Acusaciones tropicales y tropicalias cariocas
Me cuentan que durante mi viaje a Brasil el colorido y galimatesco blog de Víctor Samuel Rivera publicó un post sobre mí y particularmente sobre el contenido de mis últimos posts, los referidos al profesor Eduardo Hernando Nieto y su cariño por los intelectuales de extrema derecha que él agrupa alternativamente bajo las etiquetas de la "metapolítica" y la "revolución conservadora".
Me dicen que el post de Rivera era poco menos (o poco más) que una acusación de complot y conjura concertada contra el profesor Hernando. No tengo la menor idea de cómo alguien puede sustentar una acusación tan atrabiliaria, pero me interesa mucho responderla.
Por eso lamento que Rivera haya retirado su propio post, sin darme la oportunidad de contestar. Desde aquí le pido que lo vuelva a colocar en su blog, o que me lo envíe. Creo que si hizo público un ataque contra mí y ese ataque tuvo lectores, yo tengo todo el derecho del mundo a saber su contenido literal y a responderlo.
(Rivera tiene actualmente en su blog un texto en el que me llama "difamador". No quiero ser circular ni soltar ideas que se muerdan la cola, pero, teniendo en cuenta que en ese texto no se dice por qué sería yo un "difamador", bien puede ser ese ataque, en toda la regla, un caso notorio de difamación. No se me puede culpar, entonces, de sospechar que el otro texto, el ahora eliminado, lo fuera también).
Por otro lado, estas casi tres semanas en Brasil han sido muy buenas, muy saludables y tan relajantes como educativas. En los próximos días, volviendo a la literatura, les estaré contando sobre mi nuevo entusiasmo por Hilda Hilst y Joao Gilberto Noll, así como acerca de mi renacida afición por Graciliano Ramos y Machado de Assis. La literatura brasileña es un universo mayúsculo y mayúsculamente desatendido en el mundo hispano.
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7 comentarios:
Señor Gustavo Faverón.
Blogger de "Puente Aéreo".
Presente.
De mi mayor consideración:
Afortunadamente, los seres superiores que habitamos la tierra de Thule tenemos una memoria perfecta e infinita. Adjuntamos en los siguientes comentarios el texto de Víctor Samuel Rivera al que usted alude.
Aprovechamos la oportunidad que nos ofrece su leído para informar al público en general que nosotros, los seres primordiales, quienes habitamos la Tierra desde tiempos immemoriales, no tenemos relación alguna con los señores Eduardo Hernando, Víctor Samuel Rivera. Tampoco sabemos de ningún contacto que hayamos tenido con el señor Julius Evola quien ha estado usurpando nuestra representación para difundir un par de idioteces.
Para nosotros, todos ellos -- al igual que cualquier ser humano -- son seres inferiores e insignificantes, con escaso temple y rudimentarias costumbres, de manera que poco interés tenemos en interactuar con tal tipo de individuos. Por algo somos primordiales y superiores y, como comprenderá, poco nos interesaría hacer diferencias entre tirios y troyanos o entre gentiles y judíos.
Atentamente,
La junta permanente de Seres primordiales.
Gustavo Faverón Et Caetera omnes
Aclaraciones sobre los difamadores
De Eduardo Hernando Nieto y La Coalición (I)
Víctor Samuel Rivera
Consejo: Ponga el video del Emperador y úselo de banda sonora mientras descubre las ruinas de Faverón, parte I.
Introito
A mis lectores les consta que esta columna está exclusivamente dedicada a la filosofía. Es una bitácora filosófico-personal, donde lo personal complementa, pero nunca substituye, la materia filosófica. Eso se debe a un doble compromiso, uno con la Biblioteca Virtual Saavedra Fajardo de Murcia que cuelga los textos (y allí no se puede publicar “bullshit”), el otro conmigo mismo, pues el blog es mi caja personal de herramientas para trabajar en filosofía: Son mis apuntes de trabajo. Por ello no me preocupa si las multitudes comprenden lo que escribo; los lectores pueden ser pocos o muchos; a mí me basta con que sean los lectores adecuados. Estos lectores, que son mis compañeros de ruta, esperan hoy una columna de filosofía, pero voy a decepcionarlos. A los colegas y estudiantes de filosofía que siguen mi camino, les imploro que me perdonen usar de esta bitácora para algo diferente unos días. Por razones de espacio, voy a hacer este uso de mi blog al menos dos o tres veces antes de volver al rumbo normal.
