo, pero es incapaz de pintar un cuadro (de la misma manera que un loro puede repetir palabras pero no elaborar una narración).

Por supuesto que valorar implica otros elementos. Precisamente, lo que reclamo es que se mezclen las dos cosas: tú pareces decir que es "horroroso" porque el autor es ciego. Lo que digo es que esa conclusión es inatingente. A mí, los cuadros no me parecen nada mal--de hecho, yo, como muchos otros, no sería capaz de pintarlos mejor.

Anónimo dijo...

En principio, "Frech Calvo", no recuerdo haber escrito sobre Torres Rotondo en Somos, y mucho menos de manera elogiosa. Ya veo que tu estilo es adjudicar cosas a los demás. En fin.

Novelistas-poetas han existido siempre: algunos buenos en las dos cosas, como Víctor Hugo o Adán. Otros mejores novelistas que poetas, como Lamartine. Muchos, demasiados, mejores poetas que novelistas, como Enrique Verástegui. Otros buenos en todos los géneros -una rareza-, como Goethe.

Con novela de poeta quiero decir una novela que, como la de Torres Rotondo, se regodea con 50 páginas de "impresiones" e imágenes poéticas del narrador sobre el paisaje urbano subterráneo de Lima (que por supuesto yo sé que Torres Rotondo solo conocía de oídas; el popular "Buco" no pasaba de la Javier Prado en sus "bukoswkianas" juergas), sin dejar que la historia -¿cuál?- avance.

Sobre el libro de Miguel Ildefonso no puedo opinar pues no lo he leído.

Ahora me parece más importante terminar la buena novela de Ezio Neyra (mal entendida por ciertos críticos jóvenes), y empiezo a meterle diente al último libro del otro Miguel, este sí narrador respetable (pero ensayista deplorable) que acaba de publicar el Fondo Editorial del Congreso. Todo un acontecimiento en varios sentidos (también en el político).

Félix Reátegui dijo...

Lo que dicen sobre pintores ciegos me ha hecho recordar un comentario que he visto más de una vez en notas de presentación de Sábato (esto antes de sus últimos libros): que a cierta edad dejó de escribir por haberse quedado ciego, y, más bien, se dedicó a la pintura.

Tanque de Casma dijo...

Miguel
No es por cargoso, pero no veo el problema de usar la metáfora de pintor ciego para referirnos a quien, sin un ejemplo que poder seguir, se enfrenta a una actividad. No creo que sea falsear la realidad, pues tanto un pintor ciego como un creador sin tradición atrás tienen una obvia desventaja frente a pintores videntes o creadores con referentes. Tal vez tú apuntas a que se pueda herir sensibilidades con frases como esa.

Vico
No sé a qué viene hablar de si el Buco se emborrachaba o no "cruzando la Javier Prado" y si conocía o no de la movida subte. Lo demás que dices de su libro es tu apreciación, respetable como la de cualquiera.

Saludos

Miguel Rodríguez Mondoñedo dijo...

No, no es "herir sensibilidades" lo que me preocupa en este caso---por supuesto, esta sí puede ser una preocupación legítima, pero no es relevante para lo que yo sostengo aquí.

Nadie discute que un pintor efectivamente ciego tiene limitaciones diferentes a un pintor que puede ver. Pero al llamar "ciego" a un mal pintor estamos sugiriendo que esas limitaciones son del mismo tipo, o que están de algún modo relacionadas. Eso es simplemente falso.