21.2.08

Adiós

Hoy murió el buen José B. Adolph

José Adolph fue una de las pocas personas a las que no dudaría en llamar un amigo a pesar de no haberlo visto jamás en persona.

Salvo una vez, cuando yo era cachimbo: lo vi trepándose a un bus en la puerta de la Católica, y alguien me dijo que ese era él: jamás lo había leído, sabía poco sobre Adolph, pero era, creo, el primer escritor de verdad al que veía en mi vida.


Más de veinte años después, José empezó a escribirme con frecuencia, comentando en secreto, con su humor renegón pero empático, con esa especie de malicia sin maldad que era el tono más común de sus emails, las idas y venidas de este blog y de los otros.

Luego me incluyó en una lista suya de correos en la que dejaba chistes y chismes y bromas y enlaces extraños casi todos los días. Andaba colgado de internet, bajaba videos, encontraba las páginas más increíbles y las compartía con todos sus amigos.


Una vez le pedí un libro suyo imposible de encontrar en librerías. Se ofreció a mandármelo. Yo estaba en Maine y no quería hacerlo correr con los gastos de envío, así que le pedí a mi amiga Etty, la mamá de mi esposa, que pasara por la casa de José en Lima para recogerlo.

Cuando Etty llegó,
José la estaba esperando con un paquete de cinco o seis libros suyos que quería regalarme, y todavía le dio copias adicionales a Etty, y la invitó a quedarse un rato, y en medio de la conversación terminaron por darse cuenta de que el papá de Etty --judío como Adolph, en Lima, una ciudad con tan pocos judíos-- había sido amigo de José muchísimos años atrás.

"Yo hace tiempo que dejé de sentirme judío, pero a la vejez he vuelto a encontrarme con todo eso, y estoy como aprendiéndolo de nuevo", le dijo.

Siempre es una cosa triste perder a un amigo. Es una sensación extraña perder a uno al que no se tuvo nunca la oportunidad de abrazar o de tener cerca. Quiero aprovechar este texto y hacérselo llegar a José como si fuera ese apretón de manos que nunca le di.
Shalom aleichem, José. Alav hashalom.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

CASTIGO

RODOLFO YBARRA dijo...

Una vez en la casa de un amigo -hace muchos años- conversamos de Rabelais. Aquella noche no hubo mayores acuerdos. Fue interesante discrepar con el maestro. Nos queda sus recuerdos y sus libros.
En español: La paz sea contigo.

Anónimo dijo...

salaam-alaykum, josé

Eduardo Gonzalez dijo...

Comparto la pena. Pepe era no solo un entranable escritor, sino -mas importante- una persona decente y querible.

schatz67 dijo...

Conocí de cerca a José B.Adolph a mediados de los 80´s en el Instituto Goethe.El era el encargado de editar el suplemento cultural llamado "Lima Kurier".Mi primer contacto con él reconoció inmediatamente el humor mordaz que lo caracterizaba y que no vacilaba en poner contra si mismo cuando la ocasión lo ameritaba;ejemplo de esto se dió cuando una vez hojeaba una edición del suplemento y me dijo" ni se le ocurra llevárselo,es tan malo que no sirve ni para envolver pescado".

Disfrute mucho de su versada afición a la literatura,la música y el cine.Las tertulias con él eran interminables y aunque no lo reconocía públicamente estaba orgulloso de su hijo Allan, magnífico futbolista y espíritu libre a quien tuve oportunidad de conocer durante esos años.

Un personaje inclasificable y entrañable, un buen tipo por donde se le mire.

Saludos

Jorge