26.9.08

Respondiendo al profesor Huamán, 2

Sobre dependencia, mercado y neoimperialismo

(Viene de aquí…)

En el párrafo siguiente, el profesor Huamán vincula su equivocada reflexión sobre el noble savage y la leyenda negra con la situación del Perú de hoy. Luego de escribir que “ambas lecturas refuerzan nuestra condición de formaciones sociales dependientes”, añade lo siguiente:

“Esta situación no ha desaparecido con la Independencia ni con el inicio del siglo XXI, sino que se ha mantenido como postcolonialismo, cuyo rasgo básico consiste en promover el mismo tipo de mirada sobre nuestras sociedades, pero mediada por criterios de mercado. Por ejemplo, la literatura peruana que más vende es precisamente la narrativa de la subjetividad que recrea las experiencias en drogas y sexo de los sectores juveniles marginales o acomodados indolentes. También, complementariamente, aquellos relatos que presentan los actos de violencia terrorista y de violaciones de derechos humanos, cuya persistencia se presenta como rasgo de atraso y decadencia”.

La primera afirmación del profesor Huamán en esta cita, conjugada con su diagnóstico del Perú como “formación social dependiente”, resulta una extraña combinación de dos teorías en gran medida discrepantes: por un lado, la teoría de la dependencia, que tuvo su auge entre los cincuentas y los setentas, y que afirmaba que los países llamados periféricos tenían asignado un rol secundario y ancilar en la economía mundial, de modo que no podían aspirar a ser más que sociedades reflejas, abandonadas en manos de las potencias que ocupaban el centro del sistema. De manera quizás involuntaria, esa teoría acababa por eximir de mayores responsabilidades en el atraso de los países más pobres a las clases dominantes de esos países: la culpa no era interna, porque la pobreza y cualquier desequilibrio era producto del sistema mundial. Estoy seguro de que, si lo piensa dos veces, el profesor Huamán no querrá seguir defendiendo esa idea.

Por otra parte, el profesor Huamán parece incorporar a esa teoría una mirada, en verdad muy idiosincrásica, de la teoría postcolonial. El profesor llama “postcolonialismo” a la sobrevivencia de la estructura ideológica, política y social del mundo colonial en la relación contemporánea entre las naciones antes colonizadas y los Estados metropolitanos. Dice que lo único que ha cambiado es que la relación se encuentra hoy “mediada por criterios de mercado”.

En verdad, eso tiene muy poco que ver con los hallazgos y los conceptos de la teoría postcolonial (que se interesa, más bien, en estudiar la manera en que las sociedades antes coloniales o de alguna manera aún hoy dominadas, lidian con el problema de formular o reformular sus identidades nacionales, y por construir discursos que desmonten la lógica del colonialismo). Las ideas de Huamán corresponden más bien a explicaciones economicistas (es decir, nociones desarrolladas por sus tan temidos “científicos sociales”) de mediados del siglo pasado, que proponían el concepto de “neoimperialismo” para explicar las nuevas formulaciones de la relación entre centro y periferia.

Pero es el razonamiento posterior del profesor Huamán el que implica un verdadero salto acrobático. Como ejemplo de cómo funciona el neocolonialismo en alianza con el mercado, mi colega ofrece lo que para él parece ser una verdad evidente. Dice que es debido a esa alianza que “la literatura peruana que más vende es precisamente la narrativa de la subjetividad que recrea las experiencias en drogas y sexo de los sectores juveniles marginales o acomodados indolentes”.

Entendámonos: lo que afirma el profesor Huamán es que el estereotipo del noble savage (como vimos ayer, muy mal entendido por él) y las construcciones producto de la “leyenda negra” (comprendida por él incluso con menos claridad), mutatis mutandis, se han transfigurado, por obra y gracia del mercado, en la producción de obras literarias que hablan de “drogas y sexo” en la sociedad peruana, promovidas y fomentadas por el diabólico neoimperialismo.

La primera pregunta que viene a la mente es esta: si el profesor Huamán, hasta allí, ha estado hablando del centro y la periferia, esgrimiendo argumentos tomados de la teoría de la dependencia y los discursos que denuncian el neoimperialismo (sobre todo el americano), y luego coloca esto como ejemplo, ¿debemos, para creer en lo que él dice, suponer que son el neoimperialismo y las grandes metrópolis las que hacen que las obras literarias peruanas que lidian con temas como “las drogas y el sexo” se multipliquen hasta ser mayoritarias y encuentren una respuesta acogedora en el lector peruano? ¿Está el lector peruano especialmente ávido de verse a sí mismo como un ser corrupto y deleznable? ¿Y eso se debe a la influencia del mercado y el neoimperialismo? ¿Acaso escribir sobre sexo y drogas implica necesariamente una mirada degradante del peruano o de la sociedad peruana? (El dejo mojigato y conservador de la afirmación del profesor Huamán lo trataré más adelante).

