8.2.11

Desintelligentsia, 2

O cómo debería ser lo que será

Un objeto de estudio de la crítica literaria y de la sociología de la literatura es la institución misma donde la primera se produce: el establishment literario, el espacio de la academia y los caminos que la rodean, la determinan o confluyen en ella.

Un proyecto que --como la antología consultada de poesía peruana-- quiere recoger en el aire de los tiempos la manera en que esa institución observa la poesía contemporánea, debe empezar por preguntarse, incluso antes de cómo funciona la tradición poética en el Perú, cómo funciona el establishment literario.

Y si, además, tiene la expectativa de dejar una impronta perdurable, debe ser tan ambiciosa en sus aspiraciones como versátil en su visión: debe hacer el intento de entender, por ejemplo, cómo son las primeras recepciones de la poesía publicada en el país, cómo se la juzga críticamente, a través de qué medios, bajo qué conceptos y dentro de qué marcos teóricos o ideológicos.

Los críticos a cargo del proyecto quizá encuentren, por ejemplo, en esa investigación, la existencia de prejuicios lingüísticos ligados con la recepción literaria en el país, de prejuicios academicistas o de otros derivados de nuestro centralismo; acaso encuentren cómo es que la concentración en Lima de la mayoría de las editoriales, facultades de literatura y revistas especializadas, académicas o no, incide en la recepción y la eventual consagración de ciertos autores y ciertos libros.

Lo crucial es que, si encuentran o confirman eso, o incluso sólo si lo suponen, se encuentran frente al deber de no concebir una obra que simplemente repita, subraye o prolongue esos prejuicios y esos desequilibrios. La misión, entonces, será describir los problemas (si existen) y buscar la manera de evitar la repetición.

Menciono un aspecto puntual sólo como ejemplo. Si la desconexión entre Lima y el resto del país hace que desde la capital se dejen de percibir fenómenos regionales de producción literaria, nacionales o localizados, la emergencia de grupos o de estéticas singulares, o la existencia de rutas poéticas distintas o incluso contrarias a las que se perciben desde la institución capitalina, entonces, emprender una encuesta en la que esos otros espacios no estén representados sólo arribará a una imagen que reproduzca los mismos puntos ciegos.

En otras palabras: en la medida en que el nuevo estudio se diseñe con los mismos elementos de siempre (interrogando a los mismos críticos, a los mismos autores, a los mismos reseñadores, a los lectores entrenados en la misma costumbre lectora), no se obtendrá nada más que la reiteración de nóminas canónicas semejantes a las ya conocidas. En lugar de promover un canon diverso, se subrayará el que nos es familiar.

Eso no es un error del modelo estadístico, como absurdamente ha propuesto Tulio Mora. Es inconducente cuestionar el trabajo hecho hasta ahora por los antologadores en términos de representatividad estadística, porque lo que han llevado a cabo no es una encuesta sobre la que haya que realizar proyecciones o extrapolaciones.

Cuando se dice que el 25% de los interrogados mencionaron al autor X no se está diciendo que el 25% de los poetas, o el 25% de los críticos, o el 25% de los lectores de poesía, o el 25% de los lectores peruanos de poesía prefieran al autor X. Mucho menos que el autor X goce de la aprobación crítica de la cuarta parte de los individuos que forman la institución literaria peruana. Se está afirmando, únicamente, que el 25% de las personas que respondieron al cuestionario mencionaron a ese autor entre los que juzgan relevantes, y nada más.

Por eso es risible que Mora, en sus ácidos desplantes de los últimos días, queriendo lucir técnico a ratos, entre dicterios e invectivas, hable de "márgenes de error". Cuando no se hacen proyecciones de una muestra parcial a un universo total, no se puede producir ningún margen de error. Y hasta donde he podido ver, los autores del cuestionario, promotores de la futura antología, no han hecho proyección alguna.

