30.9.07

Camilo Marks sobre Daniel Alarcón

Observaciones sobre una crítica desafortunada publicada en El Mercurio

En El Mercurio de Santiago, el crítico Camilo Marks ha publicado hoy una reseña enconadamente negativa de la novela Lost City Radio, del narrador peruano-norteamericano Daniel Alarcón.

Iván Thays ha señalado en su blog Moleskine Literario los extremos de arbitrariedad que parecen dar forma a dicha reseña: en su comentario, dice Iván, Marks luce ofendido a priori por la fama de Daniel, y da la impresión de derivar sus opiniones a partir de ese rechazo, antes que a partir de su comprensión de la novela.

De hecho, la crítica de
Marks no expresa ningún indicio de comprensión del texto que comenta. Marks solo alcanza a decir que los conflictos narrados le resultan "difusos hasta lo ininteligible" y que el propósito de la novela no es claro.

Eso amerita una explicación de parte del crítico: ¿cuál es el propósito que debería, a su juicio, albergar la novela? ¿El hecho de que él confiese no entender el libro es suficiente para juzgar el libro como malo o es, más bien, una razón para juzgar a Marks un crítico incompetente?

Resumo el punto: un libro puede ser, en efecto, gratuitamente difícil, complicado sin razón, o puede ser simplemente inconducente o carecer enteramente de coherencia. Y Daniel Alarcón, por cierto, como cualquiera otro de sus colegas, puede escribir un libro así. Pero afirmar todas esas cosas sobre una novela amerita explicar en qué se funda la observación. De lo contrario se está fijando un estándar insusitado: malo es lo que no sea entendido por la mente de Camilo Marks.

Para saber qué tal funciona la mente (profesional) de Camilo Marks (como crítico) no necesitamos una tomografía: basta con lo que podamos intuir de ella cuando la vemos funcionar: un crítico debería ser, siempre, como mínimo, capaz de explicarle a sus lectores de qué trata el libro que comenta, cuál es el entramado ideológico de ese libro y cómo es que el libro tiene o no tiene éxito en su construcción.

Marks no lo hace. Él simplemente declara al libro fallido en todos y cada uno de sus aspectos, desde el fraseo hasta la estructura argumental. Su trama le parece absurda --a pesar de que la historia del programa de radio que Daniel cuenta en la novela es, como sabemos los peruanos, real--, pero no explica qué tiene de absurda. Le reclama a la novela una supuesta debilidad de la intriga, pero olvida que la intriga no es un requisito de toda novela y no sé si no comprende o no quiere hacer notar que Lost City Radio no es una novela ni de suspense ni de misterio ni de intriga.

Eso no es todo. Marks no siente la menor necesidad de reconciliar su afirmación de que la novela es "estilísticamente pobre" con el hecho de que él la esté leyendo en una traducción: sin el mínimo rigor de contrastar el texto traducido con el texto original de Alarcón, Marks enjuicia la novela a partir de su derivación al español: llega a hablar de las "volteretas sintácticas" de Alarcón, por ejemplo, sin tener la más remota idea acerca de cuáles son las transformaciones que la traducción pueda haber operado en la sintaxis del texto primario.

Cuando Marks enumera los defectos del libro, incluye entre ellos "el tono futurista y apocalíptico del argumento". Uno se pregunta: ¿es que cuando un novelista escribe una historia futurista y apocalíptica, una historia distópica, como Lost City Radio, no puede hacerlo con tono futurista y apocalíptico? ¿Será lícito, a juicio de Marks, escribir novelas de amor románticas, o novelas de aventuras con tono aventurero?

Por último: Marks dice, en su párrafo inicial, lo siguiente:

"L
a pseudoglobalización, expresada en productos provincianos, locales, cerriles, está, en la práctica, forzando a muchos autores a escribir en inglés".

Y de inmediato pasa a disparar los gazapos antes mencionados. Marks, por respeto a sus lectores de El Mercurio, debería anotar que Daniel Alarcón, quien vive en Estados Unidos desde que tenía tres años, ha hecho todos sus estudios escolares y universitarios en inglés y el inglés es, simplemente, su idioma literario. ¿Cuál es el afán de pintarlo como alguien obligado a escribir en una lengua ajena? (¿Cómo podría un escritor escribir en una lengua que le fuera realmente ajena?). Peor aun: ¿por qué insinuar un interés comercial (interés en una "mayor difusión") en la "elección" del inglés?

Si Alarcón le rompe los esquemas a Marks con su bilingüismo, habrá que ver cómo reaccionará el crítico el día en que descubra la existencia de Conrad o Nabokov. O de su compatriota Vicente Huidobro. No lo digo con ironía: Marks se sorprende, entre otras cosas, del hecho de que Alarcón sea considerado una promesa de las letras norteamericanas y también un hallazgo de la narrativa peruana. Eso lo delata: Marks entiende el concepto "norteamericano" y entiende el concepto "peruano", pero el concepto "peruano-norteamericano" le resulta de una complejidad desconcertante, lo apabulla y le provoca cortocircuitos.

Ahora bien, teniendo eso en cuenta: ¿será de verdad "malo" todo aquello que no sea entendido por la mente de Camilo Marks?

Fotomontaje gfp.

16 comentarios:

Anónimo dijo...

