8.5.07

Dean Reed y los héroes quietos

Revolución conservadora (invitado especial: Silvio Rodríguez)

Si se tiene en cuenta que, en ciertas historias del rock´n´roll, Dean Reed es considerado más grande que Elvis Presley, resulta casi bochornoso admitir que uno no sabe nada sobre él, que quizá nunca ha escuchado su nombre ni, mucho menos, alguna de sus canciones.

Dean Reed (1938-1986) nació en Colorado y murió a los cuarenta y ocho años, en lo que entonces era la Alemania comunista, según algunos accidentalmente, según otros por propia voluntad, y, según familiares suyos, asesinado por los servicios americanos de inteligencia.

El de Reed fue uno de esos casos, nada infrecuentes en verdad, en que un músico norteamericano es absolutamente despreciado por el público y el mercado de su país y, sin embargo, consigue una celebridad fulgurante en otros lugares (algo así como Alyssa Milano, que es una estrella de la canción en Japón).

En el caso de
Reed, la fama le llegó en varios países sudamericanos, Argentina y Chile sobre todo, y fue tal en comparación con el fracaso de su música en Estados Unidos, que el cantante decidió quedarse a vivir en el Cono Sur: grabó varios discos, muchos en español, filmó películas que lo tuvieron como estrella, condujo un programa en la tele de Buenos Aires y poco a poco, influido por la amistad de varios artistas sureños, fue virando políticamente en la dirección en la que viraban las artes conosureñas en aquella época: se fue haciendo cada vez más de izquerda, hasta declararse socialista.

Entonces,
Reed, que había vivido de hacer malos covers de standards del viejo rock´n´roll americano y versiones aburridas de la música de la invasión británica, se dedicó a grabar canciones de protesta, himnos comunistas, anuncios de la revolución ad portas.

Una vez más le fue bien: su figura se volvió icónica en el sur; pero él, llevado por su aspiración socialista, decidió mudar su vida a otro escenario: el otro lado de la cortina de hierro, desde donde años después se volvió un crítico muy ácido de la política internacional norteamericana. Como en el bloque prosoviético estaban generalmente prohibidas la entrada y la difusión de las grabaciones originales de los grupos occidentales de rock, Reed se encontró con un enorme mercado para sus covers.

Cuando uno los escucha hoy, hay un rasgo de ellos que se hace notorio, casi obscenamente notorio: es música escrita por sus autores originales a principios y mediados de los años sesenta, y vuelta a grabar por
Reed a fines de esa década y principios de los setentas. Sin embargo, sus versiones parecen de los años cincuenta. Reed canta canciones de los Beatles como si los Beatles nunca jamás hubieran existido.

El bloque comunista, de hecho, necesitaba de esa operación sanitaria: no podía aprobar las libertades evidentes que se permitían los músicos del rock anglosajón; repudiaba con firmeza la idea de experimentación en la música popular: en vista de que el arte debía ser un instrumento más de apoyo a la revolución socialista, sus manifestaciones valían por su poder como propaganda y reafirmación, no por las expansiones de su originalidad ni mucho menos por la expresión de las libertades del individuo.

Cuando uno ve y escucha a
Reed, uno tiene la sensación inmediata de estar escuchando a un hombre a quien la devoción por "la Historia" le ha impedido ser tocado por la historia de su propio tiempo. ¿Ejemplos parecidos? La verdad es que abundan, pero nunca está de más señalar al más escandaloso: el cubano Silvio Rodríguez, acaso el único artista en la música popular hispanoamericana que parece ciento por ciento inmune a cualquier posibilidad de cambio.

Silvio Rodríguez canta la revolución y es un ejemplo estrepitoso de conservadurismo. Su música es la eterna repetición edulcorada y entristecida de las mismas tres notas; sus letras son tan nuevas como pueda ser nuevo a estar alturas alguien que parece no haber leído en su vida nada más que a Bécquer y al Che Guevara. Ni siquiera su guitarra parece haber sido afinada en los últimos treinta años. Uno tiene la impresión de que afinarla sería un acto demasiado experimental para Rodríguez: es imposible detectar ningún tipo de evolución en sus discos: su primera época y la última son lo mismo.

