Las políticas de la memoria y el olvido, y sus proximidades
Cuando los ex asesinos de dictaduras militares, de dictaduras de derecha casi siempre, proponen sus planes de supervivencia postdictatorial (por lo común, hacer como que nada nunca hubiera pasado), a eso suele llamársele una política de borrón y cuenta nueva. El borrón y cuenta nueva es, así, en el imaginario político latinoamericano, una figura de derecha.
Cuando a aquellos que alguna vez caminaron por el límite del terror subversivo, o acaso lo cruzaron (esa incertidumbre es la madre del cordero), se les pide que aclaren ese trecho de su pasado, se suele responder que la sola demanda de un deslinde es un atropello fascistoide. Que si no nos reconciliamos todos ipso facto y dejamos de incriminarnos sobre el pasado, seremos una sociedad inviable. Así, el rechazo al borrón y cuenta nueva también es representado como una figura de derecha.
Hay --tiene que haber-- una diferencia fundamental entre el borrón y cuenta nueva y la reconciliación, y no debemos extraviar esa diferencia: el primero implica un olvido forzoso, es un ataque de amnesia inducido, producto de la hipocresía y el cinismo; es la propuesta de caminar hacia el futuro sobre una montaña de cadáveres insepultos.
La reconciliación, en cambio, implica un largo proceso de revelaciones y aprendizajes, afrontar los hechos del pasado, señalar responsabilidades ajenas, aceptar las propias, hacer transparente todo lo opaco (es lo opuesto del descaro desmemoriado que implica el borrón y cuenta nueva: no hay reconcilación sin memoria minuciosa ni la hay si esa memoria no se expresa).
Foto tomada de aquí.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
3 comentarios:
Ok, aunque la abstraccion de la propuesta puede simplificar tendenciosamente las cosas. Es decir, no partimos de cero: El Peru no era -no es- un pais en el que haya un sistema relativamente funcional y tendiente a la justicia en muchos ordenes. No es que las cosas estuvieran funcionando relativamente bien para la mayoria y de pronto unos iniciaran una guerra (los senderistas) y otros defendieran la relativa paz de la mayoria (las fuerzas del estado). Ambos, como todos sabemos, cometieron muchos crimenes, pero no son agentes equiparables en un vacuum ahistorico. Esto es creo valido especialmente si diferenciamos los cabecillas de la tropa. Con justicia Guzman y otros senderistas, estan en la carcel. Lo mismo no ocurre con los cabecillas militares y del estado que promovieron la guerra sucia. Respecto al resto, creo que los miembros de la tropa tanto del ejercito como de los senderistas deberian ser juzgados caso por caso entendiendo la gran diferencia antes anotada: la guerra se produjo tambien porque la situacion de injusticia era para muchos peruanos intolerable.
Gustavo,
Espero que no me acuses de “acallar el debate” en este espacio.
1. No hay “borrón y cuenta nueva” en el caso de Mónica Feria. Ella estuvo casi un año en prisión, fue torturada, se enfermó de tuberculosis, casi la matan en la masacre de Castro Castro, y fue absuelta por un tribunal sin rostro. Tu actitud ante estos hechos parace ser ignorarlos o decir “¿Y? Eso no importa”. No es esta una actitud que se condiga con la reconciliación.
2. Haces una separación engañosa. Las reglas que rigen en el plano legal no se aplican en el plano moral. En el plano legal una persona tiene el derecho a la presunción de inocencia y a no autoinculparse. En el plano moral sería todo lo contrario: se consagraría la presunción de culpabilidad y una persona tendría que responder “sí” o “no” pues el negarse sería una admisión de culpabilidad. Lo perverso del senador McCarthy no era que preguntara con un “sí o no”, sino que al acusado se le negaba derecho a no responder. Su negativa a contestar equivalía a una admisión de culpabilidad. Este procedimiento no sólo no era legal, sino que no era moral. Como bien diría Bill Clinton sobre estos hechos“that was wrong”. Aún así, y a pesar de que dijiste que no te había contestado, Mónica te ha contestado “no” a tus preguntas. Tú no le crees. Entonces ¿de qué ha servido insistir en las preguntas?
3. Como no le crees, procedes a armarle un perfil negativo en base a vuestras discrepancias sobre lo que pasó en el Centro Federado de Letras y afirmas que Mónica miente. El tema no se queda allí, pues de allí extrapolas y anulas todo lo que tenga que decir, con lo cual de hecho has criminalizado su posición sobre vuestas discrepancias de lo que ocurrió hace tiempo. Mucha gente tiene discrepancias sobre hechos del pasado y se podría acusar (mutuamente) de mentir. Eso no la hace criminal. Una cosa es recuperar la memoria; otra, muy diferente, es criminalizar a alguien por no coincidir en las versiones de un hecho del pasado.
4. Has ignorado completamente su condena a Sendero Luminoso, a Abimael Guzmán, a masacres como la de Lucanamarca, que calificó como crimenes de guerra, y su disposición a ayudar a las víctimas de Sendero Luminoso. Si has ignorado estas declaraciones o no les das credibilidad alguna, pongo en duda que tu actitud cambiara si ella te dijera “Sí, Gustavo. Estuve en Sendero Luminoso. Me arrepiento por ello y pido perdón a todas las víctimas que contribuí a causar”. Sospecho que tampoco te sería suficiente, a pesar de que esto es, supuestamente, lo que te conformaría.
5. Más allá del caso de Mónica Feria, me preocupan los principios que estamos aceptando. Para mí es muy claro que se debe ser intransigente en la condena al terrorismo y a la muerte, pero creo de verdad que nos estamos dejando llevar por un espíritu de linchamiento, acrítico e irrespetuoso de derechos individuales básicos. “Esas son leguleyadas. ¡A la horca!”. Se suponía que estábamos en un país de postguerra y que queríamos salir de las lógicas maniqueas. Lamento comprobar que seguimos como antes.
6. Creo, finalmente, que no estuviste fino en tergiversar mi posición sobre el tema como un intento de prohibición. Una cosa es participar en un debate con una opinión que propone por donde debe ir el debate, y otra, muy distinta, es acallarlo.
Silvio
(disuclpen la falta de tildes).
/////
La verdad, Silvio, si no me referi a ningun caso particular, fue justamente porque no queria regresar al caso de Monica Feria. Precisamente, porque creo que tiene todo el derecho del mundo a no responder si o no. Pero desde que le hice esas preguntas, como te consta, no solo tu insistes en compararme con McCarthy, sino que una serie de comentaristas anonimos, que tu has tenido la gentileza de filtrar en tu blog, como yo los he filtrado en el mio, pero que han encontrado espacio en otros, me han comparado con cuanto criminal fascista ha habido en esta tierra, y han caricaturizado mis preguntas. Y su argumento ha sido que nadie tiene derecho a remover la herida y a preguntar por el pasado de las personas que alguna vez hayan tenido posiciones radicales. Yo creo que tengo todo el derecho del mundo a hacerlo. Lo hago con mi firma y con mis convicciones. Son las mismas convicciones que me llevaron a incluir a un miembro de Sendero Luminoso entre los autores que reuni en mi antologia Toda la sangre. ?Es esa la actitud de un macartista cazador de brujas?
Publicar un comentario