30.9.08

Respondiendo al profesor Huamán, 9

Sobre filiación y afiliación. Final

(Viene de aquí...)

Cito extensamente pasajes posteriores del ensayo del profesor Huamán. Dice:

“El estudio de Gustavo Faverón tiene como título «El principio de afiliación»* y utiliza un concepto propuesto por Edward Said... Faverón sostiene lo siguiente: «Las ficciones de los años de la violencia política en el Perú abundan en la noción de una filiación natural problemática, cuando no imposible; pero, en un giro que las distancia de Said, aquí la afiliación resulta, casi siempre, no la alternativa, sino la causa de la destrucción de las filiaciones naturales». ¿Qué significa «filiación natural problemática, cuando no imposible»? ¿Por qué afirmar que la afiliación que causa la «destrucción de las filiaciones naturales» constituye un giro que se aleja de Said? Tal vez, en el primer caso, no se ha entendido correctamente qué es una filiación y, en el segundo, se ha obviado que Said señala exactamente que las afiliaciones tienden a reemplazar a las filiaciones”.

Quiero responder a esas primeras preguntas, antes de que la acumulación de imprecisiones acabe por confundir al lector. La primera pregunta de mi colega es “¿qué significa “filiación natural problemática, cuando no imposible”? En la mayor parte de los cuentos recogidos en Toda la sangre, uno de los rasgos más recurrentes es la representación de familias atomizadas, de relaciones filiales destruidas como consecuencia de la guerra, y singularmente como consecuencia de la afiliación al senderismo de muchos de los protagonistas.

Eso ocurre, por ejemplo, en “Una vida completamente ordinaria”, de Miguel Gutiérrez, donde el personaje ha decidido que la opción de la clandestinidad supone la pérdida de la posibilidad de formar una familia. Sucede también en “Cirila”, de Carlos Thorne; en “El cazador”, de Pilar Dughi, donde la relación entre padre e hijo es cercenada por la forzosa inclusión de ambos en las filas de Sendero Luminoso; en “El padre del tigre”, de Carlos Eduardo Zavaleta y en “Por la puerta del viento”, de Enrique Rosas Paravicino, relatos, ambos, en los que un padre (natural en el primer caso, adoptivo en el segundo) enfrentan la posibilidad de cancelar el vínculo familiar con sus hijos debido a la opción violentista de ambos, es decir, debido a su afiliación a la subversión. Con diferencias ideológicas evidentes, el fenómeno se repite, en la dirección opuesta, en “Pálido cielo”, de Alonso Cueto, donde es el hijo quien ve el lazo familiar amputado tras el ingreso de sus padres y su hermano en el movimiento clandestino. En todos esos casos, es la relación de filiación la que se hace trizas debido a que los personajes anteponen a ese vínculo la nueva relación de afiliación al grupo político.

Luego se pregunta el profesor Huamán “¿por qué afirmar que la afiliación que causa la «destrucción de las filiaciones naturales» constituye un giro que se aleja de Said?”. Curiosamente, la mejor manera de responder a esa duda, muy legítima pero muy despistada, es recurrir a la respuesta que ofrece el mismo profesor Huamán a continuación. Escribe mi colega:

“[Said] entiende que a fines del siglo XIX y comienzos del XX se produce un cambio en la sociedad y la cultura, que obras como Tierra baldía, Ulises, Muerte en Venecia y otras expresarían la crisis de la filiación. Como apunta Said: «Parejas sin hijos, niños huérfanos, nacimientos abortados y hombres y mujeres incorregiblemente célibes pueblan con asombrosa insistencia el mundo del modernismo refinado, todos los cuales dan a entender las dificultades de la filiación» (31). Pero ello conduce al surgimiento de nuevas afiliaciones: «La única alternativa diferente parecían ofrecerla las instituciones, asociaciones y comunidades cuya existencia social no estuviera garantizada de hecho por la biología, sino por la afiliación»”.

