20.11.09

El dedo de Galileo

Y el dedo de Teresa y sobre todo el dedo de Dios

En Italia, esta semana, han encontrado un diente de Galileo Galilei. Han hallado también un pulgar y un dedo medio que en vida del astrónomo formaron parte de su mano derecha.

En 1737, casi un siglo después de muerto Galileo, sus restos fueron extraídos de un almacén mortuorio para ser transportados a la tumba que se le había diseñado en la Basílica de la Santa Croce, en Florencia, no muy lejos del mausoleo de Michelangello.

Durante el trasbordo, una nube de galilófilos hurtó tres dedos, una vértebra y un diente. La vértebra y uno de los dedos fueron recuperados prontamente. El resto del botín quedó en manos del marqués italiano que había organizado el golpe.

Extraviados por largo tiempo, hace poco reaparecieron, fueron puestos en subasta y el comprador los hizo llegar al Museo de Historia y Ciencia de Florencia.

Hace algunos años fui a conocer Ávila, en el centro de España, sobre todo porque tengo una inclinación infantil por las ciudades amuralladas, pero también, de paso, para visitar el convento y la iglesia de Santa Teresa de Jesús.

Apenas entrando, Carolyn, mi esposa, pegó un brinco acrobático y emitió un murmullo entre asqueado y sorprendido: en medio de la pequeña y más bien burocrática salita de la recepción había un frasco de vidrio y, en el frasco, inmóvil en su líquido invisible (supongo que era un líquido), aparecía, marrón o casi negro, un dedo de la santa.

Soy secular y materialista y a veces yo mismo tengo la impresión de que un diagrama de mi corazón podría tener la forma de un plano cartesiano. Pero estudié entre curas católicos y el horripilante sadismo de las reliquias lo tengo asumido como cosa real. Carolyn no, y le cuesta entender que esa práctica sea propia de piadosos.

(La mandíbula de Santa Teresa está, junto a uno de sus pies, en Roma. El corazón y el brazo izquierdo, solo hasta la muñeca, están en Alba de Tormes. La mano derecha, no entera sino como un muñón, y el ojo izquierdo, están en Ronda. La mano izquierda, también mutilada, en Lisboa. Sus dedos forman dos manos abiertas a lo largo de toda Europa).

A mí, más que procesar la lógica cristiana de las reliquias, me cuesta creer que el admirador de un científico como Galielo Galilei haya necesitado guardar, en las bóvedas de su casa florentina, dos reliquias del genio laico. Pero bien visto: ¿por qué no? ¿Acaso no es más lógico que lo otro?

Después de todo, son los científicos los que trabajan sobre los objetos, el espacio, la materia y los principios que los rigen. Los religiosos han elegido más bien la otra cara de la medalla: el espíritu. Preservar el cuerpo de Galileo puede ser, visto así, tan significativo como sería conservar el espíritu de Teresa de Ávila. Esto es, en caso de que dicho espíritu no hubiera ido a reunirse con su hacedor.

Más allá de especulaciones gaseosas --como ninguna otra cosa se puede leer el párrafo anterior--, es verdad que existe un misticismo de la ciencia, y también es verdad que las religiones tienen algo que enseñar acerca del mundo: la fe religiosa y la fe en la ciencia son análogas en más de un aspecto, y el central no es el fanatismo por las reliquias.

No otra persona que la hoy descuartizada Santa Teresa escribió lo siguiente:
"No es pequeña lástima y confusión que, por nuestra culpa, no entendamos a nosotros mismos ni sepamos quién somos. ¿No sería gran ignorancia, hijas mías, que preguntasen a uno quién es, y no se conociese ni supiese quién fue su padre ni su madre ni de qué tierra? Pues si esto sería gran bestialidad, sin comparación es mayor la que hay en nosotras cuando no procuramos saber qué cosa somos, sino que nos detenemos en estos cuerpos, y así a bulto, porque lo hemos oído y porque nos lo dice la fe, sabemos que tenemos almas. Mas qué bienes puede haber en esta alma o quién está dentro en esta alma o el gran valor de ella, pocas veces lo consideramos; y así se tiene en tan poco procurar con todo cuidado conservar su hermosura: todo se nos va en la grosería del engaste o cerca de este castillo, que son estos cuerpos".
Es interesante que Teresa predique el conocimiento interior proponiedo el ejemplo del conocimiento mundano: saber nuestro origen y conocer nuestro medio es necesario; no saberlo es ignorancia.

Conocer el centro y el origen de nuestra alma es idéntica necesidad; desconocerlos es ignorancia: hasta un descorazonado secular como yo tiene que terminar por admitirlo de vez en cuando.


Pero igual es una lástima que hayan destripado el cuerpo de Galileo y hayan mutilado el "castillo" de Santa Teresa, habiedo contenido ambos tan grandes espíritus.

Imágenes: un dedo de Galileo, el relicario con la mano incorrupta de Santa Teresa (que Franco tuvo consigo por muchos años) y Paz Vega, que le dio un cuerpo diferente a Santa Teresa en una película de Ray Loriga.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

una mezcla de misticismo con necrofilia tu post

Anónimo dijo...

En teoria en ese aspecto está mas avanzado el Islam que prohibe los íconos, los protestantes tambien han superado algunas costumbres medievales sin embargo en la cultura anglo sajona esta bien establecido el mito del Santo Grial, pero son bastante supersticiosos con el número 13 por ejemplo.

Volviendo a los musulmanes, en el video de la clasificación al mundial 2010 cuando Egipto convierte el relator no grita gol o su eqivalente sinó alá alá alá,
trasladando un resultado deportivo en una voluntad de Dios.

La conclusión es que durante la humanidad han existido seres prodigiosos que nos han ayudado a avanzar pero seguimos arrastrando algunas formas primitivas, por ejemplo ya no hay circo romano pero aún tenemos las corridas de toros.

Juaneco

Anónimo dijo...

Me es imposible cuando veo algo sobre Galileo, no pensar en el Galileo de Bertold Brecht, personificado por el inmenso Charles Laughton y dirigido por el gran autor en California, y también en el film de Joseph Losey con el actor judeo-palestino Topol (El violinista en el tejado) en el papel principal; esto por mi parte de misticismo. En cuanto a mi parte científica, no puedo evitar de “saber” que la probabilidad de que alguna de esas reliquias sea falsa no es nula. Post Data.-“En puridad de verdad” (españolismo, creo que muy franquista) era extremadamente repelente el catolicismo del Generalísimo.
JOTABE POQUELIN

Anónimo dijo...

el dictador Franco tuvo en su dormitorio una mano de Teresa

muchos retienen la yuca de Fujimori, no la sueltan por nada

Anónimo dijo...

Bueno, razón no le falta al autor del post...

Ernesto Groppo dijo...

"El maestro señala el camino hacia la iluminación, pero a sus seguidores les interesa más conservar su dedo"

Anónimo dijo...

Para tu pròximo test: ¿Y què miembro, vèrtebra u òrgano interno le cortarìa usted a su escritor favorito?