No es casualidad que
Rodríguez y un puñado de colegas suyos ocuparan en Cuba el espacio que en el resto del mundo estaba reservado a todo el movimiento del rock y el pop, en todas sus variantes. Pero, sobre todo, no es curioso que Rodríguez fuera el Bob Dylan cubano, el Neil Young cubano.

Lo fue de la misma manera en que
Dean Reed fue los Beatles de la República Democrática Alemana: eliminando la experimentación, castrando el impulso individual, limando lo incómodo, convirtiendo la rebelión en alabanza del poder y la rebeldía en aceptación de la imposición ajena.

¿Es paradójico que en Estados Unidos floreciera la canción de protesta y en Cuba se desarrollara, poco después, a mediados de los sesentas, la canción de elogio a la dictadura, la canción de discusión intrascendente, la canción hipócrita que es la de
Rodríguez, en la que acaso a veces se objeta casi ininteligiblemente algún detalle del régimen pero jamás se critica nada esencial de él? No, no es paradójico: es sintomático.

Volviendo a Dean Reed: aquí les dejo unos cuantos videos impresionantes del muchacho. Comencemos por su himno "Venceremos" grabado en Chile:



Sigamos con su reducción horrorosa de los Beatles. Aviso que esta puede ser una de las experiencias musicales más desagradables en la vida del amable lector:



Y para terminar, un video en el que (díganme si no es verdad) Dean Reed incluso se ve y hasta suena como Silvio Rodríguez:




Otros enlaces:


~ Un fan site: Do You Remember Dean Reed?
~ La larga y extraña filmografía de Dean Reed.
~ El Premio Dean Reed de la Paz, Universidad de Colorado.
~ El website oficial de Dean Reed, dedicado al pacifismo.
~ Interesante artículo sobre Dean Reed en National Public Radio.
~ Otro artículo de interés en Time, sobre Dean Reed.

19 comentarios:

Anónimo dijo...

ese video de covers de los beatles, el q canta no es rafael rey??? es igualito...

bn

Daniel Salas dijo...

Es que, en efecto, suena a los Beatles censurado por Rafael Rey.

Tanque de Casma dijo...

A mí tampoco me gusta Silvio Rodríguez y similares. También coincido en que crear al amparo de una dictadura es castrante. Sin embargo, siempre me ha intrigado saber por qué la salsa cubana hecha en Cuba - valga la redundancia - es mejor que la que surge de Miami.

Anónimo dijo...

es increible que todavía
existan artistas que apoyen una doctrina.

sin tomar en cuenta las cosecuencias
de apoyar el poder.

"Archipielago Gulag"
"Casteillo contra Calvino"

un saludo

Anónimo dijo...

ya que hablas de silvio rodriguez aqui les envio el discurso q el cubano pronuncio en la ceremonia de honoris causa q la unmsm le otorgo, sino me equivoco este año en lima.
yo disfrute de su musica en los ochentas, pero luego, como casi todo en esta vida, la fiebre se fue y hoy recuerdo junto a pablo milanes (fui a un concierto de milanes en acho durante los ochentas) esas canciones de la llamada "nueva trova".
claro, a comienzos de los dosmil (corrijanme si me equivoco) aparecio ese discazo de buena vista social club y ahi descubri la verdadera musica cubana (son, huaracha, boleros) y como q silvio y su gente quedaron atras.
silvio rodriguez sigue componiendo su musica y hace unos años escuche su ultimo disco, el vendedor de cds (un experto y gran aficionado en todo tipo de musica) luego de un rato me pregunta: y que tal el cd? habia gente alrederdor y me respuesta fue laconica: mas de lo mismo.



Discurso de Silvio Rodríguez en
Ceremonia de Honoris Causa

Dr. Fernando Izquierdo Vázquez, Rector de la Universidad Mayor de San Marcos
Profesor Octavio Santa Cruz Urquieta Excelencias

Queridos hermanas y hermanos presentes y ausentes


Recibir este honor de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Decana de
América, excede
cualquier reconocimiento que pudiera soñar. El hecho de que tanta
ilustración universal haya pasado
por sus aulas, que este premio lo hayan recibido cubanos como Fidel Castro,
Nicolás Guillén y Eusebio
Leal, y sobre todo, la certidumbre de que César Vallejo estudió aquí, me
hace sentir usurpador.