Cualquier lector avisado habrá visto ya la diferencia, pero prefiero hacerla explícita para que la entienda mejor mi colega. La diferencia entre lo que Said propone para la novela modernista europea y lo que yo descubro representado en la ficción de la violencia política peruana, reside en el vínculo causal entre la disolución de las filiaciones y el surgimiento de las nuevas afiliaciones. Said, en efecto, encuentra que las nuevas afiliaciones son una alternativa ante “las dificultades de la filiación”. Es decir, en Said, la afiliación viene después y es un recurso alternativo posterior a la destrucción de las filiaciones naturales, es decir, al vinculo trizado de la familia. Lo que yo hallo en las ficciones de la violencia política funciona en el orden inverso: la destrucción de las filiaciones naturales no es causa, sino consecuencia de las afiliaciones (muy particularmente, de la afiliación de los sujetos a la subversión): el ensanchamiento de la brecha generacional entre padres e hijos y la disolución de la filiación sobrevienen cuando, casi siempre, los hijos deciden incorporarse al movimiento clandestino, que les ordena abandonar el vínculo familiar. (De nuevo, los ejemplos están en los relatos de Dughi, Thorne, Gutiérrez, Rosas Paravicino, Zavaleta, etc. Un contraejemplo interesante se encuentra en “La casa del cerro El Pino”, de Óscar Colchado Lucio, donde la filiación se mantiene a pesar de la afiliación subversiva).

Yo mismo explico, en un párrafo que el profesor Huamán cita, que la presencia “invasiva” de Sendero Luminoso “en pueblos y hogares era la disrupción de toda normalidad genética. El senderista –ese monje laico cuya mente funcionaba de acuerdo a principios desconocidos... era la encarnación de un movimiento ajeno a las formas tradicionales de filiación natural y afiliación comunitaria”**. Es decir, no el fenómeno que explicaba Said, aunque sus categorías --filiación y afiliación-- sean todavía útiles para el análisis, sino el fenómeno inverso. Curiosamente, el profesor Huamán critica la utilización, según él, mecánica y no matizada, del análisis de Said en el caso peruano, cuando es él quien no comprende que las categorías de Said puedan ser todavía productivas si uno reconoce primero las diferencias entre el corpus que investiga el crítico palestino y el que estudio yo en la introducción de Toda la sangre, en el que las mismas categorías subsisten, pero su relación causal se invierte.

No quiero extender esta respuesta infinitamente. Dado que los párrafos finales del ensayo del profesor Huamán se sostienen sobre esa lectura errada de mi texto en relación con el de Said, además, resultaría sin duda reiterativo comentarlos. En resumen, el profesor Huamán ha hecho una lectura prejuiciosa de mi ensayo, adelantando opiniones sin sustento, como aquella acusación del interés comercial, o la idea de que la proliferación de la literatura sobre la violencia política responde al deseo de reforzar mecanismos neoimperialistas o neocolonialistas. El lado teórico de su argumentación resulta anodino, pues se levanta sobre la incomprensión tanto de las categorías que él maneja (las de Anderson), como las que quiere criticar en mi ensayo (las de Said). Sus observaciones acerca de la invención del corpus de la narrativa sobre la violencia política carecen de sustento, o son incompatibles, en todo caso, con la mención que hace de otros corpus que no debería juzgar menos arbitrarios. Quisiera encontrar en su argumentación puntos que corrijan o enriquezcan mis propias ideas sobre el tema, pero lamento decir que me ha sido imposible.

* Otro error: el ensayo se titula “El precipicio de la afiliación”.

** Cuando digo que la extensión de la afiliación senderista causa la “disrupción de toda normalidad genética”, me refiero, como es evidente, a la normalidad genética de la filiación: genético, en este caso, significa “relativo al origen”. El profesor Huamán no comprende ese sentido transparente (segunda y cuarta definiciones del adjetivo “genético” en el diccionario de la RAE) y eso lo conduce a acusarme de determinismo biológico y a preguntarse, sin sentido ni elegancia alguna: “¿acaso los «indios» están afincados a la tierra porque sus cromosomas lo establecen?” No, profesor Huamán, nadie está hablando de cromosomas.


