Marco Sifuentes, aprendiz de intrigante, ha hablado de una mafia, de una argolla, la argolla de los regios, que lo controla todo con su poder. Ha dicho que un miembro de esa argolla ha plagiado a los periodistas de cierta empresa.
Le ha temblado todo antes de mencionar un solo nombre propio, con lo cual no ha hecho sino embarrar indiscriminadamente a muchos. También ha dicho que la empresa está evaluando si entabla una demanda judicial contra el supuesto plagiario.
Todos sabemos que cuando uno de estos cazafantasmas, que gustan de ver mafias en todas partes, habla del poder de los que suelen llamar "regios", se refiere a un poder debido a sus conexiones con dos o tres medios, sobre todo con El Comercio.
Por eso se me ocurre decir lo siguiente: ojalá no resulte que la empresa afectada por el supuesto plagio sea, precisamente, El Comercio. Ojalá no vaya a ser que el supuesto "argollero" sea un escritor y periodista en el que nadie piensa cuando se habla de ese supuesto grupo de poder (nadie excepto Sifuentes, claro está).
Y ojalá no se dé el caso de que, cuando Sifuentes dice que esa persona es parte de la "argolla regia", lo haga no porque tenga ninguna prueba, sino únicamente por racismo: por ser el supuesto plagiario un hombre blanco de clase media.
Porque si al final resulta que el supuesto plagiario no es ninguno de aquellos sobre los cuales Sifuentes ha tejido su intriga, y si resulta además que la empresa perjudicada, la dueña de todos los derechos de autor de los textos supuestamente plagiados, es El Comercio (la empresa con la cual yo colaboro, dicho sea de paso), entonces, el señor Sifuentes va a tener que pedir una disculpa más grande que su torpeza y más sonora que su falta de ética.
Imagen: ¿Y quién es ésa? Pues, Lady Macbeth, modelo de intrigante. Sus imitadores chicha le quedan chiquitos.
25.7.06
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