14.9.07

La lengua reprimida

Sobre una traducción de Verne y otra de Jorge Isaacs

Bookslut: mejor no intentaré traducir el título de este blog norteamericano que el diario ingés The Guardian mencionó una vez como "uno de los diez mejores, más completos y más grandes" blogs sobre literatura en el ciberespacio.

Pero es justamente sobre traducciones que quiero hablar y es a raíz de un asunto sobre el cual se ha escrito en
The Guardian y al que yo llegué a través de Bookslut: las viejas traducciones de Jules Verne al inglés y el furioso antisemitismo de alguna de ellas.

El autor del artículo es
Adam Roberts, quien se declara lector rendido y acucioso de Verne pero, también, declara haber descubierto hace poco, al leer al viejo Jules en francés, que las versiones inglesas que él había leído toda la vida poco tenían que ver con los textos originales.

Para comenzar, las versiones inglesas de Verne (y esto ya lo sabía Roberts desde antes) eliden capítulos demasiado técnicos y guillotinan comentarios antibritánicos, frecuentes, por ejemplo, en boca del indio y antiimperialista capitán Nemo.

Pero puesto a traducir él mismo una novela poco conocida de
Verne, titulada Hector Servadac, Roberts descubrió tergiversaciones incluso más graves. Un ejemplo: la frase francesa de Verne que Roberts literalmente traduce "said Isaac Hakkabut" ("dijo Isaac Hakkabut"), aparecía en la versión inglesa de 1877 traducida de este modo: "said the repulsive old Jew" ("dijo el repulsivo viejo judío").

Verne, después de todo, era antisemita, de modo que acaso no habría protestado por las libertades que se tomó su traductor. (No le hubiera gustado saber, en cambio, que ese mismo traductor también eliminó capítulos completos del texto original y en vez de respetar los largos diálogos los resumió en breves explicaciones).

Esto me ha hecho recordar un caso quizás más extraño, que yo mismo he podido comprobar con los libros originales en la mano: la primera traducción al inglés de María --la novela del colombiano Jorge Isaacs--, publicada en Estados Unidos, omitía por completo el hecho de que la protagonista, sus padres verdaderos, sus padres adoptivos y sus demás parientes fueran todos ellos judíos o judíos recién convertidos al cristianismo.

Quien haya leído María sabrá que es enteramente imposible pasar por alto el dato del judaísmo de los personajes: es crucial en la trama e indispensable para comprender el sentido del libro, que es un relato sobre el desarraigo y el exilio. (Ok: no es el mejor ni el más divertido relato sobre el desarraigo y el exilio, pero esos son sus temas, de cualquier manera).

En ese caso, además, la traición del traductor es peor aún porque también el autor,
Jorge Isaacs, era judío él mismo: muchas veces se habla de la traducción como un ejercicio de reinvención, la creación de una segunda voz que contenga y renueve a la primera: en el caso que menciono, el traductor de Isaacs no reinventaba renovando, sino reprimiendo.

Fotomontaje gfp: Isaacs y María.

5 comentarios:

Tanque de Casma dijo...

¿Y quién fue el creativo traductor de María? Mi abuela, que era una gran fan de la novela, se hubiera vacilado con la noticia.
Pero ya que mencionas a Verne, yo me acuerdo haber leído en mi adolescencia varios libros de él y de otros autores de esa época en que se hablaba prejuiciosamente de lo español, lo criollo y del mestizaje latinoamericano. Si mi memoria no falla, en El mundo perdido de Stevenson se hace unas descripciones poco halagüeñas de los guías lugareños. A lo que voy es que, a pesar de que los traductores al español de estas novelas podían sentirse afectados por los prejuicios de los autores, ellos mantuvieron en sus versiones toda la andanada de estereotipos, incluso los que los atañían. Al final, en contra de ideas preconcebidas, los traductores españoles y latinoamericanos actuaron con mayor profesionalismo y ética que sus pares de más al norte.

Anónimo dijo...

Recuerdo haber leído en español una versión de La Isla Misteriosa con descripciones precisas para fabricar desde acero, tela, nitroglicerina, etc., hasta medicinas, Verne era ingeniero?

Anónimo dijo...

Hola, Tanque de Casma:
Es sorprendente que María continúe atrayendo a las nuevas lectoras. Mis alumnas del 2007, mayoritariamente del Callao, se lanzaron a escogerla primero entre una lista de diez textos, luego de que una de ellas les contara brevemente el argumento.
Yo aseguraba que era para otra sensibilidad generacional.Parece que tu abuela no será la única fan...
En cuanto a las traducciones, éstas siempre llevan el sello de quien las hace.
¿Será cierto que la Decana de América tendrá pronto una escuela de traducción?

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Hola, Ernesto. El traductor americano de María fue Rollo Ogden, en una edición que aperecíó en 1890 (todavía en vida de Isaacs), en la editorial Harper & Brothers de New York.

Anónimo dijo...

Es repudiable que se altere la literatura de Verne y ser censurado por un traductor.