6.6.11

Buen día, mala época

Hay que acabar con la mediocridad

Mirando los resultados electorales, uno se encuentra un número de verdades evidentes, que, de tan visibles, hieren.

Una es que una gran porción de las clases altas limeñas, que en el pasado apoyó a diversas dictaduras, a lo largo de décadas, incluyendo a la dictadura de Alberto Fujimori en los noventas, sigue empecinadamente enamorada de las soluciones autoritarias.

Otra es que un elevado porcentaje de la población limeña no sólo olvida consuetudinariamente la situación económica y de miseria social del resto del país, sino que no teme mantenerla, ahondar el centralismo, la desvinculación de la capital y el interior, que nace de la incapacidad de reconocer los problemas de los otros. Lima está conforme con el falaz crecimiento de una parte de su propia economía y los reclamos que vienen del resto del país no la conmueven.

Ante la victoria de Ollanta Humala hay quienes deseamos que su gobierno sea conciliador y concertador. Los parásitos de la televisión, anoche mismo, estaban ya deformando esa noción, convirtiéndola en una idea de "reconciliación" con "ese 50% de electores que preferían el fujimorismo". Esa, si no es una falacia o una simple mentira, es al menos una deformación maniquea de la realidad (la mitad de quienes votaror por Keiko Fujimori ayer no votaron por ella en primera vuelta).

El gobierno de Humala debe concertar, sí. Pero eso significa una negociación con todas las fuerzas democráticas del país, que son las que garantizarían la eliminación del riesgo autoritario. ¿Qué cosa pueden aportar los actores de la dictadura fujimorista a esa coalición? ¿Qué valor democrático se reafirmaría colocando al presidiario Alberto Fujimori o a sus testaferros en la mesa de negociaciones?

Más de un 30% de los electores peruanos prefirieron a Humala en primera vuelta, con su discurso al estilo Lula da Silva, con su versión moderna y puesta al día de una propuesta de izquierda más o menos moderada. Un 20% más, en segunda vuelta, prefirió eso antes que el regreso de la dictadura. El mandato de Humala, encontes, es claro:

Debe gobernar desde una izquierda moderada. Pero no debe, de ninguna manera, convertirse en ninguna de las dos cosas que la mayoría de los peruanos han rechazado a lo largo del proceso: ni un presidente rutinario, que se dedique a administrar la medianía sin expandir la agencia y el bienestar de los más pobres ni diversificar la economía del país; y no debe, de ningún modo, transformarse en un autócrata violentista y avasallante como lo fue Alberto Fujimori y como lo iba a ser, sin la menor duda, Keiko Fujimori, como títere de su padre y de su mafia.

La elección de Ollanta Humala no me deja feliz, claro. Hay muchas otras cosas que serían necesarias para la felicidad de los peruanos. Pero estoy convencido de que el resultado de ayer era el requisito necesario para el logro de todas esas cosas. Nada bueno hubiéramos conseguido recolocando a un criminal convicto en el poder, ni directamente ni por intermedio de sus herederos políticos.

Quizá, con el tiempo, quienes hoy se pasean por las calles del Perú con el hígado en la mano, lamentando la derrota de una banda de delincuentes, entiendan eso. Quienes hoy miran con ira a los votantes de Humala, deberán comprender que esos millones de peruanos les han salvado la dignidad por los próximos años. Pero, en el futuro, deberían aprender a salvársela solos: es inaceptable y vergonzoso que una masa numerosa de ciudadanos pretenda depositar el porvenir del país en manos de criminales y socios políticos de criminales. Se llama complicidad.

El fujimorismo no es un valor en el espectro político peruano, sino una mácula. En los próximos años intentará, porque eso es lo que le queda ahora, transformarse en una fuerza partidaria perdurable. La observación la hizo anoche Steve Levitsky en una entrevista televisiva (y Jaime de Althaus se cogió de ella para consagrar al fujimorismo como uno de los ejes duraderos y legítimos de la nueva política peruana). Si eso ocurriera estaríamos enfermando nuestra política por muchos años.

Un partido cuyos móviles son el delito, el robo, el asesinato, el abuso de los derechos humanos y la posterior excarcelación de los perpetradores, y que ni siquiera tiene el pudor (ni la inteligencia) para ocultar esos móviles detrás de la articulación de un sistema de ideas, es ponzoñoso, es una herida abierta. O es, peor aun, la marca supurante de la descomposición de otras heridas abiertas: la desmoralización de nuestra escena pública, la devaluación de nuestros marcos éticos, el hundimiento de nuestros sistemas de valores.

