13.10.10

Presentación de El anticuario

Este jueves a las 7:30 pm en Pescados Capitales

Ahora sí, el dato completo: la Editorial Peisa y yo mismo los invitamos a la presentación de mi novela El anticuario, este jueves a las 7:30 pm en el restaurant Pescados Capitales, en la cuadra 13 de la avenida La Mar.

Los presentadores serán Alonso Cueto y Mónica Belevan (además, claro, de mí mismo). Iván Thays iba a ser parte de esa mesa, pero un mal paso dado en Madrid (un accidente muy feo pero no grave, por si acaso) lo ha dejado desgraciadamente fuera del evento.

Hace unos meses, tras leer el manuscrito de la novela, Luis Hernán Castañeda escribió algo acerca de ella, que copio aquí debajo. El texto de Luis Hernán, a su vez, terminaba con una larga cita extraída de la novela, que también yo dejo aquí para respetar el sentido de su texto...

Y, para terminar, al final coloco los enlaces a otros dos textos de lectores tempranos de la novela, Edmundo Paz Soldán y Laura García.


Un haz complejísimo de articulaciones
Por: Luis Hernán Castañeda


En el centro de la novela de Gustavo Faverón hay un crimen, una amistad y una pesquisa. El narrador es Gustavo, un psicolingüista cuya esposa ha fallecido y cuyo mejor amigo de los tiempos universitarios, Daniel, "el anticuario", ha cometido un crimen brutal: treinta y seis puñaladas acabaron con la vida de su novia, Juliana, y ahora Daniel se halla recluido en un hospital psiquiátrico desde el cual convoca a su viejo camarada para contarle su historia y para pedirle algo. Gustavo, pese a que desde que supo del crimen decidió apartarse del perturbado anticuario, accede, lo visita y mantiene con él una serie de conversaciones que dan su materia principal a la novela.

Estos diálogos son la puerta de entrada a la mente de Daniel, un bibliófilo de inteligencia brillante, memoria prodigiosa e imaginación desbocada cuya principal ocupación fue, desde siempre, relatar historias de ficción, y que hallándose en el manicomio, sigue cumpliendo su labor ante un alelado círculo de orates que lo escuchan, quizá sin entenderlo, quizá complotando contra él para retenerlo en la locura. Gustavo escucha estas historias apasionantes y terroríficas, muchas de ellas incluidas en la novela, como relatos en clave que podrían llevarlo a descifrar las acciones de su amigo, conducirlo a comprender el porqué del crimen y tal vez, también, otras formas de violencia mayores y más extendidas.

"El anticuario" es una novela sobre la relación entre el acto de narrar, la locura y el dolor, tanto a un nivel individual como social; también es una historia conmovedora sobre la pérdida, y sobre la posibilidad de convivencia entre seres radicalmente distintos. En la relación amorosa de Daniel y Juliana se encarna este último problema y acerca de esa relación trata el fragmento que cito más adelante.

En la cita, Mireaux, uno de los compañeros bibliófilos de Daniel, le narra a Gustavo la primera conversación entre Daniel y su entonces futura novia: una conversación en la que un ser que se sabe diferente, excepcional quizá, y por eso mismo excéntrico y para algunos monstruoso, intenta "presentarse", seducir, hacerse considerar y apreciar y posiblemente amar; en cualquier caso, acercarse tal vez por primera vez en su vida a una mujer. Lo conmovedor está en que la única arma de que Daniel dispone para acercase a los otros, tarea siempre difícil tratándose de él, es justamente esa singularidad que lo ha apartado del mundo en primer lugar. La exposición de esa singularidad hecha por él mismo ofrece una bella reflexión sobre el significado -vital, visceral- de la ficción para quienes viven en, con y por ella.

Creo que en el fragmento se aprecia la calidad de la prosa, que es precisa, dinámica, intensa y deliberadamente artificiosa -en especial en las descripciones de espacios y personajes-, lo cual es coherente con el régimen de representación delirante de la novela. La dicción del narrador Gustavo se aleja, por voluntad propia, de esa engañosa ilusión de "transparencia" que algunos lectores habituados al grado cero de un realismo banal pueden confundir con la naturalidad del lenguaje coloquial. Por momentos, la voz del narrador adquiere un ímpetu sobrecogedor, un ritmo frenético que "atrapa" al lector de dos formas: por la fuerza del horror, que es la sustancia de casi todos los relatos de Daniel, y por la persuasión de la inteligencia, en los numerosos acertijos y analogías que las múltiples historias contenidas en la novela despliegan y anudan. No digo más pues he decidido reseñar esta excelente novela cuando salga publicada, espero que muy pronto.

