4.3.06

El futuro de Colombia (y de todo lo demás)


El quinto elemento fue uno de los puntos altos del cine de acción puramente comercial de finales de la década pasada. La premisa de Luc Besson en esa cinta es la más vieja del género (hay que rescatar algo de un desastre inminente) en su versión más extrema (ese algo es el mundo entero).

Pero no es sobre la película, sino sobre sus protagonistas (y sobre salvar el mundo) que quiero decir algo.

Anoche un profesor colombiano me trajo a casa luego de una reunión con nuestros colegas de literatura francesa e italiana. Al rato me encontré en la televisión con dos entrevistas casi simultáneas, en canales distintos, a Bruce Willis y Mila Jovovich, los protagonistas de El quinto elemento. Teniendo en cuenta que yo había visto la película, después de ocho años, esa misma tarde en la tele, esta era ya una coincidencia. Pero fue la menor. La realmente peculiar fue que ambos, en algún momento, terminaron hablando sobre Hispanoamérica, y, particularmente, sobre Colombia.

Sobre Jovovich, debo confesar que, probablemente a causa de que sus dos papeles más conocidos en el cine hayan sido personajes casi mudos (cosa que está por repetirse con el estreno esta semana de Ultraviolet), siempre había tenido la impresión de que debía de tratarse de una persona no particularmente interesante (o, literalmente, sin mucho que decir).

Falso. Jovovich convirtió su entrevista en The Late Late Show with Craig Ferguson, un programa siempre dedicado a la acumulación de bromas vacuas y banales, en una conversación breve pero desconcertante sobre literatura: habló de su fascinación por Bulgakov (Jovovich nació en Kiev); de las similitudes del aliento épico entre la literatura rusa y la novela del realismo hispanoamericano, su otro terreno favorito; y, en particular, sobre los parecidos entre la literatura folkórica rusa y el realismo mágico al estilo de Gabriel García Márquez. En algún momento preguntó si era apropiado hablar de esas cosas en un show de entretenimiento: el animador y el público le pidieron que siguiera.

¿Y Bruce Willis? Dijo, repitiendo lo declarado en una entrevista impresa esta misma semana, que la mejor forma de acabar con el problema del narcotráfico (y salvar con ello a la juventud de los Estados Unidos) era hacer algo muy sencillo: invadir Colombia. (También afirmó que para detener el terrorismo mundial debía hacerse "whatever it takes": lo que sea). Las respuestas en Colombia han sido inmediatas.

No sé ustedes, pero yo tengo la impresión de que Jovovich, anoche, hizo bastante más que Willis por "salvar a la juventud de los Estados Unidos".

En seis años que llevo viviendo en Estados Unidos, esta es (lo juro) la primera vez en que veo a alguien dejar en claro, en la televisión, y frente a una audiencia popular, cuál es la importancia de la formación, la educación, la lectura en general y la literatura en particular, para comprender las afinidades (y, por tanto, las posibilidades de convivencia) entre culturas diversas del mundo.

Lo curioso es que Jovovich y Willis parecieron resumir muy bien las dos grandes opciones de Estados Unidos frente al resto del planeta en los años futuros: o empiezan a entenderlo y estimarlo, o lo invaden todo de una vez y adiós.

Imagen: ¿matar o rescatar a las mariposas amarillas? (Fotomontaje: gfp).

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