Lo que hay, tal como dije desde mi primera alusión al tema, es un error en la forma del estudio que se plantea. El error consiste en aceptar sin reparos que la institución literaria peruana es exactamente tal cual se la percibe en Lima o desde Lima. Es el mismo viejo error de siempre: el centralismo.

La violenta grosería de las reacciones de Mora sirven para subrayarlo: Hora Zero percibe la antología como una lucha entre poetas capitalinos por el mismo palmo de tierra de siempre, que Mora y Pimentel se rehúsan a dar por perdido. De allí que su preocupación elemental sea denunciar quiénes son los "enemigos de Hora Zero", quiénes son los amigos de José Antonio Mazzotti, quiénes son los amigos de Antonio Cisneros, etc.

¿Cómo debió componerse el grupo de interrogados? La respuesta es obvia, una vez identificado el problema: se debió preguntar a académicos establecidos en todas las universidades del país donde existan facultades de literatura, a críticos y autores que dirijan revistas de literatura en Lima y en provincias, a poetas de diversas regiones del Perú.

Se me dirá que muchos de ellos ya están incluidos en la muestra. Muy bien: yo no digo que la lista de entrevistados haya debido ser mayor. Quizá una lista más breve hubiera sido infinitamente más productiva: una en la que, realmente, sólo hubiera personas cuya opinión no fuera a ser la repetición casi exacta de las opiniones de otros: un grupo múltiple, lo que no significa un grupo abarrotado de poetas de Hora Zero o de poetas que Hora Zero no considere sus "enemigos": significa un grupo de personas con perspectivas diferentes, cuya opinión pueda conducir a una apertura.

Se me dirá, también, acaso, que descentralizar la nómina de los consultados no necesariamente hubiera alterado de manera significativa el resultado. Eso sería un hallazgo notablemente interesante en sí mismo: podría, por ejemplo, terminar con el discurso de quienes dicen que necesariamente la mirada de la institución capitalina a la literatua nacional la tergiversa o la pervierte, pues un panorama más amplio arroja un resultado similar; o podría, por el contrario, significar que la mirada desde los bordes de la institución literaria ha sido ya capturada por la visión que se imparte desde el centro. Ambos posibles hallazgos serían sintomáticos e interesantes en sí mismos.

Se me dirá, quizás, lo opuesto: que una lista hecha con ese objetivo descentralizador en mente hubiera podido generar un resultado idiosincrásico (en relación con otras encuentas y recuentos semejantes). Eso también sería un descurbimiento singular, y uno, ciertamente, que no habría razón para rehuír, porque sería, por una vez, un indicio de que en realidad la manera en que la literatura peruana es percibida en el establishment limeño discrepa radicalmente de la forma en la que se la percibe fuera de él.

Todo eso no sería obedecer al capricho egocéntrico de Mora o Pimentel; por el contrario, la obra de Hora Zero, como la de Kloaka o cualquier grupo posterior, también merece ser cuestionada y puesta en perspectiva, porque no es menos producto de la mirada limeña que cualquier otra literatura sancionada por el establishment.

Por cierto, descentralizar la mirada institucional no es garantía de un resultado más o menos realista, más o menos certero, más o menos justo que cualquier otro: sólo es garantía de contar con un camino nuevo para la modelación del canon, sólo introduciría un elemento no sopesado antes.

La discusión no acabaría con ello, sino que se iniciaría de nuevo, pero con mayores elementos de juicio: la consideración del valor estético de un cierto corpus dentro de una tradición no va a saldarse con una simple evaluación, ni centralista ni descentralizada. Pero la segunda opción sí nos daría la novedad bienvenida de ensanchar el paisaje en lugar de volver a calcarlo, a copiarlo, a repetirlo.