Resumen de estos posts:
El motivo de esta excepción es una serie de acusaciones y ataques por Internet al Dr. Eduardo Hernando Nieto. ¿Sabían los lectores que esto se realiza concertadamente en el periodo en que éste debe renovar su condición de docente de Derecho en la Pontificia Universidad Católica del Perú? ¡Oh, qué casualidad! La campaña corresponde directamente a Gustavo Faverón, pero debo decir que también a otros blogs liberales que han obrado de manera aparentemente concertada y deliberada, con vínculos de diversa índole que será fácil notar en la secuencia. Lo que realmente me ha colmado es la acusación más reciente a la fecha (aparecida en un blog coaligado con Faverón) de que Eduardo Hernando Nieto (y yo) instigaríamos a alumnos o jóvenes a cometer vandalismo por Internet, con la insinuación de que nos coludimos para agraviar (por Internet, ¡o sea, ¡nosotros!) a Salomón Lerner Febres, un ex rector de la PUCP. Sin duda, una acusación grave, que corona la torta. En el camino, se ha primero vandalizado la página de Wikipedia referida al Dr. Hernando para luego proceder a un borrado expeditivo, para hacer escarnio de ello luego en los mismos blogs que lo difaman.
Advertencia:
No habrá copia de esto en pdf, pero sí video y formato habitual. Durante una temporada la serie será accesible en “destacados de Anamnesis” para el que quiera leerla completa.
Índice de materias de éste y los siguientes posts:
1. Insidia Faveronis et caetera omnes. 2. ¿De dónde peccata mía, sino de la sacristía? 3. Wikipedia, la enciclopedia libre de Faverón. 3. El caso del doctor Salomón Lerner Febres. 4. Defensa del Dr. Eduardo Hernando Nieto y su situación laboral en la PUCP
Insidia Faveronis et caetera omnis genus
En las últimas 6 semanas se ha venido atacando a mi amigo Eduardo Hernando Nieto de una manera sistemática, con un ritmo de varios posts por semana, desde diversas columnas liberales situadas en la Madre de las Democracias. En el camino, la campaña desatada se ha extendido también a humillar y zarandear moralmente nada menos que a un grupo de estudiantes, algunos casi unos adolescentes, el mayor de los cuales no sobrepasa los 23 años, sin duda una campaña intimidatoria contra ellos. Faverón ´da un trato especialmente agraviante a Sofía Tudela, una estudiante de la UARM de 20 años, cuyas ideas mezcla por arte mágico con la Revolución conservadora; evidentemente una maniobra difamatoria. ¿La clave de un ataque tan idiota? Los muchachos se reúnen a leer y discutir libros del judío Leo Strauss en la casa de Eduardo cada quince días. Son, pues, unos criminales. Hay que destruirlos –así razona el liberal- (¿Razona?).
En esta campaña se ha difamado sin piedad mi blog con Hernando, La Coalición, que es un modesto portal de filosofía política. Un portal donde escriben judíos, islámicos y… liberales. Los de la Gran Madre nos acusan de antisemitas, racistas e intolerantes. Parecen los alegatos de un enfermo de rabia. Los lectores pueden revisar el blog y constatar si los judíos, islámicos, etc. que escriben con nosotros son eso de lo que se nos acusa. Por lo demás, no hay nada allí que ofenda moral o personalmente a nadie y el blog ha demostrado estar abierto a toda clase de críticas, incluso sin filtro para los comentaristas (¡aprende Faverón!). Comparado con el blog más generoso de los liberales, una explosión de insultos, el nuestro es un silencio de convento, pero para los liberales nosotros somos antisemitas, racistas y demás. Como La Coalición es un proyecto internacional que dirigimos fundamentalmente Eduardo y yo, los ataques, pues, llegaron hasta mí también.
