11.4.06

Los padrinos y la carta robada


Mario Puzo
bautizó al capo de El padrino con el nombre de Vito por Vito Genovese, y el apellido Corleone en dudoso homenaje a la ciudad siciliana de ese nombre, célebre por albergar a la más atroz de las familias mafiosas y, hasta el día de hoy, servir de villa de retiro a las esposas de los capos encarcelados.

Al menos desde 1993, el capomafia Bernardo Provenzano ha sido el jefe de todos los jefes mafiosos, como Don Vito en la ficción, pero en la misma Sicilia. Aun desde mucho antes, desde 1963 para ser exactos, Provenzano vivió escondido de la policía, sin ser jamás detectado.

Hace un par de días (curiosamente, el mismo día de la derrota electoral de Silvio Berlusconi, para muchos su amigo y defensor), Provenzano fue capturado por la policía. ¿En dónde estuvo escondido los últimos cuarenta años? Pues, en su pueblo natal: Corleone. Un lugar demasiado evidente para resultar sospechoso. Difícil decir si Provenzano habrá leído El padrino. Al parecer sí leyó La carta robada de Edgar Alan Poe, el famoso relato del documento escondido en un tarjetero colgado de la pared, a la vista de quien quisiera mirar.


Así es. Los lugares más evidentes suelen ser magníficos escondites. Si no, que lo digan Fujimori, Humala y García: ¿adónde ir cuando a uno lo acusan de los más atroces crímenes? A Palacio de Gobierno. A esconderse en la cumbre, bajo los reflectores, a la vista de todo el mundo.

Imagen: de izquierda a derecha, Poe, Corleone y Provenzano. Fotomontaje: gfp.

2 comentarios:

Miguel Rivera dijo...

Imaginemos una novela policial pesadillezca en la que el detective da con el culpable, solo para descubrir que mientras él trabajaba para saber qué pasó, cuándo pasó, por qué y cómo pasó, el culpable trabajaba para ser elegido jefe de la policía, fiscal de la nación, o algo así, con lo cual resulta que nuestro protagonista es promovido Homicidios en Lima a Archivo en Huancayo.

Anónimo dijo...

(...)"That of course; and when we had absolutely completed every particle of the furniture in this way, then we examined the house itself. We divided its entire surface into compartments, which we numbered, so that none might be missed; then we scrutinized each individual square inch throughout the premises, including the two houses immediately adjoining, with the microscope, as before."(...)

Pero los asesinos están allí, a vista y -sobre todo- paciencia de todos...

Tal vez sea que tenemos una venda en los ojos del tamaño de sus delitos...

Muy buen post.

Saludos.