La tradición literaria peruana, recordémoslo siempre, ha tenido por siglos su centro de poder en Lima, pero eso no ha significado que las obras individuales que constituyen los pilares canónicos de esa tradición hayan sido obras limeñas: Felipe Guamán Poma, Garcilaso de la Vega, Mariano Melgar, Enrique López Albújar, José María Arguedas, Ciro Alegría, César Vallejo, Gamaliel Churata, Carlos Oquendo de Amat, Miguel Gutiérrez, Oswaldo Reynoso, Edgardo Rivera Martínez, Enrique Verástegui, Óscar Colchado, José Watanabe, y sí, también Mario Vargas Llosa, arequipeño, el escritor peruano que más tercamente ha tomado a la selva como escenario de sus ficciones, son todos ellos escritores nacidos y educados, entera o parcialmente, en provincias: el resto del Perú ha formado también el canon, lo ha asediado, lo ha vencido, lo ha capturado innumerables veces.

Por eso, la descentralización de estudios como el propuesto no implica una deformación de la realidad, sino un nuevo reconocimiento de ella, uno necesario metódicamente y necesario referencialmente, uno necesario porque el orden de un estudio no debe reproducir el orden del prejuicio sino el orden de la realidad.



...

19 comentarios:

Anónimo dijo...

¿El orden de la realidad? La realidad nunca se presenta: siempre se representadesde algún prejuicio.

Escéptico bailarín de marinera

Jorge Frisancho dijo...

Gustavo, sin desestimar lo que dices, me parece que quizás habría que hacer una distinción entre el establishment tal cual existe (que es como yo entiendo la frase "institución literaria" según la usan los autores de la encuesta) y la aspiración de un establishment diferente, que quizá podría resultar, o empezar a hacerlo, de las encuestas alternativas que imaginas en este post.

Es decir, una cosa es pensar en un mecanismo (encuesta, estudio, lo que sea) que revele la presencia de cánones distintos, de imaginaciones distintas, de discursos distintos sobre la literatura en el territorio peruano —o que contribuya a formarlos—, y otra cosa (más cercana, creo yo, a lo que se propuso esta antología) es revelar aspectos del gusto o consenso en el sistema literario en el que nos movemos.

Que este sistema es centralista: indudable. Que el centralismo es pernicioso y debe ser combatido: también. Que sería posible hacer un trabajo académico muy interesante (mucho más, incluso, que la encuesta y la antología de la que hemos venido hablando en estos días): por supuesto. Lo que no me queda claro es que esta sea una crítica a la encuesta en sí misma, o a la antología como proyecto, salvo que creamos que todo crítico o a todo antologador tiene la obligación de transformar el establishment, en lugar de la obligación de explorarlo de buena fe.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Claro, Jorge, entiendo lo que dices e incluso creo que mi texto previene a los lectores sobre esa distinción.

Ahora bien, lo que se ha llamado "institución literaria", aunque sea un conjunto definido y concreto de circuitos, personajes, instituciones y medios, está siempre sujeto, en la práctica, a cómo lo alcances a percibir.

En verdad, lo defines operativamente cada vez que te refieres a él. Por ejemplo, José, Lucho, López Degregrori y Susti lo han definido con una lista de nombres, que no sería idéntica a la que tú o yo podríamos hacer, salvo porque, quizá, nosotros también repetiríamos el sesgo centralista. ¿Cuál de esas listas sería un reflejo más cercano a la realidad de lo que es la "institución literaria"?

Negarse a redefinir esa institución de maneras más inclusivas no es negarse a deformarla, sino negarse a percibir las partes que están más lejos del centro. El problema es que esas partes existen: hay facultades de literatura y revistas y grupos y sin duda, sobre todo, hay condiciones sociales y coyunturas históricas y culturales y educativas que se dan en Cusco o Arequipa o Trujillo y que no nos alcanzan a los limeños.

Esas coyunturas tienen que tener una influencia en la literatura que se produce en esos lugares, eso también es obvio. Al no considerarlas no sólo estamos dejando de percibirlas sino que además estamos dejando de hacer perceptible su infuencia en nuestras letras.

El asunto es simple: si tomo un objeto de estudio y lo reduzco a su centro (donde estoy yo mismo, además) y a los anillos más cercanos que rodean ese centro, entonces, en la práctica, es en ese momento que estoy deformándolo. Si decido ver los anillos más lejanos, y los incluyo, estoy siendo bastante más fiel a la realidad completa de ese objeto.

tulio mora dijo...