Muchas veces he proclamado que el autor de \"Poemas humanos\" tuvo un efecto
fundacional en mí.
Sé que, según el protocolo de estos actos, ahora me tocaría dar una clase
magistral, pero solo soy un
cantor popular, que para colmo, siempre ha tenido claro que practica un
oficio que no suele enseñarse,
una profesión sin cátedra. Aunque esto es rigurosamente cierto, para ser más
justo debería
agregar que existen al menos regiones de la vida que nos enseñan. La escuela
de un cantor puede comenzar
en las tonadas con que nos duermen las abuelas y con las melodías que
escuchamos salir de la cocina
mientras nuestra infancia corretea. Son lecciones todo lo que acontece en
los hogares, si es que
nacemos con la fortuna de un techo, y escuelas son las calles, las ciudades,
los dioses y los héroes
que nos esperan cuando abrimos los ojos, como queriendo sellar nuestra
suerte.

Hay muchas formas de cantar y todas parecen necesarias, o al menos tiene sus
profetas. Dicen que
cada manera está determinada por cierta zona de los gustos. Pero cantar
también es una lucrativa carrera
y por eso es parte de la llamada industria del entretenimiento. Uno de los
fines de esta curiosa
forma de producción es fomentar y expandir una música que nos distraiga en
las horas llamadas
libres. Para eso fabrican sus canciones y ritmos, que suelen ofertar cuerpos
maravillosos y rostros
inolvidables . Debo admitir que yo también admiro la simpatía y la destreza
de esos cuerpos y que mis
pies, que no piensan, pueden marcar compases repetitivos. Pero mi

entendimiento rechaza la
fábrica que intenta adicionarme a lo vacío. Presto atención, sin embargo, a
todo el que se toma en
serio su trabajo y trata de hacerlo bien, aún si es un asalariado de la
industria del entretenimiento.
Lamento si su entorno no le permite otra forma de supervivencia que ponerse
al servicio de la
compraventa. Pero conozco a otros que han desafiado ese destino y asumen los
riesgos de su libertad. A
esos que no ceden al facilismo domesticado son a los que identifico como
familia. Y es que las melodías
que tarareaba mi madre, los sones que bailé en mi juventud, los himnos que
aprendí en mi adolescencia
y, en fin, la adoración a la canción en mi país, me hicieron asumir mi
oficio como necesidad, y no he
tenido más remedio que cantar como una aspiración cultural.

También tuve la suerte de tener algunas ideas sobre el mundo, antes de
sentir el impulso, la
necesidad de cantarlo. Recibí lecciones de mi propio país, cuando en 1961 se
realizó la campaña de
alfabetización a la que nos sumamos 100,000 estudiantes secundarios. A los
14 años me separé de
mi familia por primera vez para subir montañas y sumergirme en ciénagas,
para recorrer distantes
parajes enseñando a leer y a escribir, y a la vez para aprender la
estremecedora lección de los que
habían sido olvidados. Pero más que sin analfabetos, inaugurábamos un país
de mujeres y hombres que, con
el apetito del saber abierto, seguían estudiando.

Fue entonces que nuestras escuelas y universidades empezaron a crecer y a
multiplicarse. Por eso en
1967, cuando empecé a mostrar mis canciones, nuestros niveles de escolaridad
iban en franco
desarrollo. Haber sido soldado de aquella primera gesta que como lema
llevaba un pensamiento de José
Martí: \"Ser cultos para ser libres\", y cuya bandera era el saber sin
discriminación, me hizo pensar que
a partir de entonces ya nada sería igual en Cuba, ni siquiera las canciones.

Una transformación esencial estaba ocurriendo: la práctica humanista nos
mejoraba como gentes y
aquella mejora hechizó cualesquiera que fueran los propósitos de cada cual.
Cuando yo me puse a hacer
canciones la ética y la estética ya eran compañeras.

El arte, como parte de la vanguardia espiritual, pensaba yo, debía
esforzarse por estar a la altura
de la nueva realidad. Un poco antes Alejo Carpentier había inaugurado la
Editora Nacional de Cuba y la
literatura empezó a circular a precios populares; el Universo rechazaba la
guerra contra Vietnam; Casa de
las Américas hizo el Primer Encuentro de la Canción Protesta; eran los años
del boom literario, del Novo
Cinema y del Nuevo Cine Latinoamericanos. Varios compañeros de generación
vivíamos lo mismo, habíamos
llegado a conclusiones parecidas y poco a poco nos fuimos encontrando.
Nuestras canciones, en un
inicio, aisladas por la soledad, empezaron a manifestarse como una corriente
juvenil que primero
fue identificada como \"trova moderna\" o como \"trova joven\", hasta que fue
llamada \"nueva trova\".