¡Ay, pobre de mí! ¡Oh Favero, casualidades madre! La semana anterior colgué una queja pública contra las difamaciones de Faverón. ¡Gran Madre! Un Hacker ha destruido mi computadora al día siguiente y esta semana han arruinado varios videos del archivo de mi blog. Un día contesté una infamia escrita por Faverón contra mis estudios sobre José de la Riva-Agüero y Osma, Marqués de Montealegre de Aulestia. El tipo me acusa de nazi por estudiar la obra del mentor de la PUCP (¡qué bruto hay que ser para eso!) y al día siguiente una mano invisible (ajá: ¡Una mano liberal!) había denunciado la mención de mi nombre en Wikipedia como autopromoción (¡qué casualidad!, ¿no Favero? ¡Ah Favero madre!). El último mes he recibido amenazas con mensajes de texto en mi teléfono; una andanada de agravios coprolálicos se ha sucedido ese mismo periodo y me han forzado a cerrar los comentarios libres de Anamnesis. Desde que se dio la discusión con Faverón, alguien entraba a mi blog a las 9 am y entre 5 y 6 pm todos los días a saturar el espacio de comentarios antedicho de palabras literarias estilo “mierda”, “vendido”, “cabro”, etc. Como diría el Conde Joseph de Maistre en alusión a la idea de Locke sobre la libertad: “Todo huele aquí a dinero”. Estamos, sin duda, en el mundo liberal.
¿Quiénes han estado en esto?: Al menos un par de señores que no son conocidos precisamente por sus sillas en el banquete del conocimiento: Gustavo Faverón et caetera, o sea, una polilla de las letras que vive confinada en un pueblito de la Madre de las Democracias y un amigo suyo que no sabe nada de filosofía, pero tampoco de metapolítica ni de ninguna materia académica de la que me quepa hacer nota. Una nulidad en el exilio, casi el flaco del flaco del mundo intelectual, aunque tal vez debía decir el gordo del gordo, pues ha esperado sobrepasar los límites de la balanza para rivalizar de tú a tú con Sofía Tudela, por ejemplo, una coaligada de 20 años que –si mal la genética no te ayuda, Faverón- bien podría ser tu hija.
Veremos algunos puntos en el orden del índice. Creo que al final cualquier ser humano razonable verá que todo es parte de lo mismo. Aquí hay mucho dinero, una infraestructura que asusta y un interés específico por excluir al filósofo político más importante del Perú de la Universidad que –al razonar del genio ¡Favero!, puesto que tiene el busto de un nazi, debe ser porque la universidad tiene inclinaciones nazis. No nos hagamos los sonsos: Es porque "no queremos tener nazis" que habría que retirar el busto de quien con su dinero hizo que la universidad exista, o destruir con repulsivos juegos de plabras la fama de uno de esos pocos intelectuales que hacen que la universidad subsista.
¿De dónde peccata mía?
Gustavo Faverón es un ex compañero mío de la Pontificia Universidad Católica del Perú. No recuerdo nada que lo haga meritorio de aprecio o crítica, salvo su blog, que es lo que se puede tener a la vista, una suerte de revista de insultos de tinte sionista. Este Faverón era lo que en nuestro grupo de alumnos jóvenes de la PUCP llamábamos “un trece”. Ahora que lo pienso mejor, habría que desclasificar de la oscuridad sus calificaciones para saber si realmente llegaba en promedio a tanto. Pueden desclasificar las mías y las de Hernando también si quieren. En la universidad, Faverón era la inversa misma de lo que podríamos llamar una "lumbrera". Era de los que no iban a la mesa de Letras, porque no tenían nada qué decir allí. Es de los que habría escrito un presocrático: “No saben pensar ni hablar”. Pero aprendió a hablar, y sin duda hablar es su negocio, pues es crítico literario. Pero, ¿sabrá pensar también? Que nos demuestre que en sus estudios posteriores sacó un catorce (14) y lo aprobaremos.
Bien. Nuestro trece, un buen día de fines de mayo e inicios de 2009, de buenas a primeras, sin aviso, demostró que era un experto en el pensamiento de Julius Evola. Casi nadie sabe quién es Evola. ¿Quién es Evola?: un antimoderno italiano a quien yo, coaligado y amigo de Hernando, sólo conocía de nombre. Pero resultó que Faverón era también un experto en los textos de la revolución conservadora, que sabía de los autores mayores, menores y aun nimios de la tradición de la metapolítica, con detalle del contenido y la historia de sus obras, o sea, un verdadero PHD. En otros términos: Faverón sabía tanto como Hernando, y sus posts dan cuenta de un cierto dominio de la materia. Yo mismo, a quien une una amistad de una década con Hernando, nunca he tenido el tiempo (ni las ganas) de leer a los autores metapolíticos. De chico, Onorio Ferrero y Fernando Fuenzalida me hicieron leer a René Guénon, pero los metapolíticos en general son autores extraños a la filosofía académica, además de no ser muy populares después de 1945. Todo lo que aparentemente sabe Faverón no se condice con su capacidad instalada para aprender tal y como yo la recuerdo.