Este poema lo encontré, en Google, Faverón, te lo advierto para que no digas plagiario a nadie sin haberlo probado antes. Ya está publicado en el FB de HZ y mío, claro.

UN POEMA SIN AUTOR

Ya que Eloy se ha puesto a publicar sonetos suyos y otros que encuentra por allí, proseguiré su ejemplo con este poema que acabo de encontrar. Se trata de una imitación del poeta islandés Gyrdir Elíasonn



RATAS Y REGIOS IN MEMORIAN


Ni siquiera la rata paseando por el barandal
con que concluye
una película de Martin Scorsese
se reconoce en mí
pensó mientras tres enanos
sin sombra como él
conducían apenados
el ataúd de aquel vejete calvo
el regio narrador
de las tías del Tea Party.
Se supo oscuro sucio y feo
imaginando otro destino
que el de agachado mayordomo
y no encontró más que el fracaso.
Y ya desesperado
por la soledad quiso llorar
pero esa virtud
no le era conocida.
Entonces
mientras iban sepultando en el olvido
al vejete regio entre los regios
se sintió desolado de su especie.
Y empezó a devorarse con la prisa de las ratas.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Está mejor que cualquiera de los tuyos, pero se nota que tu intervención le bajó veinte o treinta puntos de IQ al poema de Gyrðir Elíasson (no Elíasonn).

Los plagios del pobre Eloy Jáuregui no es necesario seguir probándolos hasta el hartazgo. Aquí hay otros:

http://puenteareo1.blogspot.com/2007/04/envidia-de-lo-que-escribo.html

http://puenteareo1.blogspot.com/2007/04/otra-vuelta.html

http://puenteareo1.blogspot.com/2007/04/el-blog-de-los-milagros.html

Lo que no se entiende es por qué tanto orgullo en el hecho de que este tipo ande por ahí plagiando a colegas periodistas y cobrando como si los artículos fueran suyos.

tulio mora dijo...

Efectivamente, es Elíasson, aunque no sepas ni un carajo de este poeta, como ha sido obvio en todas las gárgaras que has hecho, wikipedia de por medio. Y tien s doble razón porque este poema es mejor que cualquiera que haya escrito, ni lo dudo. No tengo la gracia para retratar a las ratas c0n ese alto IQ porque tienen que vivir de lo que sea, la basura, por ejemplo.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

¿Te refieres al hecho de que haya escrito sobre ti tantas veces? Hombre, acepto que me llames rata, pero no acepto que te llames basura.

tulio mora dijo...

¿No es catártico que después de una semana te reconozcas en un poema? Después de tanta cháchara y tiempo inútil. Por curiosidad, ¿trabajas o mendigas? Zero IQ, Zero aportes, pero mucho masoquismo para aceptar que tu patrón te diga oscuro sucio y feo. Gracias por el adjetivo (bien sabrás por donde me lo paso) que calza exactamente en el lumpen que quieres esconder y ya es muy tarde.

tulio mora dijo...

¿No es catártico que después de una semana te reconozcas en un poema? Después de tanta cháchara y tiempo inútil. Por curiosidad, ¿trabajas o mendigas? Zero IQ, Zero aportes, pero mucho masoquismo para aceptar que tu patrón te diga oscuro sucio y feo. Gracias por el adjetivo (bien sabrás por donde me lo paso) que calza exactamente en el lumpen que quieres esconder y ya es muy tarde.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

(Vergüenza ajena)

tulio mora dijo...

UNA DE ELOY
.de Tulio Mora Gago, el miércoles, 09 de febrero de 2011 a las 7:09.Tu nota ha sido creada.
Este es un fragmento de una crónica de nuestro Eloy Jáuregui publicada en la columna que tenía en La República ("Tu mala canallada") y es del 14 de abril de 2007. Observarán nuestras coincidencias de opinón respecto a ciertos "críticos" y, más curioso aún, respecto a los bloggeros tiradedos por peliculeros. Aquí va la primera.