La nueva trova nunca fue un movimiento estéticamente homogéneo y mucho menos
pretendió
fundar un estilo musical. Lo primero que nos cohesionó fue tener, más o
menos, la misma edad y el
momento social que vivía Cuba, con el que nos identificábamos. Vivir al lado
de un país tan grande
y con medios tan poderosos nos mostraba que era necesario conocer y
reproducir nuestras melodías de
antaño, para que las canciones por venir no olvidaran sus orígenes. Pero lo
novedoso es como un
pie forzado para las nuevas generaciones, que siempre llegan con la lógica
aspiración de una voz
propia. Quizá por eso la ruptura llamaba tanto mi atención. Nos tocaba ser
jóvenes en un tiempo que
también era joven y nuestra sociedad cambiante nos exigía tanto, que
respondíamos con una dolorosa
honestidad. Creo que ese desgarramiento fue la médula de nuestro aporte. En
definitiva ¿a qué se le
puede dar crédito en este mundo sino a lo que desafía los abismos?

He leído muchas veces que el compromiso con las aspiraciones de cada tiempo
histórico suele ser
sustancial para la expresión artística. Pero esta verdad natural no se puede
interpretar como una
directriz, porque corremos el riesgo de convertir la realidad en su propia
caricatura. Los programático
se muerde la cola, por eso, antes que nada, el arte tiene que ser honesto.
Cuando alguien le preguntó
cómo pensaba que debía ser una canción, José Antonio Méndez, autor de
boleros eternos como \"La gloria
eres tú\", con la noble sonrisa que lo caracterizaba respondió: sincera. La
canción debe ser siempre
sincera.

Cantar es un arte ingenuo y extendido por nuestra diversa geografía.
Posiblemente no exista actividad
de nuestros pueblos que no esté reflejada en alguna canción. Queda mucho por
saber de nuestros cantos y
ese conocimiento nos ayudará a saber más de nosotros mismos. El compromiso
con el amor y con la belleza,
con lo real y con lo imaginado, y sin dudas con el reclamo de justicia
social que signa nuestra
historia, son esencias de la canción latinoamericana. Esa suma de virtudes
es la que la
mantiene viva y digna. Por eso quiero terminar dando gracias a todos los
cantores que esperan por la
simple mención que los salve del anonimato y que han sido y son paradigmas
de nuestras certezas.

Gracias hermanas y hermanos del Perú, país de la cultura dorada, pueblo
generosos que atesora
sabiduría, canciones y ejemplos dignos de amor y respeto, como el del joven
poeta inmolado, Javier
Heraud. Gracias, hermano Hildebrando Pérez Grande; gracias Escuela de
Literatura; gracias a este
insigne centro mayor de estudios, universal al punto de premiar a un
trovador. Por supuesto que
interpreto este gesto como un abrazo de pueblo a pueblo. Lo acepto en nombre
de maestros como Sindo
Garay y Teresita Fernández, de la trova cubana de todos los tiempos, de mi
aguerrida generación y muy
especialmente en nombre de Noel Nicola, hermano que hace poco se nos fue,
pero que antes nos dejó
ejemplares versiones cantadas de la inmortal poesía de César Vallejo.

Muchas gracias.

Anónimo dijo...

Dios mio que malo era este pata. tambien lo puede haber matado la Liga del Buen Gusto...

Erik dijo...

No conocia a este Reed. Pense que el unico comunista era el otro, John Reed, el de "Ten days that Shook the World". Pero no me voy a referir a el, sino al cantante cubano, para mi generacion y aun para la generacion actual, simplemente Silvio. Es evidente que las criticas vertidas en el blog tienen un sesgo ideologico. En fin, uno puede discrepar, pero de alli a decir que los tiempos han cambiado y por lo tanto debe arrepentirse de ser socialista es una ingenuidad (recomiendo escuchar "El Necio"), de alli a decir que no ha evolucionado como artista es no saber nada de su trayectoria artistica, y de alli a decir que sus canciones siguen siendo "una version edulcorada y entristecida de las mismas tres notas" es no saber nada de musica. Descalificar sin sustento es una mezquindad. Por lo demas, hace algun tiempo que sigo su blog con interes. Esta vez no pude sino tomar el tema Silvio como algo personal, porque para nosotros, en latinoamerica, el cubano ha sido uno de los mas importantes, mas lucidos y mas talentosos. Que no se piense como el es otra cosa.