La parte de la sociedad peruana que ha rechazado al fujimorismo democráticamente, que se ha movilizado para rechazarlo mediante la acción elemental de depositar votos para expresar su voluntad, sin orquestar inmundas campañas de desprestigio, sin caer en los métodos del fujimorismo, no debe perder esta oportunidad para dejar en claro, meridianamente, que ayer el fujimorismo ha sido derrotado, no importa por cuán estrecho margen. En la elección más crucial que ha enfrentado esta generación de peruanos, la dictadura pasada y la potencial han sido sofocadas, rechazadas, puestas en su sitio.

Ese sitio no es el escaño de una negociación pendiente. Alberto Fujimori está en la cárcel: ese es su sitio. Montesinos está en la cárcel: ese es su sitio. Keiko Fujimori está corriendo a la prisión a llorar en el hombro de un criminal: ese es su sitio. El elenco de prepotentes fujimoristas que han regresado al parlamento son una resaca del pasado, y así deben ser vistos. Y la siguiente ola debe limpiarlos, debe limpiarnos de ellos.

Hoy es un buen día. Pero en la historia política de los países, los buenos días no aseguran la bondad de los días futuros. Humala tiene muchos aliados, y no todos serán positivos; tiene muchos rivales, radicales o circunstanciales, y no todos querrán cooperar en la construcción de una mejor sociedad. Tiene muchos observadores, muchos que votaron por él y comprometieron su vigilancia: esos son los que más valdrán a la larga. Porque Humala tiene dentro otro rival más grande: el Humala anterior, el de las ideas trasnochadas y los planes catastróficos.

Y Humala también tiene, en el fujimorismo, un enemigo corrupto, de todos los tipos de corrupción, que debería ser visto como el peligro común, para los que quieren ayudar a Humala y para los que esperan que Humala haga un gobierno que esté por encima de las expectativas, buenas y malas, que ha generado. ¿Qué tiene a su favor? Una cosa sobre todo: el respiro que significará verlo jurar este 28 de julio sabiendo que en su lugar pudo haber estado el terrible fantasma del pasado, el grotesco fantasma de la vieja dictadura.

Salimos de esta primera encrucijada; ojalá no se repita la amenaza nunca más. El Perú merece que el año 2016 no haya un Fujimori en una segunda vuelta, ni un Alan García. El Perú merece partidos serios y tiene poco tiempo para construirlos. Esa construcción debe generarse, sobre todo, fuera del parlamento, donde se congregarán por cinco años más las sombras de caudillaje, las sombras del clientelismo, las sombras de la corrupción y del personalismo. Ya es tiempo de volver a ser un país, si alguna vez lo hemos sido, y dejar las payasadas para el circo.

Una sola cosa más. Nuestra verdadera revolución llegará por la educación. El Perú insiste en verse a sí mismo como el país de los mediocres gacetilleros al estilo de Aldo Mariátegui, los panfletarios sin escrúpulos al estilo Jaime Bayly, los clowns irremisibles al estilo Raúl Romero, los propagandistas bajo la mesa al estilo Nicolás Lúcar.

El Perú no es eso. Y si lo es, no debe serlo. El Perú debe volver a ser el país de José María Arguedas, Manuel Gonzalez Prada, Clorinda Matto, José Carlos Mariátegui, César Vallejo, Martín Adán, Mario Vargas Llosa, Julio Ramón Ribeyro, Blanca Varela; el país de Unanue, Leoncio Prado, Miguel Grau, Micaela Bastidas, Francisco Bolognesi, Maria Helena Moyano.

La fujimorización mató a ese país, tras mucho tiempo en que la sociedad oficial lo mantuvo malherido, convirtiendo a esas imágenes en retórica hueca y en figurillas de álbum. Detrás de esos nombres están las ideas que nos redimirán. Hay que volver a esos nombres, a esos libros, a esos ejemplos. No somos un país de mediocres; no tenemos que convivir para siempre con toda esta mediocridad.

......

29 comentarios:

Ojos Rojos dijo...

Mal, no puede pretender ser democrático si comienzas marginando a alguien, peor aún si tu mismo tienes serios cuestionamientos, Humala no puede hacerle ascos a nadie, no debería olvidar que el no ha ganado simplemente Keiko Perdió...

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Se trata de concertar con los demócratas, no de conciliar con los mafiosos. ¿Cuál es la contradicción? ¿Recueras cómo "concertaban" los fujimoristas? Persiguiendo, atacando, despretigiandoo, chantajeando, o cooptando y sobornando. ¿En verdad, cuál sería su aporte a la democracia? ¿Cuál ha sido?

Ojos Rojos dijo...

No podemos hacer un 'club de los demócratas' en el cual no dejemos entrar a los demás por su pasado, menos aún si Humala mismo es muy cuestionado en cuanto a su vocación democrática, ni todos los fujimoristas son malos y mafiosos, ni todos los demás son unos santos a punto de ser beatificados...

Anónimo dijo...