"Juliana —continuó Mireaux, con esa voz suya de soprano que se pulverizaba al salir de sus labios— no había escuchado nunca a Daniel hablar sobre sí mismo, y de pronto, para su propio asombro, derrotada por la simpatía circense y taciturna de nuestro amigo, se encontró atraída por las palabras de Daniel, y se fue zambullendo en ellas como quien se sumerge entre las páginas de una novela. Te voy a decir cómo me imagino a mí mismo, le había dicho Daniel, o al menos cómo me gustaría imaginarme: como una persona con muchos cuerpos simultáneos, todos unidos entre sí por un haz complejísimo de articulaciones que a su vez se tocaran en infinitos puntos con otros tantos mundos paralelos. La función de esos cuerpos siameses sería entrar en contacto con todo lo demás, unirse a todo, estrecharse con todo, y para eso, sería necesario ejercitarlos, que los cuerpos aprendieran a aguzar sus sentidos, ensayar la forma en que han de quebrar sus articulaciones, doblar sus extremidades, curvar sus abdómenes, para alcanzar la elongación que les permitiera llegar a cualquier sitio. Y cuando digo cuerpo, en verdad quiero decir espíritu: hay que hacer que el espíritu de uno llegue a todas partes. ¿No se entiende?, preguntó Daniel. Pues, la verdad, no mucho, dijo Juliana. Está bien: te voy a poner un ejemplo. De seguro nunca has oído hablar sobre el síndrome de Ehlers y Danlos.

Cuando Mireaux llegó a ese punto, me invadió una tristeza súbita: el síndrome de Ehlers y Danlos era la enfermedad de Sofía, el mal que la había condenado a vivir encerrada los pocos años de su vida que pudieron haber sido normales. Daniel, que, como he dicho, jamás hablaba acerca de su hermana, sí volvía sobre el tema de esa enfermedad con frecuencia. En resumen, la historia la contaba de este modo: el síndrome de Ehlers y Danlos ha existido siempre, pero sólo tiene nombre desde 1908, cuando dos médicos, el danés Edvard Ehlers y el francés Henri-Alexandre Danlos, unidos en la Sociedad de Sifilología y Dermatología de París por la desgracia de haber engendrado cada cual una criatura deforme, decidieron investigar las causas de esas malformaciones y arribaron a una cuidadosa tipificación. Quienes sufren el síndrome de Ehlers y Danlos tienen la piel elástica y esponjada, y la pueden jalar con los dedos hasta alejarla visiblemente de sus músculos, y en ocasiones la longitud de ese estiramiento puede llegar a los treinta o cuarenta centímetros. Una víctima del síndrome es capaz de tirar de su propio pellejo en los antebrazos y descolgarlo de su cuerpo, y hacer lo mismo con la piel de su abdomen o sus hombros, hasta dar la impresión de tener puesta una gabardina de piel humana que en cualquier momento fuera a enrollar y sacarse pasándola por sobre la cabeza. Sus articulaciones también son maleables, como los huesecillos de un feto, y por eso pueden girar las rodillas, los codos, los tobillos o el cuello de maneras imposibles para los demás, como si todo en su cuerpo se hubiera descoyuntado o se quebrara con cada movimiento para reconstituirse unos segundos más tarde en posturas inhumanas. De hecho, eso es muchas veces lo que ocurre. En el siglo cinco antes de Cristo, Hipócrates de Cos describió de esa manera la piel peregrina y las coyunturas flácidas de los guerreros getai, de Tracia, y las de los escitios y otros nómades que transitaban entre el Danubio y el Don, y sus contemporáneos atribuían a éstos el poder de trasladarse en el agua o en el humo, hechos burbujas o vapor, para filtrarse en las casas de sus enemigos y dejarse respirar o beber por ellos para poseerlos. Era una invención supersticiosa, claro está, pero, como siempre, se basaba en una intuición profunda: que la total elasticidad es o bien un rasgo de Dios o uno del demonio.

Daniel solía concluir esa explicación, matices más, matices menos, con una misma pregunta dicha sólo parcialmente en son de broma: ¿acaso no hablamos de elasticidad cuando decimos que Dios está en todas partes? Pues bien, había añadido esa vez, dijo Mireaux: lo que yo tengo, Juliana, es una variante del síndrome de Ehlers y Danlos, que no afecta ni mi piel ni mis huesos, sino mi imaginación. ¿O sea que eres un monstruo, mentalmente?, había preguntado ella, con un mohín coqueto pero precavido, sorbiendo el café de su vaso, y Daniel le había respondido acaso sí, pero el asunto es que da lo mismo, porque todos somos monstruos, de un modo u otro; sólo es cuestión de hurgar en las malformaciones de cada uno, y además, mientras más monstruoso es alguien, más único, había dicho Daniel, bajando la voz y aproximándose a Juliana, y si ser diferente te afecta mucho, pues eso tampoco es un problema. Basta con encontrarle a la deformidad de cada cual el escenario en donde se vuelva una habilidad extraordinaria. ¿Sí sabes quién es Niccolò Paganini, verdad?".
Otros dos comentarios sobre la novela:

Edmundo Paz Soldán en El Boomeran, España.

Laura García en los blogs de El Espectador de Colombia y La Tercera de Chile.

...

15 comentarios:

Último hereje de la novena cuadratura del círculo dijo...

