Discutible y por eso mismo digna de lectura la reciente columna del novelista español Javier Marías, ese cascarrabias profesional, en el diario El País.
El artículo, titulado "El género abandonado", empieza cantando las loas de la literatura de humor y sus cumbres más notorias: el Quijote, Los viajes de Gulliver, Alicia en el País de las Maravillas y el Tristram Shandy de Sterne que notablemente tradujera el mismo Marías años atrás.
Luego observa que a su juicio la literatura de humor --pese al reconocimiento del que siguen gozando sus antiguos hitos históricos-- ha caído del viejo pedestal para la crítica y los lectores contemporáneos, que la menosprecian o subvalúan.
Saltando al terreno del cine, Marías observa que también en la pantalla el género ha derrapado, y que, si hoy en día la comedia sigue siendo un filón próspero, no lo es más la comedia sutil y modulada, elegante e inteligente que triunfó en el pasado, sino cintas fáciles e inmediatistas, de ésas en las que triunfan actores como Jim Carrey, Seth Rogen, Will Ferrell, Adam Sandler o Ben Stiller.
Marías ofrece un muestrario de los grandes cineastas y actores cómicos del pasado, españoles y del mundo angloparlante, sobre todo, y no deja de anotar los nombres de otros, de tono más bien dramático, que, según él juzga, reciben loas en virtud de su pose de seriedad e intelectualismo cuando en verdad sus obras son "solemnes y huecas".
En esa última nómina fatal, Javier Marías enlista a González Iñárritu, Lars Von Triers, Jane Campion y ciertas cosas de Julio Medem, Alejandro Amenábar y Fernando León de Aranoa. En otro momento propone todo un campo creativo como sospechoso de esnobismo y falsa seriedad:
Si una película tiene el ademán ampuloso, o se ocupa con enorme solemnidad de un tema "serio" --el paro, el maltrato a las mujeres, la explotación de los países pobres, el Holocausto, la eutanasia, algo social a poder ser--, al instante se califica tal película con dos de los adjetivos más falaces y tontos de cuantos se tienen a mano, a saber: "necesaria" e "imprescindible". Falaces y tontos porque no hay ninguna obra de arte --ni siquiera del pasado-- que sea una cosa ni la otra. Es cierto que el mundo no sería el mismo si no hubiera habido literatura ni cine, pero sí lo sería si no hubiera existido la obra de cualquier autor determinado, con las posibles excepciones --sólo posibles-- de Shakespeare y de John Ford.Es curioso (endearing, indeed) el giro final, que demuestra que Marías también tiene su corazoncito: "necesaria" e "imprescindible" son los "adjetivos más falaces y tontos de cuantos se tienen a la mano", salvo, nos dice, cuando se aplican a Shakespeare o a John Ford.
Pero quizá el punto más debatible es el que se hace notorio al yuxtaponer las dos ideas centrales del artículo: el rechazo al cine que se cree excesivamente su propia importancia intelectual, por un lado, y, por otro, el rechazo a la comedia fácil, ligera, inmediata.
Difícil de complacer, Javier Marías (quien, por su lado, sobre todo en sus narraciones más breve, puede ser a veces un maestro del humor: allí están los cuentos "Lo que dijo el mayordomo" y "Mientras ellas duermen", como demostración ciertamente innecesaria).
Por un lado, cabe la posibilidad de que algunas de esas comedias que Marías rechaza por banales, no lo sean tanto (su descuartizamiento de Woody Allen, a quien divide en un antes y un después de su salida de Estados Unidos, parece un tanto arbitrario).
Por otro lado, Marías olvida ciertos géneros del cine cómico que son los verdaderos hitos de años recientes: el Borat de Sasha Baron Cohen, y los ya muchos documentales del veterano Michael Moore.
Además, y crucialmente, no se ocupa de otros autores de un humor especial y de gran sutileza artística, como Jim Jarmusch, Aki Kaurismäki, Eran Kolirin, los hermanos Cohen, Tim Burton, mucho del trabajo de Guy Ritchie y Quentin Tarantino*, y, dicho sea de paso, nos deja con las ganas de saber qué piensa de algún compatriota suyo, como Álex de la Iglesia.
¿Es en verdad justo pasar por sobre la obra de todos esos cineastas como si no existieran? ¿No son algunos de ellos nombres clave del cine actual? ¿Será puramente casual (¿o será causal?) que la mayor parte de ellos sean comúnmente mencionados entre los más notorios po-mo de la pantalla grande? ¿Será el de Marías, en el fondo, un juicio sobre la caída de un género o será un juicio de valor sobre toda una tendencia estética, así, de un plumazo?
Me parece que Marías, quizá, ha cantado el réquiem en el entierro de un género que está demasiado vivo para esas honras fúnebres; quizá el asunto sea de actitud: habrá que ponerse a ver películas sin cascar la rabia antes de que corra el primer rollo.
* Los Cohen y Tarantino sí son mencionados un tanto ambiguamente en cierto pasaje del artículo, como me hace notar un lector.