En fin. Un día aciago de mayo de 2009 resultó que Faverón parecía haber hecho una maestría, qué digo, un doctorado en unos libros que con dificultad frecuentan o frecuentaron en Lima Fernando Fuenzalida, Onorio Ferrero y su pequeña escuela, de la que Eduardo Hernando Nieto es heredero intelectual. ¿Cómo hizo para leer tanto? ¿En qué tiempo –en su tiempo ocioso de literato- pudo acceder y leer lo que a Hernando le tomó –digamos- tres lustros? ¿Qué vitaminas toma Faverón? ¿Cuál es su dieta? ¿Qué se mete Faverón en el cerebro para darla tan rápido? ¿O se insertó una memoria biológica USB? ¿No será una especie de metapolítico que se está saliendo de a pocos del closet? Si este señor sabía tanto de metapolítica, ¿por qué no escribió contra ella en otro momento? ¿Hay cursos por Internet de metapolítica? En todo caso, es admirable, Faverón, que sepas tanto y tan rápido de cosas tan raras e inhallables y –sobre todo- tan alejadas de las habilidades que adquiriste en la vida universitaria en la que yo te conocí. Como soy cristiano, creo en los milagros. Tal vez, con la venia de Dios Todopoderoso, Evola te iluminó y te hizo comprender las ideas de orden y tradición del romano. Pero si Dios tuviera parte en la obra tuya, Faverón, no te dedicarías a difamar a tu prójimo. No, Faverón. Algo en tu sabiduría repentina huele mal, malísimo compadre. Huele mal por su fecha, que coincide con la renovación de contrato del profesor Eduardo Hernando Nieto. Huele mal por lo que en otro contexto serían cualidades, por su exhaustividad, por su rigor, que tan porcino aspecto toman cuando ingresan al lenguaje de periodista desde el que pontificas a favor del sionismo.
¡Ay Faverón! O tú tienes ayuda o tú tienes ayuda. ¿De dónde sale tu ayuda para la infamia? ¿De tu prístina vocación por las letras? ¿O será de otra fuente, más acorde con tu mentalidad sionista? Tú dirás qué ayuda peccata mía, si no es de la sacristía.
¿Crees que tu poder lo es todo, Faverón? ¿Crees que los poderes siniestros que te cualifican en tus trece me asustan a mí, Faverón? Nunca el poder que te anima será el poder de la verdad y Dios todopoderoso es más poderoso que todos los poderes que te sostienen.
Y lean este blog, desde hoy considerado coaligado: ¡Basta de Faverón! ¡Gloria a Dios, muerte al tirano!:
Basta de Faverón.
Caetera desiderantur…
Víctor Samuel Rivera fue, desde el diario La Razón, uno de los principales instigadores de la campaña de insultos a la CVR antes de ver sus resultados.
Fanático de las misas tridentinas (esas con el cura de espaldas) te acusa tres veces de sionista, en parte en latín, en un artículo que era acerca de otra cosa. ¿Un antisemita más en el cánon de Hernando?
Señor Faverón:
Le envío un enlace que puede interesarle. Gracias a la tecnología Google, se conserva este post como documento en caché:
"Gustavo Faverón Et Caetera omnes". Como podrá leer, su contenido tiene un lenguaje flemáticamente ácido contra Ud.
Téngalo en cuenta. Le sugiero que tome acciones inmediatas (una respuesta alturada sería conveniente), antes que el enlace se borre "misteriosamente" (en la misma aura de misterio que encierran ciertas elucubraciones metafísicas).
De otro lado: ¿es cierto que Ud. es liberal? En ese caso, le hago saber mi deslinde con esa forma de pensar. Yo soy socialista. Sin embargo, reconozco que, en comparación con las doctrinas reaccionarias del fascismo, el liberalismo como teoría política está entre lo más elevado de la humanidad, a pesar de los desastres de sus aplicaciones prácticas actuales.
Le comento algo más: hay un blog supuestamente colectivo, donde tratan de "desenmascararlo": "Basta Faverón". El curioso blog tiene apenas dos entradas, y está enlazado en ciertas bitácoras críticas de Ud. ¿De dónde ha sacado tantos enemigos?
Atentamente
FRANCISCO RAMOS
Estudiante de Filosofía de la UNMSM
alterzaratustra@gmail.com
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