El texto promete. Ejecutaremos el procediento aparente para arribar a un apersonamiento en la localidad ictio-pecaminosa.

Anónimo dijo...

¿Y van a repartir infografías, como hace El Comercio, cosa que así ya no tenemos que leer la novela?

Gustavo Faverón Patriau dijo...

:D

Ok, salen unas infografías!

Anónimo dijo...

El ungido se selecciona mediante una prueba que combina la perfección teórica y el empirismo sensato. A los neófitos se les despoja de todo atavío mundano, se les somete a un dia y una noche de vigilia en una tienda que cubre un caldero pequeño de tamaño pero inabarcable en la imaginación: los neofitos aspiran la bruma medicinal que el caldero emana para ellos y abandonan toda codicia de una piel propia. Cuando la lividez del alma ya se refleja en los rostros que falsamente se unen a sus cuerpos, son encaminados hacia la cueva, en donde se les instruye que su deber en ese instante, que para ellos será eterno, es hundir sendos puñales en la carne del oso que habita allí.

Invariablemente, sólo uno logra sobrevivir: el ungido, quien, por lo general, una vez que se ha disipado el efecto de la bruma medicinal, encuentra muy jocoso el hecho de que dentro de la cueva en realidad no había animal alguno. Así que suerte con la novela, pero pide tu gaseosa con la chapa puesta.

Anónimo dijo...

No sé por qué se incide tanto en ese lugar común que manifiesta que un buen crítico no pueder ser un buen escritor de ficción. El hecho mismo de iniciar un texto así, es ya un lugar común: un procedimiento a usar cada vez que se reseña una novela de un crítico.

Lo cierto es que muchos escritores, celebrados merecidamente por su obra de ficción, son tan buenos críticos, que no se sabe verdaderamente qué vino primero: si la ficción o el análisis.

Creo que el pobre Dominguez Michael, crítico sobrevalorado principalmente por sus amigos (entre ellos el buenazo de Vila Matas) incursionó sin fortuna en la ficción. Pero su fracaso no tuvo nada que ver con el hecho de que fuera crítico, sino con el hecho evidente de que NO sabe escribir. Así de simple.

MAuricio S. dijo...

el penúltimo comentario "el unguido" se ha tomado un te de cannabis, q demonios habla ese oe. ese no solo ha aspirado la bruma del caldero , se ha tomado el brevaje y todo . jaaaaaaaaa

El Ungido dijo...

Mauricio S: No se trata de saber qué me he fumado; basta con encontrarle a uno el escenario en que nuestras fumadas se vuelvan una obra extraordinaria.

Bueno, me voy a seguir destapando este drenaje...

MAuricio S. dijo...

Ok Don Ungido, no quise ofender. vaya a ver ese drenaje, pero el LCD lo deja en casa. saludos!

Anónimo dijo...

puente areo1 es el baño publico de la blogosfera. deberias echar creso y repintar las paredes mas seguido, se cuela mucho escritor de baño público, precisamente.

Da Vinci dijo...

Una de las texturas más interesantes que puede visitarse en Florencia está en sus letrinas. Las capas de materia, superpuestas, en constante corrección y búsqueda de armonía -observen el sucesivo encuentro de posiciones equidistantes, la expresión de la naturaleza íntima de las cosas, el enlace con la ineludible condición humana- nos incitan a la contemplación, a la reflexión, al avivamiento del espíritu artístico y la revelación del alma. No tienen que creerme: clausuren los servicios higiénicos de sus domicilios, hagan parrillada de hamburguesa de cartulina picada e inviten a sus amigos, compañeros de trabajo y familia extendida a este happening artísco. Eso sí, cuando todo se haya consumado, échenle la culpa a los otros anónimos.

Ta raaaaaaaan!

MAuricio S dijo...

esto se le está iendo de la mano a la gente, primero brevajes extraños , y ahora parrilladas cacósmicas...gente ponganse a leer o a jugar winning eleven, dejen de jugar al "Scat" o al filthy sanchez q ya se les está iendo la pinza, saludos nuevamente!

Anónimo dijo...

"para alcanzar la elongación que les permitiera llegar a cualquier sitio"

Esa palabrita "enlongacion" (o sea larguitud, no?) esta buena!

Suerte con la novela, creo que promete y sobre todo cumple enlongadamente...

Anónimo dijo...

faverón, deja que tu novela se defienda sola, porque cada vez que publicas algo tienes que movilizar a tus amigos de la prensa? La crítica de diarios está totalmente desprestigiada, no creo ni siquiera que vayas a vender con esa antigua estrategia.

La cosa va por el Facebook y las redes social. Saludos.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Claro, porque si algo tengo yo en la prensa, son amigos... Plop!

Anónimo dijo...

Ay por dios! habiendo tantos nombres para elegir elegiste Guatavo y Daniel para tus personajes? ahora voy a pensar que es Daniel Salas el asesino...A proposito que es de el no se le ve en la blogosfera?
Cuando te pirateen avisas...o cuando saques un e-book