OTRO BRYCE



A falta de secretaria tengo varios blogs. Un harén digital. ¿Blog? Sí, mis diarios en Internet. Son mis gimnasios escribales. Los sitios para mi calistenia literaria. Mi cajón de sastre. Mi carpintería –Gabo dixit–. Coloco textos míos y de gente que admiro. No frieguen, son míos. Hay otros. Contienen belleza y a veces basura. Uno de ellos, el que perpetra el señor Gustavo Faverón, dice que en mis blogs hay plagio y "volteos". ¡Qué honor, Alfredo! Ya somos tres. En el colmo confirma que mi arte consiste en plagiarme a mí mismo. ¡Qué locura!

¿Por qué me muerde? Explico. En mi columna "Sangre en el ojo" del 26 de enero del 2007, en este mismo lugar, sostuve que en el libro "Toda la sangre, antología de cuentos peruanos sobre la violencia política", el señor Faverón era un agente solapa al acusar de senderistas a creadores como Miguel Gutiérrez, Zein Zorrilla, entre otros. Todos escritores lorchos como explica Goyo Martínez. ¿Curioso, no? No es un asunto literario. Es dedo puro. Me reafirmo.

Los "críticos" y algunos bloggers viven de nosotros: los creadores. Si no se mueren de hambre. Yo escribo ficción y no ficción. Mi novela Aunque me cueste la vida hace su colita en una editorial. Yo escribo poesía y periodismo. Yo soy de Hora Zero y no creo en lorchos o pitucos. Hay buenos y malos escritores como existe la lucha de clases. Soy de izquierda y no envidio. Tengo casa en la playa y almuerzo en Pescados capitales con la mía. Trabajo creando las 24 horas, por eso no soy "crítico". No tengo tiempo.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Además de plagiario, Jáuregui es un mentiroso consuetudinario. Los artículos que plagió no los plagió solamente en un blog (que ya es suficiente plagio, no importa las excusas infantiles que quiera poner). También los publicó, con su firma, en diarios como Pereú 21 y El Comercio, y pasó a cobrar. Eso es una inmoralidad, una falta de ética y dos o tres delitos (contra el autor, la publicación original, la publicación que lo acoge y sus lectores). ¿Qué clase de persona puede enterarse de eso y celebrarlo en lugar de condenarlo? Se me ocurren algunas: el lumpen, otros delincuentes, la gente de Hora Zero...

tulio mora dijo...