10 comentarios:
me parece que el mismo marías hace una (pequeña) mención a los hermanos cohen y a tarantino en el artículo
En varias ocasiones he oído a complacidos espectadores de Woody Allen decir “¡necesaria!” al referirse a una de sus películas. Jamás “imprescindible” pero es seguro que las mismas personas en diferente ocasión han querido evitar la monotonía y han pronunciado también esta palabra, y en esto hay que creerle por supuesto a Javier Marías. Como también soberbia, maravillosa, buenísima, peliculón y otras desenfadadas expresiones calurosas de aprobación. ¿Hace falta aclarar que todas estas palabras son “sinónimas” en la apreciación entusiasmada del espectador?
Nadie ha dicho “necesaria” en la acepción dada a entender, según parece, en el artículo comentado por lo cual creo que en esto último NO hay que creerle por supuesto a Javier Marías.
A propósito de humorismo, sería interesante, Gustavo, que comentaras "El perro sulfúrico", del loco Freire, novela que viene de ser editada en Lima.
SACAPUNTAS NEBRIJA (Correctómano)
Es mejor leer el artículo de Marías y aquí mismo al comienzo de este post está el link para hacerlo.Mi opinión es que no es nada malo.
SACAPUNTAS NEBRIJA (Correctómano)
Leí el artículo de Marías hace unos días, y yo mismo podría suscribir felizmente algunos de sus planteamientos, no solo sobre la comedia, sino sobre el arte en general. Él tiene derecho a ser casacarrabias y uno también a quejarse de tanta basura que circula.
Lo que no puedo uno hacer es negar una serie de manifestaciones y productos, como bien señalás, y pasar prejuicios de viejo amargado como criterio de verdad.
En el arte, lo peor que puede hacer uno es dejar que el tiempo lo rebase, como parece ser el caso de Marías. Eso solo provoca problemas del hígado.
Saludos.
mis problemas con el artículo de Marías comienzan con su definciión de comedia, que luego pone en apuros él mismo, y la llama alta comedia. que la sutileza y la elegancia sean características de la comedia, o de la alta comedia, son cosas que se las puede discutir cualqueir lector ligero de Aristófanes o de Moliere. Que la comedia es profunda, y puede llegar a serlo en grado sumo, claro, no´más échenle una pensada al argumento de Tiempos Modernos o la Quimera del oro. Pero los ejemplos de Marías son muy estrechos, su argumentación está basada en el cine de consumo masivo de los últimos tiempos, o en el de consumo masivo de la edad dorada de Hollywood. Lo mismo puede extenderse sin exageración a la literatura que menciona. No sé si ustedes, pero Bolaño me parece un maestro de hacer reír, en una nueva forma.
Es el tipo de risa el que ha cambiado, estoy de acuerdo con Faverón. No se puede reír de lo mismo ni de la misma manera, después de Auschwitz, alarguemos la frase a Adorno. Es la forma de reír la que ha cambiado, la función de la risa en el medio, el valor de lo cómico como descripción de la realidad.
pero que Marías venga a decir que la comedia es solo ese tipo de comedia de niños bonitos es más que ser cascarrabias, es ser tozudo. Y no saber reír más en en salón de baile, y no haber aprendido a revolcarse de la risa con la comedia humana que hacemos día a día, y que hacen muchos maestros en nuestros propios días.
Cuando leí el artículo, pensaba en lo que pensaría él sobre The Meaning of Life, or Life of Brian, de los Monthy Pyton. Comedia sucia, comedia politiquera, cruda, pero comedia maestra, qué duda cabe, sin ambages.
Sacapuntas, sólo algunos privilegiados podrían comentar en este momento "El perro sulfúrico" porque hasta ahora no aparece en las librerías. Para remate, en el cierre de la feria del Libro, el acceso a la pequeña mesa redonda sobre dicho libro y su autor fue CON INVITACION. Así como lo oyes. Claro que los demás pudieron limitarse a ver la "pantalla gigante" que pusieron allí, pero les faltó poner el micrófono gigante para que la gente pudiera hacer sus preguntas.
El Perro Sulfúrico está en puestos de periódicos porsiaca.
Si nos centramos en la produccion norteamericana, sin duda predomina la comedia gore. Mas grosera y explicita en cada lanzamiento. El mercado es claro, de 18 a 35, donde todo los excesos son bienvenidos y las peliculas se pueden ver sin emocion y sin una sonrisa. A lo mas, golpes de suerte que provocan una carcajada, pero nada mas. Un buen eructo no significa una buena comida. Tal vez Marias deberia ver un poco de television y comprobar que parte de esa buena comedia se ha ido a la casa. Ejemplos hay: Curb your Enthusiasm, , The It crow, Extras, Weeds, Entourage. Y si se trata del pasado cercano, esa maravilla llamada Fraiser.
Luis
Coen, chicos, los hermanos Coen, tan buenos haciendo cine como Leoanrd Cohen haciendo canciones...
Y sí, Marías tiene razón con El Piano, Iñarritu... Son pelis vacías. A ver cómo lo explico: películas para quienes quieren ver algo diferente al mainstream pero no tienen aún demasiado criterio (o no lo tendrán nunca) y se quedan en eso y creen que ese género de películas son grandes obras de arte.
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