Entre las decenas de autores que han enviado muestras de su trabajo a Quipu, ninguno ha sido más joven que Jorge Ávila Chávez, un limeño de apenas diecisiete años, aún en el colegio, que un año atrás terminó de escribir una novela concebida ya cuando tenía apenas catorce.
La novela lleva el título de Mnemósine, el nombre de la diosa griega de la memoria a la que el prerrafaelista Dante Gabriel Rossetti diera rostro definitivo en la segunda mitad del siglo diecinueve (el rostro que ilustra este post, por cierto).
El texto está dividido en treintiséis partes, que Jorge no quiere llamar ni capítulos ni acápites ni nada perecido, pues dice que en verdad son "híbridos de capítulo y cuento", y prefiere llamarlos"avatares".
El último avatar, nos cuenta Jorge, es un experimento dramático de tono surreal, mientras que los demás, que conducen a él, son mixturas de muchos géneros, narradas en diversos estilos y a través de varias voces.
No sé si Jorge sea el llamado a escribir en un futuro la novela outsider, extratradicional y pretercomercial, que parecía reclamar Rodrigo Quijano hace unas semanas (tema al que se han referido Abelardo Oquendo y Paolo de Lima en relación con un texto inédito de mi arequipeño y peleón amigo César Gutiérrez).
Lo que sí me queda claro es que, con estos fragmentos de Mnemósine, Luis Hernán Castañeda, Edwin Chávez, Daniel Alarcón, Ezio Neyra y nuestros demás autores jovencísimos pasan casi oficialmente a ser miembros de la penúltima generación de las letras peruanas...
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4 comentarios:
En el mundo de la literatura, poco se sabe acerca de lo que es realmente el éxito. Muchos escritores han muerto anónimos (tal vez los mejores), lo que no quiere decir que fueron un fracaso; y otros han salido a la luz de la sensacionalidad y, como bien expresaba Monterroso, han sido consumidos por la fama, lo que ocasionaba que la Literatura un poco que se distorsionaba. (Se cree, por ejemplo, que Da Vinci Code es Literatura.
Pocos han podido sobrellevar la fama y la pureza literaria inherente al escritor famoso. Pero en fin, poco, desde luego, se sabe sobre esta hermosa manera de vivir y poco se ha dicho de ella, pese a los millares de escritores que han vivido intentado decirlo todo. Ahora, es posible que en el Perú esté naciendo, como lo expresa el señor Faverón, una nueva generación de escritores. Me alegra que exista gente para esta generación y gente que la haga de propulsores, como es el caso de Quipu y su fundador. Un abrazo a Faverón y otro al joven talento Ávila.
En el mundo de la Literatura poco se sabe sobre lo que es realmente el éxito. Muchos autores han nacido y muerto anónimos, inéditos, sin que nadie sepa que eran escritores (algunos tal vez pudieron cambiar el rumbo actual de nuestras letras), lo que no significaba, en el mejor de los casos, que estos autores eran fracasados, simplemente no tenían oportunidad en el mercado literario. Otros, por el contrario, escribieron y se encontraron (bajo variables de gran esfuerzo, muchos de ellos) con la fama, lo que no significaba que sea malo. EN ambos caso se podría decir que el escritor tuvo éxito. Todo depende de la visión que tenga el escritor y lo que anhela alcanzar de la Literatura: Que sea el medio para alcanzar una cosa, o sea el fin para converirla en un modo de vida. Pero ambas cosas influyen, de modo decisivo en el movimiento de cada letra puesta con arte en un papel.
Se necesita de dos elementos para que la Literatura peruana pueda ingresar a una nueva generación -obviamente con escritores jóvenes-. Uno de esos elementos lo constituye el autor, ya que sin éste no se podría tener la Literatura, por ejemplo, el joven escritor Ávila. El otro elemento lo constituye la(s) persona(s) que están dispuestas a publicar o difundir las nuevas propuestas litararias, por ejemplo, el Señor Faverón, con su propuesta Quipu. A ellos dos, en esta oportunidad, un abrazo y una felicitación.
Me vas a disculpar, pero trato de ser honesto, he leído los fragmentos del tal cesar gutierrez, y del chico éste que ha dejado su post más arriba, y para mí son una total y absoluta perdida de tiempo, para nada artisticos, reitero es mi opinión personal, será por que yo aprecio el arte de un modo distinto, eso no lo sé, pero es lo que pienso, llano y honesto, hasta ahora no veo un Oquendo de Amat por ejemplo, y ultimamente ya estoy harto de replícas canallas de Borges.
"El chico este" se llama Jorge Avila Chavez, a quien, es evidente, le sobra el tiempo y no le falta talento ni vocacion para llegar a ser un verdadero artista. (Patetica esta gente q deja comentarios solo para bajar morales, en aras de una supuesta honestidad.)
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