PLAGIO Y REPETICIÓN HASTA EL HARTAZGO

Gustavo Faverón dispone de muchísimo tiempo y por eso es obsesivo copiando y mordiéndose la cola con el mismo tema.
1) Ahora resulta que la Banda de los Cuatro debió tener un criterio descentralista para definir mejor el universo de los consultados. Eso lo dijimos Pimentel y yo en nuestras cartas cuando resaltamos que entre los 123 miembros de la fantasmagórica “institución literaria” no había más del 10% de provincianos (incluyendo aquí a los que residen en Lima larguísimos años) y otro tanto de extranjeros. ¿Cómo podía elaborarse una muestra poética nacional con esta composición?
2) A menos que el concepto “antología consultada” signifique algo más que el recomendador extemporáneo Faverón sabe (y no es mucho), lo que entendemos es lo que advirtió la invitación de la Banda de los Cuatro: que un número de personas evaluaría a un número de poetas y de libros, de cuyos resultados dependería el número de poetas seleccionados para tal antología. Es tan simple que un escolar de secundaria lo entendería como una selección cuantitativa.¿No es así cómo se hacen estudios de mercado? ¿Y no es lamentable que rankeramente se haya medido un tema de contornos tan indefinidos como el gusto?
3) La Banda de los Cuatro no pidió “estudios críticos” en esa lista de 311 nombres (que Faverón ni se tomó el trabajo de sumar) porque empezando no acompañó a estos autores con sus libros respectivos. Si, como ya hubo observaciones muy sagaces, los “académicos” se pasaron por alto (como siempre) la opinión de sus colegas provincianos (incluyendo la reciente creación de la universidad de Huanta, en el Perú hay 97 universidades entre estatales y privadas), que hubieran ayudado a conocer mejor la obra de poetas existentes en sus lugares de trabajo, lo que mostró esa pésima metodología fue que los listaron decorativamente porque al final los resultados fueron “los esperados”. Lo dijo alguien más autorizado que Faverón, el señor Abelardo Oquendo, quien por cierto, con Mirko Lauer, saben lo que es hacer una antología (“Vuelta a la otra margen”) y asumieron su decisión compartida sin esconderse en el tumulto sospechoso.
4) ¿Cómo llamar a un resultado dispar (103 nombraron más a un poeta y solo 26 a un libro que no era del nombrado)? Solo de una manera: los 123 no conocían la obra de esos 311 listados. Lo aceptó el mismo Faverón y luego un ético Jorge Frisancho quien se autoexcluyó de esta pregunta admitiendo su desconocimiento de la poesía actual.
5) ¿A qué “muestras parciales y totales” se refiere Faverón, en dos simples sumas (oetas más nombrados y libros “decisivos”), que explicarían una “proyección”. ¿311 nombres no son una muestra total o quería, como decían burlonamente en la colonia (que “había en el Perú más poetas que personas inteligentes”) la muestra del total de los peruanos?
5) No se enrede alegremente, Faverón, con institucionalidad, el mamarracho de metodología y un cuestionamiento personal de dos poetas de HZ a la lista de consultados. Lo último es nuestro derecho personal.
6) Le recordamos que en esa antología cuatro de los primeros 10 lugares corresponden a poetas de HZ, 3 de los 7 libros más nombrados son de autores de HZ y finalmente 7 de HZ fueron elegidos en esa selección, pese a que nuestr movimiento fue severamente cuestionado y marginado como hoy lo pide usted. Verástegui solía decir: “cuanto más cuestionen a HZ, más seguirá vigente” y se ha cumplido el vaticinio.
6) Finalmente, una coincidencia (pudimos tener varias, como reconocieron Coral, Vargas y otros comentaristas, pero Faverón inició este áspero cruce de palabras con insultos por resentimiento, véase su primer post): ninguna antología sacraliza definitivamente nada. Lo prueba el hecho de que desde “Estos 13” (ya descalificada por su propio autor y para bien) se han elaborado muchas y ninguna, salvo las de carácter general (de Ricardo González Vigil) o temáticas (de Lauer y Chueca sobre el vanguardismo), alcanza el ansiado signo de lo referente en 40 años. Otra oportunidad perdida por animadversión y afán protagonista.

Anónimo dijo...

Vergüenza ajena, el soplonaje.

Anónimo dijo...

Lamentable el nivel al que han caido Mora, Pimentel y Jauregui. Mejor se defienden en silencio.
El mejor poeta de ahora zero y el que quedará es Verástegui.

El autobombo de este grupo es alucinante, basta con mirar el trabajazo que se mandan al publicar su historia en wikipedia, con fotos de sus propios álbumes.

Seguramente responderán que soy un conchadesumadre, ignorante, racista, argollero y que digo esto porque no pertenecí a ahora zero, que jauregui puede copiarse de quien quiera, pegarle a quien quiera, y dejar rastros de alcohol por donde vaya.