El mérito de Alarcón es el haber sido distinguido en los Estados Unidos, y haber tenido un éxito editorial a nivel internacional súbito siendo aún joven. Pero eso nos hace perder perspectiva sobre el valor real de su novela. Los medios son proclives al ruido, y no a lo importante. Por ejemplo Agreda y Guich, los único que estan escribiendo reseñas literarias sobre la producción peruana actual, se han dedicado a escribir sobre autores menores, que no implica mucho trabajo crítico ni tampoco algun riesgo, y estan dejando de comentar las dos novelas más importantes del año: la de Carlos Calderón Fajardo, y la de José de Piérola. En el Perú no existe una verdadera crítica sobre la obra de Alarcon, el tercer novelista interesante del año, entrevistas a página entera en los medios (como en El Comercio) pero nada sustantivo desde el punto de vista crítico. En otras palabras, en el Perú la crítica literaria no acompaña a la creacción literaria. El mismo Ricardo Gonzáles Vigil, evita los libros importantes recurriendo a comentar autores extranjeros o poetas consagrados, como Belli, este último domingo.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Anónimo: si buscas entre los enlaces en la columna de reseñas, a la derecha de esta misma página, encontrarás reseñas de esta novela escritas por Ágreda, González Vigil, Rodriguez y yo.

Gonzalo B dijo...

Marks no es un mal crítico pero sí puede pecar de extremadamente arbitrario en algunas ocasiones. Tal vez el punto con que más concuerdo de tu comentario es esa facilidad para calificar el “estilo” de Alarcón en circunstancias que lo que se está leyendo es una traducción. Más allá de la tesis infundada de culpar a la “pseudoglobalización” por el hecho que Alarcón escriba en inglés, lo que esta actitud delata es la pobreza de medios o bien la holgazanería de ciertos críticos que se sientan a esperar que aparezca la edición en español de títulos importantes (pienso en Auster, DeLillo, o las horribles traducciones de Bukowski de hace unos años). Con ello no quiero decir que no se pueda reseñar libros traducidos pero, tal como argumentas, es absurdo que se critiquen las “volteretas sintácticas” de un autor si no es leído en su idioma original.

Anónimo dijo...

marks ha tenido una serie de despropósitos en su vida como crítico, tanto que una amplia mayoría de escritores en chile no lo consideran en serio. gustavo, hay que decir que coral publicó ayer en su blog un post que comparte parcialmente tus críticas.

Anónimo dijo...

Realmente son malas las traducciones de Bukowski? Yo lo he leido en ingles y castellano y la verdad no coincido con ese comentario... ni en el supuesto que el(los) traductor(es) de Bukowski J.M Alvarez Flores y Angela Perez, o Roger Wolfe utilizen giros españolizantes en sus traducciones.
Bukowski tenia un estilo demasiado callejero o callejonero, de un realismo urbano que bien aceptaria traducciones al mexicano, al peruano, al paraguayo, al sevillano, etc.....

qc.carlos dijo...

Por que dar mucha importancia a un comentarista envidioso. El escritor peruano-estadounidense Alarcon escribe muy bien en ingles.

No es correcto escribir norteamericano, pues implica aparte de EEUU, a Canada y Mexico tambien.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

(Con ese criterio, uno no podría llamar sudafricanos a los sudafricanos porque el término también implicaria a Namibia o a Mozambique).

Anónimo dijo...

En tu post señalas que un crítico debería ser capaz de explicar el "entramado ideológico" del libro. No me queda muy claro esa expresión, ¿es que toda obra literaria tiene una ideología? si es así, ¿en qué sentido?, o te refieres más bien al mensaje que intentaría transmitir el libro.

Gracias.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Cualquier obra literaria es una representación de algo, y ninguna representación puede ser otra cosa que una interpretación: la ideología es eso que media entre el mundo y las maneras en que nos lo representamos.

Anónimo dijo...

¿Necesariamente se le tendría que poner una etiqueta determinada como "nihilista" o "romántico"? ¿Podría tratarse de simplemente de un estilo de pensamiento, de conectar ideas?

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Claro. Justamente por eso es que la labor del crítico no es la de colocarle una etiqueta a cada autor, torpemente, reduciéndolo a ser un "representante" del naturalismo, o del romanticismo, o del existencialismo, sino, más bien, descubrir cuál es la construcción ideológica que se desprende del libro.

Anónimo dijo...

Señalar que el trabajo crítico consiste en explicar el entramado ideológico es reducir la idea de crítica, la idea de arte, o, abusivamente, llamar a cualquier cosa ideología. Mayor pluralidad en la perspectiva crítica, por favor. Ricardo González Vigil o Harold Bloom, siendo críticos tan distintos, estarían en desacuerdo con esa definción que planteas como general.

Perro dijo...

Mark siempre hace prevalecer sus gustos personales en sus comentarios de opinión para la Revista de los Libros.

Anónimo dijo...

Gustavo, gracias por tu explicación a mi pregunta sobre "entramado ideológico". Si puedes, ¿podrías recomendar algún libro o algún paper donde se detalle un poco más la visión que compartes acerca de la literatura?

schatz67 dijo...

Marks no puede hacer afirmaciones categóricas sobre el autor,sus motivaciones y el libro en sí.Salta a la vista que ni siquiera se ha informado bien sobre el background de Alarcón y sobre la realidad que este mismo recrea lo cual denota que antes que incapacidad, falta de preparación u ojeriza nacionalista existe una motivación exclusiva en la crítica:la mala leche.

Saludos

Jorge

Anónimo dijo...

Amigos talvez a veces camilo mark puede parecer arbitriario, pero me indigna q uds q defienden a su compatriota no se informen lo suficiente de camilo mark al tildarlo de flojo y decrir que espera q sdalgan las traducciones o cuando se refieren q la mala critica se debe a una mala traduccion, para su conocimieto camilo marks lee en 5 idiomas y tengan por seguro que uno de esos es el ingles, chaito!!