12.12.05

Contra la idiotez

Izquierda: imagen del genocidio armenio a manos del Imperio Otomano, durante la primera guerra mundial. A la derecha: Vargas Llosa, Saramago y Pamuk.

Al reconocido escritor turco Orhan Pamuk le ha bastado criticar el rol de sus connacionales en el genocidio armenio, producido durante la primera guerra mundial (en el entonces Imperio Otomano), para ser acusado por su gobierno de "ultrajar la identidad turca".

Esa abusiva intransigencia nacionalista ha generado lo impensable: una carta de protesta firmada a la vez por José Saramago, Gabriel García Márquez, Günter Grass y Mario Vargas Llosa (además de Umberto Eco, Carlos Fuentes y Salman Rushdie, entre otros).

Como se sabe, Vargas Llosa es poco menos que el demonio encarnado para Saramago, además de mantener una lucha silenciosa con García Márquez desde hace décadas, y un enfrentamiento directo con Grass, a partir de cierta célebre reunión del Pen Club Internacional. Pero hay cierto tipo de idiotez que, está claro, es necesario atacar desde cualquiera que sea la trinchera política de cada cual.

Pueden ver más información sobre la carta que reúne a perro, pericote y gato en esta página.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

He visto los libros de Pamuk traducidos al inglés, pero ¿alguien sabe si sus cosas están ya en español?

franhilz dijo...

Muchas veces es cuentión de estilo, otras se suma la equidad - cómo se hace la crítica y cuánto y qué se critica y en que profundidad.
Una crítica, sacada de contexto histórico y social,pierde toda validez.
No só cómo y qué criticó el escritor turco y cómo y qué le han respondido - ¿Le han respondido a nivel oficial?
Tal como él tiene derecho a criticar, otros tienen derecho a criticarlo a él.
Más terrible, en todo caso, fué la condena a pena d muerte a Salman Rushdie por "Los Versos Satánicos".

Hay casos y casos, la generalidad no existe.

Daniel Salas dijo...

Dock: Pamuk ha sido acusado oficialmente y puede ser condenado a prisión en una corte. No es simplemente el caso de una opinión contra otra.

Anónimo dijo...

Gustavo, cambiando de tema, entré a la encuesta del Comercio que comentabas hace poco. Oye, allí hay unas arbitrariedades grandes. No he visto que se incluya por ejemplo la retrospectiva de López Antay por ningún lado en las categorías dedicadas a artes plásticas. Ya desde allí sacas tu línea.

Anónimo dijo...

Todos estamos de acuerdo con que es un abuso lo que pasa con Pamuk. Pero esta carta de apoyo, con escritores del mismo sello, es algo más que solidaria. Marketing oí por allí.

PVLGO dijo...

Ilustrenme: Es Turquia ya miembro de la Union Europea?

Félix Reátegui dijo...

No lo es todavía; precisamente, una de las últimas cosas que la Unión Europea le exigió para admitirla -- por moción de dos países que ahora no recuerdo -- fue un reconocimiento del genocidio perpetrado contra los armenios.

Félix Reátegui dijo...

Bacán el comentario de Tyson: García Márquez, Saramago, Vargas Llosa, Rushdie y Updike necesitan "marketearse" firmando cartas de protesta. Hay que pasarles la voz para que mejor se matriculen en las antologías de Leo Zelada. De repente hasta los invitan al Café Gijón.

Victor dijo...

No he leído aún la carta que los colegas de Pamuk han puesto a circular (El Frankfurter Allgemeine del día de ayer comenta también la iniciativa que el Grupo Prisa y algunos de sus más prestigiosos escritores están llevando a cabo –así lo destaca el periódico). Sin embargo, lo de la condena, como lo puntualiza Daniel Salas, va en serio.

Pamuk es un escritor que admiro y mucho me interesa. He seguido este asunto de cerca, por ello me atrevo a hacerles un recuento brevísimo.

En lengua alemana, la novedad literaria de la primavera 2005 fue “Schnee” –“Nieve”, como fielmente ha traducido Alfaguara-. La novela, por su calidad, celebrada con unanimidad, fue comentada en todos los espacios que podríamos llamar de prestigio y solvencia (Literaturen, la equivalente a Letras Libres en alemán, dedicó al autor turco la portada de abril, una entrevista y sabios comentarios).