Una pregunta suelta: ¿cómo explicaría el profesor Huamán que las obras sobre “drogas y sexo” sean igualmente populares en todo el planeta, en casi cualquier lengua, incluyendo las de esas metrópolis que, según dice, están interesadas en promover esta literatura para menospreciar a los países periféricos y mantener así su poder sobre ellos?

Dejemos esto todavía más claro: ¿debemos suponer que la poesía de Carmen Ollé, Jorge Eduardo Eielson o Rocío Silva Santisteban, las ficciones de Santiago Roncagliolo, Sergio Galarza, Fernando Ampuero, Oswaldo Reynoso y un inmenso etcétera, han sido producidas, editadas y han encontrado aceptación en el Perú simplemente como efecto de una conjunción de fuerzas relacionada con el neoimperialismo y nuestra dependencia del circuito económico mundial? ¿Dónde queda, en la mirada del profesor Huamán, el hecho de que el contenido ideológico de las obras de todos esos autores sea radicalmente distinto e incluso que sean obras antagónicas por definición? ¿O es que ese contenido ideológico acaso no tiene peso alguno en la manera en que el lector va a relacionarse con la obra?

Hay algo incluso más criticable. Junto a las novelas sobre “drogas y sexo”, que tanta repulsa le causan al profesor, mi colega cita también otro caso de novelas que ocupan un lugar central en la producción literaria peruana, según él gracias a la misma conjunción de mercado y neoimperialismo: “aquellos relatos que presentan los actos de violencia terrorista y de violaciones de derechos humanos, cuya persistencia se presenta como rasgo de atraso y decadencia”. El profesor Huamán ofrece algunos ejemplos: menciona obras de Alonso Cueto, Santiago Roncagliolo, Félix Huamán Cabrera, Enrique Rosas Paravicino, Dante Castro y Luis Nieto Degregori.

Aunque distingue entre ellos formalmente (a unos los llama postmodernos, a otros indigenistas, a otros modernistas), el profesor olvida señalar, una vez más, las profundas discrepancias ideológicas: en esa nómina hay izquierdistas moderados, conservadores, maoístas radicales, etc., pero mi colega pasa por alto el detalle: para él, todos los mencionados montan la misma ola y coadyuvan al fortalecimiento del mecanismo de mercado neoimperialista, pues es ése mercado el que se interesa en promover la idea de que los peruanos vivimos en un mundo de “atraso y decadencia”. El profesor prefiere no aclarar cómo es que el mercado neoimperialista ha contribuido a la difusión de las obras de Dante Castro, Luis Nieto o Félix Huamán Cabrera.

Aquí cabe proponer algunas preguntas cruciales: ¿por qué haría mal la literatura peruana en señalar y criticar la pobreza endémica de su sociedad, o la decadencia patente de sus clases directrices? ¿No es acaso relevante que esa denuncia se formule desde todos los puntos del espectro político? ¿Y cuál podría ser el interés del mercado (para no hablar del neoimperialismo), en que la sociedad peruana reflexione constantemente sobre sus problemas más graves?

(Continuará…)

10 comentarios:

Jorge Frisancho dijo...

Al anónimo de ayer: sí, ese "nosotros" debe entenderse simbólicamente como la comunidad nacional -pero es precisamente la idea de la comunidad nacional, descrita de esa manera, lo que me parece problemático en este contexto. Creo que cualquier ejercicio crítico que quiera explorar temas de colonización y subordinación en el espacio cultural andino necesita incorporar, indefectiblemente, la idea de que "nosotros" es un pronombre inapropiado para muchos procesos. De hecho, en la historia cultural del Perú, "nosotros" ha sido con frecuencia la máscara de un discurso subordinador y colonizador.

Otrosí, claro que creo que el artículo de Spivak debe leerse todavía, y siempre. Es eso lo que quise decir: ya tiene veinte años, y aún hay quien escribe sobre estos temas como si no existiera.

Anónimo dijo...

Te cito cortado yo tambien>
"Una pregunta suelta: ¿cómo explicaría el profesor Huamán que las obras sobre “drogas y sexo” sean igualmente populares en todo el planeta, en casi cualquier lengua, incluyendo las de esas metrópolis que, según dice, están interesadas en promover esta literatura para menospreciar a los países periféricos y mantener así su poder sobre ellos?"

No seas quinceañera Faverón, el sistema reproduce el mismo patrón para enajenar a la población en países ricos o pobres. La diferencia está en el ingreso per cápita, nada más. También al interior de tu país de adopción funciona así, cl;aro, en el real world, no entre los claustros de un College de gente pituquita.