14 comentarios:

Anónimo dijo...

que la argumentación esté errada no quiere decir que no hayas tenido intereses comerciales al hacer la antología, de la misma manera que el no haber pruebas no convierte en inocente a un asesino.

Rodo

Anónimo dijo...

Las muchedumbres paupérrimas y las clases medias a lo largo y ancho del hemisferio occidental están prestas a guillotinar a María Antonieta por su irresponsabilidad y falta de escrúpulos de quemar el 'cake' que había prometido haría rico y libre a Raymundo y todo el mundo, y usted, cargado de calculadoras y modernas computadoras, sigue en su chaca chaca, sumando y multiplicando, restando y dividiendo, para saber si la liebre finalmente alcanzará a la tortuga, o si la jicotea a carcajadas se saldrá con la suya..!
En otras palabras: se desploma el muro de Berlín en Wall Street, y mister Faveron insiste en ser Huamán..!

Saludos

Anónimo dijo...

bueno, ahora que la dolorosa vivisección del profesor Huamán ha terminado, es consecuente preguntarse por qué Marcel Velázquez y la gente de Ajos y Záfiros publicó un texto con tantas deficiencias.


Gonzalo

Anónimo dijo...

Lo único que estás demostrando con toda esta andanadas de "respuestas" a Miguel Angel Huamán es que eres como Bayly, una mariquita picona, intolerante ante la crítica. Me das pena.

Mondoñedo

Anónimo dijo...

muy precisa pregunta, señor "Gonzalo", esa agudeza me hace recordar a cierto amiguete del prof. Velázquez... uhmmm... uno blogger... ya saben quién es.

Anónimo dijo...

Estos dimes y diretes, rencillas por escrito, son bien aburridos e imposibles de leer. Mejor me voy a leer una novela de Bayly, que no es un maestro, pero si escribe bien.

Anónimo dijo...

esta entrada de wikipedia es genial, parece hecha por ti, Gustavo, irónicamente, por supuesto:



""Rodolfo Ybarra, (Lima, 1969), poeta, artista y estudioso peruano cuyos textos multitemáticos realzan el caos y manifiestan una clara influencia del barroco y rococó.

En sus primeros trabajos mostraba un nihilismo que lo alejó un tiempo de los círculos literarios, siendo un outsider, no sólo de la literatura peruana sino latinoamericana. La crítica dividida ha mostrado desacuerdos con su obra insular. Solo revistas especializadas consignan sus poemas, sin embargo en internet circulan innumerables trabajos de este prolífico autor.""

Anónimo dijo...

Ybarra con influencias barrocas y rocococas??

y yo que lo creia churrigueresco....

Anónimo dijo...

Clap, clap, clap, magnífico, Gustavo, siempre eres perfecto, nunca te equivocas. No hay que creer en ideas. Tu has abreviado el camino a ella. Solo basta seguirte y sé estará siempre en lo cierto.

Anónimo dijo...

Ah, te sugiero la experiencia de verificación de palabra de los comentarios de tu blog. No solo atenta contra la paciencia, sino que se coloca así de complicada para que los enagenados se exasperen y no la escriban. Podría haber descubrimientos interesantes...

Anónimo dijo...

Enough already with the easy targets.

Anónimo dijo...

¿Cuando vuelven los temas más variados? Ya, pues, fav.

Anónimo dijo...

Eso del dialogismo, de la discusión ahora suena una vez más a simple teoría y palabrería, porque todos los post en torno a la crítica del artículo de MAH, son sobre todo una reacción rápida ante un estímulo cualquiera -cualquiera puede hacer lecturas "críticas" como tú lo haces, no hay nada inteligente en seccionar y establecer otro marco de referencia distinto en esa crítica-, mas no te preocupes Faverón, no se trata de ti solamente, como en todas las cosas. Otra vez me queda como "floro" eso de la discusión científica, con esto, mejor que se abstengan.

Anónimo dijo...

Artìcuko de HUamàn, aqui.