En este contexto, el Magazin semanal del periódico zuriqués TagesAnzeiger realizó a Pamuk una larga entrevista en la que, como era de esperarse, se trató de la matanza en la que el Imperio Otomano se cobró las vidas de un millón de armenios, tema tabú en Turquía que nadie quiere recordar y peor mencionar so pena de ser considerado un traidor (esta pregunta, por otra parte, no fue nada inocente puesto que, hace cosa de dos años, la ministra del Estado Suizo, madame Calmy-Rey, se refirió a este asunto en palabras claras, como las de Pamuk, que crearon entonces un conflicto diplomático entre los dos Estados). La prensa nacionalista turca, alertada por la entrevista y unos antecedentes que ya existieron, empezó entonces a desportricar contra su compatriota en términos no sólo descomedidos sino violentos (parecidos a los que su equivalente austriaca, el amarillista die Krone, hizo el año pasado con Elfriede Jelinek). A finales de junio, el 26, por suerte, se hizo publica la concesión del Friedenpreis a Ohram Pamuk. Esto, que habría sido un buen motivo para aplacar los ladridos, sin embargo, punzó nervios y alborotó los ánimos de los que sienten y viven las palabras de Pamuk como una traición, una vileza, una deshonra. El 22 de octubre pasado, en la feria del libro de Francfort, un día antes de la ceremonia de entrega del premio, el autor, refiriendose a la ahora ya clásica entrevista dada al TagesAnzeiger, dijo lo siguiente: “Defiendo lo que dije, palabra por palabra, como defiendo de igual manera la libertad de pensamiento”. Y a propósito del juicio que inicia el viernes: ”Me reconozco en todo lo que he dicho y estoy preparado para tomar la responsabilidad que ello implica”.

Con algunos autores y sus libros suele suceder algo interesante: sus destinos, buenos o malos, no son iguales de una a otra lengua. Pamuk es celebrado en francés (Galimard), en alemán (Hanser), en inglés (Farrar Straus) pero, lastimosamente, no en español. Esperemos que de la infamia que ahora se comete contra su persona, y atrae las miradas preocupadas de muchos, atraiga también la de sus lectores.

Uno de los mejores comentarios en español sobre el autor turco y sus libros lo pueden encontrar en esta dirección:
http://riofugitivo.blogspot.com/2005_10_01_riofugitivo_archive.html

A Gustavo: felicitaciones por tu Blog. Soy uno de tus asiduos lectores.
Van saludos.

GUILLE da MAUS dijo...

Pienso que lo del estado turco no es precisamente idiotez sino una idiosincracia rigida y de claro tinte nazionalista. La historia turca esta repleta de matanzas desde las que perpetraron los Selyúcidas hasta las del regimen "modernista" de Atatürk contra las minorías cristianas (griegas y armenias). De hecho en ningún folleto turístico o texto turco jamás se van a encontrar las palabras griego, grecia, Hélade, heládico, helénico, o armenio. Todo lo reducen a los términos "anatólico" (para referirse a los griegos o bizantinos) o "caucásico" (para los armenios). Como lo escuché de un eurodiputado, la inclusión de Turquía en la UE acabaría con la unión.

Anónimo dijo...

¿Habría la misma condena en los países latinoamericanos si un intelectual criticara algún pasaje cuestionable de su patria? No lo creo, pero sí habría un cargamontón de sus coterráneos. ¿Cuántos chilenos han criticado la expedición Lynch, por ejemplo?

Anónimo dijo...

Juzgar al nacionalismo me parece delicado, en un contexto real. Primero porque existen varios,, digámoslo así, nacionalismos", y no solamente el nacionalismo llamado "eslavo", que es al parecer del que se habla. Y segundo, porque podríamos poner en discusión el hecho de que muchas guerras de ocupación libertaria, sean meros pretextos nacionalistas. En este sentido, habría que preguntarse qué apoya Vargas Llosa o condena, un nacionalismo en desmedro o a favor de otro?