Anónimo dijo...

Dante Castro en el GCC

"Volvamos a lo literario. El antagonismo (entre escritores) tiene un refuerzo mediático innegable. Los medios califican a una literatura "buena" y descalifican a la "mala" (la social, andina, amazónica, etc.). Afirman la existencia de una, niegan la existencia de otras. Privilegian al decidor de nada, al ecléctico, al despolitizado. El nadaísmo y la banalización del mundo tuvieron su década: los noventa. Ya terminó.
Hoy -desde la polémica de Madrid- le hemos dado vuelta a la página. Vendemos fuertes cantidades en colegios. Y casi todos somos docentes de colegios. Lo mismo pasa en institutos pedagógicos y universidades nacionales. De ese boom de ventas no da cuenta la prensa burguesa. Es otro circuito del libro, muy ajeno a los barrios residenciales. El Perú lee. Pero Caretas para sacar "el libro más vendido" del mes, consulta a la librerías Crisol (Miraflores) y El Virrey (San Isidro). Compadritos Zileris, Miroques y demás yerbas, por ahí no pasa el pueblo a comprar libros. Repito: hay otros circuitos con mayores posibilidades de ventas y utilidades.
En otras palabras, no se trata de una polémica entre escritores "exitosos" y "fracasados". Gurúes de ventas masivas de libros, eminentes premiados, ínclitos antologados, no pueden calificarse de "fracasados". La polémica viene por otras razones que algunos (pocos) se niegan a ver."

Anónimo dijo...

Amadísimos hermanos en Dios todopoderoso, veo compungido que os dejáis llevar por la ira infraterna y que os parecéis de más en más al Chato Hildebrandt que cree que es el único ser terrenal poseedor de la razón que en este valle de lágrimas existe y que todos sus prójimos son unos webones, contraviniendo en tan desventurada manera con el más elevado precepto de la ley divina cual es el amar al prójimo como a sí mismo. No propiciéis con vuestros desamorados actos que la ira del Altísimo termine por caer sobre vosotros como merecido castigo al desoír estos sanos preceptos de convivencia que deberían adornar esta vida prestada a la par que efímera que nos ha sido concedida por gracia bondadosa del Señor, rey de reyes y haz luminoso de misericordia.
Que la paz reine por siempre en vuestros corazones amadísimos hermanos.
Cristiano Ron Aldo.

Ricardo Mendoza Canales dijo...

Impecable exposición. Sólida, clara y bien argumentada. Una buena muestra de close reading.

Jorge Frisancho dijo...

Anonimo que tambien cita cortado: me parece que estas cambiando el tema pues hermano. Si estamos hablando de que el "sistema" reproduce el mismo patron para enajenar a la gente en los paises ricos y en los paises pobres, y si "la diferencia es el ingreso per capita nada mas", entonces ya no estamos hablando de colonialismo, sino de algo menos especifico a paises como el Peru.

Digo nomas.

Anónimo dijo...

Claro, Mendoza. Close reading que cuando se lo hace a él responde insultando y pateando. Que clase de lectores más acríticos... Pero bueno, a tal señor,tal honor.

Anónimo dijo...

Did you say close reading, or closed reading?

Anónimo dijo...

El profsor Huamán es como un ejemplar típico a estudiar de lo que es el "moralismo" marxista. El de Stalin que destruyó a Issac Babel, a Ana Acmatova, a Meyerhold, a Maiakoski, a Pasternak, y puede seguir nombrando a grandes de la cultura rusa que fueron asesinados, torturados, acosados por el estalinismo. El argumento el mismo, inmoralidad peqyeño burguesa. En Cuba pasó lo mismo con Reynaldo Arenas. Si en Perú hubiese triunfado el Senderismo, es inimaginable lo que hubiese podido pasar. Un cuento fantástico genial sería el juicio de un tribunal del pueblo presidido por Miguel Gutíerrez y entre los que estaría Huamán, por supuesto, juzgando a Oswaldo Reynoso por el delito de ser Hompsexual. Al final del cuento luego de condenado Reynoso, con argumetos de moralia al esilo Huamán, que esgrimira como prueba "El goce de la piel" el condenado Reynoso sería enviado al penal de Chapalca en Puno, por subvertir la moral revolucionario. Y allí cual Oscar Wilde, Rynoso escribiria una segunda versión de Los Eunucos inmortales. Pero ya sabemos quienes serían uno de los nuevos eunucos: Huamán.

Anónimo dijo...

Oye último, mano, al menios mencionate también las persecuciones maccarthistas, digo pa que no suenes como un derechista de m, y entres al olimpo del pensamiento objetivo.