Saludos,

Anónimo dijo...

bueno, esto ha pasado de una bronquita de literatos locales a una peleita de mentiras de Chavo contra Kiko, con intervenciones de algún que otro Ñoño y algún que otro Chilindrino. La verdad, no cabe gastar tanta tinta y tanto encono si al final no dicen nada ni llegan a nada. Empezaron de cero y llegaron a cero. Felicitaciones a los agentes de la cultura en el Perú, críticos y creativos (si existe tal diferencia) han contribuido una vez más a hacernos ver de qué está hecha la escena artística del Perú: de Ego, de falta de (auto-)crítica y de insultos. Pueden decir lo que quieran de Vargas Llosa, pero en ocasiones como esta siempre pienso: felizmente salió del Perú! Un ambiente así aliena más que incentiva. Pienso que por eso escritores inteligentes como Watanabe, Rivera Martínez o inclusive el mismo Verástegui se fueron alejando del tumulto y han preferido el silencio.
Yo sí creo que Hora Zero tiene una obra que se debe considerar (mejor dicho, algunos poetas del grupo, incluido Tulio Mora), pero eso no da derecho a andar de insultos contra otros. Viceversa, gente como Gustavo tiene ideas muy interesantes por considerar, pero eso no da derecho a andar de insultos etc etc. Así que, ya cálmense y conversen, no? Es irónico que gente que utiliza el lenguaje como medio y fin de su quehacer artístico y profesional no pueda utilizarlo para comunicarse más humanamente con otros. :(

Anónimo dijo...

Carta abierta a Tulio Mora

Señor Mora:

Soy una estudiante de la Decana de América, tengo veinte años, me gusta la poesía (aunque mi profesión nada tiene que ver con ella) y la frecuento desde hace mucho.

Admiro a muchos vates peruanos, entre ellos, a los integrantes de HZ, y, desde luego, aprecio sus obras. Estas me han abierto las puertas de la sensibilidad y el entendimiento como nada más podría hacerlo. ¿Qué otro sentimiento, fuera de la gratitud, puedo sentir por sus artífices?

Sin embargo, ahora que me entero de esta polémica por los blogs que frecuento, he recordado lo que alguna vez me dijo un amigo estudiante de literatura: la obra y el poeta son realidades disociadas: las obra puede ser sublime y el poeta, un desgraciado, cuando no una desgracia. Como ejemplo citó a Quevedo, misógino, pero autor de hermosísimos poemas de amor que enaltecen a la mujer.

¿Será que usted no se percata de ello, y quiere atribuirse las virtudes de sus creaciones?, ¿por qué, habiendo escrito poemas bellos, dice cosas tan insensatas como "los profesores viven de los poetas"? Señor Mora, los profesores viven de algo que se llama trabajo: dictan clases, forman alumnos y corrigen evaluaciones y por eso les pagan. ¿No nota lo infantil y estúpido que suenan las frases como "los miembros de la banda de los cuatro viven de nosotros los poetas"? No conozco a esos señores, pero con afirmaciones así está denigrando la labor de todos los profesores de literatura de todos los niveles.

En fin, me parece que esta carta, en sí misma, en contraproducente: estoy hablando con el ser de carne y hueso cuando, en lugar de ello, debería estar leyendo el libro que compuso. Solo ahí encuentro cosas admirables. Por acá, lo que he leído, solo me ha parecido penoso.

Hasta nunca,

Valentina Cuadros

Unknown dijo...

jajajaja
digan lo que diga, nadie puede negar que es divertido.
Sigan asi muchacho, la platea pide sangre.
Saludos a todos!

Lucio Suárez dijo...

Para Valentina cuadros:
En el fondo, no tiene sentido una carta que busca aparecer como emotiva, pero que no tiene otro objeto que el de descalificar a personas. Personas poetas o no.
Uno no lee a Vallejo, pensando en lo oscuro, hostil, y hasta maltratador que pudo haber sido. Tu sublimación de la poesía, estimada Valentina, no te da derecho a tí tampoco, a descalificar y moralizar tan ligeramente.
En tu coment, no dices nada de la práctica y estilo de faverón, el dueño de este blog. Y eso es significativo. Te horrorizas por unas determinadas prácticas, pero, toleras así nomás, esas mismas prácticas, o peores, ejercidas por otros.
Cuando comprendas mejor la vida, tanto o, con ayuda de la poesía, tratarás de ser menos moralizante.