Anónimo dijo...

Si te interesan los curiosos avatares de la música cubana (de cómo aparecen fenómenos inesperados que nada tienen que ver con las directivas del régimen) sería bueno que te intereses por la vida del grupo Los Zafiros, todo un mito recuperado por un último documental, ver; http://www.youtube.com/watch?v=NhwGMXPrhdM

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Hola, Erik. Quizá puedas hacer algo más que decir que no sé nada de nada. Quizá, por ejemplo, puedas contarnos sobre los virajes ideológicos enormes de Rodríguez o su creciente complejidad musical. O algo, ¿no?

Eduardo Gonzalez dijo...

Gustavo:

Te maleas feo y chocas con los iconos. Es tu trabajo y se te aprecia por ello, pero valdria la pena un minimo de precision a la hora de colgar los videos. "Venceremos" no es de Reed, sino del compositor chileno Claudio Ortega y lo que canta reed en el video huachafoso en el que esta igualito a Silvio Rodriguez es "Pienso en ti cuando voy al trabajo" de Victor Jara. Cortesia del ala izquierda de Letra de Cambio.

juan carrillo dijo...

nunca había oído hablar de este reed. toda una personalidad! es cierto que el “compromiso revolucionario” de algunos artistas ha devenido en compromiso con el “establishment revolucionario”. Creo que muchas canciones de silvio rodríguez (como de otros cantantes fuera y dentro de cuba) han sido escritas con el propósito de “defender la revolución” más que con la idea de ser “revolucionarias”. Aunque el tema de la defensa de la revolución es enorme e interesante, especialmente en el caso cubano, yo quiero decir que rodríguez podía escapar de él: canciones como a dónde van (de “mujeres”), ojalá (de “al final de este viaje”), canción de invierno (de “tríptico”), hoy mi deber era (de “unicornio”) o con diez años de menos y rabo de nube (de “rabo de nube”) me parece que son un ejemplo claro de este "escape".

estas canciones, sin embargo, no serán ni tan recordadas ni tan odiadas como aquellas que fueron cantadas y cantadas hasta el cansancio, también por mí, en el contexto altamente politizado de las juventudes universitarias de izquierda de los 80s.

me pregunto: si rodríguez cae pesado por su latosa “prédica revolucionaria” y defensa cubanista, cómo queda, por ejemplo, billy bragg? sus canciones también me gustan mucho. él no tiene aún revolución que defender pero grabó “the internationale” (1990) donde reinterpreta los versos del viejo himno del comunismo internacional. (por cierto, bragg pasó por la DDR un montón de veces, más o menos por la misma época que reed vivió allí...)

Daniel Salas dijo...

Bragg tiene otro nivel, pues. Y no se quejen si pasó un tiempo en la Alemania democrática:

"There you are standing in the bar /
And you're giving me grief about the DDR / And that chip on your shoulder gets bigger as you get older"

¿Habría escrito Rodríguez algo como "Sexuality" o "Accident waiting to happen"?

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Eduardo: no quise decir que Reed fuera autor de esa canción. De hecho, creo que sólo hizo covers, durante toda su carrera.

Por otra parte, recuerda que en el momento en que tus opiniones musicales salgan de la línea oficial de Letra de Cambio se harán públicas las grabaciones en que apareces como primera voz en "Haciendo el amor en la meseta de los Matabeles"... (¿así se llamaba?). A ver dónde queda tu orgullo después de esa revelación...