NINGUNO, totalmente de acuerdo. Ojala se logre bajar ese porcentaje de voto duro fujimorista, el riesgo de su retorno es latente, no se les debe hacer mucho caso, Ollanta debe gestionar también quien será su oposición.

Max Bernal dijo...

Hay que considerar que un poco más del 20 % de la población voto por la opción fujimorista en primera vuelta, y que no son el 99 % de ellos mafiosos ni dilencuentes los puedes encontara entre familiares y amigos. Si tu comentario va hacia aquellos que ya han gobernado y han delinquido, no se puede buscar acercamiento con delincuentes, pero el resto de simpatizantes son lo más parecido a un partido. hay que considerar que mal que bien Fujimori fue el único presidente que trato de integrar las provincias al mercado con obras de infrastructura como carreteras, vease la carretra Libertadores que une la costa con Huancavelica y Ayacucho y la carretra que une Chiclayo con Tarapoto. Con esto no justifico la pésima política de clientelismo con los más necesitados pero hay una quinta parte de la población que equivocada o no vive con nosotros y simplemente no podemos darnos el lujo de marginar a nadie en un proceso de construcción de una democracia real y duradera.

Fernando Velásquez dijo...

fantástico post gustavo. durante todo este tiempo has sabido traducir claramente las preocupaciones y esperanzas de un grupo muy grande de peruanos en el que me incluyo. sin medias tintas, consecuente en el rechazo de la podredumbre autoritaria y sus avatares fujimoristas. y abierto a las posibilidades siempre cambiantes en la lucha política.

Fernando Velásquez dijo...

no se trata de que quienes votan por el fujimorismo sean mafiosos o delincuentes. se trata de que, generalmente contra sus propios intereses, no solo avalan sino apoyan y consideran deseable que grupos que representan intereses mafiosos tomen el poder. es esa estructuración autoritaria de la mentalidad política de tantos peruanos la que es inaceptable.

Anónimo dijo...

Que exista un partido cuyo jefe visible sea un ladrón y asesino, solo puede ocurrir en el Perú. Fuerza 2011 tuvo 21% en la primera vuelta, y el porcentaje restante para llegar al 48% lo logró con una campaña mediática descomunal y mafiosa. Como dice Gustavo, se debe buscar concertar con las fuerzas democráticas, aunque muchas de estar fuerzas, al apoyar a Keiko, han terminado también enmierdadas. El trabajo que tiene Gana Perú es duro, y espero que pueda sortear las dificultades enormes que grupos de resentidos (por los negociados que han perdido) van a ponerle en el camino. (JS)

Anónimo dijo...

Hay tambien una característica pragmática que hace difícil concertar con los Fujimoristas... y es que sus únicas propuestas claras parecen ser el 'olvido' y la mejora (aún más) de las condiciones carcelarias del ex-dictador.

Si se quiere concertar una agenda de desarrollo incluyendo posiciones de extrema derecha, pues estas pueden ser representadas por la bancada de PPK o SN.

Hace tiempo que los Fujimoristas sólo contribuyen con ruido en la política nacional, como lo refleja, por ej., el paupérrimo récord de Keiko como congresista - el que seguro será repetido por Kenji.

Para ser considerados, tienen que demostrar (durante algunos años) que realmente tienen algo que decir... o por lo menos nada directamente nocivo u obstaculizador.

Orlando Mazeyra Guillén dijo...

Hoy es un buen día. Hagamos todo lo posible para que los que vengan sean mucho mejores.
Un saludo desde Arequipa,
Orlando

Alan Cipiran dijo...

¡Genial! habla de maniqueísmo; pero para usted está claro quienes son los grupos "democráticos" (buenos) y los "no democráticos" (malos)

Y eso de que una parte "les han salvado la dignidad" ¿¿¿¿eso no es maniqueísmo???? O sea los que votaron por Keiko son corruptos y en el mejor de los casos, tontos. Agradezcan que les hemos salvado, nosotros los dignos. ¡Por dios!
Estoy más que seguro que muchos del "núcleo duro" de Humala son una sarta de fachistoides que aplaudirían cualquier medida autoritaria o estatista de él, es más, lo empezaron a seguir por ésas ideas.

¿Y qué aporte ha hecho el humalismo a la "democracia"? ¿Lucir pacífico y estar en el momento adecuado?

Anónimo dijo...

En estas elecciones has estado muy bien, Faverón.

Oskar G. Herrera dijo...

Derrotado pero no vencido. El fujimorismo pretenderá retornar al poder siempre que tenga oportunidad de candidatear. Y existen muchos personajes enigmáticos y solapados, fieles colaboradores en la dictadura que hoy volverán al silencio, acomodándose al nuevo gobierno, con el fin de pasar 'piola' hasta que les llegue la orden de reanudar la campaña.

Ricardo G. Chiappe dijo...

