
Aurora nació en 1877 y murió en 1958, y fue la primera esposa del conocido escritor guatemalteco Enrique Gómez Carrillo (de quien escribió una biografía).
Fue una suerte de modernista alternativa, con gran interés por la ciencia y los personajes dedicados a ella, y fue autora de novelas y ensayos que han merecido la atención de críticos pretigiosos y serios, como Francesca Denegri.
Un dato interesante para quienes quieran descubrir algo sobre esta escritora (desconocida hoy para el público no especializado, pero cada vez un poquito más estudiada) es que una de sus obras, la novela La rosa muerta (recién reeditada bajo el cuidado del crítico Thomas Ward), está completa en internet, y se encuentra aquí.

"Yo creo que las mujeres a quienes Dios llama por el mal camino de las letras, deberían dedicarse a escribir novelas y con especialidad novelas de amor. La naturaleza ha hecho al hombre polígamo y a la mujer monógama. Ahora bien, la poligamia y el amor - cuando menos el amor cristiano -nada tienen que ver; ¿no se ha dicho por ventura que el amor es el egoísmo de dos? En cambio, a nadie se le ocurriría decir que es el egoísmo de cuatro... ¡o de cinco!"
En este enlace, por cierto, los cazadores de rarezas encontrarán varias otras piezas escritas por autoras peruanas de aquel mismo periodo.
1 comentario:
No entiendo bien eso de inefable. A los escritores hay que entenderlos en su contexto. Obviamente lo que apunta Nervo no podemos compartirlo nosotros, pero en su época era mucho más común pensar y escribir de esa manera. Si leyeramos los horrores que inundan, por poner un ejemplo, ciertas páginas de Baudelaire, por el peso del prestigio y de la historia probablemente lo pensaríamos dos veces antes de colgarle al poeta francés un adjetivo cruel y descalificador. Eran otros tiempos. Y del rico legado que los viejos nos dejan, tomemos lo conveniente, que no es poco, sin hacerlos papilla por una idea que consideramos equivocada.
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