Juan: pero hay KILÓMETROS entre Bragg y Rodríguez, y Bragg sí ha pasado por una búsqueda musical de todo tipo, ¿no?

juan carrillo dijo...

hola gustavo,

uff! en cuánto a la búsqueda musical, la verdad que sólo sé sobre bragg. de rodríguez sé que fue rockero antes de empezar con el asunto de la trova pero nada más. en cuanto a las fuentes musicales, bragg es muy variado, sí. pero también rodríguez: "tríptico" es diferente de "rabo de nube", y mucho más diferente, musicalmente hablando, es para mí "entre el espanto y la ternura".

puse el ejemplo de bragg porque me parece que es el único cantante aquí en europa que por el momento se come el pleito de un compromiso clasista (por ejmplo en "from red to blue", de william bloke) cuando hablar de aquellos compromisos es visto "so uncool".

el compromiso de bragg y rodríguez (que es político pero no necesariamente el mismo) es comparable: en inglaterra están hartos de billy bragg, con la intensidad con la que en américa latina se grita "a la trova dile no!"

saludos.

Anónimo dijo...

Venceremos, realmente me sorprende que un academico como vos, no investigue nada acerca de silvio rodriguez y lo ataques con la rabia anticomunista norteamericano, silvio fue fundador del grupo de experimentacion sonora de cuba, y su canto no es musica que se pueda vender, porque tu vision de musica es esa la de mercancia que debe ajustarse a los neuvos estandares del mercado... apestas a podrido y a mediocridad academicisita...VENCEREMOS y a ustedes, traidores del pueblo, los vamos a fusilar en la plaza publica.

Anónimo dijo...

harto penca el texto, seudo crítico intelectualoide.

me asombró la capacidad para reyenar con comparaciones odiosas, eso quita validad a tu discurso del "buen gusto".

Al final escribes (en el último video posteado) que Dean Reed suena y se parece a silvio rodriguez .... QUE ESPANTO, a caso, usté no sabe que ese tema es original de Victor Jara?, cantautor que no fue nombrado en ninguna reflexión comparativa tuya, y el cual es uno de los pilares de Dean Reed.

bastante mediocre pues.

chao pescao.

Anónimo dijo...

harto penca el texto, seudo crítico intelectualoide.

me asombró la capacidad para reyenar con comparaciones odiosas, eso quita validad a tu discurso del "buen gusto".

Al final escribes (en el último video posteado) que Dean Reed suena y se parece a silvio rodriguez .... QUE ESPANTO, a caso, usté no sabe que ese tema es original de Victor Jara?, cantautor que no fue nombrado en ninguna reflexión comparativa tuya, y el cual es uno de los pilares de Dean Reed.

bastante mediocre pues.

chao pescao.

Pedro Alfaro dijo...

El personaje que escribio esta columna se ve que no tiene idea de música linoamericano, para su nformación Silvio Rodríguez es el mas grande cantante latinoamericano vivo, además de un gran poeta.
Asimismo le informo que en el video en que dice que canta un tema de silvio, lo que hace es cantar un tema de otro gran cantante latinomaericano, que fue el chileno Victor Jara, quien fue asesinado en 1973 por la dictadura de Pinochet.

Informemse senor ante de escribir sobre algo que no tiene idea, ya que una cosa es que a Ud. no le guste lo que es válido, pero otra es criticar sin saber.
espero que no me censuremt
atte. Pedro Alfaro, Chile

Unknown dijo...

Hola Gustavo Faveron...Interesante tu curriculo. Sin embargo, el ser experto en Literatura, no significa que lo seas en MUSICA. Ademas, los criticos usualmente son creadores frustradamente mediocres o simplemente...sujetos no creadores. Tambien me agradaria saber acerca de tus estudios en Cornell University...casualmente, habras trabajado en alguna CIA, la cual quizas financio tus estudios, lo cual explicaria tu desmedido desprecio por todo lo que no sea CREATIVAMENTE impuesto por el Establishment del Showbiz. Los sujetos creativos, como DALI, PICASSO, DA VINCI, VAN GOGH, Silvio Rodriguez incluido...no pueden ser encasillados dentro de las ventanas del WINDOWS de tu computador. Que opinas de los negros cantando BLUES de 12 compases y 3 acordes basicos...serian para ti extremadamente latosos, sin embargo toda la musica moderna manipulada por el SHOWBIZ, fue parida desde la vagina de los 12 compases y 3 acordes. No conozco al tal Bragg o como se llame, pero en su musica deben estar diluidos esos 12 compases y 3 acordes esenciales...Saludos desde SudacAmerica, ubicada en CHILE.