Excelente post!, lo he linkeado en mi FB

JorgeC dijo...

Buen post Gustavo. Yo creo (espero) que los fujimoristas (no necesariamente la pobre clientela popular que arrastra) sea espectorada rápidamente. Eso se dará con un necesario cambio y educación (como mencionas tú). Bien.

Gerardo Cailloma dijo...

Según el concepto de democracia y concertación que algunos comentarios alcanzan en este blog, entonces debemos comenzar a hablar con Montesinos o Fujimori mismo, sino se interpretaría como un gobierno maniqueo, ¿o me parece?

Marissa Tamayo dijo...

Tienes razón al decir que Los Fujimori volverán a intentar llegar al poder en cuanto puedan. Tal vez entonces, sería conveniente crear nuevos partidos con gente joven, inbuída de nuevas ideas que pueda contribuir al desarrollo de nuestro querido Perú.

Saludos desde Holanda,

Daniel Salvo dijo...

Circulaba un chiste que decía: "Coma caca, millones de moscas no pueden equivocarse". Aún en el caso que el fujimorismo estuviera hoy celebrando una victoria basada en un 99% de votos a favor, no por ello dejaría de ser la opción mafiosa y lumpen que sus mismos adherentes conocen, pero no cuestionan por que les produce beneficios.

Anónimo dijo...

lamentable el nivel de algunos de los comentarios.

Anónimo dijo...

Ojos Rojos,
tienes que ver que Fujimori solo saco 21% en la primera vuelta, los otros 27% de la segunda, fueron votos anti-humala, de derecha. Fujimorimo se va a desinflar a medida que los derechistas revivan sus lideres: Flores, Beingolea, Etc.

Anónimo dijo...

Rospigliosi señala a Montesinos en el gobierno de Humala: El hombre fuerte

Anónimo dijo...

Siempre la realidad supera a la ficción. Y lo que se hace en este post es pura ficción. Lo que más me gustó de este vuelo de la imaginación fue eso de "concertar con los demócratas" como si en el Perú existiera la democracia. Y además el gran concertador será un militar golpista que no puede hilvanar dos frases coherentes juntas y cuya campaña ha sido financiada por las hermanitas de la caridad (porque en Venezuela y Brasil no existen mafiosos). Qué ilusos pueden ser algunos

Anónimo dijo...

Gustavo, tu tambien??????

"El Perú no es eso. Y si lo es, no debe serlo. El Perú debe volver a ser el país de José María Arguedas, Manuel Gonzalez Prada, Clorinda Matto, José Carlos Mariátegui, César Vallejo, Martín Adán, Mario Vargas Llosa, Julio Ramón Ribeyro, Blanca Varela; el país de Unanue, Leoncio Prado, Miguel Grau, Micaela Bastidas, Francisco Bolognesi, Maria Helena Moyano."

El pais de Arguedas es el pais de la desigualdad, y asi con todos los demas. Ese pais de "esos" nunca existio. Fueron genios individuales.

Tu tambien Gustavo? A comprarse escarapelas?

Nayus dijo...

Su post me parece bueno, pero hagale entender eso a medio mundo en la mass media que esta de duelo compungido

Verdadonada dijo...

Excelente arti'culo, Dr. Favero'n. Estoy de acuerdo que la educacio'n es la u'nica manera de reivindicarnos como pai's. La educacio'n y la dignidad. Nuestros grandes peruanos que nos mostraron el camino: José María Arguedas, Manuel Gonzalez Prada, Clorinda Matto, José Carlos Mariátegui, César Vallejo, Martín Adán, Mario Vargas Llosa, Julio Ramón Ribeyro, Blanca Varela, Unanue, Leoncio Prado, Miguel Grau, Micaela Bastidas, Francisco Bolognesi, Maria Helena Moyano. Tambie'n Tu'pac Amaru...Sebastia'n Salazar Bondy, y muchos ma's. Gracias por escribir sobre estos temas y de manera tan informativa, reveladora, crucial. Gracias

lecturayescritura dijo...

Muy interesante el artículo; hace poco que visito el blog y la verdad es que se sacan buenas aportaciones de los post.

Anónimo dijo...

La educacion? si supestamente la gente que tiene acceso a la mejor educacion San Isidro, La Molina, Miraflores voto por Keiko, algo anda mal en el Peru...hay que reformular que significa "buena educacion" si esta no considera valores minimos como la dignidad.

Anónimo dijo...

no seas flojo pes GUstavo postea algo!!! Hace meses que vengo y no hay nada nuevo.Saludos...

Anónimo dijo...

comunico que Gustavo falleció hace diez días por sobredosis de malas lecturas. Este blog ya no es de actualidad: es su testameno. Señores de Alfaguara, publíquenlo en libro antes que les gane Galaxia Gutenberg.